Para su sorpresa Alexander no se inmutó cuando Sebastián le llamó, no podía oír nada en su estado tan alterado.
Inari también bajó del coche, miró a Sebastián.
—Qué le pasa a tu hermano?
—No lo sé.
Sebastián se acercó a él.
—Alex qué pasa?
Seguía sin haber respuesta, Sebastián miró a Inari sin saber qué hacer. Ella se acercó a Alexander, al ser ella Alf quizás podría hacer algo para comunicarse con él.
Se puso en frente de Alexander expulsó sus feromonas para que la notara, él percibió sus feromonas y por fin se dió cuenta que no estaba solo.
—Inari?
Ella suspiró aliviada de que Alexander la reconociera.
—Qué ha pasado, qué estás haciendo aquí?
—Sam.
Toc Toc.Sebastián se levantó de su cama para abrir la puerta, al hacerlo se topó con Inari en la puerta.Cuando ella le vió dijo.—Ya está todo en orden, nadie sospechará lo que le pasó a Sam.Sebastián asintió, luego abrió aún más la puerta para que Inari entrara en la habitación para pensar en un plan para salvar a Sam.Hace unas horas en otra parte de Japón, los secuestradores de Sam condujeron el coche durante unas horas hasta llegar a Kyoto. Ahí tenían aliados y un lugar dónde quedarse sin ningún problema.Sam seguía inconsciente dentro del coche en su forma de lobo.Al estacionar el coche uno de los extraños cargó a Sam en brazos, le llevó en un almacén abandonado que tenía una enorme cueva bajo la tierra.Esa cueva era su territorio, de esa manera c
Esa luz era del amanecer, lo que significaba que la salida estaba cerca. Cuando por fin llegó a la salida puso una pata en la entrada, y al intentar poner otra para huir un lobo se acercó a él, le agarró la pata con sus dientes y le empujó con fuerza en una dura roca que había bajo tierra cerca de la entrada.Sam gritó de dolor al sentir cómo la roca le lastimaba la espalda, quedó noqueado y cayó al suelo después de chocar con la roca, vió cómo el lobo que le empujó sonreía como si se estuviera divirtiendo.Él seguía intentando huir arrastrando su lastimado cuerpo, queriendo llegar a la salida para volver con su gente.Otros lobos se acercaron a él y le miraron.—Vaya que eres testarudo, no podrás salir de aquí.Un dolor agudo empezó a molestar a Sam en su abultado vientre, temía que sus hij
Sam volvió a estar en alerta cuando vió que se estaban acercando otra vez con una jeringa, puso resistencia pateando con sus patas pese a su escasa fuerza.De nada sirvió tanto forcejeo porque Sam ya no tenía fuerzas para seguir, no había podido dormir ni comer en su estado, sufrió golpes y emociones fuertes, algo contraproducente para su embarazo.—Agárrenlo fuerte o volverá a hacer de las suyas.Agarraron sus patas para que no pateara, su boca para que no volviera a morder y su cuello para que le pudieran pinchar.Cuando Sam sintió cómo le agarraban con fuerza quiso defenderse pero no podía moverse, el agarre era demasiado fuerte.El jefe por fin se acercó a Sam, le mostró una sonrisa satisfactoria. Le agarró su peludo cuello y le pinchó.Sam gritó y aulló mientras forcejeaba, las lágrimas volvieron a caer.
El jefe estaba desconcertado por todo lo que había oído, por una parte el otro tenía razón pero aún desconfiaba y no estaba seguro.Como el que le estaba explicando las razones se dió cuenta que el jefe todavía no estaba del todo convencido, decidió echarle más leña.—Qué crees que pasará cuando Fenrir se entere que el hijo que tuvo con Zander está vivo y no muerto? Se alegrará. Y si eso no te convence podemos hacer que nos dé su palabra que nos dejará ir si se lo entregamos, no olvides que pese a todo Fenrir es un lobo de palabra.—Déjame pensarlo.—Está bien, pero no te demores tanto porque el Omega parece estar a punto de dar a luz.Después de decir esa palabras él se fue a donde estaba Sam y dejó al jefe pensando en su decisión.Por otra parte Alexander volvió e
Inari seguía con la cara pálida, deseaba poder encontrar a Sam antes de que Eva se enterara de todo.Una hora más tarde después de la llamada que recibió de parte de Eva, volvió a sonar el móvil.Todos se volvieron a poner alerta cuando oyeron el tono del móvil, cuando Inari vió la pantalla suspiró aliviada de que esta vez fuera la llamada que estaba esperando. Pulsó el botón verde y contestó.—Aló.—Encontramos lo que estabas buscando, acabo de enviarte algunas fotos y la dirección exacta a tu correo.Ella sonrió e hizo una reverencia agradeciendo.—Se lo agradezco mucho.—No hay de qué.Inari colgó el teléfono después de finalizar la llamada.Alexander ya no pudo aguantar más, se acercó de repente poniéndose en frente de Inari y grit&oac
Fue lo único que el dolor le pudo haber dejado expresar.El segundo al mando chasqueó los dientes.—Que todos se transformen vamos a buscar al omega, y tú más te vale que le encontremos o te arrepentirás.Todos se desnudaron salieron del escondite y se transformaron cuando estuvieron fuera, y comenzaron a seguir a Sam siguiendo el rastro de sus feromonas que aún estaba fresca.Sam salió del escondite y fue corriendo sin rumbo.Estaba en medio de la carretera sin zapatos, aguantando el frío de la mañana en pleno invierno.Más tarde Inari y compañía llegaron al escondite, pero Sam ya no estaba, menos los secuestradores. Al único que encontraron fue al informante.Cuando Alexander le vió explotó de ira, le agarró del cuello asfixiándole mientras le interrogaba.—Dónde tenéis a Sam?
Si seguía de esa forma de seguro pondría en peligro su embarazo, por lo que optó por descansar unos minutos.Construido el refugio, se puso bajo los árboles y hojas protegiéndose de la nieve que no paraba de caer. Se acurrucó bajo el lugar en su forma de lobo, con su enorme pelaje conseguía entrar en calor.Aunque él estaba descansado bajo ese lugar, todavía estaba alerta por si alguien aparecía. No se podía permitir el lujo de dormirse, sus ojos, oídos y olfato estaban alerta para cualquier imprevisto, o intruso.Inconscientemente Sam expulsó el mismo hilo rojo de la vez pasada, se sentía indefenso y quería que su alfa les encontrará y protegiera.Al mismo tiempo en otro lugar, los secuestradores se separaron siguiendo el rastro de Sam.Ahora que estaba nevando y había mucho viento, su aroma se estaba dispersando. Si segu&ia
El jefe se dió cuenta de la carga pesada que tenía Alexander y decidió aprovecharlo.—De verdad crees que estás en posición de amenazarnos? Tenemos a tu omega, y en su vientre está tu hijo. Cualquier movimiento inadecuado de tu parte puede acabar en desgracia.Alexander estaba inquieto, no sabía cómo iba a poder luchar contra los agresores si su familia estaba en medio.Sam seguía derramando lágrimas,llorando como una magdalena en silencio. Ni si quiera podía hablar, el miedo y la preocupación le paralizaba.El jefe miró a los que sostenían a Sam, diciéndoles con la mirada que no le dejaran escapar.Si Sam acababa en manos de su alfa sería la perdición de todos, él ni si quiera sabía que su jefe había ido a la frontera como garantía.Con su habilidad telepática llamó a otros lo