El jefe se dió cuenta de la carga pesada que tenía Alexander y decidió aprovecharlo.
—De verdad crees que estás en posición de amenazarnos? Tenemos a tu omega, y en su vientre está tu hijo. Cualquier movimiento inadecuado de tu parte puede acabar en desgracia.
Alexander estaba inquieto, no sabía cómo iba a poder luchar contra los agresores si su familia estaba en medio.
Sam seguía derramando lágrimas,llorando como una magdalena en silencio. Ni si quiera podía hablar, el miedo y la preocupación le paralizaba.
El jefe miró a los que sostenían a Sam, diciéndoles con la mirada que no le dejaran escapar.
Si Sam acababa en manos de su alfa sería la perdición de todos, él ni si quiera sabía que su jefe había ido a la frontera como garantía.
Con su habilidad telepática llamó a otros lo
El jefe asintió con los ojos cerrados, y cuando los abrió todos ellos se abalanzaron sobre Alexander que seguía sosteniendo a su omega.Alexander dejó de agarrar a Sam y le puso bajo su enorme cuerpo protegiéndole de todo peligro.Como Sam estaba siendo protegido por su alfa, Alexander acabó recibiendo las mordidas de los enemigos.Sam no se dió cuenta del daño que había recibido Alexander hasta que vió cómo sangre estaba ensuciando su pelaje negro, y en esas heridas había un color verdoso que salían de los dientes de sus agresores.Sam derramó lágrimas con los ojos abiertos mientras movía su cabeza en el pelaje de su alfa, quería saber qué le pasaba o si estaba vivo.Alexander miró a Sam con una sonrisa.—Todo está bien pequeño, te dije que os protegería.Sam asintió co
Sebastián se quedó sin hablar por la noticia que le acababa de dar Inari, sólo con imaginar lo que pasaría si Sam llegara a saber de su concepción o de sus padres biológicos le aterraba.Aunque Sam se caracterizaba por ser dulce y alegre esta noticia podría cambiarle por completo, eso sin contar los efectos que le provocaría su sangre Licaón.Si esa sangre ha llevado a Alexander a hacerle daño a alguien que amaba aunque no quisiera, qué efectos tendría en Sam?—Eva debe saber todo esto, si no actuamos rápido tendremos que enfrentarnos a otra guerra y hasta podríamos perder a Sam.Sebastián seguía en shock, por lo que no le prestó atención a las palabras de Inari.Ella le miró con preocupación.—S&
Cada vez que Sam repetía eso sus feromonas se volvían cada vez más intensas y siniestras, se levantaban con los ojos brillantes.Sus ojos estaban realizando cambios drásticos y rápidos.Primero se volvieron rojos, luego se volvieron negros.Miró al cielo, la nieve seguía cayendo y cuando bajó su cabeza se quedó parado ahí unos segundos.Todos los presentes hasta Hisoka y Sora que siguieron en su lucha notaron el cambio de Sam, no obstante pensaron que era Fenrir y no Sam.
Inari y Sebastián estaban alterados, todo esto se había descontrolado ellos sin poder hacer absolutamente nada.Los últimos miembros de la familia real estaban en peligro.—Ambos deben ser llevados a la frontera cuanto antes—gritó Inari.En ese momento Hisoka y Sora aparecieron, estaban eufóricos y sorprendidos. Tenían la respiración agitada y estaban sudados.Cuando vieron el estado en el que se encontraba Sam y Alexander quedaron helados.Sebastián les miró.—Ayúdenme a cargarlo, debe ser llevado a la frontera.Al ser Alexander demasiado grande, era muy difícil para él cargarle sólo, por lo que necesitaba ayuda.Ellos siguieron parados sin moverse, ni si quiera estaban atentos de lo que les estaba diciendo Sebastián.
El rostro de Eva se volvió más oscuro que antes, comenzó a expulsar feromonas tóxicas. Asfixiando así a los lobos que estaban cerca, menos a Inari y Zhi que eran alfas y eran capaces de aguantarlo por ahora.—Cómo te atreves a decirme que me calme cuando has condenado a tantos lobos, en especial a mi hijo?Cof Cof.Los que estaban respirando las feromonas de Eva no paraban de toser, movían su cuello con sus manos con fuerza, intentando conseguir oxígeno que casi no tenían.El rostro de cada uno se estaba poniendo como un tomate, se arañan la garganta mientras tosían sin parar. Algunos estaban derramando lágrimas y se estaban hinchando.Inari miró a Eva poniendo su mano hacia delante un poco hacia bajo.—Eva reprime tus feromonas por favor..tu hijo está bien...Ella no creyó sus palabras, ya la habían engañ
Diego se quedó sin palabras, no sabía cómo refutar eso. Él mismo estaba enamorado de Sam y no sabía cómo matar ese amor. Eva se limpió los ojos, se acercó a Sam e intentó levantarle. —Debes descansar, no le hace bien a tu embarazo. Sam se levantó del suelo aún muy confundido. —Madre...debo ir... Alex... Los ojos de Sam se volvieron a llenar de lágrimas, no sabía qué pasaba pero ese mal presentimiento le seguía carcomiendo por dentro. Las miradas que le echaban Inari y compañía tampoco le tranquilizaba. Eva le volvió a abrazar. —No puedes cruzar el portal en tu estado, estás muy delicado ahora. Sam se arrodilló y agarró los pies de su madre con los ojos llorosos. —Por favor madre...yo...yo debo...debo ir... Alex... Sam estaba tan nervioso que le era imposible decir una oración con normalidad, no paraba de temblar y de llorar. Diego ya no pudo ver más y salió de la habitación, le dolía ver
Inari suspiró de alivio. Dejó de arrodillarse y por volvió a su sitio, aunque aún era incapaz de levantar la cabeza.—Doctora Zhi cuánto cree que le haga efecto la inyección que le puso a mi hijo?Zhi dejó de fruncir su rostro y se la veía menos alterada y molesta.—Unas horas, porqué?Eva frunció el ceño y chasqueó los dientes, endureció su rostro. Ella se levantó de su asiento con el rostro sombrío.—Me llevaré a mi hijo de vuelta, parece que sólo yo puedo asegurar su seguridad.Ella miró con intensidad a Inari al decir las últimas palabras, era como si la estaba echando en cara lo que pasó.Zhi también se levantó intentando persuadirla.—No creo que sea prudente que viaje en este momento.—Y cuándo será prudente, cuando se
Ella se puso en marcha junto con la gente que vino con ella, estuvieron atendiendo las heridas de Alexander durante media hora. Hasta que ella salió de la habitación donde estaba Alexander y fue a donde estaba esperando Sebastián. Cuando Sebastián vió que Mei había salido de la habitación se levantó y se acercó a ella. —Mei Mei cómo está? Mei negó con la cabeza, tenía una cara sombría. —Hicimos todo lo que pudimos pero fue demasiado tarde, las mordidas que recibió tenían un tipo de veneno que desconocemos. Sebastián se quedó helado con los ojos muy abiertos, no sabía qué decir o qué hacer. —De verdad siento que no se pudiera hacer algo. Mei volvió a entrar en la habitación, cogió su maletín miró a su familia que se veían muy triste