CAPÍTULO 15: MIEDO A MORIR.El silencio que siguió a esa revelación fue aún más pesado que el anterior. Sintió cómo el suelo parecía abrirse bajo sus pies, y la desesperanza la envolvió con una fuerza implacable. No podía llorar, no podía gritar. Solo sentía un vacío absoluto, mientras la verdad de sus palabras comenzaba a filtrarse en su conciencia.―¿Ca- cáncer?—Sí —respondió Logan, como si fuera una sentencia.Adeline lo miró, esperando que dijera algo que pudiera desvanecer el peso en su pecho. Pero las siguientes palabras de Logan la hundieron aún más.—Ayer te hicieron varios análisis… y todo indica que tienes leucemia. Tu recuento de glóbulos blancos es extremadamente alto, lo que significa que la médula ósea está produciendo células inmaduras en exceso. Es un signo claro de leucemia, Ade.Su mundo se derrumbó en silencio. Cada palabra golpeaba con fuerza, pero ella no encontraba cómo reaccionar. El miedo, el dolor y la soledad la invadieron de golpe, como una ola inmensa que l
CAPITULO 16: ESCUDRIÑAR UN PASADO.El corazón de Adeline se detuvo por un segundo y su mente fue directo a lo peor.—Mi... mi abuelo...—Nos comunicamos para informarle que hay una cantidad considerable pendiente de pago por los servicios médicos del paciente 234 este mes. Hasta ahora, quien había estado cubriendo las facturas notificó la suspensión de este. Por lo que necesitamos que cubra el monto cuanto antes.Adeline sintió su cuerpo tensarse al escuchar esas palabras. Sabía que su padre estaba detrás de todo. Ahora, otro problema se sumaba a la lista interminable de obstáculos en su vida. Pero, aun así, tragó su angustia e intentó mantener la calma.—Yo... lo resolveré. Pero por favor, no dejen de tratar a mi abuelo. Él necesita atención médica constante —dijo, con un tono ansioso y tembloroso.La voz al otro lado respondió con frialdad:—Debe darse prisa, señora. Este es un hospital privado, y si no puede cubrir las facturas, tendremos que transferir al paciente a una instalació
CAPÍTULO 17: UN COMPRADOR.Adeline estaba sentada frente al gerente del banco, esperando una respuesta positiva, después de llorar toda la noche. A la mañana siguiente decidió que buscaría opciones, ella no iba a rendirse, pero lo que escuchó la hizo sentir que el mundo se derrumbaba a su alrededor.—Lo siento, señorita —dijo el gerente con un tono profesional y distante—. No podemos aprobar su solicitud de préstamo.Adeline sintió que la decepción y la ansiedad la inundaban de inmediato. Su voz se quebró cuando intentó insistir.—Pero… yo siempre he mantenido buenos números, nunca he solicitado un préstamo antes. Por favor… necesito el dinero. Pagaré cada centavo, lo prometo…El gerente la miró con indiferencia, como si sus palabras no tuvieran ningún peso.—Lamentablemente, su cuenta está bajo la administración de su padre. Él ha emitido una orden de cancelación de las tarjetas, y mientras esa instrucción esté vigente, no podemos proceder.Ella apretó las manos impotentes, tratando d
CAPÍTULO 18: ¡MI PRIMO! MANSIÓN WINCHESTER. —¡Dime, papá! —gritó Dayana—. ¿Por qué quieres que Adeline siga con Giovanni? Barlow permaneció en silencio, calculando con frialdad lo que podía y no podía revelar. Ni siquiera su hija debía conocer sus verdaderos motivos. Sin decir una palabra, se levantó con calma y caminó hacia el escritorio. Se sentó lentamente, dejando caer el peso de su presencia en la silla de cuero. —No es asunto tuyo —respondió finalmente, su voz fría y carente de emoción. Dayana apretó los dientes con fuerza. Colocó ambas manos sobre el escritorio, inclinándose hacia adelante, sus ojos penetrando los de su padre. —Lo que sea que te beneficie de la familia D’Angelo, yo puedo igualarlo. Barlow frunció el ceño, mostrando un atisbo de interés. Dayana lo notó y, casi de inmediato, sonrió con astucia. —Puedo conseguirte muchas cosas —continuó—. Te daré todo lo que quieras, siempre y cuando me apoyes en esto. ¿Eh? ¿Qué dices? ¿Qué es lo que quieres? Giovan
CAPÍTULO 19: QUIERO ESTAR CONTIGO.El auto se detuvo delante de la gran casa. Y Lucien le lanzó una última mirada a Adeline antes de hablar.—El dinero estará en tu cuenta lo más pronto posible.Adeline asintió bajando un poco la mirada.—Está bien, gracias —respondió ella, mientras tomaba la manija de la puerta. Sus dedos temblaban ligeramente por los nervios, por lo que no pudo abrirla.Lucien sonrió, con un toque de diversión en los ojos.—Permíteme.Se inclinó un poco hacia ella, y en ese breve instante, Adeline fue invadida por su aroma masculino y por la calidez que irradiaba su proximidad. Sintió cómo su corazón se aceleraba y tragó saliva, tratando de mantenerse calmada mientras él abría la puerta con facilidad.Lucien retrocedió apenas, y al levantar la vista, sus rostros quedaron peligrosamente cerca.—Ya está —murmuró con una sonrisa traviesa—, no te preocupes, es culpa del auto. Ya no los hacen como antes.Adeline se sonrojó aún más, incapaz de evitarlo, y Lucien volvió a s
CAPÍTULO 20: ¿DÓNDE Y CUÁNDO?Giovanni se dejó caer en el sofá de su departamento de soltero con un dolor de cabeza palpitante. Estaba hecho una mierda. Apestaba a alcohol, y para colmo, había tenido que llamar a su secretario porque su auto se quedó sin gasolina. Pero lo más sorprendente de todo fue que Adeline no le abrió la puerta en toda la noche.No importó cuántas veces llamó, gritó o golpeó la puerta. La condenada mujer no respondió ni se compadeció de sus dedos lastimados.¿Cómo era posible?Giovanni no podía entender el cambio en ella. Antes, Adeline siempre estaba ahí, esperando sus llamadas, pendiente de cada uno de sus movimientos, pero ahora... ahora parecía que lo había olvidado. Y eso lo hería de una forma que jamás admitiría. Se negaba a creer que lo hubiera dejado atrás tan rápido. ¿No lo amaba con locura?Él siempre había asumido que sería así.Era Giovanni D’Angelo, ¿cómo alguien se atrevía a olvidarlo?—Señor, traje el botiquín de primeros auxilios. Sus dedos se v
CAPÍTULO 21: MÉDICO NEGLIGENTE.La puerta del consultorio de Logan se abrió de golpe. Él alzó la mirada y se encontró con el rostro frío de Giovanni. De inmediato, se puso de pie.—No, no te molestes —se burló Giovanni—. Mejor quédate donde estás, porque después de lo que tenemos que hablar, seguramente querrás tener algo donde apoyarte.Logan entrecerró los ojos, devolviéndole la misma mirada gélida.—¿Qué quieres, Giovanni? —preguntó con una voz fría y directa, sin perder la calma.Giovanni no respondió, solo dejó caer un archivo sobre el escritorio de Logan.—Ábrelo, y sabrás por qué estoy aquí.Logan bajó la vista hacia la carpeta, la abrió lentamente y, al hacerlo, sintió cómo su sangre se helaba en las venas. Giovanni disfrutó de su reacción, con una sonrisa que no escondía su satisfacción.—Nadie es tan bueno del todo, ¿verdad? Y mucho menos los “medicuchos” que se disfrazan de santos —dijo Giovanni con desprecio, cruzando los brazos.Logan apretó los dedos contra las hojas, el
CAPÍTULO 22: DEMASIADO TARDE.Adeline respiró profundamente al salir del banco y miró a Lucien con gratitud.—Gracias, Lucien. De verdad… gracias por ayudarme.—No tienes que agradecerme nada —respondió él con una suave sonrisa, y sin pensarlo mucho, le acomodó un mechón de cabello que se había soltado.Adeline sintió cómo el rubor subía a sus mejillas y bajó la cabeza, avergonzada.—¿Necesitas ir a otra parte? —preguntó en voz baja.—No… yo… No quiero abusar de ti.Lucien negó con una sonrisa.—La verdad es que tenía una comida de negocios, pero la cancelé. Acabo de descubrir que me gusta pasar tiempo contigo.Ella lo miró sorprendida. Y él se inclinó un poco más y, con suavidad, volvió a acomodarle un mechón de cabello suelto.—No tengo nada más que hacer hoy… —le susurró—. Soy todo tuyo.El corazón de Adeline comenzó a latir con fuerza. Nerviosa, se apartó un poco.—Bueno, entonces… vamos.El auto avanzó en silencio hasta que Lucien, de repente, rompió la calma con una pregunta que