Diez de la mañana, Suite del Hotel Victoria al Norte de México…
Una mujer abrió poco a poco los ojos tratando de ajustarse a la luz que entraba por la ventana, ella parpadeó varias veces, tenía un fuerte dolor de cabeza, un sabor amargo en su boca y los labios resecos, al sentarse notó que no llevaba ropa, giró su mirada hacia el otro lado de la cama, tratando de recordar qué había sucedido, fue cuando se encontró un hombre dormido boca abajo desnudo.
Ella se asustó en el momento, empezó a hiperventilar, busco su ropa por el lugar, pero no había nada, ni siquiera la del hombre.
El hombre empezó a moverse, tenía el mismo estado que la mujer, trató de incorporarse apretando su cabeza. Con los ojos entrecerrados observó a la mujer a su lado. “¿Qué...?” Desorientado la reconoció, pero no el lugar.
Ella se levantó cubriéndose con una de las sábanas. Estaba a punto de hablar con el hombre en la cama sin embargo no tuvo oportunidad, la puerta se abrió, un joven estaba de pie mirándolos. Caminó lentamente hasta ellos mientras apretaba sus puños. Una chica más joven venía detrás, entró en silencio mirando a la pareja en la cama. Hizo un gesto de asombro y susurro. “Hermano… Ellos...” Se cubrió la boca guardando silencio.
El hombre que acababa de llegar ignoró a su hermana y sobresaltado bramó. “¡¿Cómo pudiste?!”. Gritó con todas sus fuerzas, su pecho subía y bajaba, la mujer empezó a negar con la cabeza. “No es lo que crees”. Ella intentó explicar.
El hombre furioso se acercó a ella tomándola del cuello, empezó a apretar con fuerza dejando marcas rojas en la piel. “¡¿No es lo que creo?!” Ella podía ver como los ojos del hombre ardían de furia. “¡Estás aquí desnuda con otro hombre! ¿¡Qué rayos me vas a explicar?!”.
Ella lloraba, le dolía el cuello, aunque mucho más era la angustia que sentía, las palabras se quedaban atoradas en su garganta sin poder salir, el hombre de la cama se levantó rápidamente amarrándose la sabana en la cintura, había buscado su ropa sin embargo no estaba por ningún lado. “¡La estas lastimando!”. Agarró el brazo del hombre para que soltara a la mujer que estaba perdiendo el aire.
Furioso el hombre de traje soltó a la mujer para irse contra el hombre semidesnudo propinándole un puñetazo con mucha fuerza, este cayó al suelo mareado, la mujer estaba muy asustada quiso intervenir para que no pelearan. “¡No!”. Ella intentaba tomar su mano, pero él la atrapó primero apretando su muñeca.
El hombre se burló. “¡Vas a defender a tu amante!”. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, ese odio se convirtió en mucho dolor. “¿Por qué me hiciste esto? Te amaba, lo di todo por ti”.
“Emanuel… Por favor…” Ella suplicante negaba. “Yo…no…” Las palabras se quedaron atoradas en su pecho, ella todavía estaba desconcertada por toda la situación. Trató de acercarse a él para calmarlo sin embargo la lanzó haciéndola caer y con un gran alarido se escuchó retumbar toda la habitación la voz del hombre. “¡No quiero volver a verte en toda mi vida!”. Ella abrió mucho los ojos, lo estaba perdiendo. “¡No! ¡Emanuel!”.
Emanuel salió de la habitación, la mujer que lo acompañaba la miró en silencio y salió detrás de Emanuel.
Asustada ella tomó la sábana que la cubría y salió para alcanzarlo, pero fue inútil, ya había subido al elevador. “¡Espera! ¡Emanuel!”. Se dejó caer al pie de las puertas cerradas llorando desconsolada, dos empleados la miraban en silencio hablaban en voz baja entre ellos juzgando toda la escena y el cómo estaba semidesnuda.
Años después…
En el norte de México, Monterrey.
Universidad Antulio Alarcón. Famosa en la ciudad por su equipo de fútbol americano y porristas, estos han traído a la escuela sin fin de premios y campeonatos, tienen el mejor plan de estudios y asociaciones con empresas de alto nivel, que contratan a los egresados inmediatamente después de graduarse.
El lugar es un gran complejo, se construyeron edificios modernos y elegantes con un toque de antigüedad, la escuela fue fundada por el señor Antulio hace ya más de 25 años y ha ido creciendo de acuerdo con las necesidades del alumnado y docentes. Ahora tiene una gran área que está formada por dormitorios, aulas, canchas deportivas y gimnasios entre otros edificios para la cultura y bellas artes.
Es otoño, estación del año cuando el equipo de los Centuriones entrena más duro, los juegos finales de la temporada están por llegar, en la mitad de la cancha se preparan para su próximo juego, vestidos con uniformes en naranja, negro y blanco, los miembros del equipo practican las jugadas que tenían como finalidad para ganar de nuevo el campeonato como en años anteriores, eran los mejores en todo el país y traían del extranjero muchos premios.
La gente los amaba, los fanáticos seguían cada movimiento de los jugadores comprando todo tipo de souvenir y camisetas cada temporada, los patrocinadores eran las mejores empresas nacionales, todos querían que pareciera en el uniforme el logo de su negocio.
Se escuchaba el rechinar de los tacos cuando corrían y frenaban para poder anotar, sus cuerpos sudados chocaban en cada jugada mientras el entrenador y su gente pensaban y buscaban estrategias para poder anotar a su contrincante.
No estaban solos, a la mitad de la cancha entrenaban también el equipo de las estrellas, eran las animadoras del equipo de los centuriones, también eran muy famosas y llegaban a traer premios de concursos internacionales.
Las estrellas eran comandadas por la capitana Grecia Medina, una mujer de 24 años, alta, delgada, de cabello castaño oscuro y piel blanca, sus ojos cafés vigilaban la cancha, había sido la encargada de traer premios por más de 5 años consecutivos, amaba su trabajo y se dedicaba a entrenar a todas las animadoras con mucha dedicación.
Ella desde la primera grada observaba con una mirada seria como la capitana Doris Valdez les remarcaba los pasos correctos a las estrellas, cada una y cada movimiento era examinado con cautela, cualquier detalle o mal paso era seguro que ella lo detectaba.
Las chicas en la cancha estaban concentradas en cada paso, en las cargadas y las indicaciones que gritaba la capitana.Ambos equipos tenían entrenamientos fuertes, también llevaban rigurosas dietas y muchas reglas, sin embargo, para las mujeres que pertenecían al equipo todavía era más duro, se necesitaba demasiado temple, fuerza, fortaleza y convicción, las aspirantes se preparaban muchos años antes, desde pequeñas debían tener las mejores calificaciones y un comportamiento adecuado para poder ser alumna de la universidad. Cuando eran aceptadas empezaban entrenamientos largos y cansados, donde llevaban clases extracurriculares, baile, ballet, canto, gimnasia entre otras disciplinas antes de querer ser parte o convertirse en una estrella de los Centuriones.Ya listas se inscriben en la audición de cada año, se hacían filas muy largas para poder tener la oportunidad de presentarte ante los encargados del equipo, desde la entrenadora, capitana, médicos especializados, los altos mandos
Jenni se asustó un poco por la reacción de su entrenadora. Grecia trató de calmar a su amiga y pensó un poco preguntando. “¿Es alguien de la universidad?”.Jenni afirmó.Indagando más siguió. “¿Es alguien del equipo?”. Esperaba una respuesta negativa, pero Jenni volvió a afirmar.Doris no podía creerlo. “Jenni ¿¡Cómo pudiste?! Se sabe que con los jugadores no se puede salir, está prohibido, firmaste un contrato”.Jenni sollozó. “Lo sé… Lo sé… Nos encontramos en una fiesta, hablamos y es muy guapo, yo solo… me enamore...”Doris se dejó caer en la silla. “¿Cómo se llama? ¿Quién es?”. Quería saber cuál de todos los idiotas la había engañado, a leguas se notaba que la chica era muy ingenua y fácil de engañar.Jenni lo pensó por unos segundos, pero bajó tímidamente su rostro.Suspirando largo Grecia con la mirada le pidió a Doris que se tranquilizara. “Ve a descansar, hablaremos con más calma mañana”.La chica salió de la oficina con pésimo ánimo.Doris estacionó el auto en el edificio don
Doris escuchó a su amiga, pero no podía creerlo. “¿Qué?”.Grecia siguió. “No es todo. Quiere que vivamos juntos… Me pidió que nos casemos”. Ella dijo eso último mostrando el anillo en su dedo.Inmediatamente Doris tomó la mano examinando el anillo. “¡Es muy bonito!”. Miró a su amiga. “¿Porque no estas feliz?” La interrogó. “¿No lo amas?”.Grecia suspiro largo. “No es eso… solo que me hubiera gustado que hablara conmigo primero… Nuestra relación era perfecta, él iba y venía, yo lo visitaba, estábamos bien”.“Han estado juntos bastante tiempo, Noa debe querer algo más serio, de verdad te ama Grecia”. Doris le recordó.Grecia sonrió pensativa. “Lo sé... Es solo que… Todo ha sido una gran noticia, es difícil de procesar”.Doris se levantó de su asiento. “Vamos a entrenar, te ayudará a despejarte, las chicas ya deben estar en el campo”.Grecia aceptó, levantándose, cuando iban por el pasillo, uno de los empleados la llamó desde lejos. “Señorita Medina, el señor Alarcón quiere verla en su o
Doris estaba inquieta al ver que la chica se unirá al equipo, ya tenía una idea de lo que pasaría. El entrenamiento siguió, Grecia le explicaba cómo trabajaba el equipo diariamente a Jimena y ella estaba atenta aprendiendo todo, algunas cosas no eran de su agrado y se molestaba, en otras inmediatamente mencionaba que serían removidas, fue una mañana tediosa y larga para Grecia.Al terminar Doris y Grecia se fueron a su oficina. Doris estaba exhausta. “¡No puedo creerlo! Esa chica es una …”Grecia estaba tranquila y observaba algunas fotos en una repisa, era de sus cinco años en la universidad. “Sabíamos que este día llegaría. Era solo cuestión de tiempo”.Doris resopló. “Pues sí, pero… No se… me imaginaba que por tu trabajo y trayectoria harían una excepción… Pensé que los directivos votarían para renovar tu contrato… no se algo… mágico pasaría al final”.Grecia negó con la cabeza burlándose de las ocurrencias de su amiga y se sentó en su escritorio. “Igual no pensaba quedarme”. Ella
Roció se armó de valor diciendo. “Yo… si deseo algo…y mucho”. Bajo la mirada tímida.Emanuel entendió. “Lo hablaremos en la noche”.Roció alzó su mirada con una gran sonrisa. “¿En serio?”.Emanuel afirmó. “Te veo en casa”.Roció subió al auto y Pamela la felicitaba por ser valiente. “Vez, Te dije que si te comunicas más con él la relación prosperará”.Roció asintió sobre lo que su concuña decía, pero no le importaba mucho, estaba muy feliz porque festejará su aniversario juntos.Pamela parloteaba. “Debes hacer algo casero y rico…mmmm. Y un buen vino”. Tuvo una idea. “¡Ah! Vamos al centro comercial, te llevaré a comprar lencería sexy”.Roció giró a ver a la mujer. “¿Qué? ¿Cómo crees? ¡Qué vergüenza!”.Pamela la regañó. “Roció a este paso lo perderás, su vida es tan monótona, debes ser atrevida para que él esté más interesado”.Roció no dijo ya nada, era cierto, aunque estaban casados la relación de ellos era muy insignificante, Emanuel estaba completamente ocupado con el negocio, a vec
Norte de México, Monterrey.Habían pasado dos semanas desde que Noa le pidió matrimonio a Grecia, todo se calmó y ella agradeció, sin embargo, la fecha prevista estaba por llegar, el fin de semana Noa seria presentado como el nuevo jugador de los Centuriones.Doris y Grecia estaban en el centro comercial buscando un vestido para la gala. “¿Te parece este?”. Grecia negó ante la prenda que su amiga le mostró. “Es muy llamativo”.Doris se molestó reclamando y haciendo movimientos exagerados burlándose. “Es la presentación de tu prometido, debes estar a la altura”.“Nadie sabe que es mi prometido ni quiero que lo sepan todavía”. Grecia informó encontrando un vestido gris plata y se lo midió encima finalizando. “No es buena idea decirlo, sé que él quiere ganarse su lugar con sus propios méritos, si damos la noticia y nos vinculan tendremos a la prensa encima”. “Cierto, debes esperar un mejor momento”. Doris estuvo de acuerdo.En la caja pagaron sus vestidos, en ese momento entró Jimena co
Grecia y Doris desde su asiento no dejaban de ver la escena, Noa caminaba y saludaba a la gente alrededor con una gran sonrisa, todos querían fotografiarse con el nuevo jugador, Jimena nunca lo soltó, estaba muy animada y se recargaba en Noa siempre que tenía oportunidad. Doris susurró. “Amiga… ¿Quieres que nos vayamos?”. Grecia negó con la cabeza, se levantó apresurada. “Vuelvo enseguida”. Ella pasó entre la gente. “Permiso”. Estaba ofuscada, su corazón latía muy rápido. Noa que la buscaba desde hace un tiempo la vio irse, alejó la mano de Jimena y amablemente le dijo. “M permites unos minutos”. Jimena no podía hacer una escena frente a él, pero estaba disgustada. “Está bien”. Noa siguió el camino por donde Grecia desapareció. Ella se miraba en el espejo del baño mientras otras mujeres entraban y salían, su conversación era acerca de la pareja. -Viste a Jimena y Noa. -Si, se ven tan bien juntos… -Son perfectos, parece que tienen algo… Se nota que se gustan… Grecia escuchab
Por la tarde Jimena visitó a su padre. “Estoy decidida papá, quiero a Noa para mí”. El señor Alarcón tenía curiosidad. “No crees que eres muy joven para eso”. Jimena defendió su sentir. “Es el indicado para mí, se convertirá en el mejor mariscal de campo del país y yo seré su futura esposa”. El hombre se río de las ocurrencias de su hija, se acercó dándole un abrazo. “Será como mi princesa quiere”. Noa apareció en la puerta de Grecia, ella dejó que entrara. “¿Por qué te fuiste de la fiesta?”. Preguntó Noa caminando por la sala. Grecia avanzó detrás de él, invitándolo a sentarse. “Estaba cansada”. Le explico. “Lo de anoche… el señor Alarcón me pidió que aceptara a su hija como acompañante, no pude negarme, espero no te hayas molestado”. Noa no quería malos entendidos con Grecia. Grecia lo escuchaba atenta. Él acortó la distancia tomando sus manos. “Todo lo que hago en este momento es para nosotros, es… solo… formalidades, pronto podremos estar juntos y decírselo a todos, estarem