Le cuento a Gaby, que cuando venía de niña, había una gaveta escondida en su buró, que siempre quería saber que guardaba allí. Pero nunca me dejó mirar. Me hace prometer que nos iremos temprano, a jugar un poco. Y que pasearé sin ropa delante de él, se le ha hecho una obsesión. Trato de oponerme, pero insiste que desea ver mi hermoso cuerpo. —No sé cuánto hace que no veo mis queridas tetas y mis adoradas pompis —dice Gaby y me río.—Ja, ja, ja…, eres un pervertido, ¿qué es eso de mis adoradas pompis y amadas tetas? Ja, ja, ja… Pero amor, mira ahora mi barriga es grande. Trato de escapar, pero dice que es mejor todavía, porque puede ver como va creciendo su bebé dentro de mí. Debe ser hermoso, ver como me crece la barriga todos los días un poco más, solo lo dejo tocarla, no la ve, y quiere hacerlo. Y me convence, le prometo que nos bañaremos juntos.—¿De veras Eve? ¿Nos bañaremos juntos? —pregunta incrédulo con una sonrisa que me desarma— ¡Sólo lo hemos hecho aquella mañana, despué
Me siento terrible, ¿cómo pude dejar sólo a mi pobre padre? Casi no escucho lo que me sigue diciendo mi suegro pensando en lo mal hijo que fui.—Sí, y es lo que temíamos. Fue cruelmente torturado —el corazón creo que se me detuvo al escuchar eso. Mi suegro me abraza por un momento y al separarnos, sigue diciendo. —Debe haberlo hecho un profesional, que apenas le dejó marca, pero sí pudimos comprobar que tenía drogas en su cuerpo. Una de ellas, le provocó espasmos musculares, y lo fue paralizando por completo hasta que murió. Tu padre fue asesinado.—¡Pobre papá, no tenía que haberlo dejado solo! —exclamo al punto de desmayarme—. ¿Qué vamos a hacer ahora? El detective Colombo me asegura de que ya está sobre la pista de quienes pudieron hacerle eso. Y le parece, que fue ordenado por los cuatro que están bajo investigación. Me tendrá informado. —Y no se preocupe Gabrie —dice tratando de aliviar mi culpa que debo tener reflejada en mi rostro—, los atraparemos. Me inclino agarrando mis
Al llegar al hospital, parqueamos y fuimos a su encuentro. Es verdad lo que dice Evelin, Salvatore es la viva imagen de mi suegro, solo que más joven.—Buenos días Salvatore, ¿listo para pincharnos? —saludo tratando de parecer normal.—Buenos días, señor Gabriel —contesta mi posible cuñado muy serio—. Sí, listo, no me gusta mucho, pero lo haré.—Eve, ¿vienes? —pregunto al ver que está embobada mirando a su posible hermano en lo que rezo que lo sea, porque los celos me están comiendo.—No Gaby, voy con papá a la cafetería, tengo hambre —rechaza y se prende del brazo de mi suegro—. Después, nos reunimos con ustedes en el laboratorio.—Está bien, Eve —acepto enseguida porque ese embarazo le da mucha hambre, mejor que se alimente. Mi suegro interviene y me dice muy serio que luego necesita hablar conmigo, a lo cual acepto sabiendo que se trata de mi pobre padre. A ver si agarramos a esos desalmados. —De acuerdo, señor Rossi, nos podemos reunir al terminar de extraerse sangre en el lab
Me acerco despacio con mi mirada fulminándola del odio que estoy sintiendo en estos momentos, ella da un paso atrás al verme. Llego y le digo que si mi padre hubiera querido separarnos de esa manera, lo hubiera hecho mucho antes de llegar a la boda que pagó con su dinero todos los caprichos que a ella se le ocurrió pedir. Y sigo atacando furioso —¿Te piensas que soy estúpido? —Agrego a punto de perder el control—. ¡Sé muy bien, que me engañabas con cuantos te pasaban por delante! ¡Y te reías de mí, en mi cara, haciéndote la santa y pura, sin dejarme tocarte, mientras me hacías gastar miles en ti! Salvatore que ha estado escuchando todo sin intervenir lo hace ahora. Se pone de pie y avanza también molesto a su encuentro y con una voz muy gruesa la agrede de igual manera.—María, ¿era él, tu noviecito rico por el que me dejaste? — Se adelanta y le pregunta Salvatore. Mirna abre los ojos y comienza a negar con la cabeza en lo que retrocede ante los dos—. ¿Era Gabriel verdad? Giro mi
El miedo es esa sensación angustiosa, provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Un presentimiento en ocasiones, que lo puedes intuir o percibir. Se apodera de tu cuerpo, no te deja mover o actuar, y mucho menos pensar con raciocinio. Siento como mi corazón se acelera, miro sin ver. Tomo grandes bocanadas de aire, tratando de llenar mis pulmones de oxígeno. Cierro mis ojos, tratando de encontrar algo que me haga escapar de esta sensación de miedo a lo desconocido, a lo que puede suceder. Y a mi mente nublada, viene otra situación igual a esta, y una mirada perdida como la que tengo, en estos momentos.Retrospectiva.—Si, ¿dígame?—Gabriel, es papá —escucho la voz quebrada de mi padre y mi corazón dio un vuelco—. No te asustes hijo, pero tu madre tuvo un accidente.—¡¿Qué?! ¿Cuándo? ¿Está bien mamá? —pregunto asustado—Hijo, tienes que ser valiente —me pide pero su voz se quiebra de nuevo aunque trata de evitarlo, yo puedo percibirlo.—¡Papá! ¿Está bien mamá? — Grito
Momentos antes: Salgo empujado por mi suegro dejando a Salvatore junto a mi Evelin, no lo quiero hacer, pero casi me arrastra fuera de la habitación en lo que me resisto. —¡No quiero salir, Eve tiene que entenderme, yo nunca la traicionaría de esa manera! — digo tratando de zafarme del agarre de mi suegro que me lleva con él fuera de la habitación.—Gabriel hazme caso hijo, tú vas a ver que Salvatore le cuenta todo y ella te va a creer después —me dice él sin soltar mi brazo.— Pero señor Rossi, Eve y yo prometimos que nos escucharíamos primero antes de sacar conclusiones erróneas. Ella confía en mí —le explico sin dejar de ser llevado afuera sin que pueda hacer nada, mi suegro es mucho más fuerte que yo. Tampoco quiero pelear con él. Por lo que me empeño en convencerlo —. Evelin debe haber visto cuando yo la empujé lejos de mí a esa desgraciada.— Lo sé hijo, pero aun así —responde pero sin soltarme—. Con los miedos de Eve…, ya sabes.— Ella ha cambiado mucho, señor Rossi. Es otra
Por un momento, el mundo parece detenerse. Todo lo que puedo ver es a mi suegro, su rostro lleno de dolor, y todo lo que puedo sentir es un miedo paralizante, el pánico se apodera de mí, y amenaza con consumirme.—¡Eve…! No puedes dejarme, Evelin… —sale un rugido de mi pecho en lo que me desplomo.—¡No, no espera hijo, no es eso! —, enseguida me dice mi suegro y me obliga a levantarme —. Ella no ha muerto, es…, es…—¿Qué pasó entonces, señor Rossi? ¿Que tiene mi esposa? —pregunto apenas entre lágrimas — ¿Por qué me dijo que no puede hacer nada más y me pidió perdón? Mi suegro comienza a explicarme entre lágrimas también y muy nervioso que a Evelin le inyectaron una sustancia, que provoca aborto espontáneo ligado con otras, que no saben aún cuáles son. Pero que eso no es lo peor, Evelin es alérgica a esas sustancias. Hizo una reacción anafiláctica muy severa. Ya le pusieron antídotos, y le quitaron toda la piel afectada del brazo que empezó a descomponerse. Se detiene por un momento
Lo miro en silencio por un instante, viendo las emociones encontradas que tiene. Por un lado, ansía creer que lo que le dijo su madre es cierto, y al mismo tiempo desea que lo que dijo el señor Rossi también lo sea. Así mismo duda de que Evelin no lo haya olvidado en todos los años que dejaron de verse o relacionarse, pero teme creerse que no lo ha hecho, quiere ser su hermano y al mismo tiempo teme ilusionarse y que todo sea mentira. —¿Sabes por qué me puse celoso, cuando la vi colgada de tu brazo? —quiero que se convenza de que mi Eve en verdad lo aprecia, por eso le cuento de su problema—. Porque Eve, tiene un trauma, que no la deja acercarse a los chicos, solo conmigo no le pasaba, y ahora contigo.— ¿De veras? —Se asombra.— Sí, cuando tenía trece años el que era su novio, y su mejor amiga la traicionaron, después de eso, le bajó su autoestima, se cree muy fea y se aterroriza cuando se queda sola con un chico. Me observa como si no creyera eso, y lo entiendo. Evelin se le pre