Taron Julio—Maldición, te ves increíble. —Estoy acostado en mi litera mirando a Noel usando nada más que una banda digna de la ganadora de un concurso de belleza.Sus pequeños senos apenas contenidos, sus pezones rosados duros y apuntando hacia arriba con una gruesa banda blanca sobre el centro.—Eres la primera persona en la que pensé cuando lo vi en la tienda de fiestas.—Ojalá estuviera allí. —Ella desliza sus palmas por la caja torácica, ahuecando sus senos—. Quiero verte mientras te tocas.Ella me da un guiño travieso.—Es parte de mi malvado plan hacerte rogar por permiso.—En realidad —me siento hacia adelante, ajustando la erección en mis pantalones—. Por eso llamé. Finalmente nos van a mandar a una misión y tenemos la opción de tomar uno corto.El teléfono se cae y, por un minuto, la pantalla apunta para todos lados antes de que ella vuelva a aparecer. Se ha puesto la delgada camisola blanca sobre su hermoso cuerpo.—¿Vienes a casa? —Sus bonitos ojos color ámbar están lloros
TaronEl sudor cubre mi cuerpo. Estamos en un lugar tan caluroso que hace más calor que los días de verano en la bodega de duraznos.Un cobertizo. Estoy en el dosel de la oscuridad. Hojas resbaladizas nos rodean, pequeña cabaña hecha de bloques de ladrillo se esconde alrededor de maleza. Es mi trabajo probar la puerta. Tengo mi rifle listo y Patton está directamente frente a mí. Sawyer está cubriendo la parte de atrás de la casucha, me dirijo a través del frente, agachándome bajo las ventanas sin vidrios.Las señales del teléfono celular, las imágenes satelitales, las direcciones IP, todo nos llevó a este lugar. Semanas de imágenes granuladas de tortura, de ver a Marley siendo golpeado, atado a una silla. Estamos aquí para rescatarlo.Mi corazón late en mis oídos. Cualquiera podría estar al otro lado de esa puerta, es mi trabajo abrirla. Al llegar, veo a Noel en mi mente por última vez.Golpeo con fuerza la madera y retrocedo, permitiendo que los bloques de ladrillo protejan mi cuerpo
Está oscuro cuando llego a la dirección que Sawyer me envió un mensaje. Pasé el vuelo de tres horas retorciéndome las manos, preguntándome si mi hermano me iba a dar lo que le pedí.Dijo que debería esperar, pero es lo último que tengo la intención de hacer. Estoy enojada con él por dejar que Taron me diera la espalda así. Se supone que debería estar de mi lado, como el protector hermano mayor. En cambio, no me dijo nada más al entregarme la carta.Estoy furiosa con ambos por actuar como si no fuera lo suficientemente fuerte como para manejar lo que pueda pasar. Como si no hubiera sacrificado estos últimos casi dos años.Ahora, de pie en el vestíbulo del lujoso edificio, espero a que se abran las puertas plateadas. Mi hermano dijo que Taron vive con Marley. Patton los acomodó para que tomaran trabajos en la empresa de bienes raíces comerciales de su padre y los instaló en un apartamento.Nada de eso tiene sentido. Taron dijo que creció sin nada, el único hijo de una madre soltera que
Nuestros pechos se deslizan juntos, sudor y calor y cientos de noches de necesidad. Mis pechos rebotan, él atrapa uno, guiándolo hacia su boca y besando mi pezón duro.Mi cabeza cae hacia atrás y gimo ruidosamente.—Taron… sí… —Mis caderas se mueven hacia adelante cuando se rompe mi orgasmo, retumbando en mis entrañas.Me estremezco y me levanto, envolviendo mis brazos alrededor de él, besando desde su cuello hasta su mejilla, mis manos enredadas en su cabello. Él continúa meciéndome un poco más, acercándome, enterrándose hasta la empuñadura, gimiendo, llenándome profundamente.Estamos jadeando, envueltos en los brazos del otro, resbaladizos por el sudor y brillando en el resplandor crepuscular. Mientras se desliza más alto en la cama, me abraza contra él y me acurruca en sus brazos mientras nos deslizamos entre las sábanas.Me doy cuenta de que su cama no está hecha.—¿Te desperté? —Mi voz es tranquila, más alta que la deél.Respira brevemente y sacude la cabeza.—No estaba durmiend
NoelRéplicasMe siento en la silla frente a mi ventana. Akela pone su cabeza en mi regazo, pero no levanto la mano. El tornado ha pasado por dentro, pero está en silencio.No hay sobrevivientes.Así que se deja caer al suelo a mis pies, esperando como una esfinge, con los ojos fijos en la ventana por donde él ha venido, protegiéndome como si supiera que no estoy aquí.Dentro de mi pecho, el camino de la destrucción es de kilómetros de ancho, astillado por todas partes, escrito por su mano, con sus palabras. No puedo sentir los latidos de mi corazón, sólo han quedado añicos. Una estepa seca donde mis sueños una vez se volvieron verdes y prósperos.Vacío.Devastado y desgarrado.El sol todavía sale, brillando a través de mis ventanas como si nada ocurriera, como si el mundo hubiera olvidado lo que una vez floreció aquí. Me queda desvanecerme como una casa cubierta de enredaderas y sombras, mejores cosas para pensar, cosas más felices para ver.Por dentro hay silencio.Mi hermano viene
Sawyer y yo enviamos correos electrónicos ocasionalmente. Charlamos sobre nuestras vidas y a propósito no pregunto por ella. No quiero saber si ella siguió mis órdenes, no quiero saber que otro hombre la ama.Soy un gilipollas egoísta, lo sé.—Creo que un cambio de escenario te haría bien. Me siento cómoda dándote de alta. Tienes mi número si necesitas hablar.—Gracias, doc. Por todo.Ella se levanta, y yo tomo su mano extendida, estrechándola con la mía. Siento que me estoy graduando de nuevo, como si debiera obtener un certificado o algo que pueda poner en un marco.Lentamente cruzamos su impecable oficina hasta la puerta.—No hablamos sobre el sueño. ¿Aún lo tienes?Mis hombros se tensan. No es un sueño, más bien es una pesadilla. Una adolescente que yacía muerta en el piso de una casucha, con los ojos verdes mirando a la nada, mi bala atravesando su pecho.Ninguna cantidad de drogas podría matar ese dolor. Es un pecado por el cual nunca encontraré la absolución.—A veces, ocasiona
TaronLa oficina de Patton es mi última parada antes de salir de la ciudad.Se sienta detrás de su enorme escritorio de caoba vestido de pies a cabeza de Armani, cada vez más irritado con cada una de mis palabras. De hecho, he visto a hombres mayores que yo sudar bajo la mirada intimidante de Patton Fletcher.Pero no soy uno de esos.Le doy las buenas noticias primero.—El contrato de Dubai llegó durante la noche. Sandra ya se ha encargado de archivar todo en el sistema.La gerente de nuestra oficina, Sandra, ya sabe lo que viene. Predijo un terremoto, pero Patton y yo nos conocemos desde hace demasiado tiempo.—¿Por qué siento que me vas a salir con algo más? —Se inclina hacia atrás, cruzando un tobillo sobre su rodilla.—Porque eres bueno en lo que haces. —Me muevo en la silla de cuero, tratando de mantener el ánimo ligero—. Es mi último día, Patton. Hablé con Sawyer y renuncio a partir de…Se levanta de su silla, claramente irritado.—No vas a ninguna parte. No acepto tu renuncia.
Me vuelvo hacia ella y se me hace un nudo en la garganta.Todo el aire parece ser sacado de la habitación mientras la miro, ella tiene unos ojos aguamarina imposibles de no reconocer. Están bordeados de pestañas gruesas y su cabello es rubio dorado, al igual que el de mi madre.Extendiendo la mano, sostengo la pared, tratando de detener el ataque de emoción. Esta niña, las palabras de Remi dan vueltas en mi cabeza. Debe tener seis años.Seis años…Mis ojos vuelven a Noel, ella está de pie, con la caja de cartón en sus manos, sus ojos ámbar abiertos de par en par.—¿Ella es…? —Mi voz se rompe al terminar la frase.Sus labios carnosos se separan como si fuera a hablar. En cambio, su barbilla se inclina ligeramente en un movimiento de cabeza.Doy un paso atrás, agarro la manija de la puerta y bajo los escalones. Necesito recuperar el aliento. Necesito procesar esto.Las imágenes de la noche en que ella vino a mí hace tantos años se estrellan en mi cabeza. Estaba tan roto, tan jodido y dr