NOTA: Hice mención de un chico llamado Niccolò Rossi en la anterior novela, aquí narraré su historia de amor. Declaro que es una Novela Independiente de Romance. ...No creyó que vivir bajo el mismo techo que un taciturno y peculiar joven le cambiaría la vida. Niccolò Rossi, su nuevo compañero de piso solía ser retraído, lejano y hermético. Y, ella estaba ahí, atraída por el muchacho que suponía, encerraba en silencio incontables gritos; su misterio favorito, sin pistas, pero le era suficiente con verlo y atrapar una hipótesis para continuar indagando hasta el atino.(...) No vi solo a un joven hipocondriaco, mortificado y, extraviado en el túnel de diversos problemas: ansiedad y depresión.Era él, tan distinto y especial. En complicidad con la melodía acariciando mis oídos me encontré parada en el umbral; desdibujado el trecho negro y el silencio agrietado, la estancia fue invadida por la magia de sus dedos precisos y danzantes sobre el piano. La pieza caló en mi ser, el caos se
El dolor corre en la tinta compitiendo en la mente con insidiosos y rumiantes pensamientos que me hace increpar contra mí, contra todos. Respirar, una labor titánica, coloniza la furtiva desesperación y la aplasta aventando lo mellado que estoy al fondo infame, mis cierres forzados. A final de cuentas la desolación es asfixia, a su vez, la decadencia trae a su amigo, el pánico desmedido. Dejo caer el plumín en un rebote absurdo como el eco de mis temores, pero caigo con él acobardado con la procesión atravesando las fosas de mi alma. Siempre que al espejo me veo la cara de cuaresma se mofa, termino riendo con él de mi propio reflejo, de lo mal que me siento a menudo incluso con el sol dando en la persiana. «¿Qué tan destruído me palpo, que tan perturbado y enfermo estoy?» La respuesta desmedida es tan real y mentirosa que en partes iguales me devora. Aterrorizado con mil palpitaciones, dolores musculares frecuentes, he aquí el resultado: la hipocondría, mis ansiedades ilimitadas, a
Amigos—Clara Briscoe—...—No, no y no mamá. —me quejo por milésima vez, dado que sigue con la ferviente idea de que comparta un lugar con un chico. «¡¿Qué clase de madre pide eso?!»Pero no, ella hasta lo exige. Ahora que está en la cúspide de su carrera, que un excelente empleo en Roma la espera... no pudiendo negarse a ocupar un cargo importante en la compañía farmacéutica europea, se olvida de mí, dándome una solución poco convencional, nada habitual viniendo de madre a hija. Aunque ella nunca ha sido la madre corriente, la que todos idealizan; más bien, una progenitora dura, antes de... y ahora sigue siendo una roca. —Clara Jasmine no creo que puedas pagar un apartamento, ni el sitio más barato con ese empleo que tienes. —da su razón, sonando despectiva, yo entorno los ojos, tengo errática la respiración y mi cara arde por la molestia. —Es que no tienes derecho mamá. No iré a vivir con un desconocido. —me cruzo de brazos, renuente y desafiando a esa mujer con la mirada inye
—Ni siquiera sé dónde vive ese fulano Nicolás. —mascullo por lo bajo, dejándome vencer. La indigencia no está en mis planes y mis amigos no entran en las opciones de supervivencia, ambos viven aún con sus padres, temo que estoy atada a lo que ella ha decidido. —Niccolò, se llama Niccolò —corrige con cierto fastidio por mi ignorancia, arrugo el ceño, que nombre tan raro, no dejo de pensar en la extrañeza del susodicho —. Es Italiano. —¿Por qué no me lo dijiste antes? —Y lo hice, ayer. La dirección te la dejaré en un texto. —No podría ser peor, vivir con un chico y la barrera de la cultura e idioma. —sonrío forzada. —Adiós, Clara. No hagas estupideces, te llamaré si tengo tiempo, me voy, no perderé el vuelo por tu culpa. —añade dándome un beso en la frente, una ligera presión más hipócrita que la de Judas. —Mejor no lo hagas. Como un bólido se va, tirando de su valija. Paso en un acto rudo el dorso de la mano por mi frente quitándole la hipócrita marca de sus labios piñón a mi pi
El Beso Robado...La música está devorando mi audición, pero el alto volumen es de mi agrado; es justo lo que busco: ambiente distendido alejándome de la tediosa realidad. Corcoveando ya se hallan mis sentidos entrecruzados por el ritmo pegajoso, entonces ya estoy moviendo el cuerpo y me dirijo a la pista tirando de Ruby. Nuestro amigo avisa, elevando la voz para poder ser escuchado, que estará en la barra. No hay tiempo que perder, le asentimos al mismo tiempo. —¡Ahora te alcanzamos! —exclama Ruby, ansiosa por batir las caderas, la sacudida nos llama, el baile sonoro que aorilla a muchos a pasarla bien. Hay que disfrutar la noche que apenas inicia, supongo que busco olvidarme de lo que me espera. Puede que no sea tan malo como imagino o resulte peor de lo que ya pienso. —Mira a ese chico, iré por ahí —deja saber a mi oído. Antes de que pueda emitir algo, ya se ha ido. Pestañeo en la sorpresa, vaya, y yo pensé que no iría en plan de conquista. Ella en el filrteo y yo aquí bailando
—Lo siento, es solo que me has besado de pronto y no... No me lo esperaba. ¿Por qué lo has hecho? —indago frunciendo el ceño. Él está sorprendido y lleva una mano en la zona que se llevó el golpe propinado. —¿Me estás rechazando? —siento estar consumida bajo esos ojos incinerados, ¿qué rayos le sucede? —Supongo, ¿por qué te pones así? Sabes que solo somos amigos y solo una amistad te puedo ofrecer. —expiro. —Podríamos intentarlo. —¿Para que todo salga mal? Oye, si no funciona, tenlo por seguro que eso arruinará la amistad. No quiero eso para nosotros, Jarek —todo el contenido me lo llevo a mi boca. —Como quieras. —deja su lugar y creo que se irá. —¿A dónde vas? —lo alcanzo, está actuando como un crío. No soporta la idea de quedarse en la zona de Best Friends, y yo no voy a cambiar de parecer. —No seguiré perdiendo el tiempo, pensé que me había equivocado al pensar que seguías siendo muy infantil, pero siempre he estado en lo cierto. No has crecido. —apunta sonando tan severo qu
La Estrella Más Frágil Del Universo...Es un piso lujoso, fuera del alcance de una mortal como yo, solo podría permitirme algo así en un sueño. Ahora viviré aquí. Niccolò amablemente me da un tour por el lugar. Grandes salones, aún no me enseña las habitaciones, y cuando lo hace en ningún momento menciona cuál será la mía, tampoco le hago la pregunta. El estilo elegido que se presenta es minimalista y tira un poco a lo clásico, en mi opinión; quedo impactada con el arte que está en alguna que otra pared, rompiendo la regla establecida por el blanco y vacío que está en el resto, cuadros colgados bien ubicados con luz focalizada. «Guido Rossi» es el autor de cada magnífica obra artística. Uno de mis favoritos. Conocedora de esto, estoy segura de que son obras originales, pero nunca las había visto, lo único que me da certeza de que son de Rossi, es que tienen su firma. —¿Puedo hacerte una pregunta? —se detiene a verme, hace un ademán apremiando a que suelte la inquisición —. ¿Son obr
Consigo verme en el espejo del baño, aliso la falda de mi vestido rosa, me veo el cabello desordenado, solo son algunos flequillos invasores. Lo acomodo. Mis ojos, uno azul celeste y el otro ámbar, me dan el visto bueno.Ya estoy acostumbrada a lo diverso en mí, además de ese surtido de pecas, que pincelando mis mejillas, me vuelve más peculiar. Devuelta al living, me llega el olor a comida, debo de estar muerta de hambre, considerando que no he desayunado resulta entendible sentirme así. ¿Él no ha comido? Ya es un poco tarde, y no creo que de no ser así me esté cocinando a mí solamente. Lo encuentro en la zona de la cocina, haciendo huevos revueltos, huele a tocino también. Todo un desayuno americano. En el taburete me siento, apoyo los codos sobre la isla de la cocina y la cabeza entre mis manos a modo de soporte. El chico, que no tiene mala pinta ni parece tener torcida intención, más bien se me hace bueno y en cierto grado tímido, aún no se percata de que estoy ahí. Tan metido e