Leandro llegó a la compañía con una expresión de enojo en su rostro. Inmediatamente, comenzó a dar órdenes sin parar al personal. —Quiero que terminen el informe para mañana. Asegúrense de que la reunión con el equipo de ventas esté lista para el viernes. Necesito que me preparen un informe detallado sobre los gastos del último trimestre.Los empleados se sintieron alterados por la cantidad de tareas que se les estaban asignando y no sabían cómo hacer frente a la situación. Algunos trataban de hacer varias cosas al mismo tiempo, mientras que otros simplemente se quedaban paralizados sin saber qué hacer.Finalmente, la secretaria de Leandro se acercó a él y le informó sobre el problema con el fotógrafo para la sesión de fotos. Fue entonces cuando Leandro explotó. Todo en la oficina era un caos. —¡Maldita sea! Todos a sus lugares, es increíble que no sepan hacer ni un sola cosa bien —gruñó como un felino, realmente molesto. Pero una vez en la oficina, se detuvo por un momento y refle
Mariola se puso pálida como un papel. —¿Te ha contado Leandro sobre el asunto o lo has descubierto por tu cuenta? —curioseó aún con la mirada desorbitada sobre la joven. —¿Cómo podría enterarme si no es por Leandro? Era imposible saberlo por mi cuenta, ni siquiera en la casa se puede ver ni un solo detalle que me diga algo de la relación que tuvieron. Lamento haber sido tan aventada, solo tengo curiosidad. —Descuida, eventualmente lo debías saber. Solo que me ha tomado desprevenida. Creía que aún Leandro no te lo contaba. Respecto al caso de Mila, sí, lamentablemente fue un suicido. Se quitó la vida el día de su boda. Fue verdaderamente un acontecimiento terrible para todos y una completa pesadilla para nuestro hijo. Milenka se sintió fatal, podía tener en mente la escena fatídica y eso la descompensaba.—Ha de ser algo malo para Leandro. Sé cómo se ha puesto por ello, aún le sigue afectando... —declaró en voz baja y algunas lágrimas saltaron sobre su rostro. Entonces Mariola acar
Leandro llevó a Milenka al hospital con urgencia después de encontrarla desmayada en el baño, muy asustada porque estaba embarazada y temía que algo malo le pasara. Ella despertó exaltada de camino al hospital. A pesar de los esfuerzos de Mariola, la madre de Leandro, por calmarla, Milenka seguía muy angustiada y preocupada por su embarazo. Mariola intentó tranquilizar a Milenka, asegurándole que todo saldría bien y que los médicos harían todo lo posible para proteger a su bebé. Pero Milenka seguía temblando y llorando, aferrándose a ella con fuerza.—Los médicos harán todo lo posible para proteger a tu bebé, cariño. Tienes que ser fuerte —dijo Mariola con voz suave y tranquilizadora.Leandro la miró a través del espejo retrovisor, con cariño. —Estaré contigo todo el tiempo. No te preocupes.Después de la espera en la sala de emergencias...—La buena noticia es que tanto Milenka como su bebé están estables y fuera de peligro —informó el médico.Mariola suspiró aliviada.—Gracias a
El europeo se puso un poco nervioso, pero aparentó estar bien deslizando una sonrisa serena, pero solo estaba forzando el gesto. La rubia de enormes ojos azules no le quitaba la mirada de encima, y el italiano sabía que no se daría por vencida hasta conseguir una explicación. Pero no se lo diría. Ni siquiera estaba obligado a contarle, así que no hablaría al respecto al tema. —¿Podrías dejar los cuestionamientos o el interrogatorio de lado esta noche? quiero pasar un rato agradable contigo intentar llevarnos mejor y ser amigables. Pero... ¿Lo primero que haces es traer a colación tantas preguntas como se te ocurran? Sara se quedó boquiabierta porque no esperaba esa contestación. Ni siquiera había necesidad para que se pusiera enfadado por eso. Ella solo tenía curiosidad y él era un hombre bastante misterioso, que parecía ocultar muchas cosas. —Vaya, consideras una interrogación tan solo dos preguntas, encima tengo el derecho de saberlo porque se trata de mí. ¿Por qué tienes que ser
Leandro se despertó temprano esa mañana y decidió sorprender a Milenka con el desayuno en la cama. Preparó un delicioso café con leche, tostadas con mantequilla y mermelada, y huevos revueltos con tocino. Luego, con cuidado, llevó la bandeja al dormitorio de Milenka.—Buenos días —saludó Leandro, sonriendo mientras entraba en la habitación.Milneka se despertó y lo miró con ternura. Leandro colocó la bandeja sobre sus piernas y se sentó a su lado.—¿Cómo has dormido? —quiso saber Leandro, acariciando suavemente su cabello.—Bien, gracias por el desayuno —emitió, tomando un sorbo de café.Leandro notó que algo preocupaba a Milenka y decidió preguntarle.—¿Hay algo que te preocupa? —inquirió Leandro, notando su expresión preocupada.Milenka suspiró y le contó sus temores sobre el futuro. Temía que cuando los padres de ambos descubrieran la mentira que habían creado, ella quedara como una mentirosa y perdiera su confianza.—Eso sucede, Leandro. No quiero volver a quedar mal delante de mis
Erika otra vez apareció en la oficina de Leandro todavía insistiendo sobre el tema de revelar la información a los medios de comunicación si no comenzaba a buscar una forma de terminar esa relación que tenía con la mujer; quería que se apartara de su lado y le volviera a dar una oportunidad a ella Entonces, Leandro la miró con burla, ella definitivamente se había vuelto loca, si creía que iba a hacerle caso. —¿Qué quieres? —Ya te lo dije, no pensé que tú, un hombre tan inteligente, tendría que repetirle las cosas para que entienda lo que deseo, deja a milenka y yo seré buena contigo, pero si no lo haces no te prometo que pueda dejar todo el asunto de lado. —¿Tanto afán tienes por revelar la información a la prensa que todavía no no has ido con la misma para decirlo todo? —reclamó golpeando el escritorio con fuerza y ella resopló sentándose frente a él otra vez, haciéndose la que tenía el control de toda la situación y podría hacer lo que le viniera en ganar. —Milenka claramente se
Milenka caminaba por las calles de Nueva York de noche, rodeada por los brillantes neones que iluminaban la ciudad. Los edificios altos se alzaban hacia el cielo, como si quisieran tocar las estrellas. La urbe parecía un lugar mágico, lleno de vida y energía.Pero Milenka no podía evitar sentirse triste mientras observaba todo lo que la rodeaba. A pesar de la belleza que tenía delante, su mente estaba llena de pensamientos negativos. Se sentía sola en medio de la multitud, como si nadie pudiera entenderla.—¿Por qué todo tiene que ser tan difícil? No comprendo —se dijo a sí misma, sin importar que hubieran personas mirándola con extrañeza. Eso me daba igual. Mientras caminaba por las calles, podía escuchar el ruido de los coches y las conversaciones de las personas que pasaban a su lado. Pero todo parecía tan lejano, como si estuviera en una burbuja.A pesar de la belleza de la ciudad nocturna, Milenka seguía sintiéndose triste y desconectada del mundo a su alrededor. Era como si na
—El día es especialmente soleado. ¿Por qué no sales? Puedes usar la piscina, iré en un momento. —No quiero, me quedaré en el sofá sin hacer nada. Es lo mejor que puedo hacer y no tengo por qué cambiarlo... tampoco tienes derecho a decirme que haga esto y lo otro... iré a la cocina —se levantó con la intenciónde irse, pero se lo impidió con rapidez y se le quedó mirando a los ojos, cortó el contacto visual que ya le dedicaba. —Oye, tu madre me dijo que te llamó, pero no tomaste sus llamadas. Aleska quiere hablar contigo. ¿Por qué no le hablas? No quiero que crea que soy yo quien te prohíbe la comunicación. —Me da igual, sueltame. —Creí que no volveríamos estar mal, pero me equivoqué, otra vez estás irritable conmigo. ¿Ahora qué hice mal? No me digas que se trata del otro día, por eso estás así. Se soltó de su agarre. —Hay tanto en mi cabeza, de repente no sé cómo manejarlo, tampoco creo que tengas una respuesta a mis preguntas. Y se fue dejándolo confuso. ¿A qué se refería con es