LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 57. En gemelo más lindo Decir que asustaba era poco. Decir que de abajo para arriba la vista era terriblemente espectacular era poco. Pero aquel hombre se aseguró de que sus reflejos fueran dignos de un buen vaquero, y se levantó a toda prisa. Su primer movimiento y el más importante para su salud fue quitarle aquella palanca de las manos, y como esas manos ya venían con bofetadas incluidas, también se las sujetó detrás de la espalda mientras la pegaba a él con tanta fuerza, que hasta sentía sus pechos aplastarse contra su torso... ¡Y lo peor es que también se le subían! —¡J0der, qué buena estás! —jadeó sin poder evitarlo, porque pocas cosas lo ponían tan alborotado como la adrenalina que le provocaba una mujer mandona. —¡¿DISCULPA!? —se escandalizó Eva abriendo mucho los ojos—. ¡¿Qué dijiste, infeliz!? —Dije que no, que no es la primera que me pasa por delante esta noche, pero como no tengo ni esposa ni prometida, puedo aceptar todas las put@s de med
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 58. DesaparecidaY no había que ser adivino para comprender que aquella era una orden que Ranger estaba más que dispuesto a cumplir a la mayor brevedad. Se dio la vuelta sobre sí mismo para entrar a su propia habitación y solo un segundo después ya estaba haciendo una llamada tras otra mientras Sebastian abría la puerta de su cuarto para que Eva entrara y le explicara qué era lo que estaba pasando.Sin embargo, no había demasiados datos. El único era que Michelle no contestaba el teléfono, y no se había subido a aquella camioneta para regresar a casa.—¡Esto no es un teatro, te lo juro por Dios! —exclamó Eva mirando a Sebastián a los ojos—. Michelle está como una cabra, eso no es novedad, pero no asustaría así a su abuela ni a mí. Ella vino a darte el divorcio por sus piecitos, nadie la obligó, así que me juego las dos manos a que ni se está escondiendo ni está haciendo un show. ¡Por favor, tenemos que encontrarla!Sebastián se llevó las dos manos a la cab
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 59. Una princesa en el castilloHabía un punto, o al menos debía haberlo, en el que todas las personas por más estúpidas que fueran debían saber cuándo detenerse.Por desgracia eso no se aplicaba precisamente a los obsesionados ni a los avaros. Michelle lo supo en el momento exacto en el que la sacaron de aquella camioneta y se dio cuenta de que el clima era diferente al de Piney River y eso hizo solo podía significar una cosa: Que se habían desplazado muy al sur durante aquellas horas en que la camioneta había permanecido en movimiento.Sintió el momento exacto en que la desataban y la llevaban trastabillando hasta alguna edificación. Sentía la superficie suave bajo sus zapatillas, así que había tierra alrededor, y por la falta de ruidos de autos sabía no estaban en la ciudad.Sin embargo, aunque había tenido demasiado tiempo como para que cientos de hipótesis le cruzaran su cabecita de escritora, en el mismo momento en el que la sentaron en una silla y l
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 60. Una bodaMichelle juraba que no le tenía miedo de Walter Hughes, sin embargo por desgracia ese era un error, porque no era mentira que aquel hombre había estado obsesionado con ella desde que era una niña.Había esperado lo suficiente como para enredar a Franklin y hacer que todos sus negocios dependieran de él, hasta que la última condición para dejarlos salir a flote había sido un matrimonio con su hija.Por eso mismo no había tenido que mover ni un dedo, y en el mismo momento en que Franklin se había enterado de que ya no tenía un marido que la reclamara o que fuera a hacer todo un escándalo, se había ocupado él mismo de pagarle a unos matones para que se la llevaran.Sin embargo aunque Walter Hughes no era el autor de aquel secuestro, sí era el mayor beneficiado, y Dios sabía que ya no estaba dispuesto a seguir esperando.—¡Quita esta porquería de aquí, Michelle! —espetó con frustración porque no olvidaba toda la humillación que había sufrido en la
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 61. Desesperación—!Tiene que haber una forma! ¡Tiene que haber una manera de encontrarla rápido!Sebastián Vanderwood ni siquiera estaba cerca de imaginar lo mucho que podía llegar a descontrolarse, pero era evidente que por aquella mujer cualquier rastro de cordura quedaba eliminado de su conciencia.Para el momento en que salieron de aquel hotel como una tromba, sólo quedó detrás la figura histérica de Ivanna gritándoles y preguntándoles a dónde iban.Y obviamente nadie le respondió, porque nadie estaba en aquel momento como para prestarle atención a sus berrinches, sin embargo ese no fue el problema, el mayor problema y del que nadie se percató en ese momento fue la cara que puso cuando vio a aquella mujer prendida de la mano de Asher. Si hubiera sabido que el término correcto era “todavía”, porque “todavía” Asher no había soltado a la pelirroja, posiblemente se hubiera puesto mucho peor de lo que ya estaba.—Te prometo que vamos a encontrar a Michelle
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 62. El color de la rabia—Tenemos pocos ojos dentro de la finca, porque Max solo ha logrado hackear las cámaras exteriores, adentro no hay ninguna, así que sean lo más silenciosos posible ¿de acuerdo? —les instruyó Ranger a los hermanos Vanderwood—. No podemos arriesgarnos a un enfrentamiento directo a menos que sea estrictamente necesario.Se acercaron a la barda del fondo de la propiedad, justo por donde Max les indicaba que había menos vigilancia, y la saltaron uno tras otro, Ranger el primero, para ir a neutralizar al único guardia que había en ese sitio.Dejarlo noqueado le costó apenas unos pocos segundos y luego apretó el intercomunicador en su oído.—Muy bien, uno menos, chicos, reúnanse. Max, ¿qué tenemos por delante? —preguntó Ranger y un segundo después la respuesta de aquel hombre dejaba a todos mudos y espantados.“Nadie demasiado atento, parece que van a tener el camino libre desde aquí a la casa. Todos están distraídos con la boda”.—¡¿La qu
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 63. A punto del desmayoHabía gente desesperada en el mundo, y luego estaba aquello que sentía Sebastian Vanderwood en aquel momento, aquella mezcla de impotencia desesperada y de frustración, porque Michelle había reaccionado a los diez o doce segundos, pero era evidente que estaba demasiado débil o aturdida como para protestar.En menos de lo que se habían imaginado Matt se llevaba por delante las rejas principales de aquella hacienda con una de las camionetas todoterreno, y estacionaba junto a ellos.Sebastián acomodó a Michelle lo mejor que pudo en el asiento trasero y luego se subió, sosteniéndola contra su cuerpo sin que absolutamente a nadie, incluida la asesina en potencia que era Eva en aquel momento, se atreviera a cuestionarlo.El hospital más cercano estaba solo a quince minutos, y de verdad no había ambulancia que pudiera superar la capacidad de conducción de Ranger.Nate iba haciendo las llamadas pertinentes por el camino y para el momento en
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 64. Una advertencia oportunaLívido consternado, blanco cascarón, pálido histérico. Había muchas definiciones para el color que tenía el rostro de Sebastián Vanderwood en aquel momento, pero ninguna de ellas era amable ni bonita.Abrió mucho los ojos y sus labios se despegaron, pero por más que los movía, otra vez no salía ni una palabra.Tenía un grito ahí atorado en la garganta, uno que tardó un largo minuto en salir pero después no se detuvo.—¡¿Cómo que qué quiero hacer con el bebé, Michelle?! —escandalizó acercándose a la cama y los ojos de la muchacha se centraron en él con un respingo sorprendido—. ¡¿Eso que demonios quiere decir!? ¿¡Que no piensas tener al bebé!? ¡Porque o sea, tú estás loca, loca como una cabra, pero de verdad espero que no tan loca! ¡¿Pues qué se te ocurre que vamos a hacer con el bebé si no es tenerlo!? ¡Vamos a hacer lo que se supone que hay que hacer, esperar nueve meses a que ese pastel termine de hornearse y luego pelearnos