CAPÍTULO 70. Un desastre compartidoSi era honesto, Elijah se consideraba un hombre bastante adulto y bastante falto de vergüenza como para ponerse nervioso por comprar una píldora del día después. Y el problema no era la pastillita en sí, sino que le recordaba lo mucho y lo poco que le había hecho a Lynett esa noche… y todo lo que quería hacerle después.Así que terminó de comprar aquello con la cara más rosa que la píldora, y había que reconocer que la píldora era muy muy rosa.Puso la cajita en manos de Lynett, y ninguno de los dos dijo nada mientras se dirigían a la casa. Ella leía el prospecto en la más absoluta concentración y él la miraba de reojo de cuando en cuando, como si no supiera cómo preguntarle lo que le estaba rondando la cabeza.Llegar a la casa fue un alivio, pero Elijah se sintió aun mejor mientras la empujaba dentro de la casa y escuchaba aquellas palabras de su boca.—¿Puedes…? ¿Puedes hacer que la gente se vaya? —preguntó y él la miró a los ojos.Se veía demasia
CAPÍTULO 71. Una llamada inesperadaEra extraño que los días pasaran así, como si fueran un carrusel de emociones o un torbellino de esos en los que ni siquiera podías abrir los ojos, solo esperar que todo pasara, que todo terminara.Para Lynett ese final había estado en su operación, pero aunque cada semana el doctor encontraba mejoría, cada semana seguía diciéndole que aun no estaba lista.Para Elijah ese final… bueno, la verdad era que no sabía si estaba listo para uno. Quería que operaran a Lynett, que lo hicieran cuanto antes porque sabía cuánto dolor estaba soportando y cuánto le costaría la recuperación; sin embargo no estaba seguro de querer cumplir la palabra que le había dado, esa donde le había asegurado que la dejaría ir después.La vida se había volcado en una extraña rutina donde él trataba de hacerla sentir mejor y ella realmente trataba de sentirse mejor. Quedarse o no en su habitación era como un acuerdo implícito. A veces ella solo llegaba, otras él la llevaba en vol
CAPÍTULO 72. Una promesa rotaDurante dos años Elijah había amado a aquella mujer, al menos estaba bastante seguro de eso, lo suficiente como para proponerle matrimonio. La había conocido en un momento difícil de su familia, pero había descubierto que era una buena mujer, dispuesta a arriesgar su vida por la gente inocente, el problema era que de alguna manera, jamás había querido parar.Los despliegues en el Ejército, después de cierta cantidad de años, ya eran opcionales, sin embargo Joss los había pedido voluntariamente incluso después de aceptar su propuesta de matrimonio. Habían estado juntos físicamente tan poco tiempo que parecía increíble, pero aun así él se había aferrado a aquella relación porque en el mar de mujeres mentirosas y cínicas que tenía alrededor, Elijah estaba seguro de haber encontrado a la mujer adecuada para él.Honestamente no sabía si era precisamente esa carga emocional tan jodida que llevaba lo que la había hecho comenzar a desconfiar de ella, pero en cier
CAPÍTULO 73. Una mujer sin derechosNi Ranger, ni su padre, ni su familia, ni siquiera a Sebastian quería Elijah cerca en aquel momento. No quería que nadie le preguntara cómo estaba porque no tenía idea de cómo s sentía o de si podría lidiar con la culpa si Joss se moría.—Era la mejor teniente del mundo —murmuró el muchacho sentado junto a él en la sala de espera del quirófano, donde varios equipos de cirujanos se relevaban unos a otros para tratar de salvarle la vida.—Es. Todavía es —gruñó Elijah—. Todavía no se ha muerto.Se levantó de allí para ir por el sexto café de la noche, solo para darse cuenta de que ya había amanecido. Pasó saliva sacando su teléfono del un bolsillo y encendiéndolo, porque lo había apagado para que nadie lo llamara mientras esperaba el resultado de aquella operación.Su respiración se cortó cuando vio aquellas llamadas perdidas, que sumaban más de cuarenta ya a lo largo de la noche, y maldijo por lo bajo porque sabía que Lynett estaba también a punto de
CAPÍTULO 74. Verdades y mentiras“Tengo a otra persona”.Era difícil de decir. Tan difícil como arrancarse el corazón y ponerlo a los pies de aquella mujer porque sabía que iba a lastimarla, pero Elijah ya lastimaba a todo el mundo a su alrededor, así que sus labios se despegaron y por una vez tuvo las pelotas para ser sincero sin darle vueltas.—Tengo a otra persona —susurró y los ojos de Joss se abrieron con sorpresa—. Lo siento, pero desde hace un par de meses tengo a otra persona en mi vida, Joss. No puedo abandonarla.Y por más frío que pareciera con ella, por más cruel que fuera a veces, Elijah tenia muy claro qué culpa pesaba más en su corazón.—¿Y a mí sí puedes abandonarme? —replicó Joss con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Me traicionaste, Elijah? ¿Tienes… tienes a otra mujer? —exclamó con desesperación.—No te traicioné, Joss. Nuestro compromiso se había terminado…—¡Lo terminaste tú! ¡Lo terminaste sabe Dios por qué! ¡Pero no me pediste mi opinión! ¡Yo te seguí amando! ¡Yo s
CAPÍTULO 75. ¿Por qué?La sangre le hervía en las venas. Elijah había sido el primero en desconfiar de Lynett de todas las formas posibles pero poco a poco se había dado cuenta de que la única persona que había salido perdiendo en todo aquello era la muchacha.El detective no fue capaz de detenerlo cuando se llevó por delante a medio mundo y casi pateó la puerta de aquel cuarto de interrogatorios.—¡Esa es una mentira! ¡Esa es una asquerosa mentira! —espetó Elijah, y antes de que el detective pudiera decirle que aquel era un procedimiento completamente irregular, el magnate ya había tirado de una silla y se sentaba cara a cara con Basset.—¡Qué milagro que pudiste entrar! —se rio el abogado—. ¿Te limaste los cuernos para caber por la puerta?—¡Cállate! —gruñó Elijah—. ¡No te atrevas a hablar de Lynett en esos términos porque no son ciertos! ¡Ella no tiene nada que ver contigo…!—¡Por favor! Lynett siempre tuvo todo que ver conmigo. Yo no le hice nada que ella no quisiera, pero debo co
CAPÍTULO 76. ¿Eres tú?Decir que estaba aturdida era poco. Decir que le dolía era poco, aunque si era honesta no sabía por qué, porque Elijah Vanderwood jamás había sido bueno con ella más que esporádicamente, como un loco que de cuando en cuando tuviera rastros de cordura.Y aun así no podía evitar que le doliera escuchar aquellas palabras del hombre del que estaba esperando un hijo.—¿Qué…? ¿Qué estás diciendo… ¿Cómo que te vas a casar con otra mujer…? —balbuceó con la mente aturdida.Pero Elijah solo se dejó caer en la butaca más cercana y se restregó el rostro.—Jamás confié en ti —dijo con tono vacío, porque ya ni siquiera tenía ánimos para discutir con ella—. Jamás confié en ti porque el día del funeral de tu padre te escuché hablando con tu madre. Te decía que tenías que quitarme todo, que recuperaras la empresa de tu padre…—¿¡Qué…!? ¡Eso no es cierto…! —exclamó la muchacha y Elijah hizo una mueca de fastidio, mandándola a callar.—Ya, por favor… ahórrate el teatro —murmuró—.
CAPÍTULO 77. Un vínculo difícil de evadirSi el corazón era como un rompecabezas, Lynett sentía en aquel momento que las piezas del suyo nunca encajarían. Su media hermana se había alejado de su vida cuando era todavía una niña, y Lynett sabía que era porque no soportaba la manipulación y el control de su madre, pero aquella lejanía la había trasladado a ella también, como si ella también fuera culpable de que Florence quisiera arruinarle la vida.—Joss… Eres tú. La mujer con la que Elijah va a casarse… ¿Eres tú?—Y tú eres la mujer que ha estado acostándose con mi prometido —respondió Josselyn y Lynett retrocedió como si la hubiera golpeado en pleno pecho—. ¿Cómo pudiste, Lynett? ¿Cómo pudiste meterte en la cama del hombre que amo?—¡¿Y yo cómo diablos…?! —la muchacha no sabía si le faltaba el aire o estaba ahogándose con sus lágrimas—. ¿Yo cómo iba a saber que era…? ¡Él jamás dijo…! —Se llevó las dos manos a la cabeza y se dobló sobre sí misma como si intentara darle sentido a todo