Melissa caminó nerviosa por la habitación, mordió su uña hasta que accidentalmente se lastimó la piel que la cubría y trató de no gritarle a la chica que corrió para atenderla. Forest se había ido en medio de la noche, alguien había golpeado a la puerta de su habitación con rabia en medio de la madrugada y aunque había dicho que quería quedarse con su alfa, el miedo era constante dentro de ella.Sintió un ligero dolor en sus lumbares, respiró profundo antes de sentarse en la cama para descansar sus pies. La chica a su lado tocó su frente preocupada. La observó un minuto más antes de negar.— Iré a buscar al doctor — comenta —. Ha tenido más dolores en la última hora, aunque ha tratado de negarlo.— No… No tengo ningún dolor, mis pies están hinchados, no es nada más que eso.La muchacha negó, caminó hacia el perchero de pie donde había colocado su capa y la ató sobre sus hombros. Tomó una bolsa con prisa antes de acercarse una vez más a Melissa.— Quédese en la cama, iré por el médico
El dolor segador hizo que Melissa abriera los ojos, su respiración se sentía prácticamente como fuego mientras el humo entraba en sus pulmones y parpadeó varias veces mirando la inmensa llamarada de fuego frente a ella en la mansión donde antes había estado.Una fuerte contracción hizo que Melissa jadea , la fría nieve bajo su espalda, se había colocado entre su escasa ropa y, aunque el frío era notable, tenía tanto dolor que aquel frío era simplemente una ligera molestia.Miró hacia abajo en su vientre, su camisón estaba completamente manchado, ahora con mucha más sangre de la que recordaba. El corazón de la chica pegó un vuelco cuando más dolor avasalló su vientre. El olor a quemado y el humo que fluía desde la mención en llama venía acompañado de gritos que la espantaba.Melissa miró alrededor diciéndose que debía huir, miró el cuerpo sin vida bañado en sangre a su izquierda, notó la familiaridad entre los rangos inertes del cuerpo y más miedo llenó su cuerpo cuando reconoció a Red
Raquel fue enseñada por su madre a que debía odiar a su hermana, vivió toda la vida ansiando lo que ella tenía y fue justamente por eso que se enamoró al parecer del futuro prometido de su hermana, sin embargo, aquel hombre la usó, la engaño e incluso intentó asesinarla cuando estuvo en su camino y ese fue el motivo de que terminó asesinándolo. Decidió alejarse para que su hija no viviera la vergüenza de tenerla como madre, sin embargo, no podía alejarse de ella, no lo suficiente. Pensó que sería invisible si trabajaba en la casa de su antiguo padre donde estaban cuidando a su hija, pero el nueva alfa la atrapó y le propuso un trato que no fue capaz de rechazar, aunque no sabía si aquello podría darle perdón que necesitaba para tener la fuerza de revelarle a todos quién era realmente ella.
Dos años después.Raquel se acercó sigilosamente hacia el pequeño camino dentro del bosque, a un par de pasos de la antigua mención de su familia. La loca se movió con la agilidad que había desarrollado en los últimos años para que nadie pudiera verla.Agradeció conocer aquel pequeño pasaje secreto entre la casa del alfa y el resto del bosque, porque de aquella forma al menos podía ver a su hija. Raquel sintió que su pecho dolía mientras pensaba en todo lo que había pasado hacía dos años, el odio que seguía quemándole al recordar cómo fue engañada por el hombre que pensó había amado.Un hombre que la había intentado matar y que se merecía lo que había hecho. La loba saltó la valla de la propiedad, se movió entre los pinos del patio trasero del jardín. El aroma de la comida la hizo desear cambiar, pero se había prohibido hacerlo, así que ignoró el deseo humano que la abarcaba y se enfocó en lo que había ido a hacer.Después de haber matado a Red, había preferido permanecer en su forma
— ¿No puedes hacer algo para atraparla? — Melissa miró a Rick mientras acariciaba el cabello de su sobrina — no hay una sola pista para encontrarla, no sé dónde se está escondiendo y estoy preocupada.— Estaba bien, lucía, alimentada, así que no te preocupes, ¿vale?— No puedo no preocuparme, es mi hermana y la última vez que la vi, estaba clavando sus dientes en…— No creo que debamos hablar de eso otra vez, Melissa — Forest miró a su hermano —. Ese caso ha sido dejado en stop. Dijimos que alguien más había asesinado a Red, pero que tu hermana siga desaparecida me está dejando un poco en duda.— Viene todos los días, pero es demasiado lista, conoce demasiado bien la casa de tu padre — miró a la esposa de su hermano — no tengo cómo atraparla ahí.— ¿Podrías llevártela a otro lugar? — Melissa miró a su sobrina — quizás no vendrá tras ella, cuando pasa la noche, aquí ella… Ella no va por casa.— No regreses a casa entonces.— ¿Cómo dices?— Deja a alguien al mando, llévate a la niña a l
— Supongo que se demorará— el lobo se alejó de la ventana mientras observaba a la pequeña dibujando en la sala de aquella casa—. ¿Todo bien ahí, cariño?Amaya sonrió antes de volver a su dibujo. El alfa, por su parte, caminó hacia la cocina y, después de remangar su camisa, se encargó de preparar la cena. Si Raquel volviera, tendría que darle de comer y, para ser absolutamente sincero con él mismo, aquello le gustaba.Había pasado casi toda su infancia viendo a su madre preparar la comida, luego pasó años cocinando para ella cuando la depresión no la dejó salir de la cama por años y ahora tenía una niña, una pequeña niña que no merecía estar lejos de su madre, pero que él entendía las razones de su madre.El sobrino de su hermano había sido un problema, su madre también lo había sido desde siempre y fue la razón principal de que él se hubiese marchado mucho antes de que le dieran a su madre un estatus tan triste como el de la viuda. Todos en la familia de su tío Gavin fueron unos mald
Rick terminó de darle de comer a la niña antes de pedirle, portarse bien e irse a la cama temprano, la ayudó a cambiar su pijama para después arroparla y desearle buenas noches. El alfa jadeó mientras se acercaba a la habitación al final del pasillo. Se dijo que estaba haciendo las cosas bien y que solo necesitaba calmarse un poco.«No deberías tenerla atada».El lobo en su interior habló. Rick volteó sus ojos antes de abrir la puerta con la mirada fija hacia el frente. La loba, sentada justo a un par de metros de ella, mostró sus dientes. Rick se quedó donde estaba mientras aquel hermoso animal daba dos pasos hacia atrás para luego tratar de saltar sobre él; sin embargo, el largo de la cadena se lo impidió.— ¿Te encuentras bien? — cuestionó metiendo la mano en sus bolsillos — ¿A gusto? Siéntete libre de cambiar y decirme lo que piensas en cualquier momento.Rick suspiró, ignoró el gruñido del animal en su cabeza antes de sacar un par de prendas de su maleta. No se había siquiera des
Raquel observó a su hija jugar en la nieve justo cuando el hombre molesto que la mantenía atada consiguió sacarla fuera de casa. Realmente aquello le molestaba, pero ella no quería ceder, no podía hacerlo delante de aquel hombre. ¡Sería como rendirme ante este molesto hombre! Rick vio las ansias en el rostro de la loba, sacó el pequeño gorro que había tomado del armario y trató de no reírse mientras sujetaba a Raquel para colocarla aquella cosa. Nada era más humillante para un lobo que ser tratado como mascota. — ¿Qué te parece? — el alfa suspiró—. Te ataré a porche para que no te enfríes mucho, querida, aunque supongo que siendo una raza pura de Alaska el frío no es un problema. El hombre suspiró. Se dejó caer en las escaleras del porche donde había atado la loba y miró al frente con algo de ironía — mi padre era un lobo viajante, vino a investigar para las manadas del sur, la vida en Alaska y pun, el amor surgió, soy cálido, pero el frío a veces me cala las patas. Raquel, gruño,