Pov Lucas Solo suspiro con resignación, no hay nada que pueda hacer ante Amaya. Intentar persuadirla en algo que tenga que ver con Hardick, es un dolor de cabeza. Desapareció hace un par de horas y lo único que supe por Robin, es que fue a la celda de Sharon para torturarla hasta la muerte. Sonará enfermo y talvez sádico, pero Amaya ordenó colocarle un hechizo que fuera lo suficientemente capaz de revivirla las veces que fueran necesarias. Me quedo viendo la hermosa fuente que tengo al frente, Amaya ya ha pasado por mucho, de verdad me gustaría volver a verla feliz. —"Compañera Lucas, compañera". Sonrío un poco y decido darme la vuelta para verla. Está parada a unos cuantos pasos de mí, mirándome con esos hermosos ojos azules. —¿Vas a rechazarme verdad? Frunzo un poco mi ceño con esa declaración y la veo retroceder. Me acerco a ella, tomándola de la mano y se sintió excitante y eléctrico aquellas chispas entre nosotros. Me quedo viendo como tonto nuestras manos
Pov Lucas Me quedo observando fijamente a mi hermosa compañera mientras duerme. Su respiración es regular, su pecho sube y baja de forma suave. —"Es hermosa Lucas". —"y es nuestra". —"Su loba pronto estará bien, ahora tiene una hermosa media Luna en su pecho, igual a la nuestra, pero en rojo". —"¿Cómo va ella?" —"Es fuerte, será divertido salir a correr con ella" En eso la puerta se abre y entra la Luna Aleya, rápidamente me levanto y le hago una pequeña reverencia. —¡Oh, perdón Lucas, no sabía que estabas aquí! —Lo siento... yo... bueno... Comencé a rascarme la cabeza sin saber qué decir, es la madre de Alexia, no estoy muy seguro de como pueda reaccionar, al darse cuenta de que ya marqué a su hija. —"Amaya se burlará de nosotros al saber que hicimos lo mismo que Liam jajajaj..." —"Cállate Arador" —No te preocupes Lucas, ahora eres de la familia, solo espero que no la lastimes, es mi hija y no dudes ni por un segundo que sacaré mis garras. —Lo sé, no pienso lastimarla,
Pov Hardick Había pasado un mes desde la última vez que la vi. Aitor se ha negado a levantarse del fondo de mi mente, tiene más restricciones que antes. Literalmente se la pasa durmiendo todo el día todos los días. —Hardick, perdón que te interrumpa, pero tienes que venir un momento. Volteo a ver a Liam que trae una mirada algo disgustada. Camino con él hasta la entrada y ya Gedeon nos espera con un computador en sus manos. —¿Qué pasa? Voltea la pantalla y miro la entrada de la manada. Una mujer con tres hombres están parados allí, pacientemente, esperando a que vayamos a hablar con ellos. —Acaso son.... —Lo son Hardick, son vampiros, dijeron que traían información valiosa de Darius. —¿Por qué deberíamos confiar en ellos? Liam no parecía de buen humor con la llegada de estos a nuestra entrada, a mí me incomodaba la verdad. Nuestras razas jamás se llevaron bien, ellos son unos prepotentes, orgullosos, engreídos, que creen que son mejores que nosotros. —¿Qu
Pov Narrador —¿Qué hacemos Mariel?, ella no ha querido comer nada desde ayer. —Nada Milo, está luchando consigo misma, nosotros no podemos hacer nada por lo que ella sienta. Amaya se abrazaba fuerte a sus piernas, que apenas eran cubiertas con la fina sabana de la cama. Sollozos se escuchaban en la habitación, mientras pequeños espasmos sacudían el cuerpo de Amaya. Ella se aferraba fuerte a sus brazos mientras seguía abrazando sus piernas. Durante los últimos días ha estado sintiendo la presión y el peso de quién es. Se está comenzando a odiar así misma por todo la sangre derramada, por toda aquella masacre que desató. La culpa la estaba invadiendo y la depresión la estaba llevando a una profunda soledad, alejaba a todos de ella, sintiéndose el ser más miserable. Odiaba su vida, deseaba con todas sus fuerzas olvidar, olvidar incluso, quién es ella misma. Suaves toques se escucharon del otro lado de la puerta, pero desde el interior nadie respondía. Una vez más, volvieron a
Pov Amaya —"Robin, ¿puedes venir por favor?" —"Ahí voy". Robin entra a mi oficina y detrás de él, veo a Devaj. —Quiero que vayas al aeropuerto y busques a mi amiga Cris, dejaré abierta la neblina para ustedes de este lado. —O sea, que debo avisarte cuando ya esté conmigo, para que la abras. —Así es. Le di acceso a ella, llevándolo a un lugar solo y apartado del aeropuerto, no lo conozco realmente, solo estuve ahí una vez. Pero como todos, me supongo, el estacionamiento es el más solo, allí lo envío y espero que llegue bien. Devaj se queda en la oficina haciéndome compañía, después de un rato llega Milo con los nervios de punta. —¿Y ahora? —Bueno... pues... Me recuesto en mi silla y lo observo. —Hardick y Liam están aquí. El bolígrafo se me cayó de entre los dedos, mientras algo en mi cabeza explotaba con fuerza. ¡BOOM! Parpadee un par de veces, antes de volver a preguntarle a Milo, que fue lo que dijo. —Ellos están aquí Amaya, solicitan verte. Bien Amaya, tranquila,
Pov Amaya Llegué a la cena donde solo estaba Liam y aquella persona a la que me niego ver. Todo transcurre en un incómodo silencio, hasta que por fin, la infinita cena termina. —Yo me retiro primero, ustedes hablen. Liam me sonríe como si no hubiera preocupaciones en el mundo y se va como si lo persiguieran. Veo de reojo como Hardick se levanta y fruncí el ceño al sentir que se acercaba a mí, por un momento se detuvo y luego continuo. —Amaya yo... quería darte estás flores, sé que no es mucho y sé que con esto no borro nada en el pasado, pero queríamos darte algún detalle. Volteo a ver las hermosas flores en sus manos, antes de verlo directamente a la cara. Aprieto los puños con fuerza arrugando el mantel que cubre la mesa. Él baja la cabeza sin decir nada, sé que siente la rabia que me está causando. Agarro las flores arrancándolas de su mano, con las mismas flores lo golpeó una y otra vez, arañando su piel con las espinas. Él no se resiste, solo se queda allí p
Pov Amaya Esta vez, mi cuerpo completo estaba arropado por el de él, sus manos apretaban con fuerza en mi cintura. Vagando por encima de mi camisón de seda, pero no sobrepasando los límites. Rozaba su nariz en mi cabello, aspirando mi aroma, como si quisiera perderse en mi olor y guardarlo en lo más profundo de su memoria. —Amaya— susurro mi nombre tan bajo que apenas pude oírlo. Sus labios bajaron a mi oreja, tomando mi lóbulo de forma delicada. Un pequeño jadeo volvió a escapar de mí, cerré los ojos sintiendo las chispas volar por lo alto. Mi cuerpo se estaba rindiendo a él, yo me estaba rindiendo a él y talvez lo dejaría. Sentí sus labios húmedos bajar por mi cuello, pequeños jadeos seguían escapando de mí sin poderlo evitar. Dejó un beso profundo y húmedo en dónde llevaré su marca. Sentí sus colmillos rozar mi piel y solo ahí reaccioné. Lo empujé un poco y aún seguía pegado a mi cuello, parecía no estar respondiendo a mis empujes. —Hardick, no. —Cachorra... —Dije que
Pov Amaya Me despierto sintiendo por primera vez en mucho tiempo, el cuerpo relajado. Esta vez estaba sola en la cama, decidí pararme y meterme al baño. Supongo que Hardick se había ido, digo, no es como que quiera soportar otro de mis ataques repentinos. Creo que ayer me excedí. Diosa, ayer estaba loca y desquiciada, seguro debió amanecer con muchas quemaduras en su cuerpo. Justo cuando pensaba salir, siento las chispas en mi piel, explotando como nunca antes. Un pequeño jadeo escapa de mis labios aun sin acostumbrarme a aquella sensación. Hardick pega su cuerpo al mío, haciéndome sentir cada fibra de mi ser vibrar bajo aquella eléctrica sensación. Me da la vuelta y levanto la mirada para perderme en aquel hermoso azul de sus ojos. Sus manos grandes y fuertes bajan hasta mis nalgas, apretándolas, pegándome más a su cuerpo. Puedo sentir su dura hombría sobre mi vientre y mi centro anhela por ser penetrado. Me pega a la fría baldosa del baño, su respiración calient