Pov Amaya Observo mi reflejo y aún no me acostumbro a esta imagen. Mi cabello mojado se pega a mi piel bajando por mi espalda y mis brazos. Aquellos mechones rojos ahora se fusionaron por completo con el resto del cabello. Un rojo hermoso y profundo ahora es el que adorna mi imagen. Mis ojos del mismo color, pero con pequeños destellos negros son los que ahora me miran fijamente. Toco el espejo para saber que esto no es un sueño irreal y descubro que no lo es, esa soy yo. Salgo y tomo una toalla, seco cada parte de mí con mucho cuidado y lentitud. Talvez solo esté retrasando lo inevitable, talvez muy en el fondo, aún sigo sintiendo la esperanza de que él abra los ojos, que se quite esa venda. ¡Pero eso no va a pasar! Termino de vestirme y antes de salir cierro los ojos tomando un gran suspiro, a partir de hoy la Amaya que todos conocieron morirá, dando paso a una nueva mujer fría y despiadada. Salgo de mi habitación y me dirijo abajo. Al salir, Lucas me extiende la
Pov Narrador Cuando Hardick y Sharon unieron su sangre en aquella copa, el cielo se agitó, truenos rompieron aquel silencio y una tormenta comenzó a arremeter fuerte. En la mitad de la nada, el auto que llevaba a Aleya y a Alexia, chocó de frente con aquella tormenta que parecía estar furiosa. Truenos ensordecedores resonaban en todo el cielo mientras la lluvia caía ahora sumada con granizo. —Diosa por favor protégenos. Gedeon manejaba rápido, tenía sus sentidos agudizados porque la noche era tan oscura que los faros de su auto apenas iluminaban el camino. La celebración estaba por lo alto en la manada real. A pesar del tiempo afuera, todo parecía no importar en aquella ocasión. Sharon iba y venía entre los invitados, mientras que Hardick se mantenía alejado en un rincón solo observando. —¡Felicidades! Voltea al escuchar esas palabras para ver a Liam. Toma la copa que lleva en sus manos y la toma de un solo trago. —Gracias Liam, ¿cómo sigue Cailín? —Bien, pero ya
Pov Aleya Después de un viaje muy accidentado y caótico, por fin se vislumbra las torres de la manada real. Alexia iba dormida mientras que yo no había dormido en toda la noche. Esa tormenta fue muy inesperada, Gedeon al final tuvo que detener el auto porque ya no podíamos avanzar. Ahora observo como el cielo se pinta con los colores de un nuevo amanecer. Los pequeños rayos de sol se filtran a través de las nubes que aún permanecen en el cielo, creando suaves cortinas de luz, dando una ilusión hermosa y nostálgica. Suspiro sosteniendo el collar mientras aquella sensación extraña se filtra por mis poros. Es de esas extrañas sensaciones que te advierten de que algo muy malo está por venir. Entramos a la manada y no necesitamos ningún pase para entrar. Nos dirigimos directamente hacia la entrada del castillo. Después de rodear la hermosa fuente, Gedeon estaciona el auto y alguien viene a llevárselo. Me quedo mirando la entrada que está custodiada por dos guardias y más
Pov Aleya Ella solo lloraba intentando zafarse de su agarre, yo no estaba segura si intervenir o no, después de todo, era su compañera y ahora estaban unidos. —Hardick. —No, madre, no te metas en esto— volvió su mirada hacia Sharon mientras agitaba la botella. —Sigo esperando una respuesta. —Juro que no lo sé. Un rugido furioso resonó en toda la habitación, las paredes vibraron y los vidrios de las ventanas estallaron, haciendo que volarán en todas las direcciones. —¿Cómo te atreves? —Pues me atrevo porque eres mío Hardick. Miré como esta vez, ella cambiaba su postura a una desafiante. —Tú la amabas a ella, me tirabas a un lado, me fuiste infiel causándome un gran dolor mientras te revolcabas con esa perra, así que te lo di para que la odiaras, para que dejaras de mirarla. Vi como Hardick sacó sus garras, entre alexia y yo, tratamos de apartarlo antes que fuera a hacer una locura. —Hardick por favor, cálmate. Miré con pánico sus ojos dorados y sus filosas garras afuera
Pov Amaya Voy despertando poco a poco, pensé que sentiría cada parte de mi cuerpo doler o incluso mi cabeza, pero nada, no siento nada de dolor.Me levanto y voy al baño, hago mi rutina matutina y decido bajar.Al salir por las puertas lo primero que veo, son montañas muy altas. Una pequeña capa de nieve cubre todo alrededor.Me agacho para tocarla por primera vez y a los segundos se derrite en mi mano.—Buenos días Amaya. Me levanto y volteo a ver a Lucas que inclina ligeramente la cabeza. —¿Dónde estamos? —Querías que cambiáramos la posición de la manada y eso hicimos, estamos cerca de la cadena montañosa de Nevada. Camino a su lado por un rato viendo a todos ir y venir. Parecen tranquilos, pero en sus corazones albergan temor aunque no parece ser por mi. No sé cuanto tiempo estuve dormida, lo que sí sé, es que hoy será luna llena y ya tengo planes para eso. —¿Dónde están mis Alfas? —Están en el bosque, cazando. —Que se prepare cada guerrero y lobo para esta noche,
Pov Narrador Amaya solo observaba paciente la destrucción de aquella manada. Sus altos mandos se quedaron justo detrás de ella, los tres, solo permanecieron en silencio esperando recibir cualquier orden. Cuando Amaya avistó a sus Alfas venir con sus guerreros, la neblina de nuevo apareció, estos se introdujeron en ella, retomando sus posiciones. Esto no acabaría tan solo con una manada, Amaya seguiría derramando sangre hasta que la Luna dejase de brillar en lo alto. La neblina esta vez, apareció alrededor de otra manada, una grande con más de diez mil lobos. Aquella neblina la rodeó por completo, Amaya invocó de nuevo aquellas bolas de fuego que se encendían como linternas, alumbrando toda aquella manada alrededor. Una vez que el caos se desató y el fuego empezó a arder en las murallas, Amaya cubrió a sus lobos con llamas. Pues esas Llamas, que de tan solo tocarlas, te quemaban de inmediato, causando un gran dolor. Nadie podrá hacerles daño a los suyos. Sus Alfas d
Pov Narrador En la manada real, todos se encontraban en el salón del consejo. La llegada de nuevos Alfas y de muchas manadas hacía que el hablar, fuera más difícil. Todos buscaban ayuda del consejo, pues estos tenían en su poder, a la supuesta elegida. —Esto es un desastre, yo mismo me dirigí a varias de esas manadas, todo era sangre y cenizas, solo polvo. —Por favor cálmense, ya buscaremos una solución. —¿Solución Rey Liam?, ¿cuál?, las manadas con sobrevivientes todas dijeron lo mismo, lo primero que vieron fueron a esos lobos y lo último que siempre veían eran esos ojos rojos. Todo estalló en un gran alboroto, otros por miedo y otros por enojo. Hardick se quedó en silencio escuchando esto, a unos cuantos metros de él, estaba Sharon, ahora tenía uno de sus brazos vendados, donde Hardick claramente le dejo una herida bastante profunda. —Por favor que entre el brujo y les muestre a todos lo que pasó. Un brujo entró y comenzó a decir palabras que no se entendían. En
Pov Amaya Habían pasado días desde que la Luna llena se alzó al cielo tan grande e imponente. La primera, después de aquel baño de sangre que desaté, que no se tornó roja. Las manadas que quedaron, ahora vivían con temor de ser juzgadas y diezmadas, como lo hice con muchas. Pero eso solo iba a depender de ellos. Hoy es un día diferente, hoy mi poder está más fuerte, un cosquilleo en la piel me hace saber que está conectado con mis emociones. Miro a través de la ventana las montañas que se alzan a nuestro alrededor, deseando que llegue la noche con rapidez. —Amaya, ya todo está listo, ¿algo más que desees? —No, Lucas, creo que hoy no deseo nada más, confío en que hiciste todo bien. —¡Óyeme, ¿acaso me crees tan inútil?! Volteo a verlo solo para ver, que anda poniendo una cara de indignado. —No quiero errores hoy, eso es todo Lucas, hoy no acepto errores. Lo veo suspirar antes de acercarse a mí y tomar mis manos. —Amaya, de verdad, desearía que la otra Amaya reg