ZARCOMi padre sale de su trance, sus ojos se enfocan en mí con una mezcla de preocupación y seriedad.—¿Estás seguro de eso, Zarko? —pregunta, su voz baja pero firme.—No lo sé, papá— respondo, sintiendo la confusión arremolinarse dentro de mí—No he sentido ningún cambio en su aroma, y eso me desconcierta. Pero ella me mostró pruebas, pruebas que indican que sí está embarazada.—Eso es raro porque cuando tu mama estaba embarazada de ti, senti su cambio inmediatamente—eso suena peor.Mi padre asiente lentamente, procesando la información.—Si lo que dices es cierto, entonces las cosas cambian drásticamente para la manada. No podemos permitirnos ser engañados de esta manera.—"Lo sé," — digo, mi voz apenas un susurro— "Pero, ¿cómo podemos estar seguros? ¿Cómo podemos saber la verdad?"—"Necesitamos investigar más a fondo—" dice mi padre, su tono decidido— "Si Morgana no está realmente embarazada, no puedes casarte con ella. Sería un engaño, y eso podría tener consecuencias graves para
ZARCOMe detengo frente a la puerta del apartamento de Victoria, mi corazón latiendo con fuerza. Tomo una respiración profunda y toco suavemente. La puerta se abre y allí está ella, la mujer más hermosa que he visto. Victoria lleva una pijama de seda azul que resalta su figura esbelta y su piel suave. Sus ojos brillan con una mezcla de nerviosismo y alegría, y su cabello cae en suaves ondas sobre sus hombros.—Hola, Zarko —dice ella con una sonrisa tímida—. Pasa, por favor.Entro, sintiendo el aroma dulce y floral que llena el aire. El apartamento de Victoria es un reflejo perfecto de ella: colores suaves y cálidos, todo organizado con una precisión casi obsesiva. Se siente acogedor y personal, como si cada rincón contara una historia y hablara de ella misma.—¿Te gustaría un café? —pregunta Victoria, sus manos temblando ligeramente mientras se dirige a la cocina.—Sí, estaría bien —respondo, observando cómo se mueve con gracia. Me siento en el sillón, acomodándome de cuerpo completo,
VICTORIAEntra en mi lentamente, mientras mis piernas se aferran a su cintura y mi boca a la suya mientras me expande. Siento un fuego en mi pecho que me arde pero me dejo llevar de la sensación de llenura cuando su polla conquista cada centímetro de mi interior.—Zarco—musito cuando lo tengo todo adentro.—Victoria, te siento tan bien.No puedo decir nada porque inicia con las estocadas furiosas que me mueven las tetas de arriba, abajo, la sensación de calor se extiende por todo mi ser y gimo una y otra vez con sus penetraciones profundas.Me gusta mucho como me lo hace y le entierro los dedos en la espalda. El éxtasis me recorre completa, me muerdo el labio inferior y cierro mis ojos disfrutando de la potencia que tiene y la sensación que es mucho mejor que mi primera vez.La cama se mueve y baja a chuparme los senos sin dejar de moverse, sin dejar de empalarme, sin dejar de darme con fiereza, oscureciéndome el entorno con las embestidas que me contraen por dentro y aumentan la capa
VICTORIADespierto con la luz del sol filtrándose por la ventana, iluminando suavemente la habitación. Siento un calor humano a mi lado y recuerdo que Zarco durmió conmigo anoche, Me hizo el amor y fui la persona mas feliz del mundo. Me volteo lentamente y lo veo, aún dormido, con una expresión de paz en su rostro.Lo admiro en silencio, observando cada detalle de su rostro. Su respiración es tranquila y rítmica, y puedo sentir el suave movimiento de su pecho al inhalar y exhalar. Este momento me despierta muchas sensaciones.Pienso en cuánto lo amo. En cómo su presencia me hace sentir segura y completa. Cada día con él es una nueva aventura, y su dedicación y pasión por lo que hace me inspiran profundamente.Me acerco un poco más, disfrutando de la calidez de su cuerpo junto al mío. Siento una profunda gratitud por tenerlo en mi vida. En este instante, todo parece perfecto, y me doy cuenta de lo afortunada que soy de compartir estos momentos con él.Me levanto con cuidado para no des
VICTORIAEstoy parada frente a la imponente casa de Morgana, el aire cargado de tensión. El sol sigue imponente y, se asoma entre las nubes, como si también temiera presenciar lo que está por ocurrir. Morgana, con su mirada penetrante y cabello oscuro, me observa desde el umbral. No hay saludos, solo una pregunta directa:—"¿Tú qué haces aquí? —repite mirándome como si yo fuera un poco cosa.Mi corazón late con fuerza mientras me enfrento a ella. —"Vamos a hablar ahora mismo de mujer a mujer—le respondo, intentando mantener la calma. Pero Morgana no se inmuta. Su sonrisa es un rictus sarcástico.—"No veo frente a mí ninguna mujer—dice con desdén.La respuesta me hiere, pero no puedo retroceder. —"Aparentemente sí, porque quieres sacarme de la jugada— le acuso—Sé que hablaste con el director para que me expulsaran de la escuela.Morgana frunce el ceño, sus ojos brillando con malicia. —"¿De qué estás hablando?" — murmura.La tensión en la sala es palpable. Ella y yo dos mujeres con s
VICTORIAEntro a la oficina del director, y allí, frente a mí, está Zarco. Su mirada se cruza con la mía, y en ese instante, todo se desmorona. Las emociones me desbordan, siento que no puedo más. El peso de todo me aplasta, y temo colapsar bajo su carga.Los besos, las caricias, su forma de hacerme suya.—Victoria, ¿tú qué haces aquí?Yo le devuelvo la pregunta. Salimos al pasillo de la escuela. Le pregunto de nuevo:—¿Qué haces aquí?'—Tenia que hablar con el director —responde—sentia la necesidad de hacer algo 'Para que te devolviera el trabajo'— añade.Ese gesto me hace suspirar y crea una bonita conexión entre nosotros. Recordamos lo que pasó entre nosotros dos.—'Gracias por eso, pero yo ya venía para eso'— Él me mira y pregunta: —¿Para qué vienes entonces?'".*Zarco me mira con curiosidad, y su ceño se frunce cuando le cuento que tengo la manera de recuperar de nuevo mi trabajo. Me concentro en sus ojos, mas no en su boca deliciosa la que quiero besar.—¿De qué forma vas a con
VICTORIAEl agua nos envuelve, fría y oscura. Morgana y yo nos enzarzamos en una lucha desesperada, nuestros cuerpos flotando como hojas a la deriva. Sus ojos me desafían, llenos de ira y celos. No puedo evitar pensar en Zarco, el hombre que nos ha atrapado en este torbellino de emociones.—Morgana, tranquila—le digo.Morgana me abofetea con fuerza, y mi mejilla arde. No puedo quedarme quieta. Le devuelvo el golpe, mis puños moviéndose con dificultad bajo el agua. Pero no puedo olvidar mi secreto: el pequeño ser que crece en mi vientre. Protegerlo es mi prioridad.Sin embargo esa mujer no me da tregua, no me gusta la violencia pero ahora me defiendo protegiendo el ser que crece en mi.—¡Zarco no te ama! —grita Morgana, sus palabras distorsionadas por las burbujas. —¡Él es mío!—No sabes nada de él —le respondo, luchando por mantenerme a flote. —No puedes obligarlo a amarte.Nuestros cuerpos se enredan, y siento su mano en mi estómago. Un instinto feroz me impulsa a proteger a mi hijo,
VICTORIALa loba Morgana se lanza hacia mí, y siento sus garras rozando mi piel. Pero antes de que pueda atacarme, Zarco se interpone valientemente. Sus brazos reciben el arañazo de la loba, y la sangre tiñe el agua.—¡Zarco! —exclamo, horrorizada.Él me sonríe débilmente, su mirada fija en Morgana. La loba retrocede, sorprendida por su sacrificio. Zarco cae de rodillas, su mano presionando la herida. No sé qué futuro nos espera, pero sé que lucharemos por nuestro amor y por nuestro destino entrelazado en esta trama de secretos y pasiones.La lucha ha dejado su huella en Zarco. Su piel está rasgada, y la sangre se mezcla con el agua de la piscina. Morgana, ahora humana y con la ropa desgarrada, se acerca a él, pero yo interpongo mi cuerpo entre ambos.—¡No te acerques! —le advierto, mi voz temblorosa pero firme. —Has causado suficiente daño.Zarco tose, su mano presionando la herida en su cuello. La sangre fluye entre sus dedos, y su mirada se encuentra con la mía. No puedo soportar v