Un silencio aterrador se extiende por todo el bosque por unos eternos segundos, uno que a Carrie le corta la respiración, anticipando el gran desastre. Hasta que se produce un primer movimiento. Un enorme lobo naranja con orejas blancas, gruñe poderosamente en el momento en que salta y se posiciona a unos centímetros de Selene. Carrie emite un pequeño jadeo, por el susto, pero ya es tarde, cuando lleva su mano a la boca, Sorem puede ver exactamente dónde está escondida y se lo hace saber mostrando sus poderosos y aterradores colmillos. Antes de que la gran bestia naranja pueda reaccionar, un lobo negro y de aspecto desagradable, pero igualmente grande, se abalanza contra él y ambos empiezan a rodar entre las malezas. En ese momento, un par de lobas hembras rodean a Selene para protegerla mientras se desata una batalla campal a solamente unos metros de ella. Varios lobos, todos renegados, intentan acercarse a Selene, pero ninguno tiene verdadero éxito frente al beta y las guardiana
El alfa observa a Selene y sabe que algo no anda bien con ella, su cabello tiene el mismo movimiento espiral que una vez cuando estaba muy enojada en su habitación, de su cuerpo emerge un aura blanquecina. Algo va a pasar y el jadeo corto de Alexia a su derecha se lo confirma. Su gamma puede sentir cada una de sus emociones. De pronto Selene abre los ojos y aunque no llega a decir nada, Connor percibe que ella intenta prevenirlo, por lo que habla con todos sus miembros allí presentes por el enlace.«¡Todos. Abajo. Ahora!» Justo después de eso, una extraña, pero poderosa explosión, deja sucumbidos a todos; un ruido infernal, una luz cegadora y un fuerte temblor se expande a varios metros de diámetro. El alfa levanta un poco la vista, todavía aturdido y con un dolor de cabeza punzante por el impacto, y puede ver a Saya, aplastando con su enorme cuerpo peludo a Augusto. Los lugares claramente habían sido invertidos. La lluvia cae más intensamente, pero aun así, todo se ve claramente
«Nuestro compañero está muy herido», dice Saya en la mente de Selene, ella lo observa por medio de los ojos de su loba. «No sobrevivirá, no podrá hacerlo solo, nos necesita»El alfa está tumbado en el suelo lodoso, totalmente inconsciente. La lluvia cae muy intensamente y el frío cala hasta los huesos, incluso para ellos que tienen la temperatura corporal bastante elevada. Saya está a unos pasos de su compañero, debatiéndose en ayudarlo o simplemente alejarse y olvidar su existencia, tal como se lo merece. Pero algo en su corazón no le permite hacerlo. Tal vez su madre influyó demasiado en su crianza y ahora no es capaz de abandonarlo a su muerte cuando sabe perfectamente que puede ayudarlo, no solo a él, sino a todos los miembros de Redwood Wolves que ahora están gravemente heridos en el lugar donde se libró la batalla hace unos minutos. Miembros, que aunque quiera o no, son de su manada ahora, al menos hasta que Connor y ella se rechacen mutuamente y se desligue de ellos para siemp
Dos días. Dos días enteros han pasado desde el enfrentamiento con los renegados. El alfa Connor permanece hospitalizado en estado delicado. En este tiempo no ha despertado ni una sola vez, aunque la doctora ha informado que sus heridas están sanando muy bien y que es probable que despierte en las siguientes horas.La tensión en la manada se puede cortar con un cuchillo. Los murmullos en la cabeza de Selene aumentaron desde esa mañana que regresó junto con su compañero herido, con la diferencia que ahora les hace saber a todos con la mirada que sabe lo que están hablando o pensando. La mayoría retrocede o muestra su cuello cuando ella está pasando. Es obvio que el respeto hacia ella ha aumentado, especialmente ahora que los libró de Augusto para siempre. Selene camina de manera calmada desde la mansión hasta el hospital. Todas las miradas están puestas sobre ella, como siempre. Sin embargo, de manera despreocupada, los ignora y le da un mordisco a su manzana para aplacar el hambre de
Selene observa a su esposo desde cierta distancia, sin atreverse a entrar. Decir que no le duele verlo así, sería mentir descaradamente, porque lo hace, pero más le duelen las mentiras, no solo las de él, sino las de todos en esta manada. Todos ellos le mintieron, la traicionaron y la trataron como si no valiese nada, desde el mismo día en que llegó. —Él está mejor, Luna, su ritmo car… —dice la doctora a su costado, pero Selene la interrumpe bruscamente. —Bien, estaré con los niños ahora. Infórmame si hay algún cambio.Selene tenía pensado permitir salir a su loba esta mañana y acercarse a su cama para ayudarlo a sanar más rápido, pero luego de lo que pasó con Inés y Carla en la puerta, ya no tiene ninguna gana de hacerlo. Se aleja de la habitación dejando a la doctora descolocada. En la sala de pediatría, hay seis niños internados, tres más de la última vez, todos con síntomas similares y sin poder encontrar alguna solución para ellos. La doctora pediatra está chequeando a uno de
—¿Luna? ¿Se siente bien?La voz de Ayanell saca de su trance a Selene. Ella quedó bastante aturdida luego de lo que la doctora dijo, tanto que perdió la noción del lugar y el tiempo durante varios minutos pensando en los miles de posibilidades con este descubrimiento. Cada cosa que ha estado escuchando desde que llegó aquí, ahora resuenan con mayor fuerza en su cabeza. ¡Maldita sea! ¿Será posible?—¿Puedo pedirte un favor especial? Pero necesitaré tu discreción —dice Selene, todavía con la vista perdida en las carpetas.—Por supuesto, si está en mis manos, lo haré, Luna.Selene toma unas cuantas aspiraciones antes de decir:—Quiero que tomes muestra de mi esposo y lo compares con los niños. ¿Es eso posible? Ayanell abre la boca, pero no le sale ni una sola palabra al entender el punto de Selene. Asiente levemente.—Tomaré la muestra ahora mismo y si no le molesta, mandaré también la copia al doctor Moreira. —Gracias, esto es muy importante para mí. —Lo haré, Luna —Ayanell se levant
—Cuando llegue el resultado de ADN, hazlo desaparecer —ordena Carla a la mujer que tiene enfrente. Ella tiene la mirada baja y sus manos tiemblan a sus costados. No se atreve a levantar la vista para no enfrentar la furia de Carla—. No puedo creer que esa jovencita se atreviera a hacer esto. —¿Cómo puedo hacerlo, señora? Ella no permite que nadie se acerque a su oficina, además esa doctora está encargando personalmente de eso y…—¡No me importa lo que tienes que hacer ni a quién debes matar para conseguirlo! Pero haz que ese maldito resultado desaparezca en el momento que llegue. ¿Me oyes? —grita Carla señalándola con el dedo—. También asegúrate de dejar limpio la caja fuerte, no permitas que esa doctorcita meta sus narices allí. Borra y quema todos los expedientes y los frascos, que no quede ni un solo rastro de lo que pasó. Selene no puede salirse con la suya.—Buscaré la forma, señora, pero…—¡Pero nada! Suficiente tengo con el inútil de Augusto que se dejó matar por esa chiquilla
Carla se aleja de la clínica mucho más enfadada que antes. No solo debe lidiar con Selene creyéndose la dueña de la manada en estos momentos, haciendo y deshaciendo todo a su antojo, sino también el extremo cambio de humor de Inés con el embarazo. Escuchar sus lloriqueos todo el tiempo la estresa a un nivel superior, jamás imaginó que se volviera tan débil, dependiente e imbécil. No ve la hora que ese cachorro finalmente nazca y pueda tener a su merced al heredero de Redwood Wolves. Cuando eso pase, será tan poderosa que no habrá nadie que pueda contra ella, ni siquiera Connor y su estúpida pareja.Llega hasta su salida secreta en los muros de piedra y se esfuma rápidamente en la oscuridad del bosque sin darse cuenta de que un hombre la observa y sigue de manera sigilosa.«Ella salió por el lugar oculto que te comenté. La tengo en la mira, justo ahora. La seguiré» dice Uriel mentalmente a Selene. El hombre ruega a los cielos que su presentimiento sea correcto y pueda encontrar a Lili