El cuerpo de Isis estaba exactamente igual que la última vez que Freyha lo había visto días atrás; nadie diría que estaba muerto, ya que sus hermosas facciones parecían permanecer sometidas en un profundo sueño, sin embargo la flecha de fresno clavada clavada en medio de su corazón era prueba de esto.
—Fue planeado, aguardaron hasta que volvió a transformarse antes de disparar—escupió con ira su tío.
Freyha contuvo la respiración durante unos segundos incapaz de seguir oliendo el hedor que emanaba del hombre. Odio, ira y dolor.
Una combinación explosiva.
—Le dispararon desde el Este, a una distancia de diez metros—dijo Hat, surgiendo desde el espeso bosque acompañado por Fenryr.
Todos en el lugar, incluido el Alfa, asintieron sin detenerse a cuestionar la legitimidad de sus palabras, lo cual era normal.
Algunos lobos nacían con habilidades especiales y ellos dos las tenían.
Tanto Hat como su mejor amigo Fenryr, eran rastreadores desde su llegada al mundo. Esto significaba que su olfato, vista y olfato eran mejores que los de cualquiera, incluído su abuelo.
—¿Una manada rival?—interrogó Skol, señalando con su fuerte mentón a los rastreadores.
—No estamos seguros, no había un rastro u aroma que seguir—respondió Fenryr, pasando una mano por su cabellera color bronce, al mismo tiempo que fruncía el seño.
Su tío juró al tiempo que unía sus dientes con fuerza, sin embargo, era la mirada pensativa que mantenía a su abuelo perdido la que la puso inquieta.
—¿Que pasa?—susurró Freyha, las palabras atrayendo la atención del pequeño círculo de lobos.
Sus palabras trajeron de regreso al Alfa, quien la observaba con mirada cansada y triste.
—De ahora en más no quiero que nadie esté solo—ordenó el hombre, enderezando la espina. Adoptando la postura del rey.
Nadie lo cuestionó, todos asintieron a sus órdenes y tomaron aquello como una invitación para retirarse.
Sin embargo, cuando ella comenzó a darse la vuelta, el hombre volvió a hablar.
—Freyha… de ahora en más te quiero cerca mío, de Skol, Hat o cualquier otro miembro de la manada—volvió a ordenar, el Alfa no su abuelo se dió cuenta.
Sin embargo, aquellas palabras hicieron brotar la cólera que parecía agitarse dentro suyo como un mar tempestuoso.
—Puedo cuidarme y defenderme sola—gruñó ella.
Todos los presentes parecieron encogerse un poco, después de todo, nadie desobedecía o retaba al Alfa.
A excepción de ella.
Con su mirada de oro fría y carente de cualquier emoción, su abuelo se aproximó a ella solo unos pasos. Seguridad, confianza y poder, presentes en cada movimiento.
—Eres la última mujer del linaje Crescent, tu mejor que nadie sabes lo difícil que es la conversión de una mujer lobo—comenzó a decir el Alfa arrastrando las palabras—si te matan la historia termina ahí, pero dudo que te den caza solo para matarte.
—Puedo cuidarme sola. Soy más fuerte que muchos, incluso anoche vencí a Hat—gruñó Freyha manteniendo su mirada de oro firme.
—No tienes control sobre tu lobo, él te domina y cedes ante sus caprichos… aparte cualquiera vence a Hat—respondió el Alfa con firmeza.
Sintió un bajo gemido proveniente de su hermano y al instante se arrepintió por haberlo usado de ejemplo.
El Alfa era frío y calculador, no medía sus palabras a la hora de defender sus principios, incluso llegaba a olvidarse que era su abuelo.
—Yo tengo el control—volvió a gruñir ella, presionando los dientes con fuerza.
A su alrededor, todos parecieron contener la respiración mientras retrocedían un paso hacia atrás.
Incluso sus hermanos no se atrevieron a estar cerca de ella en aquel momento. A excepción de su abuelo, quien la miraba sin revelar nada.
—Bueno, pruébalo entonces—comenzó a decir él arrastrando las palabras—¡Fenryr!.
Al instante Freyha se había arrepentido de enfrentar al Alfa, pero era demasiado tarde, puesto que el mejor amigo de su hermano ya se había lanzado a la carrera arremetiendo contra ella bajo la orden de su abuelo.
Era varios centímetros más alto que ella y su fuerza era mayor, pero Freyha lo superaba en agilidad.
Por lo que logró esquivar el primer movimiento sin problema pasando bajo sus brazos extendidos, sin embargo, él ya había previsto aquello.
Sin darle tiempo a adoptar una posición de ataque, Fenryr barrio sus piernas con fuerza y velocidad, haciéndola caer sobre la fría tierra húmeda.
No conforme con esto, tomó sus brazos y, sujetandolos tras su espalda, la dejo inmovilizada por completo.
No había forma de soltarse o liberarse, por más que se revolvía inquieta bajo su cuerpo, su peso era mayor.
—Si no puedes liberarte de un rastreador en tu forma humana ¿Cómo planeas librarte de dos, tres o cuántos se les ocurran enviar?—gruño el Alfa observando a su nieta en el suelo—Esta noche despedimos el cuerpo de Isis y mañana decidiré cómo seguir.
Hizo un vago gesto con el mentón para liberar a Fenryr de su orden, antes de dar media vuelta y marcharse del lugar, escoltado por su tío, quien cargó sobre sus brazos con delicadeza a su hijo muerto, antes de seguirlo.
—Lo lamento—murmuró Fenryr extendiendo una mano bronceada hacia Freyha para ayudarla a incorporarse.
La chica apartó su mano con brusquedad antes de incorporarse y dedicarle una mirada cargada de odio.
—Si me vuelves a derribar, te mataré—siseó ella mirando sus profundos ojos negros.
Una sensual media sonrisa arrogante emergió en sus labios, al tiempo que se inclinaba hacia adelante y rozando el lóbulo de su oreja dijo.
—Primero tendrás que vencerme—ronroneó, antes de alejarse unos y hacerle un gesto a Hat.
Cualquiera fuera la comunicación secreta que ambos amigos compartían, el lobo negro acintio con la cabeza y comenzó a caminar en dirección al bosque, Fenryr se le unió, caminando a su lado hasta perderse entre los árboles.
Humillada y colérica, Freyha se quedó mirando el punto por dónde ambos habían desaparecido, como si una parte de ella le gritara que les diera caza.
—Si sigues mirando así, incendiarás el bosque—bromeó Skol, unos pasos a su derecha.
La voz de él la tomó por sorpresa, haciéndola sobresaltar levemente.
Girando su rostro hacia el benévolo hermano de oro, suspiró con fuerza, dejando ir toda su ira.
—A veces me resulta difícil contener las ganas—respondió Freyha con honestidad.
Skol le regaló una pequeña sonrisa amable, de las que transmiten tranquilidad y consuelo.
Tal como lo hacía él siempre.
—Por lo visto haces un buen trabajo, hasta ahora el bosque sigue intacto—respondió él, acercándose a su hermana.
Ella bufó el intento de una sonrisa mientras negaba con la cabeza, permitiendo que Skol la rodeara con sus brazos, estrechandola con fuerza en un abrazo.
—Quiere protegerte, al igual que todos—susurró el lobo de oro contra su cabellera negra.
—Yo puedo protegerme—respondió ella con la voz quebrada.
—Lo sé, y él también… pero no puedes culparnos por tener miedo—contestó Skol, pasando una mano por el cabello de ella en una caricia lenta.
Desde niños, él podía percibir cuando ella estaba al borde de cruzar la delgada línea entre lo humano y lo bestial. Con el correr del tiempo, había aprendido a ayudarla a salir de esos momentos, calmandola para traerla de regreso al lado humano.
Skol era su hermano, pero también una especie de figura protectora, paternal, su mejor amigo y confidente.
—Gracias—susurró ella con la voz quebrada.
Él se apartó de ella un instante para observar su rostro con detenimiento, evaluando que estuviera bien.
—Fenryr es un idiota… pero está vez estaba bajo las órdenes del Alfa—soltó con cautela alejándose medio paso de ella.
—Lo sé, por eso no lo mataré… solo le daré una buena paliza—ronroneó en respuesta ella comenzando a caminar hacia la casa.
Su hermano se unió a ella en su camino, soltando una baja risa tranquila, igual que él.
—No esperaría menos de la futura Alfa—respondió Skol rodeándola con un brazo mientras seguían su camino.
Freyha sonrió y se dejó guiar por el medio abrazo.
Si Skol conocía todos sus secretos, ella sabía los de él. Entre ellos, el repudio que su hermano sentía por la mera idea de convertirse en el próximo Alfa y llevar la pesada corona.
Un peso por lo que Freyha moriría para conseguir, algo que Skol conocía muy bien y apoyaba con firmeza.
De alguna forma, todos sabían que ella sería la sucesora del Alfa, en especial los tres hermanos.
La muerte de Isis solo sirvió para confirmar aquello, después de todo, ninguno de los hermanos se atreverían a pelear entre ellos.
¿O sí?
—¿Qué te ocurre?—preguntó Hat mientras saltaba sin dificultad un robusto tronco partido que obstruía su camino.Unos pasos por delante, Fenryr caminaba bufando por lo bajo y haciendo morisquetas al aire, mientras sus pensamientos se veían abstraídos hacia una sola persona.—¿Por qué es tan necia y obstinada?—preguntó el chico de cabello dorado como el oro mientras detenía su andar y se giraba lentamente en su dirección.Hat ya sabía de quién hablaba, entendía a la perfección lo que pasaba por el corazón de su amigo, sin embargo fingió desentendimiento.—¿A qu&eac
Odio, vil y corrosivo, colmaba su ser.El lobo gris estaba furioso y hambriento, observaba el círculo de personas arrodilladas en el frío suelo del bosque a su alrededor, su mirada color sol era bestial.Muy poco quedaba de la humanidad.—Piedad—imploro Hat con sus dorados ojos repletos de pánico.Pero al lobo poco le importaba su miedo, pánico o dolor, su único interés era sucumbir a la necesidad de sangre que guiaba cada una de sus acciones.Con pisadas poderosas, el lobo se paseaba entre el círculo de personas, decidiendo cual sería el primero que deboraria. La rechoncha mujer de estatura baja se paseaba por la habitación con un constante gesto de desagrado en su rostro aplastado.El hecho de que sus cachetes cayeran de forma semejante a los de un bulldog, no ayudaba en nada a la mujer.Tampoco era algo que le importara demasiado a Freyha, después de todo, odiaba a aquella profesora desde hacía mucho tiempo atrás.Su desagrado se remontaba al primer llamado negativo de atención que la mujer profirió contra la loba gris, desde entonces, aquella profesora había desarrollado especial deleite en castigarla, enviarla a dirección o incluso humillarla frente a los demás.Y está vez no fue la excepción.<Capitulo 5:
Los tres días que faltaban para la llegada del sábado, se perdieron en el horizonte como una delicada pluma se pierde atrapada por un torrentoso viento de tormenta.Freyha no podía mentir diciendo que no estaba ansiosa por su paseo con Zeth, después de todo él era muy atractivo y aquella sería la primera cita de ella.La loba gris no tenía la menor idea de qué hacer en una o cómo prepararse para la ocasión.Por este motivo estaba Franchesca en su habitación escogiendo entre unos hermosos vestidos.Habría deseado que Rohan también la acompañará y ayudará en aquel momento, después de todo tenía más conocimientos de citas, modas
Fenryr:—¿Acaso eres idiota?—gruño enfadado el lobo negro, dirigiéndole una mirada de reproche a su amigo.Los tres lobos estaban de pie en el hermoso jardín trasero de la familia Crescent, sus humores eran ásperos. Todo debido al arrebato de palabras absurdas que Fenryr había escupido a la loba gris.—No me presiones Hat—advirtió el chico de mirada color noche.Demasiado tenía él con sus propios juicios, sabía que no debía decirle nada a Freyha, sin embargo las palabras escaparon de sus labios ayudadas por los celos y el enojo.—¿No po
Freyha:Los nervios revoloteaban por sus entrañas como un manojo de mariposas sobre plantas florecidas de camelias.Sin embargo se permitió sonreír, mientras terminaba de salir del hermoso bosque, después de todo tendría su primera cita.Quizás era algún absurdo efecto producido por la ansiedad mezclado con la emoción y un poco de alegría, pero todo le parecía más bello. Desde el verde de los pinos frondosos con su aroma tan particular, hasta las pequeñas alimañas que correteaban por las ramas, mismos animales que su lobo amaba devorar.La chica apartó aquel pensamiento de su mente, aquel día se permitiría ser
—¿Y qué te respondió?—susurró Fenryr sentado junto a Freyha en el amplio valle de fresias.La loba gris mordió su labio inferior que temblaba sin consuelo alguno, a su lado, el muchacho de cabello color sol se debatía si debía abrazarla o no.Al final decidió no hacerlo, sentía que al hacerlo, estaría aprovechándose de la situación.—Me dijo que no estaba al nivel de su hermano. Que no era más que una tonta niña salvaje—dijo Freyha con un hilo de voz.Fenryr respiro profundamente y envío hielo a sus venas, en un intento por aplacar la llameante cólera que parecía apoderarse de él co
—¿Cómo que te dejó plantada?—rugieron al unísono sus hermanos con consternación.—No es nada… me hizo un favor, ahora se que es un idiota—respondio Freyha intentando aligerar el ambiente, mientras tomaba un tomate para agregarlo a su hamburguesa.Cómo cada noche, los tres hermanos se encontraban solos en su casa, cenando lo que Skol cocinaba. Su abuelo tardaría en llegar, después de todo y como cada domingo por la noche, tenía reunión con los miembros del consejo de la manada.Sin embargo aquello era una excusa absurda, los tres lo sabían perfectamente.A su abuelo no le agradaba pasar tiempo en aquella casa, de seguro lo atormentaban el