#65:
Cuando abrió los ojos, la asaltó un dolor terrible. Su vientre se contraía con una fuerza terrible, con apretujones diseñados para doblarla o partirla a la mitad.

Liberó un grito, y sus esclavas vinieron corriendo a socorrerla, pero no había mucho que pudieran hacer por ella.

La sangre comenzó a brotar de entre sus piernas, y el dolor de reconocer lo que realmente sucedía, la pérdida, fue más insoportable que el dolor físico.

Cuando todo hubo terminado, tomó en sus manos en cuerpecito sin vida, ensangrentado y frío, y lo beso con desesperación.

Lo único que habría quedado de su amor.La única prueba de su felicidad, y el último vestigio de su amado, acababa de morir.

Permaneció en su cama, sin querer comer por semanas.

Entristecida.

Y cuando se recuperó lo suficientemente como para salir de su lecho, se fue a la chimenea tomó cenizas y rasgó sus ropas en señal de luto.

Sulima se golpeaba a sí misma.

Con la mano cerrada en un puño golpeaba su pecho. Desesperada..

Maldiciéndose
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