Cuando abrió los ojos, la asaltó un dolor terrible. Su vientre se contraía con una fuerza terrible, con apretujones diseñados para doblarla o partirla a la mitad. Liberó un grito, y sus esclavas vinieron corriendo a socorrerla, pero no había mucho que pudieran hacer por ella. La sangre comenzó a brotar de entre sus piernas, y el dolor de reconocer lo que realmente sucedía, la pérdida, fue más insoportable que el dolor físico. Cuando todo hubo terminado, tomó en sus manos en cuerpecito sin vida, ensangrentado y frío, y lo beso con desesperación. Lo único que habría quedado de su amor.La única prueba de su felicidad, y el último vestigio de su amado, acababa de morir. Permaneció en su cama, sin querer comer por semanas. Entristecida. Y cuando se recuperó lo suficientemente como para salir de su lecho, se fue a la chimenea tomó cenizas y rasgó sus ropas en señal de luto. Sulima se golpeaba a sí misma. Con la mano cerrada en un puño golpeaba su pecho. Desesperada.. Maldiciéndose
Diez horas antes: Club Trece: Víktor: Entre el vodka, el champán y la coca, mi cabeza es un lío. Pero estoy feliz, ¡carajo! ¡ Estoy casado! Menuda estupidez, estar trepando las paredes de felicidad por esto, pero no puedo evitarlo. Rose Ivanova. Oh, sí. Rose Ivanova…¡que bien suena! Y ella está aquí, sentada sobre mis rodillas, comiéndome la cara a besos, en lo que yo le estrujo las nalgas. Pero, también estoy vigilando que mi primo no se acerque al vodka. —Andiamo in una stanza e fottimi(Vámonos a una habitación y fóllame).- susurra mi esposa en mi oído, me encanta que cuando se pone cachonda me habla en italiano. Lame mi oreja, mordiéndome el lóbulo, y me pone las tetas en la cara. —¡Kyle!- bramo. —No es necesario que grites, ya tu madre me llamó y tengo órdenes precisas. Bien, me levanto, llevándome a mi zorra a follar, y es que no hay nada mejor en la vida. Cuando tu esposa es tu puta, y tu zorra, y tu amante… ¿Para qué necesitarías a otra mujer? Sunheri: Creo, que
Christian:—Madre, familia aquí reunida.- anuncio, con lentitud. – está es mi Sunheri Mendelson, mi esposa.—Que maravillosa noticia, sobrino.- susurra tía Sofía. – justo hace unos días, tu madre y yo comentábamos que...—Podríamos hablar en privado, un momento. Por favor, Christian.- pidió mi madre poniéndose en pie abruptamente.Arrugué el entrecejo.No esperaba que ella saltara de júbilo ante la noticia, pero tampoco esperaba que pusiera esa expresión de funeral.Asentí, depositando un beso sobre el dorso de la mano de mi esposa, y siguiendo a mi madre fuera del comedor.Me condujo a la sala de estar, y allí se dejó caer en un sofá, mirándome con seriedad, y recordé que cuando era niño y hacia alguna trastada.—No creas que no me alegra este nuevo acontecimiento, hijo…pero, ¿ No te parece un poco precipitado? Quiero decir, te llamé hace solo dos meses, y dijiste...—Mentí.Madre eleva las cejas.—Lo mío con Sunheri era puramente físico en ese entonces y ella no quería divulgar lo n
Susan:Lo que hacemos en nuestras vidas, repercute en la de los demás. Para bien o para mal.Yo nunca quise contarle la verdad a mi hijo.Siempre me he sentido avergonzada de mi historia sórdida con Omër.Me dejé llevar, por la atracción que sentía por él. Me dejé llevar por los sueños, y creí que nuestro destino sería hermoso y feliz, juntos.Sin embargo, nuestra historia, lejos de ser una de amor y felicidad, ha sido una de muerte.Me seco las lágrimas con el pañuelo.Estamos en el hospital, mi hijo y yo.Sofía vino a acompañarme pero le pedí que regresará a su casa. Aquí ya no hay nada que podamos hacer, ninguno d nosotros.Esa pobre muchacha recibió muchos golpes al rodar escaleras abajo, pero se curará.Lo más terrible de todo, es que el médico nos confirmó que acaba de perder a su bebé.Suspiro entristecida.De toda esta historia amarga, de toda esa terrible pesadilla con Omër, yo saqué al menos algo bueno.Mi hijo.Sin embargo, esa pobre chica ha perdido el suyo.Y no quiero ser una
Susan:He traído flores a su tumba.Sé que hacía tiempo no venía, pero es que parecía un ultraje a su memoria hacerlo mientras su asesina continuaba libre.Deposito las flores en el jarrón que adorna la tumba de Brian, contemplando con añoranza su foto.Sí lo amé.Tal vez no con esa pasión arrolladora de la juventud, pero sí con ese amor maduro, más calmado, más centrado, que no deja de ser amor por ser más tranquilo. A mi lado, mi hijo está en pie.Trae el hombro inmovilizado en un cabestrillo, aún.Ha pasado solo un mes desde el horrible incidente en el hospital.Chris no ha vuelto a sonreír desde entonces. Su rostro es una máscara de tristeza, y creo que sé porqué.***Esta tarde debemos acudir a un encuentro amargo.Los al Gala nos han citado en el comedor del hotel Sheridan.Chris conduce, serio, cálido…y mi corazón se contrae en un puño doloroso.No es fácil para una madre ver a su hijo tan contrariado. Y adolorido.—Ella estará allí.- susurro. – la madre de Omër me lo aseguró.—
Omër:Regreso a mi asiento, justo frente a ella, y la contemplo con lentitud.¿ Cómo es posible que después de tantos años sea ahora incluso más bella de lo que era?—Habla ya. ¿Qué estupidez propondrás esta vez?—Cásate conmigo.Su rostro se contrae, y eleva el mentón. Orgullosa.—Ni muerta. Me oyes, imbécil. Ni muerta me casaría contigo.- masculla mirándome con odio. Y yo suspiro.—Sueño contigo, ¿ lo sabías?- susurro, y ella se echa hacia atrás en su asiento, tragando en seco y apartando la mirada de mi rostro.—Al principio, creí que se debía a que mi subconsciente se revelaba en mi contra. Después de todo, te escapaste de mi trampa, mi pequeño diamante rojo.Abre los ojos como grandes platos, y palidece.Ah…como lo sospechaba, no soy el único avisado por esos terribles sueños.—Tu también sueñas conmigo, ¿habibi?( Amorcito)—No.—No te creo. Tu reacción hace un momento te delató. – intento sonreír, pero esto es demasiado.- luego de pasados unos años, comencé a ponderar que quizás
Dos meses después:Susan:—Señora Mendelson, uno de los clientes VIP solicita verla.Mi secretaria anuncia y yo arrugo el entrecejo.—¿Hay algún problema, Sarah?—No lo sé, Señora. Esta es la primera vez que un cliente solicita hablar directamente con la directora, hasta ahora, siempre habían quedado satisfechos con los anticuarios.Asiento, poniéndome en pie, y dirigiéndome a la sala de reuniones.Al entrar noto al sujeto alto, y de cabellera negra que está dándome la espalda. Sobre la mesa hay una maleta pequeña, negra, y el mundo me da vueltas¡Esto parece un jodido deja vú!—Tienes que estar bromeando.- farfullé, y Omër se giró. Manteniendo una expresión seria, en lo que me recorría con lentitud, con su mirada gris, dejándola posada justo sobre mis pechos.La expresión de su rostro se tornó oscura y sensual, relamiéndose los labios con lentitud y no lo soporté más.—Ey, cretino.- estallé, chasqueando mis dedos.- mi cara está aquí arriba.El me dedicó una sonrisa lenta, mostrándome
Sulima:He vuelto.Al exhalar mi último aliento, deseé con todas con mis fuerzas regresar a la tierra de los vivos algún día y volver a estar entre sus brazos.Él también ha regresado.Pero nos queda muy poco tiempo juntos.Con rapidez, tiro de sus ropas, en lo que él se deshace de las mías, y ya desnudos damos riendas suelta a nuestra pasión.Yo gimo en su boca, y el aprieta mis caderas mientras hacemos el amor, con la desesperación y el anhelo de unos amantes separados por la muerte, la distancia, y los siglos.—‘Ana ‘uhibuk( te amo) - sollozo, derramándome sobre él.Mi rey acaricia mis cabellos, quitándolos de mi rostro. Besa mi hombro desnudo, y me llena de su placer luego de un par de enérgicas embestidas.—‘Ana ‘uhibuk, mi pequeño diamante rojo.***Susan:Despierto, y estoy completamente desnuda, desgreñada y sin fuerzas. Acostada sobre la mesa de reuniones.A mi lado, duerme el maldito árabe, que trajo la jodida daga que provocó todo esto.¿Qué demonios fue eso?Por horas, mi c