Margaret llamó a la puerta con un toque débil. Insistió varias veces. Ya se marchaba cuando se abrió la puerta a sus espaldas.— Buenos días. Reconoció su voz de inmediato. Se giró y allí estaba. Se echó sobre él, abrazándolo con fuerza.— Pensé que te había pasado algo horrible — Susurró entre sollozos. Dairon no la abrazaba de vuelta. Se separó de él y notó entocnes en su rostro una mirada diferente. — ¿ Qué haces aquí hijo? ¿ Estás bien? — Él me advirtió que gente como usted vendría. Que intentaría engañarme y aprovecharse de mí. — ¿ Qué dices Dairon? ¿ Qué te ha pasado? — Debería sentir vergüenza de dejarse manipular de tal manera por seres tan ruines y despreciables. — ¿ De qué hablas? No estás bien hijo. Todo esto fue un error. Vámonos a casa. Lo tomó de la mano intentando halarlo hacia el coche, pero él dió un paso atrás. — Por respeto a su edad y su condición de mujer he de pedirle que se vaya de aquí sin mayores consecuencias. — Dairon me estás asustando —. Margaret
— Sigo soñando con ella. — ¿ Qué dices ? — preguntó Vásquez atragantándose con el trozo de carne que devoraba. — Bueno, creo que es ella, no puedo estar seguro. Es una chica hermosa. De cabello largo y ojos brillantes. Me sonríe vestida de novia, como si esperara por mí en el altar, pero nunca soy capaz de alcanzarla. — Sabrá Dios el desorden que tiene tu mente como para andar soñando semejantes tonterías. — El caso es, amigo mío, que cuando sueño con ella despierto con el pecho adolorido. Las manos me tiemblan y tengo los ojos llenos de lágrimas. — Esa es la parte de ti que recuerda la traición. Que recuerda el dolor por el que esa perra te ha hecho pasar. — No estoy tan seguro. Se siente como si fuese algo tan puro. Casi como si las lágrimas fueran de felicidad absoluta.— ¡ Tonterías! Confía en mí que estuve allí. No amas a esa estúpida y nunca fuiste feliz con ella. Vásquez se levantó arrastrando su silla. Alcanzó la encimera de la cocina y presentó delante de Dairon un bo
— Todo está en orden con la declaración del médico y la firma en estos papeles tenemos lo que necesitamos. Ante los ojos de la ley él mismo ha cedido el control de sus propiedades hacia ti. El médico confirma que su estado de salud es vulnerable y sus impedimentos psicológicos lo entorpecerían en el ejercicio de tomar decisiones apropiadas para su negocio y su propia vida. Eres su guardián legal y el albacea de todas sus posesiones. Adjunto a estos documentos la dirección de todas sus propiedades y la sede de la empresa. Vásquez se frotaba las manos mientras escuchaba con atención. — Debe saber usted que yo como abogado no tomaré responsabilidad alguna en ningún movimiento legal que la familia de este hombre emprenda en contra suya, después de todo, según tengo entendido nunca han sido ustedes muy cercanos y resultará extraño que un ajeno venga de la nada a hacerse con las propiedades en las que estoy seguro todos tienen puesto sus ojos. — Comprendo, no se preocupe magistrado. Yo
— ¿Tú sabías sobre esto?.Leo no pudo más que bajar la vista ante la pregunta. Luego de un cálido discurso Vázquez le dejó saber a todos los atentos empleados que su jefe no regresaría, que ahora la empresa había cambiado de manos en una fusión amigable y ahora pasaba a ser parte de sus negocios. Cada uno de los presentes quedó anonadado, primero la invasión de la policía y luego la llegada de este extraño señor aclamando poseer la dirección que antes le correspondía a Dairon, dejaban muchas preguntas sin contestar. — No me creo ni una palabra. — Balbuceó Leo a la chica. — Esto no es posible, no hubiese ocurrido sin que Dairon me hubiese mencionado algo. Es una decisión que jamás hubiese tomado la ligera y mucho menos solo. Todo esto es demasiado extraño y me encargaré de arrojar luz sobre este asunto.No te preocupes, le encargaré de que los abogados lleguen cuanto antes. Revisaré cada uno de los papeles que ese hombre nos ha entregado y estoy dispuesto a luchar con uñas y dientes
Abrió los ojos despacio. Una venda le impedía la visión del lado derecho. Su conciencia estaba completamente anulada. No pensaba en lo ocurrido solo el instinto guiaba su mano hacia el ojo cubierto. Al tacto la gasa áspera le Susurró lo ocurrido y el dolor vino a la vida caso a la par que el recuerdo de la pelea.Alice comenzó a gritar. — ¡Senorita, está usted despierta! — Exclamó una enfermera sorprendida al encontrarla intentando despojarse de los vendajes. — ¡ No! — El médico llegó corriendo y se echó sobre ella, intentando detenerla. Tomó la asistencia de dos enfermeros más para lograr inmovilizarla. Estaba poseída por una fuerza inhumana y al verse incapaz de alcanzar la piel herida para saber con certeza la gravedad de la herida, rompió en llanto.— Ha sufrido una quemadura grave en el lado derecho del rostro que ha dado como resultado una desfiguración importante. — El médico le hablaba mientras Alice insistía en mover las manos ahora atadas con correas a los lados de la
— Perdóname — Margaret no se atrevía a mirarla a los ojos. Mara no encontraba palabras. No pudo imaginar cuando la vio entrar a la habitación que aquella señora descargaría sobre ella un secreto tan cataclísmico.— Yo no sabía… jamás te conocí… tienes que comprenderlo ella era mi hermana. No tenía manera alguna de saber cómo esto podría cambiar tantas vidas para mal —. Margaret se llevó las manos al rostro y cubriéndoselo comenzó a llorar. — Todo lo que ha pasado… mi madre…mi matrimonio …mi hijo —. Mara hizo una larga pausa. — ¡ Mi hijo es su hijo!Margaret se descubrió el rostro. — Félix es hijo de Dairon —. Repitió ella. Mara asintió.— Dios santo. ¡ Cuánto dolor he causado por callarme tantos años. Mara tomó una de sus manos entre las suyas. — Eso ya no importa. Lo importante ahora es recuperar el tiempo perdido. ¿ Dónde está Dairon? Margaret rompió a llorar nuevamente. — Se ha ido a buscarte. — ¿ A buscarme? — Sí, cuando supo todo salió decidido a recuperarte. Por eso a
— Desde la primera vez que te vi lo supe: te amaría por siempre. Estaba indefensa ante tus ojos vivaces y tú sonrisa. Fui tan feliz el día que me acorralaste en aquella esquina, le tomaste por la cintura y me besaste… creí que mi corazón iba a salir disparado de mi pecho. Dairon observaba como le hablaba con dulzura la mujer más hermosa que jamás había visto. Estaban juntos entre las sábanas, la luz cálida se colaba por las cortinas y el aroma a incienso de canela inundaba la habitación. Recuerdas lo que me.dijsite ese día? — Dairon contestó negando con la cabeza. Ella lo golpeó suavemente en el pecho. — ¿ Cómo puedes olvidar algo así? — Le reclamó — Justo después del beso te acercaste a mi oído y susurraste : Te amo, te amaré por siempre. Dairon sonrió.— Aún el recuerdo me eriza la piel.— Te amaré por siempre Mara, te lo prometo — dijo y volvió a besarla. Cuando separó los labios de los suyos se había desvanecido. La realidad se imponía sobre el sueño febril. Estaba de vuelt
Alice despertó rodeada de flores en una habitación donde la luz del sol bañaba todo con su dorado fulgor. Se movió en la cama, al principio inconsciente de sus heridas pero luego el roce con las sábanas suaves le causó tanto dolor que fue imposible de ignorar. Dejó escapar un grito a la par que llevaba sus manos a su piel lastimada. — ¿Está usted bien ?¿Qué le ha pasado? He oído un grito.Vasquez irrumpió en la habitación jadeando y preocupado. Alice se apresuró a cubrir el pijama semi transparente que llevaba.—¡ Salga de aquí váyase! — gritó ultrajada girando el rostro.Vázquez desapareció cerrando la puerta tras de sí y solo entonces ella se percató de lo familiar que le resultaba aquella habitación. Se levantó y poco a poco todos los recuerdos regresaron en avalancha. Acarició la mesilla de noche, abrió el vestidor y dentro encontró su ropa. El espejo en el que tantas veces antes se había mirado ahora la lastimaba con un reflejo horroroso y la cama le traía la insoportable memo