Instintos de fiera

—Cariño, qué bueno encontrarte. Al no encontrarte en la cama supe que estarías aquí. Sabía que no podrías resistir la tentación. Después de todo eres como yo. Te excita la venganza.

Vázquez acarició su cabello con ternura fingida, mientras sonreía al ver el niño en sus brazos.

— Lo único que me molesta es que te lo pregunté y me mentiste a la cara, pero eso lo hablaremos después.

Alice temblaba internamente. El niño adormilado sobre sus hombros despertó al escuchar la voz grave cerca suyo y comenzó a llorar al ver quiénes lo rodeaban.

Gritó desesperado y comenzó a patalear haciendp quefuese muy difícil sostenerlo, pero nadie estaba alrededor para ayudarlo. Todos estaban concentrados en lo que ocurría en el cuarto de interrogatorios.

—¡Que quieres decir!— Dairon gritaba.

— Quiere decir que está usted acusado de varios cargos y que lo más probable es que aunque la libertad condicional fuese posible, no pudiera pagarla. Ahora mismo no queda ni centavo a su nombre en los libros y las
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