Leía cada página que estaba en la carpeta y no era capaz de de reaccionar, Javier era acusado de la muerte de una jovencita, aunque en las últimas páginas se señalaba que por falta de pruebas había sido encarcelado —¡Él no es capaz de hacer esto! —Exclamé —De seguro todas son calumnias, nunca pudieron culpar. ¿Leíste todo lo que está aquí? —¡El fue liberado por falta de pruebas, no porque fuera inocente! ¡Él es peligroso para ti! —¡Por favor Dominic! él nunca haría algo así, no importa las pruebas que me muestres, yo creo en mi novio, ¡En su inocencia! —Vociferé. Javier, mi novio a quien yo conocía de años no era un asesino de eso estaba segura —¡No seas ingenua Bell! ¡tú podrías ser la siguiente! —¡Tú estás más loco! —Tiré la carpeta a su escritorio y me levanté de la silla para salir de ese lugar, pero el amigo de Dominic se puso en la puerta impidiendo mi salida —¡Déjame salir! —ordené a Dominic —¡No! no estás segura al lado de tu novio ¡Tú no
Esther— ¡Hola! ¿Cómo estás? — Dylan llegó a mi pórtico, me encontraba sentada, mientras cuidaba a mis hermanos. Mi madre tenía más de dos horas que se había ido en busca de mi padre.— ¡Eh! Bien… estoy bien Dylan— Pues no lo parece, tengo un buen rato que te veo y estas con tu mirada perdida.La verdad era que desde que me enteré de que mi madre había tenido un amorío con el padre de Damián, muchas preguntas habían surgido, no paraba de pensar en ello. Por ese motivo insistí con mi madre a que hiciera las pases con mi padre, no quería que mi familia se destruyera.No podía contarle a Dylan sobre el secreto de mi madre, ya que su tía Kim era novia del señor Dimitri.De pronto s
Era increíble como el tiempo pasaba tan rápido, sobre todo cuando te la pasabas viajando. Habían pasado dos semanas desde que partimos de Chicago con Dominic.Pero no me arrepentía, había sido la mejor decisión, durante estos días, el dolor causado por culpa de Javier casi quedaba en el olvido o tal vez trataba de engañarme a mí misma, era una mitómana y la mentira era mi mejor amiga.Mentir era la única manera en que podía olvidar el pasado y estos días había sido mi mejor aliada, decir que estaba bien; que nada me afectaba; que lo de Javier había quedado en el olvido, eso hacía sentirme mejor. Aunque en ocasiones en verdad era feliz al lado de Dominic, él me hacía sentir especial, tenía detalles conmigo, me llevó a lugares que nunca imaginé visitar.En estos momentos nos encontrábamos en un Hotel en Du
Estaba muy emocionada por estar de vuelta, a pesar de parar unos cuantos años en Chicago, le tenía más aprecio a este lugar en donde nací, mis padres estaban ausentes en mi vida, desde la muerte de mi hermano, nunca recibí una llamada de su parte, al parecer para ellos enterraron a sus dos hijos el día del sepelio de Martín, me esforcé por mucho tiempo a que ellos me prestaran atención, mas nunca lo logré.Vine a Chicago y me encontré con Maggy, Francisco y Riana, ellos se convirtieron en mi nueva familia.—¡Bell! ¡No puedo creer que estés aquí! —Maggy me recibió con un fuerte abrazo, había llegado a la cafetería en compañía de Dominic y en efecto muchas cosas ya estaban empacadas —¿Pero d
Estaba en la cocina de mi apartamento, preparaba el desayuno para Dominic, habíamos pasado la noche juntos no necesariamente durmiendo, él era un salvaje en la cama, me estaba acostumbrando a su manera feroz de hacer el amor.Cada caricia para mi era como un fuego arrasador que me quemaba cada vez que me tocaba, pero era me encantaba, estando en sus brazos olvidaba todo a mi alrededor, sobre todo mis problemas.Mientras cocinaba, mi móvil sonó; se trataba de una llamada entrante, se trataba de mi amiga. De seguro estaba preocupada —Aló —Contesté—Bell, gracias a Dios me respondes, dime que no tomaste un avión y te fuiste de la ciudad.—No Riana, estoy en mi apartamento.
Javier estaba parado frente a mí —Sabía que mi sorpresa te encantaría —Diara pasó a mi lado y entró a mi apartamento, pero mi mirada seguía fija en Javier.Él avanzó hasta estar a pocos centímetros de mí, yo lo veía y no podía creer que estuviera libre aquí, en este momento. Sus ojos me veían detenidamente, puso sus manos en mi rostro y se acercó hasta juntar nuestros labios.Yo seguía allí, helada, en shock, sin sentimiento alguno, ya que esto me parecía tan irreal —¡Te extrañe tanto! —Dijo al separarse de mí, juntó nuestras frentes y cerró sus ojos.—¡Que lindos!... Son tan tiernos —mencionó Diara
DominicVi a mi pequeña pelirroja, asustada y confundida, la estúpida de Diara había disparado, lo bueno fue que dio directo en el estúpido ese y no en mi hermosa pelirroja. Tomé a la loca de Diara del brazo y la bajé hacia mi auto, esta reclamaba por lo fuerte que la sostenía, pero no me detuve.La lancé hacia el sillón trasero, no importando que supuestamente ella estaba embarazada, subí y empecé a manejar furioso, enojado porque había dejado a la mujer que más amaba con sentimiento de odio; odio hacia mí y esto por algo que yo ni siquiera había hecho o había ordenado, eso significaba que Fede tenía muchas cosas que explicar, había actuado de manera propia.—¡Eres un maldito idiota!
BellIba destrozada en el auto de un desconocido, estaba segura de no soportar un solo instante más en este mundo, toda mi vida era un desastre.¿Qué pasó con Javier? Pues al escuchar que estaba embarazada, volteó su cara no dirigiéndome la palabra. Sentí un fuerte dolor de pecho ante su rechazo, pero no lo podía culpar, este bebé no era de él, sino del hombre que lo inculpó y lo metió a la cárcel.Salí del hospital con lágrimas en mis ojos, pero antes de salir las limpié, no quería que las personas me vieran como una ridícula por estar llorando en la vía pública. Trate de salir si que Riana, Carlos y Pablo me vieran, no quería causar lástima.Ahora iba en un taxi hacia mi casa y pensaba en todo lo sucedido en veinticuatro horas, tantas emociones en tan poco tiempo: felicidad, con