CAPÍTULO 35

Estaba en la cocina de mi apartamento, preparaba el desayuno para Dominic, habíamos pasado la noche juntos no necesariamente durmiendo, él era un salvaje en la cama, me estaba acostumbrando a su manera feroz de hacer el amor.

Cada caricia para mi era como un fuego arrasador que me quemaba cada vez que me tocaba, pero era me encantaba, estando en sus brazos olvidaba todo a mi alrededor, sobre todo mis problemas.

Mientras cocinaba, mi móvil sonó; se trataba de una llamada entrante, se trataba de mi amiga. De seguro estaba preocupada —Aló —Contesté 

—Bell, gracias a Dios me respondes, dime que no tomaste un avión y te fuiste de la ciudad.

—No Riana, estoy en mi apartamento.

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