Estaba muy emocionada por estar de vuelta, a pesar de parar unos cuantos años en Chicago, le tenía más aprecio a este lugar en donde nací, mis padres estaban ausentes en mi vida, desde la muerte de mi hermano, nunca recibí una llamada de su parte, al parecer para ellos enterraron a sus dos hijos el día del sepelio de Martín, me esforcé por mucho tiempo a que ellos me prestaran atención, mas nunca lo logré.
Vine a Chicago y me encontré con Maggy, Francisco y Riana, ellos se convirtieron en mi nueva familia.
—¡Bell! ¡No puedo creer que estés aquí! —Maggy me recibió con un fuerte abrazo, había llegado a la cafetería en compañía de Dominic y en efecto muchas cosas ya estaban empacadas —¿Pero d
Estaba en la cocina de mi apartamento, preparaba el desayuno para Dominic, habíamos pasado la noche juntos no necesariamente durmiendo, él era un salvaje en la cama, me estaba acostumbrando a su manera feroz de hacer el amor.Cada caricia para mi era como un fuego arrasador que me quemaba cada vez que me tocaba, pero era me encantaba, estando en sus brazos olvidaba todo a mi alrededor, sobre todo mis problemas.Mientras cocinaba, mi móvil sonó; se trataba de una llamada entrante, se trataba de mi amiga. De seguro estaba preocupada —Aló —Contesté—Bell, gracias a Dios me respondes, dime que no tomaste un avión y te fuiste de la ciudad.—No Riana, estoy en mi apartamento.
Javier estaba parado frente a mí —Sabía que mi sorpresa te encantaría —Diara pasó a mi lado y entró a mi apartamento, pero mi mirada seguía fija en Javier.Él avanzó hasta estar a pocos centímetros de mí, yo lo veía y no podía creer que estuviera libre aquí, en este momento. Sus ojos me veían detenidamente, puso sus manos en mi rostro y se acercó hasta juntar nuestros labios.Yo seguía allí, helada, en shock, sin sentimiento alguno, ya que esto me parecía tan irreal —¡Te extrañe tanto! —Dijo al separarse de mí, juntó nuestras frentes y cerró sus ojos.—¡Que lindos!... Son tan tiernos —mencionó Diara
DominicVi a mi pequeña pelirroja, asustada y confundida, la estúpida de Diara había disparado, lo bueno fue que dio directo en el estúpido ese y no en mi hermosa pelirroja. Tomé a la loca de Diara del brazo y la bajé hacia mi auto, esta reclamaba por lo fuerte que la sostenía, pero no me detuve.La lancé hacia el sillón trasero, no importando que supuestamente ella estaba embarazada, subí y empecé a manejar furioso, enojado porque había dejado a la mujer que más amaba con sentimiento de odio; odio hacia mí y esto por algo que yo ni siquiera había hecho o había ordenado, eso significaba que Fede tenía muchas cosas que explicar, había actuado de manera propia.—¡Eres un maldito idiota!
BellIba destrozada en el auto de un desconocido, estaba segura de no soportar un solo instante más en este mundo, toda mi vida era un desastre.¿Qué pasó con Javier? Pues al escuchar que estaba embarazada, volteó su cara no dirigiéndome la palabra. Sentí un fuerte dolor de pecho ante su rechazo, pero no lo podía culpar, este bebé no era de él, sino del hombre que lo inculpó y lo metió a la cárcel.Salí del hospital con lágrimas en mis ojos, pero antes de salir las limpié, no quería que las personas me vieran como una ridícula por estar llorando en la vía pública. Trate de salir si que Riana, Carlos y Pablo me vieran, no quería causar lástima.Ahora iba en un taxi hacia mi casa y pensaba en todo lo sucedido en veinticuatro horas, tantas emociones en tan poco tiempo: felicidad, con
DominicDos semanas después …—Si Diara se entera de esto, no solo tu estarás muerto, yo te acompañaré, porque esa mujer cuando está loca es de temer — Espetó Dominic—Eres un cobarde, si no querías venir te hubieras quedado en el hoyo en donde vives.—Porque si no lo hacía tu ibas a matarme, tengo que protegerte, de lo contrario el Clan de los Nolan vendran por mí, aunque creo que tu hermano menor será el que hará fiesta si te mueres, el tremendo te quiere muerto.—Ese pesado no me importa, lo único que me importa en estos momentos es… JavierMiraba el reloj desesperado, Bell tenía media hora de retraso. Riana indicó que ella ya estaba lista y que en pocos minutos estaría aquí. Pero el tiempo pasaba y ella no aparecía.—¿No tienes noticia de Bell? —preguntó mi amigo Carlos—No, y me está preocupando, aunque el tráfico estuviera pesado, Bell ya tendría que estar aquí —. habían poco invitados en la capilla, quisimos hacer algo sencillo, solo se encontraban. Mi sorpresa fue conocer a los padres de Bell, creí que no vendrían, ya que al parecer su relación no era muy buena con ella, pero al final estaban aquí, esto sí sería una gran sorpresa para ella.Caminé hacia ellos con la esperanza de que tuvieran noticias de Bell —¿Saben algo de Bell? —pregunté —¡Pero qué cara! —se burló mi esposo—¡En la próxima serás tú quien acompañe a Eva!—Mamá eres una llorona, el juego no es tan terrorífico —se burló mi hija—Díselo a mi corazón, casi muero, nunca más en mi vida me vuelvo a subir a algo así.—Eres exagerada mamá, ¡Papá dile que no sea tan dramática!—Ya escuchaste a la niña, no seas tan dramática —Javier como siempre un padre consentidor. Ella se acercó a su padre y le dio un abrazo.Mientras tanto yCAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
—¡Dominic! —gemí—¡Shhh! —puso uno de sus dedos en mi boca —Te amo mi pelirroja… —él estaba sobre mí y no tenía idea de cómo habíamos terminado en la cama —Te amo, pero nunca te podré perdonar, me ocultaste a mi hija y ahora pagarás las consecuencias —. Sus manos apretaron mi cuello, trataba de quitarlas, ya que me dificultaba respirar, pero era imposible, él era más fuerte que yo.—¡No… lo… hagas! ¡Todavía… todavía… te amo! —sus manos me soltaron enseguida. Sentí un alivio al sentir aire en mis pulmones, respiraba de manera profunda para recomponerme.—&i