Cuando Lia subió a la moto después de dejar guardada las llaves en el departamento de Oliver, notó que el hombre se portaba diferente.En las anteriores ocasiones la había agarrado de las muñecas y las había ajustado a su cintura, pero en esa ocasión apenas si esperó a que estuviera acomodada en el asiento para arrancar y Lia lo agarró con incomodidad. Tuvo el impulso de abrazarlo bien para estar más afianzada y segura, pero o lo hizo, él no se lo había pedido.«Porque me odia» se dijo «Porque yo lo inicie todo»El darse cuenta de aquello la paralizó, ¿En serio estaba aceptando que ella tambien tenía responsabilidad en lo que había pasado? Seguro que sí, dentro de su mente el orgullo podía dejar de sobreponerse por entre sus sentimientos y dejó fluir su culpa y su dolor.Ese día había aceptado dos grandes verdades: ella había empezado la mierda de relación que tuvieron antes y también que había estado bastante prendida del hombre el par de meses en que todo marchó bien, pero, ¿ahora?
Lia caminó muy cerca de Oliver, como si tuviera miedo que una fuerza extraña la atrapara desde atrás. Su celular ya estaba en dos por ciento y todo el rato la notificación de batería baja iluminaba la pantalla, pero ella se sintió incapaz de apagar el flash. Se preguntó porque Oliver hacia eso, de seguro era para vengarse de ella, por eso la estaba metiendo en esa situación, porque sabía que la aterraba. — ¿A dónde vamos? — le preguntó ella cuando vio que pasaron por el segundo piso. — Al último piso, obvio — Lia lo agarró por el antebrazo con fuerza. — ¿Cómo se te ocurre? es peor lugar al que ir — pero él se soltó. — El mejor si queremos hablar con un espíritu — siguió caminado y Lia se acercó mucho, aterrada — te dije que si te daba miedo te quedaras abajo — pero ella bufó. — Sabes que no me quedaré… esto es muy poco caballeroso y amable — Oliver frenó y Lia chocó contra su ancha espalda, luego se volvió. — ¿Y por qué debería ser amable contigo? — Lia se quedó muda — ¿No dijis
Cuando Lia despertó, lo primero que sintió fue y fresco aroma a perfume que la hizo sentir extrañamente cómoda. Tenía todo el cuerpo calentito, aunque sentía que en el ambiente hacía demasiado frío.No quiso moverse hasta que alguien respiró debajo de ella y abrió los ojos. Estaba abrazada al torso de Oliver mientras él la abrazaba con fuerza, su mejilla reposaba en su pecho y a la camisa se le habían soltado un par de botones, así que parte de la mejilla tocaba la piel del pecho del hombre y Lia sonrió como una tonta, hasta que de golpe recordó qué la tenía durmiendo abrazada al empresario en medio de una habitación empolvada y abandonada.Levantó la cabeza, la luz del sol comenzaba a colarse por la ventana abierta e iluminaba toda la habitación. Era un cuarto de los normales, casi todos eran iguales, pero este estaba con las telarañas hasta el tope y el polvo volando en motas por todas partes.El miedo la invadió al recordar los pasos fuertes que caminaron hasta la puerta y las mano
Lia caminó al lado de su padre por el comedor del hotel y luego al exterior, donde el tumulto de trabajadores estaba rodeando la fuente mientras preparaban el inicio del día.— Todo está quedando muy lindo, cariño — le dijo el hombre «¿Cariño? » ¿Alguna vez le había hablado así?— Si, mi inversionista es… bueno, tiene dinero.— El hotel está hermoso, me recuerda a cuando yo era niño, mi lugar favorito era el ático del octavo piso, siempre estaba lleno de muchas cosas por explorar — Lia lo miró.— ¿Hay un ático en el último piso? — el hombre asintió.— Parecía que ni papá sabía que estaba ahí, aunque lo cierto era que tu abuelo era más bien despistado — se volvió y antes de que cruzaran por la puerta le señaló el edificio. En el último piso, al final, había una cúpula pequeña con una ventana redonda — es esa, se entra por la habitación H-65 — Lia sintió un escalofrío, esa estaba justo al lado de la habitación del doctor Coleman.Cuando cruzaron por la puerta una camioneta grande y lujo
Felipe sentía presión sobre los hombros, tanta, que le había costado dormir durante la noche y eso lo tenía medio muerto en la mañana.Su prima llegaría en unas horas y lo único que quería era desaparecer por el resto del mes antes de que la muchacha llegara a arruinarle la vida.Estaba seguro que se la pasaría metida en el hotel, su papá era guía turístico y llevaba a decenas de exploradores por los senderos ecológicos mostrando ruinas de los indígenas de las zona, y estaba seguro que su prima iría un par de veces con él, pero se aburriría, y después de aburrirse en su casa, no le quedaría más alternativa que ir con él al hotel y eso lo tenía mal.Ya la veía coqueteando con Oliver, con algún trabajador o con el mismísimo Sam… eso no podía permitirlo.El tema de Oliver y Lia era algo que lo tenía al límite, un día estaban como dos tontos enamorados, luego peleaban y pasaban semanas sin verse y ahora pasaron la noche en el hotel, juntos y empolvados.No le pareció que fuera una pelea d
Lia observó a su padre con su hija, el hombre había cambiado en cuanto vio a la niña, abrió los ojos con sorpresa y lo primero que dijo fue: Tiene las orejas de tu madre.Lia había conocido poco a su madre, murió cuando era niña de una extrañe enfermedad y su padre pudo haber sido todo lo que malo que ella quisiese recordar, pero mal esposo nunca fue. Los empleados de su casa le decían que había sido un excelente marido y su declive como padre comenzó con la ausencia de su esposa.El hombre jugó con la niña, la abrazó y le enseñó chistes y cosas que a Lia nunca le había enseñado. Era raro y hasta incomodo de ver, pero más raro a un ver como la niña se adaptó al hombre.Le mostraba sus juguetes y, aunque estaba relativamente insegura, era más abierta de lo que Lia la había visto jamás con un desconocido… «pero no con Oliver » se dijo, con él se había portado de una forma increíble. Supuso que la sangre si llama.Después del desayuno Lia misma bañó a Hada, hacía semanas no lo hacía, las
Lia caminó hacia el hotel con el corazón latiendo con fuerza. Tenía a Hada en una mano y en la otra una pequeña lonchera.Era común que la llevara al hotel de vez en cuando, pero desde que empezaron las remodelaciones y con todo lo acontecido con Oliver no se le había ocurrido, pero ya era hora de enfrentarlo.No sabía por qué Oliver no había querido insistir en verla. El día en que Lia fue a la cuidad para que él firmara el contrato el hombre le había pedido que hablaran de la niña, pero con todo lo que pasó no lo hizo y después con los fantasmas sí que menos.Se frenó en seco a la mitad del camino y apretó la manito de la niña, pero sacudió la cabeza. Si no saldrían del primer piso ¿Qué podía pasar?Ese era otro asunto que tenían que resolver, y con todas sus fuerzas esperó a que los hombres en las cámaras de seguridad hubieran encontrado a algún vagabundo que se hubiera colado en el hotel como decía Oliver, porque de lo contrario… imaginó que tendrían que llamar a un exorcista, li
Lia estiró la mano para agarrar el hombro de Oliver, pero él la tomó con poco cuidado de las muñecas con una sola mano y las presionó por sobre su cabeza en el escritorio, inmovilizándola.Sintió como el hombre entraba y salía de dentro de ella, y la sensación la tenía embriagada, paralizada. Las manos del hombre sobre sus muñecas se aferraron como dos masas de hierro y la fuerza del cuerpo de Oliver la excitó más.Sobre ella, él daba círculos con la cadera y entrecerraba los ojos disfrutando del placer que la húmeda entrada de Lia le proporcionaba y el aliento acelerado se estrellaba contra la cara de ella.De un hábil movimiento la tomó por el hombro y la volteó boca abajo, más cosas cayeron del escritorio, pero girar teniéndolo aún adentro le arrancó un gemido por la sensación.Desde atrás Oliver la envistió con un ritmo fuerte y constante, las piernas del hombre se recostaban contra las suyas y los músculos tensos de él se sentían tan duros y la piel tan cálida que Lia quiso tocar