Un miércoles por la tarde en el centro de Madrid.
Mucha gente a lo largo de mis 19 años me ha preguntado porque siempre estoy feliz, muchos me dicen que no es normal, que debo tener algún truco para siempre estar con buena cara, que no entienden como me llevo tan bien con todos, que no puede ser que todos sean mis amigos y que nadie me odie. Mi respuesta siempre es la misma, no hay truco, magia, ni ninguna fórmula para ser feliz. Ser feliz depende de cada persona y yo he elegido ser así, ya que la vida es muy corta y no quiero perderla estando triste o enfadada.Así que sí, si algún día veis a una chica medio loca por la calle que siempre esta feliz seguramente sea yo, la gente me conoce por “la chica de la sonrisa” o “ese ángel caído del cielo” , no me preguntéis a que vienen esos apodos, ya que yo creo que de ángel no tengo nada, pero ellos insisten en que sí que lo soy y cuando les pregunto siempre me dicen lo mismo “eres una de las chicas más alegres que existen, llamas la atención en el grupo porque eres la más alta y esbelta de todas, pero eso no es lo que te hace especial, lo que hace que brilles es la sonrisa y la alegría que siempre llevas encima, eso hace que todo el mundo que está a tu alrededor se sienta feliz” y yo cuando me dicen eso sonrío aún más, yo no creo que llame tanto la atención, pero si la gente lo dice tiene que ser verdad.Ahora mismo me encuentro en el centro de Madrid, había quedado hace 10 minutos con mi mejor amigo Dylan, o como yo lo llamo Dyl, pero como siempre llega tarde, así que decido ir a ver un escaparate de una tienda de ropa que me llama mucho la atención.Al estar delante del escaparate mi cuerpo se refleja completamente, así que no puedo evitar examinarme. Mi cabello, castaño y largo, está completamente despeinado, como si me hubiese pasado un tractor por encima, pero no me pueden juzgar, así soy yo, siempre despreocupada por el que dirán los demás. Sigo examinándome hasta que mis ojos recaen sobre mi cuerpo, la verdad es que no tengo una mala figura, no estoy delgada, al contrario, tengo bastantes curvas, pero eso es lo que me gusta de mi.Sigo mirandome fijamente hasta que noto a alguien que me tapa los ojos, y enseguida lo sé, es él, mi Dyl.—Dyl, tu siempre llegando tarde —le reclamo, fingiendo enfado.—No te enfades Sam, no es mi culpa que no me hayas esperado al al salir de tu casa, te recuerdo que somo vecinos.—Somo vecinos, pero eres tan lento, que sabia que si me esperaba iba a aburrirme, así que he decidido venir antes.—Muy simpática tú, dejándome tirado—ironiza, poniendo los ojos en blanco.—No hagas eso, que sabes que me da asco, idiota.—Por eso mismo lo hago pequeña.—Bueno vamos a por un helado ¿no?—Claro, para eso me has hecho venir hasta aquí.Nos dirigimos hasta el puesto de helados mientras discutimos cual es la mejor serie de la historia.—No, claro que no, tú sabes que Pretty Little Liars es mucho mejor que Élite —le digo a Dylan mostrando una gran sonrisa.—En esto no tienes razón pequeña, Élite es la mejor serie del mundo —replica al mismo tiempo que me saca la lengua.—Bueno, lo que tú digas Dylan, pero a mí no me vas a hacer cambiar de opinión —digo negando con la cabeza —¿Qué te parece si el fin de semana vamos a la feria que han montado a las afueras?—Sammy pequeña, se me había olvidado decírtelo, pero este finde semana me voy con mis padres de vacaciones a Canadá, me pasaré fuera 15 días, lo siento, espero que no te moleste que no te lo haya dicho antes, pero ya sabes cómo soy —comenta Dylan con tristeza mientras agacha la cabeza.—Tranquilo Dyl, tú también sabes que más despistada que yo no hay nadie, aunque me lo hubieras dicho se me habría olvidado, pero te echaré mucho de menos.—Yo también te echaré de menos Sammy, pero solo son 15 días. Ahora que lo pienso, mi madre me había pedido que te dijera si podías pasar por casa a regar las plantas.—Claro que sí, no hace falta que me lo pidas, iré encantada —digo alegre —. Dyl me tengo que ir, mis padres me esperan en casa, nos vemos dentro de 15 días, tráeme muchos regalitos —ruego al mismo tiempo que voy a darle un gran abrazo, con la esperanza de que cambie de opinión y no se vaya de vacaciones.—Claro que si tonta, te traeré muchos regalos, te quiero. ***Esa misma tarde en otro lugar de la ciudad.—Hugo este fin de semana tenemos un encargo, no hagas planes ni ninguna tontería antes de ese día —me explica Bryan.—¿A caso me tomas por tonto Bryan? Sabes que todo lo que hago, lo hago bien, así que eres tú el que no tiene que hacer ninguna tontería —replico enfadado y harto de que me tome por estúpido todo el tiempo.—Vale, tranquilo tío, solo lo decía para que lo supieras y lo tuvieras en cuenta.—Bueno está bien, ¿Y dónde? — pregunto en un tono tan frio que haría que cualquier persona se congelara, cualquiera menos Bryan, ya que es una de las únicas personas que me conoce de verdad.—¿Dónde qué? —pregunta desconcertado Bryan—¡Joder Bryan! ¿el encargo que dónde es? —grito perdiendo la poca paciencia que me quedaba.—Ah eso, es en el centro, una de esas casas pijas, ya está todo planeado. La casa es la que tiene un sendero estrecho y decorado con tulipanes amarillos a los lados, es una casa roja con ventanales elegantes de color negro, te será fácil reconocerla ya que destaca entre la multitud.—Perfecto, ¿Me tengo que encargar de la gente de la casa o está libre? —Está todo planeado, los dueños y su hijo se van 15 días de vacaciones así que la casa es toda tuya.—Okey, nos vemos el domingo para repartir las ganancias, adiós. —Me subo a mi preciosa Harley y me voy sin mirar atrás, sin ni siquiera escuchar lo último que me dice Bryan. Durante todo el trayecto en moto, me paro a pensar en lo que ha sido mi vida estos últimos años y no puedo evitar sonreír. La gente me tiene miedo, y eso me gusta, quiero que sepan cual es su lugar y cual es el mío, me gusta que agachen la mirada cuando estoy cerca o que se cambien de acera si me ven de frente, pero lo que más me gusta que me conozcan como “el diablo”. Soy uno de los chicos más peligrosos y temidos de la ciudad, y con motivo, mucha gente me busca, tanto matones como policías, pero es una pérdida de tiempo yo soy mejor que ellos. En este punto de mi vida me doy cuenta que no me importa absolutamente nadie, solo Bryan mi mejor amigo.Con solo 20 años, soy considerado uno de los ladrones más terroríficos, ya que me da igual tener que apuñalar a alguien para conseguir lo que quiero, así soy yo y no voy a cambiar. Nunca me he enamorado, yo no creo en esas tonterías, me han hecho mucho daño cuando era pequeño y ahora mismo no confio en nadie ni pienso hacerlo nunca.La luz brillante que provenía de mi ventana me hizo abrir los ojos de repente, no estaba contenta como normalmente cuando me despertaba, hoy estaba un poco triste ya que mi mejor amigo Dyl se fue ayer de vacaciones y me había dejado sola y sin nada que hacer. Pero eso no iba a estropearme el fin de semana, no iba a quedarme en casa sola llorando porque él no estuviera aquí, tenía más amigos, así que algún plan me saldría para no estar aburrida.Después de un rato de estar tirada en la cama decido que ya es hora de levantarme y vestirme, de esa manera podré ir a dar una vuelta y a lo mejor con un poco de suerte me encuentro a alguien conocido.Yo no soy como todas las chicas las cuales se tiran horas mirando el armario para ver que se ponen, a mí eso no me importa mucho. Abro mi armario y cojo lo primero que encuentro, que es un vestido de verano floreado que me viene por arriba de las rodillas junto con las converse blancas que tanto me gustan. Una vez cambiada me miro en el e
Esa tarde del sábado, en otro lugar de la ciudad.Después de lo que paso en casa de Dyl, como ya sabéis me fui corriendo a mi casa y esperé a que viniera la policía y mis amigas. Una vez en mi casa me cerré con llave y empecé a recordar todo lo que me había pasado. No podía creerme que eso me estuviera pasando a mí, estaba muy asustada, más de lo que podía recordar, y eso que yo, aunque parezca una chica frágil y fácil de asustar, no lo soy, no me da miedo casi nada, pero lo que había pasado con ese chico me tenía aterrada. Aun estando encerrada en mi casa seguía teniendo miedo de estar sola. En mi cabeza lo único que rondaba en esos momentos eran las últimas palabras que me había dicho, con esa voz tan grave y temerosa que tenía el chico, que hacía que cualquier persona se debilitara ante él. Esas palabras que hacían que me entraran ganas de llorar e ir corriendo a abrazar a mi madre, como cuando era pequeña y me caía de un columpio. En este momento necesitaba a mi madre más que
Al cabo de dos días, en casa de Sam.Habían pasado dos días, dos días desde que recibí aquel aterrador mensaje, dos días en los que no pude dormir tranquila, los dos días más largos de mi vida. No salía de casa, no dormía, no comía, en definitiva, no hacía nada por miedo de que él se me apareciera. Me sentía observada, sabía que él me estaba vigilando y por mucho que mirara a mi alrededor no veía nada, pero tenía esa sensación incomoda que sientes cuando alguien te observa fijamente, y sabía que era él, pero yo no podía hacer nada.Esa misma mañana cuando me desperté, supe que eso tenía que acabar, no podía andar con miedo y escondida todos los días, no podía permitir que alguien que no conocía, alguien tan miserable como él me arruinara la vida. Tenía que superarlo, enfrentarme a él o simplemente dejarlo pasar y eso es lo que iba a hacer. Esa misma tarde iba a salir y pasármelo bien como lo hacía antes, me daba igual lo que pasara, porque sé que no hay nada peor
Tres días después de la visita a la cafetería.Hoy era el día, la verdad es que estaba un poco nerviosa, habían pasado tres días desde que fui a la cafetería con mis amigas, y en esos tres día no había parado de enviarme mensajes con Bryan, la verdad es que me estaba empezando a gustar, no es que estuviera enamorada ni nada por el estilo, pero cuando recibía un mensaje de él me ilusionaba y cuando tardaba en contestar me oponía nerviosa, y eso creo que quiere decir algo y es que por fin después de tanto tiempo puedo empezar a ilusionarme por alguien. Por otro lado, del chico que me amenazo en casa de Dyl no he vuelto a saber nada más, y aunque eso por un lado me alegraba, por el otro me daba mala espina, tenía miedo de que estuviera planeando algo. En ese momento me sonó el móvil, era Bryan, nunca habíamos hablado por teléfono, siempre lo hacíamos por móvil, así que rápidamente lo cogí, estaba ilusionada por volver a oír su voz.—Hola ángel —habló por el otro lado del t
Ese mismo día al salir de la cita.Cuando salí del restaurante me sentía bien, hacía tiempo que no me sentía de esa manera, pero no penséis que es porque la cita me había gustado, es porque durante la cita hablamos sobre un "problema que tuvo en casa de su amigo" y se notaba que seguía teniendo miedo, y eso me gustaba, me ponía contento que tuviera miedo de mí, a la próxima no se metería en mis asuntos.Ahora mismo estaréis pensando en cómo es que yo estaba en la cita en vez de Bryan, pues os lo contare.8 horas antesEra por la mañana y estábamos Bryan y yo en el sofá de mi casa mirando una de esas películas que se suponen que tienen que dar miedo, y digo que se suponen porque a mí lo único que me dan ese tipo de películas es risa.—Voy a la cocina a por una cerveza ¿Te traigo una? —me pregunta Bryan—Si, y trae algo de comer también que me muero de hambre —contesto con dramatismo mientras me toco la barriga—Está bien, ahora vengo.Cuando Bryan
Una mañana, días después de mi cita.Estaba en el aeropuerto esperando a mi amigo, tenía muchas ganas de verlo aparecer por la puerta, para mucha gente diez días separados no es mucho, pero para mí sí, nos necesitamos mutuamente.De repente vi una cabellera rubia asomarse por la puerta, supe que era él, ese pelo es imposible confundirlo, es de un color rubio platino que le queda perfectamente con las pequeñas pecas que tiene por su cara, es lo que le hace especial. Gracias a esas pecas fue como nos conocimos, entonces recordé la primera vez que lo vi.10 años antesComo a cualquier niña de siete años, lo que más me gusta es ir al parque a jugar con los columpios y hacer alguno que otro amigo, pero amigos de un día, de esos que ves juegas con ellos y después cada una a su casa, pero ese día fue diferente lo conocí a él.—Mama, voy a la casita que hay debajo del tobogán.—Está bien hija, pero ten cuidado, yo te esperare en este banco, cuando quieras la merien
Esa misma noche, en la fiesta.Todo había salido mal, a mitad de la noche Sam seguía asustada por el mensaje que le mandé y decidió irse a casa. Por un lado, estaba contento porque se había asustado, pero por el otro no, ya por culpa de eso no podría llevar a cabo lo que iba a ser mi última venganza. Le había prometido a Bryan que después de esta noche la dejaría tranquila, que él tendría el camino libre, se lo había prometido porque pensaba que podía véngame poro no ha sido así.Lo peor de todo es que durante la noche el estúpido de su amigo Dylan no se ha ido de su lado ni un segundo, era como si la cita los tuviera con los dos. Es un auténtico capullo, y aunque la inocente de Sam se piense que él está ahí porque la quiere proteger, eso no es verdad. Conozco a los hombres, ellos van a lo que van y él no es la excepción, solo observando como la miraba todo el rato con esos ojitos de cordero degollado me daba nauseas. Lo repito, es estúpido, porque con el poco tiempo qu
La noche de la fiesta, después de recibir el mensaje.Al llegar a la fiesta y contemplar la multitud de gente que había en un circulo gritando, me di cuenta de que algo estaba mal, estaba convencida de que algo le había sucedido a Dyl y si eso que pensaba era cierto, si ese maldito que me amenazo se había atrevido a tocarlo, me las iba a pagar, con él no se mete nadie.Cuando entro por la puerta, empiezo a gritar su nombre con la esperanza de que me conteste, estoy muy preocupada y lo único que pienso en estos momentos es que él esté bien, que no le haya pasado nada, porque o si no, no me perdonaría nunca haberlo dejado solo.De repente lo veo tirado en el suelo y un nudo enorme se forma en mi garganta. Dyl está todo magullado y pequeñas gotitas de sangre caen por su boca. Al ver esa escena tan impactante me pongo a llorar, me sentía tan impotente por no haber estado ahí y haberlo ayudado cuando él más me necesitaba, me consideraba tan mala amiga en estos momentos, h