Capítulo 29.Escena de celos. Todos ríen alegremente, el ambiente se llena de emoción. —A BAILAR SE HA DICHO… —Con las órdenes de Orlando, los músicos le suben a su canción favorita (Italiano de Toto Cutugno). Lo que pone a todos a bailar. Leandro sostiene a Selín de la mano y la hace girar, terminando en sus brazos; la hace moverse al ritmo de la música, bailan abrazados hasta que todos empiezan a aplaudir. Ella le sigue el juego, permitiendo que Orlando y su pareja se luzcan en la pista, donde Leandro saca a bailar a Emma. (Será porque te amo—Ricchi). Selín lo ve con una hermosa sonrisa; él disfruta bailando con Emma, quien luego es raptada por su esposo, dejando a Leandro con su madre. Selín aplaude como el resto, siendo atrapada repentinamente por Leandro, quien la atrae a la pista. La canción es alegre, todos se toman de las manos y cantan hasta que la canción para; todos aplauden. —Que siga la fiesta. —¿Tienes sed? —le pregunta Leandro. —Sí. —Pediré algo refrescante
Capítulo 30. Malos entendidos. Noel se ríe, sabiendo que han venido a calmar la tensión que puede estar surgiendo entre él y Leandro, quien lo mira con ganas de volarle la cabeza, pero eso rompería el acuerdo entre familias; podría formarse una guerra en este mismo instante, por lo que Noel cede, ante la mirada de su madre, su padre y su tío, quien quiere aplastarlo como cucaracha por haber tocado lo del niño bonito de la familia. Selín se divierte con Bruno, que la hace reír; a ella se unen las chicas. Alma es una persona increíble, como su nombre lo dicta; cuando se lo propone, se vuelve el alma del momento. —Vamos, Alessandra, muévelo. Todos están bailando, Selín se divierte, hasta que lo siente aparecer. —Baila así para mí —le pide; ella lo mira fijamente, respirando pesado por la tensión de los bailes que ejecutaba. Aguantando la sensación en su pecho, ella empieza a moverse para él; sus pensamientos se nublan al pensar cómo Irene sabía todo eso que dijo, si el
Capítulo 31. Entrega total. La fiesta continúa, tragos, bailé, y Orlando junto a Leandro son el centro de atención; están bailando y disfrutando, mientras que Irene se muerde de la rabia ante la advertencia de su padre y su hermano, la evidente molestia de Yarianny por su actitud y mentiras, y el enojo de Noel al ver a Leandro tan feliz en esta ocasión, bailando con Selín, lo que lo anima a poner más picante a esta noche; no puede ser perfecta. Noel se incorpora al grupo de Orlando. Sus hermanos están presentes, tratan de persuadirlo de que deje a Leandro tranquilo, pero al momento en que todos regresan a la mesa, Noel se mueve, sentándose junto a Leandro con una mujer, imitando la posición de Leandro, sentado con Selín sobre su regazo. —La velada es increíble, ¿no es así, Selín? —Lo es Noel; lo importante es que Orlando disfrute de la velada. —Así es, cuñada. —Selín se sonroja. —No podía pasarla mejor, gracias por venir, nos agrada tu compañía. —Responde Orlando. —Concue
Capítulo 32. Dormidos, piel a piel, ella sobre él, con sus manos entrelazadas, agotada, sin fuerzas para levantarse, se ve obligada a abrir los ojos, notando el arma bajo la almohada. Ella suspira pesado, apenas puede moverse sin despertarlo, se levanta con cuidado, va al baño a orinar, queda unos minutos frente al espejo, notando los pequeños chupones en su cuerpo y las imágenes de anoche inundan su mente, haciéndola cerrar los ojos. Sonríe ligeramente, acariciando sus labios al recordar su beso. Ella abre los ojos, se lava un poco y camina de vuelta a la cama, donde lo ve dormido. Es un desastre, tiene su mundo de cabeza, pero la hace sentir una paz increíble. Al subirse a la cama, Leandro la sostiene, cubriéndola con la sábana, la acomoda sobre su pecho abrazándola. —Eres mía, ratoncita —dice soñoliento, sacándole una sonrisa. * Al volver a despertar, son más de las 10 am; Selín abre los ojos ante el sol radiante que entra por la ventana. Ella se levanta notando que él no es
Capítulo 33. Segunda parte del plan. Todos se reúnen a almorzar; la reciben a Selín con alegría, dejando atrás lo sucedido por la noche, y conocen mucho más de ella. —Y además sabe 9 idiomas —dice Leandro, llamando la atención de Selin, quien se sonroja. —Una mina de oro, tienes suerte, primo. Selín, ¿qué haces con este tipo? —Una mujer como tú no debería de andar con este imbécil —Orlando le busca juegos. —Tú solo estás celoso porque tengo a mi propia bilingüe. — Ambos hacen que se pelean, haciendo reír a todos. —¡Basta, jóvenes! Incomodan a nuestra invitada. Ambos se calman al escuchar a Emma. Caminando abrazados a sus sillas, Leandro y Orlando parecen mucho más hermanos que Leandro y Bruno, ya que crecieron y entrenaron juntos desde muy pequeños. Se nota el respeto, el afecto y el cariño que se tienen todos; son muy unidos y Selín puede ver eso. —Gracias por venir, Selín, espero volver a verte pronto—le dice Yarianny. —Claro que sí, gracias por la invitación a c
Capítulo 34. Desesperación. Selín, al llegar a casa, intenta contactarlo, pero Leandro ve su llamada y no la responde. Es ella o su familia; las dos cosas a la vez ya es ambición. Un buen líder no pone a su familia en riesgo; sus abuelos lo dieron todo por protegerlos. Ella es la distracción para el gobierno y para muchos, aunque cause en él algo que no había sentido por nadie; la extraña en todo momento. —¿Qué pasa, cariño? —¿No tienes ganas hoy? —Eva ha llegado de sorpresa a la base; después de tanto tiempo sin verlo, ella empezaba a preocuparse, pero de Leandro solo obtiene su cuerpo; su atención está en otra parte. —Vete a casa, hoy no, yo te llamo —dice haciéndole una señal a Perales que se la lleve de vuelta. Tras pasar horas sin poder comunicarse, Leandro le responde. S: ¿Por qué no me has respondido? Llevo toda la tarde intentando hablar contigo. L: Estaba ocupado, dime, ¿qué pasa? Selín se queda en silencio por un instante. S: Hay unos oficiales fueron a in
Capítulo 35. Ansiedad. Selín pasa la noche en vela cuidando de él. Cuando tiene fiebre, ella ocupa el lugar de la enfermera, quiere cuidarlo, lo trata con tanto amor y delicadeza que su corazón se rompe al verlo tan pálido, que no abre los ojos. * Por la mañana ella toma una ducha, necesita incorporarse en su vida o eso traerá alarmas a su padre, ver si la policía ya intervino en todo esto. Ella se cambia de ropa con cosas que Perales envió a buscar y sale del edificio, dejando a Leandro a su cuidado. Al llegar a la entrada, Selín tiene un Ferrari nuevo, del mismo color y placa. ¿Qué demonios? Ella mira el auto y sin rayones, aún huele a nuevo por dentro, lo que le confirma que reemplazaron el de ella. ¿Quién y por qué? Selín se regresa al departamento, donde enfrenta a Perales por preguntas. —Pensé que al salir me enfrentaría con la policía por lo sucedido, pero no, hay un auto afuera, igual al mío, con la misma placa. ¿Cómo lo hicieron? ¿Por qué? —Señorita, creo que las respue
Capítulo 36. De vuelta.Leandro abre los ojos asustado, nota que está en el departamento de Eva, en su habitación, conectado a máquinas, enfoca a su lado un peso en su mano derecha, encontrando a Selín dormido con su mano entrelazada a la suya. Su corazón da un vuelco, se siente pesado, su cuerpo duele y sus ojos se cierran nuevamente sin poder evitar su cansancio, ante los médicos que le pusieron para calmarlo. * Al despertar, Selín lo besa como cada mañana, se despide de él y se marcha muy triste de verlo aún dormido. En estos días, apenas ha comido o descansado; además, su periodo ha llegado más fuerte y abundante que nunca. Se ha estado sintiendo muy mal, apenas se concentra en clases y en la empresa todo lo está haciendo Noham. Ella no tiene cabeza más que para dar y autorizar órdenes; está tan distraída que al escuchar su celular, ella apenas lo ve de reojo. Sin embargo, el identificador es desconocido, lo que la pone tensa. Selín toma su celular un poco nerviosa por el n