Capitulo 32. La distracción.

Capítulo 32.

Dormidos, piel a piel, ella sobre él, con sus manos entrelazadas, agotada, sin fuerzas para levantarse, se ve obligada a abrir los ojos, notando el arma bajo la almohada. Ella suspira pesado, apenas puede moverse sin despertarlo, se levanta con cuidado, va al baño a orinar, queda unos minutos frente al espejo, notando los pequeños chupones en su cuerpo y las imágenes de anoche inundan su mente, haciéndola cerrar los ojos. Sonríe ligeramente, acariciando sus labios al recordar su beso. Ella abre los ojos, se lava un poco y camina de vuelta a la cama, donde lo ve dormido. Es un desastre, tiene su mundo de cabeza, pero la hace sentir una paz increíble. Al subirse a la cama, Leandro la sostiene, cubriéndola con la sábana, la acomoda sobre su pecho abrazándola.

—Eres mía, ratoncita —dice soñoliento, sacándole una sonrisa.

*

Al volver a despertar, son más de las 10 am; Selín abre los ojos ante el sol radiante que entra por la ventana. Ella se levanta notando que él no es
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