Mi teléfono suena y lo odio al ver quien está llamando. Es mi madre. Hablar con ella no es gratificante. Me niego. No quiero contestarle; pero he estado evadiéndola por mucho tiempo, y tengo que hacerlo por obligación, porque es probable que se aparezca por aquí y no me dejará en paz.
¡Que remedios!
No puedo perder el terreno que ya he ganado.
―Hola, mamá.
De seguro pensará que mi tono es lo más anti amoroso del mundo, pero no tengo ganas de hablar. Siempre se trata de un tema que más que alegrarme me hace sufrir sintiéndome frustrada. Además, estoy cansada de ser el hazme reír
―Ally, que es esa manera de contestarle a tu madre ―mamá habla con su imperiosa voz.
―Mamá, no estoy de humor.
―¿Y cuándo estarás de humor si se puede saber?
―Ve al grano quieres, estoy esperando una llamada de trabajo y no puedo tener mi línea ocupada.
―¿Sigues sin conseguir trabajo?
―Ya estoy en ello, solo estoy esperando.
―Sabes que no tienes que hacerlo, tu padre…
―Basta con eso, mamá. No voy a trabajar para papá, además tú y yo sabemos que no quiere verme y en el fondo prefiere mantenerme lejos, así que no insistas con ello.
―Es tu padre y tiene derecho a enojarse, pero eso dijiste hace tres meses. Creí que era verdad esa actitud, pero ahora pienso que solo estás huyendo de tus responsabilidades y eso solo te hace ver patética.
Quisiera decir que me encanta tener conversaciones con mi madre, pero he allí las razones de mi negativismo.
―¿Puedes no seguir por allí?
Tal vez en verdad lo soy, pero es tan insensible que lo diga de esa forma.
―Y tú puedes dejar de parecer lastimera y portarte como una adulta. Pronto cumplirás veintitrés, y es tu hermana menor quien se casa. Deberías estar feliz que te da una oportunidad, en vez de portarte como una chiquilla lamiéndote las heridas.
¿Una oportunidad?
Su manera de levantarme los ánimos solo me hace llorar. Si tengo una es porque me la he ganado.
―Estoy feliz con la nueva vida que quiero construir ―digo y la escucho exhalar hondo.
―Cuando lo digas con menos sarcasmo, voy a creer que por fin estás madurando.
―No has pensado que eres tan injusta mamá…
―La injusta eres tú, y ya es hora de que cambies, y tienes que empezar por venir y demostrarnos que no eres nada de lo que pensamos. Es el día más feliz de tu hermana y no vas a arruinárselo, y por tu bien no faltes a tus citas con el psicólogo o se lo diré a tu padre ―sentencia cortando mis palabras y me cuelga.
Mis ojos escuecen, al final soy yo quien tiene la culpa de todo por demostrar que siento dolor. Eso me causa gracia; sin embargo, las palabras de mi madre no me emocionan para nada, y menos la felicidad de mi hermana. Es su felicidad, tendría razón si también fuera la mía y estuviera de acuerdo con ello; pero no es así. No, cuando la persona con la que se va a casar, hace un año me había jurado que sería mi futuro.
No puedo evitar llorar y sentirme lastimera como lo dijo mi madre. Tampoco desear cortarme las venas otra vez, cuando he sido despreciada de manera vil y ni siquiera he recibido una disculpa. Es el colmo que solo esperan que yo les desee toda la felicidad como si no sintiera nada. Desearía poder devolver el tiempo y jamás haberle presentado a Adrian a mi familia y menos a mi hermana.
No debo recordar eso, sin embargo, es inútil que me olvide de ello porque al final fue mi culpa y recordarlo me llena de ansiedad y me dan ganas de lastimarme. Aprieto mis puños y las ganas de ir a la cocina por algo punzante escuecen en mi mano.
Mi teléfono vibra otra vez en mi mano dándome un susto de muerte y lo dejo caer al piso.
¡Mierda!
La pantalla se quiebra y ahora quiero morirme, no obstante, sigue vibrando. Aun quebrado y todo puedo ver que no es mi hermana. Por lo regular siempre me llama cuando lo hace mi madre. Es su manera de asegurarse que no le guardo rencor, y disfruto con ella de su felicidad obligándome a pensar como ella quiere.
Me fijo en que es un número desconocido y contesto de inmediato. Puede ser de la agencia de la que estoy esperando la llamada. Cruzo los dedos
―Sí, ¿diga?
―¿Señorita Allegra Wills?
―Sí, con ella, ¿Quién llama?
―Soy Denisse Chambers, de la agencia de empleo. Su hoja de vida ya ha sido aceptada por la empresa Wallflower Enterprises, en el área de asistencia de gerencia. Debe presentarse mañana a las ocho en la torre principal de la calle High Street, ¿tomó nota?
―Eh, si claro, mañana a las ocho en la torre principal ―repito como un loro atolondrado.
―No llegue tarde, esa puede ser la oportunidad que estaba esperando. Ha sido un placer colocarla en su nuevo empleo, que tenga una bonita mañana ―dice la mujer con un tono más amable que él de mi madre, pero a leguas practicado, seguido me cuelga.
«Es su trabajo», si pagas porque te coloquen en un buen empleo; sin embargo, no puedo negar que, no sé si es una buena oportunidad para alguien que está a punto de echar su vida por la borda, aunque se diga que tiene muchas ganas de vivir. Eso medito apretando mi muñeca, trayendo a mi memoria que en parte las llamadas de mamá y mi hermana se deben a que odiarían que un día no les contestara por estar muerta.
Mi familia es así de elitista. Te echan los problemas en cara, pero su forma de resolverlos deja mucho que desear cuando en vez de hablar con sinceridad te colocan a un psicólogo; por irónico que parezca, por lo menos ellas me hablan; sin embargo, mi padre… él, es mentira que quiera verme y seguro que le haría feliz que no existiera.
Repaso en mi mente lo de asistente de gerencia y suena excepcional. Entonces medito en que tal vez deje de pensarlo cuando le demuestre que no soy una fracasada y menos una cobarde. Sé que a veces soy contradictoria, pero no quiero dejar de ser optimista.
Oliver━━※━━―¿Crees que esto sea una buena idea? ―cuestiono a Bert.Es él quien me ha propuesto una solución a mi problema, aunque no estoy muy convencido de hacerlo de esta manera. No es algo que me guste, ni siquiera por tomar precauciones. Era más divertido y menos complicado cuando tenía mi propio espacio en el Nigth Dolls. Allí conseguía lo que quería. Refunfuño con esa nostalgia porque debido a ese maldito incidente con esa chica, el infeliz de Alexander Rothschild amenazó con divulgar mis secretas aficiones, como si el no tuviera ninguna.Me resulta un arrogante cretino, puesto que yo también caí en ese malentendido; sin embargo, no puedo darme el lujo que haga eso. Tenía que evitarlo y quedarme quieto por un buen tiempo, porque la droga que usé no es algo que se use comercialmente, es algo que yo inventé. Además, no podía dejar que lo hiciera cuando mi familia vive de la tacha de millonarios responsables y conservadores. Si eso hubiera salido a la luz, habría sido mi fin y le
Largo un suspiro, no tenía idea de la empresa Wallflower, así que me puse a investigar y descubrí que es bastante prestigiosa. Descubro que son líderes en los utensilios fabricados en material de cuero y caucho de tipo biodegradables. Además, tienen un laboratorio propio de experimentación e incluso son dueños de una fábrica de producción y fabricación.Todavía no me lo creo que esa sea la empresa que quiere contratarme. Hasta ahora solo he tenido tropiezos para conseguir un buen lugar; sin embargo, que hable cuatro idiomas incluido el español debe ser un gran ítem de importancia en mi currículo, para un cargo de asistente de gerencia. Eso hace que valga la pena la espera.Admito que mi buena educación es algo que debo agradecer a mi familia, y supongo que antes encajaba bien en ella, cuando todo parecía ir perfecto hasta que se me ocurrió presentarle
Oliver━━※━━¡Maldita sea!Por qué nadie sigue mis reglas al pie de la letra. «Rosseane no pudo hacerme eso, ella lo sabía»… me digo colérico, e incapaz de serenarme. Me aflojo el cuello de la corbata como si me asfixiara recordando su imagen, haciéndome imposible sacarla de mi cabeza. Su piel blanca delicada, su cabello lacio rojizo, su figura delgada y de apariencia frágil. De esas que te incitan a hacerle cosas muy malas y como me encantaría...¡Mierda, mierda!¿Por qué parezco un loco?Esto es frustrante. Tocan la puerta sacándome de sopetón de lo que estoy pensando. Hubiera sido mil veces mejor no mirarla, pero ya lo he hecho. Lo hice cuando la vi allí, de pie como si se hubiese aparecido una visión.¡Bien!Me sacudo de nuevo, ya he elegido a una chica. Eso ayudará a olvidarme de lo que pasó hoy. Por lo que solo queda arreglar el asunto.―¿Quién?―Soy yo, señor ―contestan al otro lado.Es Sullivan y me pregunto por qué no usó el intercomunicador para avisarme que vendría. Debe se
¿Debí haber sido vieja? ¡Qué carajos significa eso! Aprecio que el personal adulto sea prioritario en este lugar, pero es absurdo pensar que eso puede ser una causa para no contratar a alguien más joven. Reconozco que el cargo es bastante intimidante; de todos modos, ya pasé el maldito filtro y esperé todo un mes para que me dijeran que estaba contratada. Ahora no voy a dejar que me echen sin siquiera haber comenzado. Después de la discusión ese hombre se encerró en su oficina, la señora Sullivan que parece haber recuperado su compostura fue allí y ha vuelto con una mejor cara. Me pregunto si eso significa que hay una mejoría en el ambiente. ―Debe tomarlo con paciencia, y de momento lo mejor es que no se acerque a él. Vaya, ¿por qué tanta alergia? ―¿Sufre de alguna alergia o algo? ―pregunto con curiosidad y ella sonríe nerviosa. «Debí haber dicho fobia en vez de alergias», es lo que parece. ―No que sepamos, el jefe es s
No sé por qué estaba más impactada, por lo que había en ese lugar, o por la sola idea de que él tuviera ese tipo de prácticas de forma clandestina. No me quedé para que me lo explicara, así como tampoco esperaría a que lo hiciera; sin embargo, siento que he descubierto algo escabroso en la vida del director que pretende despedirme. Hacía mucho no dormía y en parte creo que fue por el exceso de adrenalina que derroché y que me dejó exhausta. Sí tenía alguna duda de que en efecto fuera él, luego que salí corriendo bajó por supuesto a buscarme. Es bueno que hubiera un solo ascensor, así que lo hizo por las escaleras y a pesar de como se ve parece que tiene una buena condición física, porque llegó a la recepción casi al tiempo que yo. Fue difícil escabullirme; se sintió como si estuviera escapando de un asesino, pero lo logré. Debió ser por todo eso que terminé agotada y sin ganas de pensar en nada más, y cuando llegué y me fui a la cama me quedé fundida. Lo cierto es qu
Quisiera sentirme mal porque de alguna manera lo he chantajeado; pero lejos de sentirme así, es lo contrario, experimento una especie de sensación de poder que me hace sentir como nunca en mi vida. Antes de Adrian si las había, porque vivía en una clase de burbuja enamorada; no obstante, después de eso, no volvió a haber ninguna. Las ganas de experimentar alguna clase de felicidad se esfumaron. He estado enojada y amargada porque después de lo ocurrido, solo me obligan a participar como si lo único que desearan es verme lamerme las heridas; «pero se acabó», me digo recordando la cita al psicólogo de hoy, que para lo único que lo contrataron fue para meterme en la cabeza que tengo que alimentarme de la felicidad de los demás. Ahora no soy feliz como insinúa, pero sí de otra manera y es debido a mi osadía, porque he descubierto un secreto sucio del jefe. A hoy día no sé si eso se podría considerar así, quizás no, pero eso depende de qué lado de la balanza estás. Wallflower es una emp
Oliver━━※━━“¿Te agendo otro nuevo encuentro?”.Leo el mensaje de Bert, y lejos de emocionarme por responder, me encabrono. La noche fue un fracaso gracias a esa audaz chica que no supe ni como apareció allí. Rememoro el encuentro de hace un rato y no sé por qué me siento estúpido. Allegra Wills no es cualquier persona, su familia tiene renombre en el mercado, y me pregunto por qué se empeña en quedarse aquí cuando claramente no lo quiero por el bien de ambos.¿Debería ser claro o más contundente?Alguien toca la puerta y largo un suspiro cuando de inmediato abre y entra sin que le autorice. Es James, luce bastante contento y me pregunto por qué. Es bueno desempeñando su trabajo, aunque por lo regular no está tan de buen humor. Es obvio que esa influencia es causada por la joven señorita ―entrometida―, Wills.―Acabo de enterarme, ¿en serio la dejaste quedar? ―pregunta resolviendo mi incógnita sobre su felicidad.―¿Vienes a decir algo interesante sobre trabajo? Si no es así vuelve a t
Nunca había estado tan feliz como lo estoy ahora, no sé si es por la osadía de enfrentar a mi nuevo jefe, o es porque he conseguido uno de mis propósitos para no seguir dependiendo de nadie, ni siquiera de mi padre. Sin embargo, la felicidad me dura poco cuando me recuerdo que tengo que asistir por obligación a la cita con el psicólogo. Largo un suspiro cada que veo que se acerca la hora. Pero nada que hacer, debo ir o terminarán argumentando que soy alguien inestable y todo mi esfuerzo se irá al carajo. Odio esas sesiones, y más que me pregunten si estoy bien cuando podrían adivinarlo. Creo que solo lo hacen como un cuestionamiento para que dude de mí misma y vuelva a retroceder. «No voy a hacerlo», decido, y tampoco dejaré que esto influya en mi vida. Retomo lo que me queda de trabajo y empiezo a guardar la información. La señora Sullivan fue muy amable en instruirme con lo que tenía más dificultad, y buscar al jefe esta vez, no fue tan complicado. Cuando me toca e