Oliver
¿Qué es más importante ahora?
¿Encontrar a Allegra o dirigirme a una reunión donde estará mi tío reclamando los derechos que ya no tiene?
Lo primero: Allegra.
Ese Adrian tenía razón, el doctor no iba a recibirme de buenas a primeras. Así que tuve que coordinar una cita de valoración psicológica. No fue difícil, él forma parte de la comunidad de médicos especialistas en salud mental, de la que es integrante mi antiguo psicopediatra.
Es la razón por la que puedo entenderla, yo también tuve que superar muchos traumas de mi niñez, y el abuso físico y emocional fue uno de ellos. Para adaptarte de nuevo, tienes que hacerte fuerte, no solo físicamente, sino de manera mental. Yo estaba jodido, y aunque sigo estándolo, he aprendido a no dejarme de nadie.
―El doctor Watson le atenderá en unos minutos ―me informa la secretaria.
He llegado temprano, la cita fue programada para las ocho, y lo cierto es que he padecido todo
No quiero estar aquí, ¡no quiero!Es lo primero que he pensado desde que el efecto del sedante se ha pasado. Me encantaría gritarlo con todas las fuerzas de mis pulmones, pero ya conozco el resultado. Entre más grite que quiero salir, más tiempo me dejarán encerrada. Es así, como un castigo al deseo de no revivir mi pesadilla.«Cálmate Allegra», me digo. Esta vez no puedo empeorarlo. Si lo hago solo le daré el gusto a Kitty de dejarme encerrada aquí, para ella tener el campo libre e ir por Oliver. Ni siquiera es porque le guste, es por qué él me gusta a mí. Desde siempre ha sido así, encaprichándose con todo lo que es mío. Nunca lo tomé a mal y solo hacía caso a mamá.No seas egoísta con tu hermana. No ves que ella es más pequeña. Déjale tus juguetes, ya tendrás otros. Allegra, no la hagas llorar, entrégaselo, ella solo quiere jugar.Aunque en el fondo eran simples demandas, nunca me quejé, y la única vez que lo hice fue cuando se encapr
Nunca había estado tan emocionada como ahora. No me refiero a esas cosas que te causan emociones repentinas o pasajeras, sino a aquellas que crees que nunca te sucederán y te toman con verdadera sorpresa, causando que vibres y te sientas viva. Por lo menos no, cuando crees que te has vuelto una inútil.Era así como en verdad me sentía, como alguien que ya no tiene redención; sin embargo, esta vez no me he dejado caer porque tengo algo por lo que seguir deseando recuperar mi vida, para tener algo mejor y renovado.―Esto de verdad es una locura ―digo sin perder la emoción del momento y la adrenalina que me invade todo el cuerpo, después de decirle lo que he guardado todo este tiempo a Kitty.―Pensé que tendría que ayudarte, pero veo que le plantaste cara muy bien.―Y no me arrepiento, se lo merece.Lo digo muy orgullosa de mí.―Esa es mi chica ―festeja. Lo observo de reojo mientras caminamos, y sigue siendo insólito que esté dispuesto
Al principio había estado un poco avergonzada teniendo a Sullivan allí, sin embargo, Oliver debe apreciarla mucho para que le haya pedido que sea uno de nuestros testigos. Lo mismo ocurre con Finn, alguien que se nota que es leal a él.El notario es muy amable y mientras hace la lectura de rigor y todos los pormenores legales de la unión sentí que se me hacía un vacío, porque Oliver estaba dando todo de sí, aun para no exigir un contrato prematrimonial.Sería algo lógico, contando con que si no hay restricciones podría exigir hasta la mitad de lo que tiene. Sonrío un poco porque nunca haría eso, y si quiero algo, deseo ganármelo. Es lo que estoy haciendo. A la hora de firmar el acta Oliver lo hace sin ninguna reticencia. Eso me hace admirarlo más. También firmo y luego que los demás lo hacen el notario nos declara que ya somos esposos ante la ley.Eso me emociona porque significa que se acabó el yugo de mi padre sobre mí. Me emociona tanto que se me sale una lág
Seguimos comiendo y cada vez mejoro mi técnica con los palillos, aunque todavía se me escapan los rollos de la deliciosa variedad que ordenó.―¿Volverás a la oficina?―No lo tengo planeado, y tú tampoco. Ya le dije a Sullivan que te extienda un permiso hasta pasado mañana.―No es necesario.―Lo es, quiero que descanses, pero no lo harás en esa casa, te irás a vivir conmigo.―No voy a volver, ese lugar lo paga papá, pero quiero ir a recoger algunas cosas.―Iré contigo.En otro momento le diría que no es necesario, pero esta vez quiero que me acompañe.―No hagas eso ―me reprende cuando me muevo un poco.Sonrío porque sé cuál es el motivo. Debajo se siente duro. Me ladeo para mirarle mientras me presiono un poco disfrutando de esa sensación, que me causa cosquillas en mi bajo vientre.―¿Quién es la traviesa ahora? ―pregunta engreído cuando le doy un besito en la mejilla.―No estoy haciendo nada, solo me acomod
Estaba nerviosa al principio, pero luego todo ese nerviosismo se esfumó. No había razones, la señora Walters fue muy amable. Sería lógico si no lo fuera, ya que es la primera vez que estoy aquí y nunca me había visto en su vida, sin embargo, Oliver le contó lo suficiente sobre mí para prepararla y que pareciera que ya me había tratado con anterioridad.Ella me enseñó cada lugar de la casa. Es un piso estilo loft de dos plantas y una terraza. Abajo está el vestíbulo de entrada a la amplia sala, al lado un salón estudio con una vista maravillosa, la amplia cocina integral, un baño social, el cuarto de aseo y el de servicio, que ocupa la señora Walters cada que viene tres veces a la semana.En el segundo piso hay tres habitaciones, cada uno con baño privado y un cuarto de ejercicios. La otra parte bonita es la terraza. Subir allí y conocer ese espacio me hizo pensar que Oli y yo podríamos ver las estrellas mientras nos bañamos en el jacuzzi.Creo que estoy
Fue imposible ocultarle a Sophie que Oli y yo nos habíamos casado. Cuando por fin pudimos contárselo se enojó mucho porque ella siempre soñó con el privilegio de acompañarlo en ese momento tan importante, en el que encontraría y formaría su propia familia. Es comprensible, además que me dio algo de envidia. Sin embargo, el regaño no fue tan catastrófico para nosotros cuando le dijimos que podía hacer realidad sus sueños, dejando en sus manos la organización de la ceremonia religiosa.Todo fue más fácil después de habérselo explicado; sin embargo, no se contentó del todo con que fuera solo un matrimonio civil a las carreras, y se mostró más pacífica y complaciente con la idea de realizar en su totalidad la boda religiosa frente a toda la familia.Un hecho que se volvió bastante relevante, además, que acal
No fue la boda que quería, no porque estuviera mal, es que la abuela hizo demasiado alboroto con ello. Me pregunto si habría sido igual si la novia hubiese sido Susan. Creo que ni yo quiero pensar en eso, antes muerto; pero lo mejor es que no lo era ni lo habría sido. Ceder en eso, era como darle un premio a tío Grant que no se merecía.Pese a todo el ruido, lo más importante es que Allegra estaba contenta y muy hermosa. Nunca en mi vida me vi tan romántico y cursi, que estoy seguro de que no habrá otra con la que me comporte de la misma manera. De algún modo solo ella saca lo mejor de mí. Ella se convirtió en mi cómplice y mi todo y eso es algo que será irrepetible.―¿En qué tanto piensas? ―pregunta la mujer que ahora ocupa mis pensamientos, despabilándome.Había ido al baño, pero no me di cuenta cuando volvió. Me emociono viendo como luce un sexi y bonito pijama de pantaloncitos que me pone en color rojo ambiente.―Ven y te lo digo ―le
―No se ve nada mal muchacho ―Bert me dice al oído mientras le echa ojo a Allegra.―Y tú deja de echarle ojo.―Tengo que hacerlo, tenía que verla en persona porque ella realmente logró conseguirte, y a mí quitarme parte de mi empleo.―Tranquilo, que aún puedes servirme para otras cosas.―Eso espero, porque te has convertido en mi cliente consentido.El viejo Bert me hace bufar. Allegra deja de revolotear hasta que se vuelve hacia nosotros.―¿Ya decidiste? ―le pregunto.Le sugerí que decidiera cuál le encantaría llevarse, puesto que no puedo cumplir mi deseo de arriarlo todo. Ella señala la tabla de bondage y algunas cosas de la repisa, como la vara para piernas, unas cuerdas de suave yute, y una fusta. Me agrada su elección.―Creo que se podrían guardar en el armario ―aduce algo avergonzada.―Estoy de acuerdo ―digo y luego miro a Be