Brett y Eber salieron a recorrer el pueblo para buscar información sobre el caso. Solo sabían que el causante de las desapariciones era Roger y que extraía la sangre de los niños para mantenerse siempre joven.- Ahora que lo recuerdo, existen leyendas sobre vampiros chupasangres – comentó Eber, temblando – No me imagino a un ser humano haciendo eso. ¿Y si ese Roger es un vampiro que captura a los niños que se portan mal?- Eber, eso solo lo decía nuestra madre para asustarnos – le recordó Brett, achicando sus ojos – Aún así, la realidad es más aterradora: pensar que alguien sea capaz de eso por algo tan egoísta…- ¿Pero por qué solo a los niños? Por cierto, esos bandidos se fijaron en Uziel y mencionaron de capturarlo. Nuestro hermanito aún sigue siendo pequeño, por eso pensaron que se trataba de un niño más. Fue una suerte que Rhiaim le enseñó a pelear, aunque ni él ni Zlatan pasaron por ese entrenamiento intenso que pasamos el resto.- Sí, nuestro hermano mayor fue lo bastante preca
Brett y Eber le explicaron a la reina Panambi lo que pudieron averiguar. Todos estaban estupefactos por el origen incierto del tal Roger y de cómo consiguió escapar de la justicia sin dejar rastros.- Debemos regresar al palacio – decidió la reina, tras recibir el informe – ya he desarrollado con el alcalde un plan de mejora de la seguridad del pueblo. Y los comunicadores fueron intervenidos gracias a Zlatan. ¡No puedo creer que sea un técnico! Lo tenía bien oculto.- No soy un técnico. Solo hice lo que me acordaba de haber leído de un manual – se excusó Zlatan – así es que lo mejor es que contraten a un profesional por si haya cometido algún error.- ¿Pudiste manipular un comunicador solo con leer un manual hace tiempo? – Panambi abrió los ojos de la sorpresa.- ¡Zlatan es un tragalibros! – intervino Uziel, como siempre, dan
Roger había visitado una de las guaridas que aún no había sido descubierta por los príncipes. Ahí se encontró con Rudy y Azul, quienes mantenían cautivos a cinco niños recién capturados. Todos estaban atados y amordazados, sus ojos reflejaban el terror y la incertidumbre de su propio destino.- Esta vez nos hemos asegurado de que fuesen plebeyos – le dijo Rudy a Roger – Así, nadie se molestará en buscarlos.- Manténgalos así mientras preparo mi equipo – indicó Roger. Luego, miró a Azul y, con una señal, le dijo – sígueme.Azul obedeció. Roger la llevó a un cuarto oscuro, donde había una mesa repleta de jeringas, sondas, trapos y tubos de ensayo.Cuando la mujer se dispuso a ordenarlo todo, Roger se sentó en su silla y lanzó un largo suspiro. Ella se detuvo y estuvo a punto de preg
Apenas llegaron al palacio, la reina ordenó a los príncipes a que no salieran bajo ningún motivo. Así es que se comunicaron con Rhiaim y Yehohanan para explicarles la situación. Cuando escucharon lo de la extracción de sangre ilegal a los niños, se aterraron al saber que un ser humano pudiese ser capaz de semejante atrocidad por un deseo egoísta. Durante la conversación, Yehohanan dijo:- Mi espía llamada “Azul” consiguió infiltrarse con éxito. Pronto me dará un informe por escrito y se los enviaré para que lo gestionen junto con la reina. Pero estoy preocupada, ahora que ese tal Roger sabe que la reina intervino en este asunto de forma directa, estoy segura de que no descansará hasta sacarla del camino.- ¿Les dijo por cuánto tiempo deben permanecer encerrados? – preguntó Rhiaim.- Dijo que hasta que surgiese otro caso
Al día siguiente, la reina Panambi recibió en su trono a quienes serían los escoltas del príncipe Brett, contactados por el mismo príncipe Rhiaim. La joven monarca se percató de que en verdad eran nobles caballeros, cada uno experimentado en distintas áreas y con un gran historial de batallas y enfrentamientos que liberaron en el pasado.Uno era un joven rubio de ojos azules, alto y delgado, que lucía una armadura azul propia del reino del Oeste y que denotaba sus orígenes. El otro era un pelirrojo de ojos verdes, que portaba una armadura plateada típica del reino del Norte ya que, el mismo, era considerado un guerrero de ese país.- Bienvenidos al palacio – les saludó la reina, manteniendo una expresión neutra – han sido convocados para ser los escoltas principales de mi esposo, el príncipe Brett del reino del Este. Me han dicho cosas buenas de ustedes, as&iac
Brett decidió cenar en su habitación, debido a que quería leer un libro que le prestó Zlatan de su recién instalada biblioteca privada. El caballero Luis se había quedado dormido sobre una silla, por lo que el joven príncipe supuso que hizo un largo viaje desde la mansión de su esposa hasta el palacio real.“Ahora si estoy siendo tratado como el esposo de una reina” pensó Brett, mientras finalizaba su cena. “Solo unos nobles caballeros pueden escoltar al hijo o pareja de una monarca. Mis hermanitos siguen teniendo sus escoltas de siempre, pero ahora que el guerrero Zafiro está entrenando a los soldados Van y Rojo, confío en que éstos orienten a esos soldados y les hagan ser leales a nosotros. Será un trabajo duro, pero puedo gestionarlo por ahora”En eso, vio que su comunicador emitió un par de pitidos. Así es que lo activó y se llev&o
La reina Panambi salió de su oficina bastante tarde. Si bien todavía no terminó con las gestiones, decidió tomarse un descanso. En el Instituto de las reinas le aconsejaron que una reina también necesitaba darse un respiro para evitar colapsar por el sobre exceso de trabajo.“Quizás pueda pasar el tiempo con uno de mis esposos”, pensó la reina. “Ellos ya cuidaron de mí. Es hora de recompensarles por el duro esfuerzo”.Decidió comenzar por Brett, ya que era el mayor y el que más le gustaba. Si bien con Eber sentía mucha química, con Brett sentía calma y, también, deseos de protegerlo contra el mundo cruel.Fue así que encontró la puerta de su dormitorio abierta. Eso le extrañó, ya que el joven príncipe siempre mantenía cerrada su puerta. Así es que dio una ojeada y lo encontró reunido con
Escuchó que alguien tocaba la puerta. Pensando que podría ser uno de sus hermanos, exclamó:- ¡Quiero estar solo! ¡Vete!- Majestad, el príncipe Brett me pidió que te llevara ante él con vida – escuchó la voz del caballero Luis al otro lado de la puerta – Por favor, no preocupe a su hermano, de verdad se está esforzando en protegerlo.- ¡No necesito que me protejan! – bramó Uziel - ¡Así es que mejor regresa con tu “princesita”, caballero de dudosos gustos!“Por lo menos el príncipe Brett era más dócil y educado a su edad”, pensó el caballero Luis, dando un ligero bufido. “En verdad al príncipe Uziel le dio fuerte la adolescencia. ¿Dónde está el niño adorable que creía en hadas y el poder divino de los cabellos largos?”Zafiro, quien e