Escuchó que alguien tocaba la puerta. Pensando que podría ser uno de sus hermanos, exclamó:
- ¡Quiero estar solo! ¡Vete!
- Majestad, el príncipe Brett me pidió que te llevara ante él con vida – escuchó la voz del caballero Luis al otro lado de la puerta – Por favor, no preocupe a su hermano, de verdad se está esforzando en protegerlo.
- ¡No necesito que me protejan! – bramó Uziel - ¡Así es que mejor regresa con tu “princesita”, caballero de dudosos gustos!
“Por lo menos el príncipe Brett era más dócil y educado a su edad”, pensó el caballero Luis, dando un ligero bufido. “En verdad al príncipe Uziel le dio fuerte la adolescencia. ¿Dónde está el niño adorable que creía en hadas y el poder divino de los cabellos largos?”
Zafiro, quien e
Con el paso de los días, ya se dejaron de reportar casos de desapariciones de niños. Sin embargo, traían a cada tanto a uno que otro sospechoso para interrogarlo. Pero nadie parecía saber el aspecto del tal Roger y dónde se encontraba oculta su base.Durante su reclusión, Brett supervisó personalmente a Tim y Sam, quienes demostraron ser muy serviciales y estaban dispuestos a apoyarlo como principales contactos con el mundo exterior. También solía acompañar a Van y Rojo en su entrenamiento con Zafiro, admirándose cómo sus escoltas temporales estaban fortaleciéndose gracias a las instrucciones del fierro guerrero del Norte.En cuanto a la relación de la reina con sus esposos, ésta se aligeró notablemente. Panambi solía pasar el tiempo con ellos en sus tiempos libres, pero aún no pudo establecer cómo se “repartiría” entre
Y así llegó el día esperado.Muchos nobles asistieron con sus respectivas máscaras. Algunos se esmeraron en elaborar un disfraz completo y, otros, solo atinaron a ponerse algún bonito traje de gala sumado a un antifaz.Por su parte, los príncipes se encargaron de recibir a los invitados, bien ocultos debajo de sus disfraces. Brett lució una túnica roja con una máscara de media luna; Eber lució su armadura de bronce, junto a un casco que cubría tanto sus cabellos rojizos como su rostro; Zlatan se disfrazó de su personaje favorito, el cual era un pirata de una novela de aventuras que vestía vaqueros, botas, chalecos, sombrero de calavera y antifaz negro; Uziel, en cambio, se vistió con un conjunto negro y una máscara roja con forma de un dragón.La idea de Brett era hacerse pasar por meros sirvientes para que, así, los invitados se relajaran ante
Rhiaim y Yehohanan llegaron un poco después del tumulto. Se encontraron con los más jóvenes y éstos le explicaron lo sucedido.- ¡Fue una suerte que tardaran en llegar! – dijo Zlatan - ¡Calmar a los invitados fue muy estresante!- Ese Brett me sorprendió – dijo Uziel – Pudo guiarnos en esta operación y detectó al intruso de entre tantas personas enmascaradas. En serio… ¿Cómo lo hace?Rhiaim no evitó sentirse orgulloso por Brett, al saber que se estaba comportando como un verdadero príncipe y líder.- ¿Dónde está ahora? – preguntó Rhiaim – tampoco veo a Eber.- Están interrogando al intruso – respondió Zlatan – a nosotros nos dejaron aquí para seguir atendiendo a los invitados.La pareja se sentó en su mesa asignada. Al final, no pudieron disfru
Los príncipes le entregaron a su esposa la “lista negra” donde figuraban los nombres de todos los nobles que manifestaron su descontento contra la actual corona.Panambi los leyó y, con una sonrisa, anunció:- Estos nobles pronto deberán empacar sus cosas. Por supuesto la lista no demostrará nada, pero la verdadera trampa vendrá cuando llegue el día de la reunión del Consejo.- ¿Entonces sí habrá una reunión del Consejo? – preguntó Brett.- ¡Así es, querido esposo! Parte de la monarquía democrática es que se celebre esta clase de reuniones para que cada noble o integrante de la realeza elabore propuestas de mejoras y apoyos sociales a la comunidad.- Nunca he ido a uno – dijo Eber – en el reino del Este también tenemos algo parecido, pero el único que asistía era nuestro hermano may
La duquesa Dulce contaba con su propio vehículo. Aun así, decidió viajar en el mismo coche que Zlatan y Uziel para “recuperar el tiempo perdido”. Sin embargo, se notaba a leguas que se sentía atraída por el príncipe de los lentes, pero éste era tan indiferente a sus insinuaciones que, en el fondo, la desesperaba.Durante el trayecto, la duquesa se pasó conversando más con el príncipe Uziel que con Zlatan. Este le explicó todo lo que vivieron desde que se casaron con la reina, alegando también que extrañaba los paseos por el mercado de la ciudad y hacer sus compras, sin que le limitaran sus movimientos.Zlatan, por su parte, se quedó reflexionando sobre lo vivido en su noche compartida con la reina. Cuando le había tocado el turno, ella lo encontró leyendo un libro. Sorpresivamente, se lo sacó con delicadeza y le dijo:- ¿Habla
La duquesa pidió a una sirvienta que guiara a Zlatan hacia la biblioteca. La misma quedaba a una cuadra del castillo y consistía en una construcción rectangular de un solo piso, con ladrillos vistos y pulidos.- Avísame cuando termine, lo espero afuera – le dijo la sirvienta.- Muchas gracias – dijo Zlatan – puede entrar a leer, si gusta.- Este… ¡No sé leer! – dijo la sirvienta, sintiéndose avergonzada – pero mi hijo sí, por eso…- Disculpa mi desconsideración. Si algún día está interesada, pídele ayuda a la duquesa para que te escriba una carta de solicitud de beca y visita el palacio real para que la reina financie tus estudios y los de tu hijo. Deseamos que el pueblo entero se eduque para un futuro mejor.- Si usted lo dice… gracias por la amabilidad, su alteza.El muchacho entró y fue recibi
Mientras Zlatan se encontraba en la biblioteca, Uziel salió junto a su escolta a recorrer las calles de la ciudad. Como también le acompañaba la escolta de su hermano de los lentes, entonces le seguían dos soldados que no paraban de llamar la atención de los transeúntes. Aún si el pequeño príncipe vestía con un velo que le cubría el rostro, todos lo relacionaban como uno de los esposos de la reina y no paraban de murmurar cuando pasaban a su lado. Esto hizo que el muchacho se hartara en un momento del paseo, se metiera en un callejón con su escolta y los confrontara. - Lo mejor será que me dejen solo – les dijo Uziel. - No podemos – le dijo su escolta – son órdenes de su esposa la reina. - ¿Pero por qué a Zlatan si le dejaron ir a la biblioteca por su cuenta? – les cuestionó el muchacho, mientras inflaba sus mejillas. - Usted todavía es menor de edad y… - el soldado pareció dudar de lo que quería decir – tiende a meterse en problemas.
“Siempre me he preguntado quién planifico la infraestructura de esta ciudad” pensó el muchacho, sorprendido. “¿A quién se le ocurre levantar una plaza cerca del bosque? ¡Es el nido perfecto para asaltantes y gente de baja calaña! Bueno, no importa. Tengo que verificar que no hayan niños…”Escuchó un par de risas a lo lejos. Se acercó y se encontró a dos niños plebeyos jugando a la pelota. Por sus estaturas, dedujo que tendrían entre 12 a 13 años, siendo uno de ellos mucho más alto que él.“¡Lo sabía! ¡Soy tan pequeño que puedo pasarme por uno de ellos fácilmente!” se dijo Uziel. “¿Por qué no aprovechar mi apariencia para dar con los secuestradores? ¡Todavía me parece un buen plan! Si tan solo mis hermanos se dieran cuenta… Además, si no lo hago,