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Capítulo 4: Neurk, la nueva vida

La visión continuó un tiempo mostrando a Salvador una continua degradación en la vista de Talchat'el mientras las naves mostraban cambios cada cierto tiempo, algunas incluso parecían fusionarse durante un periodo para luego de nuevo separarse y nuevamente su vista volvió a los planos planetarios, los planetas ya estaban lo suficiente frío como para que las naves pudieran aterrizar o lo estaban para ellos, ya que Salvador por lo que pudo identificar en aquellas masas planetarias era que aún rondaban los varios cientos de grados centígrados por lo que comenzaron a enviar naves no tripuladas a la superficie de los prospectos para que las máquinas dispusieran las bases para el aterrizaje de la nave central.

Para cuando se finalizaron los trabajos de colonización Talchat'el ya había perdido su capacidad visual, ahora disponía de un espectro distinto de visión, ya que podía ver las corrientes gravitacionales, formas a través de las energías e incluso los microscópicos electrones que componían las materias. Ella como sus compañeros congéneres se habían adaptado a la vida en una nave y por lo que pudo deducir Salvador aquella evolución fue más artificial que biológica, por el hecho de que durante todo el tiempo que Salvador vio todo lo que pasaba, nunca distinguió a ningún infante más aún así evolucionaron.

- He aquí que los Neurk comenzaremos de nuevo, el tiempo ha dado sus avances en nuestra evolución y ahora disponemos con conocimientos que antes jamás pensamos, la ubicación de las bases ya casi nos es dispensables, pero podemos usarlos para estudiar eventos en el espacio-tiempo o incluso en la convergencia dimensional de los espacios existenciales.- declaró el anterior científico, cuyo cuerpo había dejado de ser bípedo y bien formado como lo había visto tiempo atrás, ahora su cuerpo flotaba suspendido de un cráneo mayor al anterior, Salvador dedujo que quizás sus habilidades psíquicas ya eran extremadamente fuertes, pero al no usar más sus músculos estos se habían atrofiado, ya que su cuerpo era flaco, sus manos antes de cuatro dedos ahora disponía de dos que se estiraban hasta llegar a medir el doble del dedo humano, sus pies ya no existían sino que más bien se había convertido en puntas de carne redondeadas a la altura de sus anteriormente firmes rodillas. Aquel ente miraba a Talchat'el si es que aquella faz veía porque no había rostro como tal sino una superficie lisa allí donde antes hubo ojos y nariz, aún disponían de una boca aunque está había disminuido en tamaño y tenía claros indicios de desaparecer también.

- Llevas razón, esas bases ya casi son obsoletas para nuestro actual estado, pero no comprendo el motivo de jugar con el tiempo, más si me interesa ir más allá de este plano... -dijo luego de mucho tiempo de silencio Talchat'el a la vez que se elevaba de su posición y avanzaba hasta estar frente al traslúcido metal que observaba los planetas donde giró para ver a sus congéneres los cuales eran cuatro en la misma zona, pero había muchos más conectados a su mente.

-... Más antes de comenzar ese proyecto os pediré algo más, quiero dejar un legado de nuestra existencia, algo para aquellas civilizaciones que se están formando en las estrellas- dijo y un sentimiento inconformista e incómodo llegó al cerebro de Talchat'el, proveniente de los que la sentían, aun así continuó firme en lo que decía y las voces callaron.

-Sé que el recuerdo de aquellos perdidos os atemoriza más no es eso lo que quiero, nosotros no daremos nuestra vida para crear otras, sino que dejaremos nuestro conocimiento en computadoras que solamente se activarán cuando la especie dominante ya haya dominado el viaje intergaláctico- continuó Talchat'el y los otros comenzaron a apoyar sus palabras.

- "Más aún de esta manera necesitamos pioneros que lleven este conocimiento a sus hermanos, una especie que no se deje llevar por la tristeza y que pueda adaptarse con rapidez"- interrumpió una voz la cual Talchat'el identificó como uno de los científicos a bordo de otra de las naves, dejándola pensativa más aún así obtuvo una pronta respuesta al girar para ver los planetas.

-Haremos una terraformación en el tercer planeta mientras hacemos los cálculos para poder trasladarnos de dimensión y una vez el planeta este apto produciremos los instrumento necesarios para nuestro viaje.- declaró Talchat'el sabiendo que una terraformación tardaría quinientos años en el ciclo que tenía el planeta, más aún de este modo nadie había objetado en contra de su proposición por lo que dio por sentado que todos estaban de acuerdo por lo que su segundo al mando comenzó a preparar a los que harían la terraformación.

Salvador por su parte ya estaba totalmente desorientado, la vista de Talchat'el lo mareaba más no sabía como salir de ella y antes que se diera cuenta el tiempo volvió a saltar para mostrar otra escena está vez más caótica porque en toda la nave había un color rojo mientras miles de datos salían disparados en una pantalla a la vista de Talchat'el más está no los leía.

- Como ha podido pasar esto, la terraformación estaba lista -dijo Talchat'el mientras volaba rápidamente hasta el frente de la nave y miraba al tercer planeta, allí había un meteoro de un cuarto del tamaño de este a punto de impactar contra el planeta, pero eso no le preocupaba, lo que lo tenía en alerta era los quince que habían ido al planeta para observar los avances y tomar muestras, no iban a poder escapar a tiempo.

- Talchat'el una nave ha logrado huir del impacto más las otras dos siguen sin moverse, también he intentado contactar con ellos, pero al parecer este evento gravitacional bloquea nuestra unión mental- dijo alguien a su lado, este ser era ya traslúcido y ya casi no tenía rastros de piel e incluso su boca había desaparecido.

-¿Habéis intentado usar las máquinas? Aún podríamos tras transportarlos vía telepatía...- respondió Talchat'el con desesperación a su contraparte más una revisión a su mente le mostró que eso iba a ser imposible, la señal de radio era interferida por la cercanía opuesta del magnetismo de las masas a chocar lo que también impedía localizar a los Neurk náufragos. Por lo que Talchat'el se resignó y espero lo inevitable, la colisión fue desastrosa causando que la ecología creada por ellos fuera destruida en el proceso al igual que los componentes respirables fueron reemplazados. De la nave que logró huir se supo que seis habían logrado abordarla, ya que las otras habían dejado de funcionar inesperadamente durante el despegue.

Al parecer Talchat'el mantuvo su mirada fija en aquella visión del planeta luego del impacto porque Salvador vio como se iba enfriando rápidamente como si hubieran acelerado un video, aun así hubo ratos fugaces que vio sombras al lado de esta para luego desaparecer hasta que la visión tomó una velocidad normal.

-Talchat'el hemos logrado construir la nave que nos permitirá entrar en las otras dimensiones, pero hemos descubierto que una vez entremos no podremos salir, para salir deberemos cruzar ocho dimensiones más para volver a nuestro origen exactamente en este punto- dijo una entidad a su lado, está la saco de su letargo y le miro observando que ya era lo que Salvador conoció, un ser completamente traslúcido cuyo cerebro y nervios brillaban en una forma andrógina parecida a una medusa.- ¿Qué hay del planeta?- fue la respuesta de Talchat'el mientras Salvador se preguntaba como habían logrado cambiar tan drásticamente sin haber tenido una relación carnal, pero aun de esta forma prestó atención a lo que veía.

- A pesar de nuestra pérdida en el impacto del cometa logramos detectar que este evento beneficio a la evolución natural del planeta proveyéndolo de un satélite natural y una rotación más leve a la cual se ha adaptado la vida, quizás en unos diez o cincuenta millones de años el planeta se vea poblado por seres orgánicos, pero hasta el momento en que haya una raza dominante pasará mucho más tiempo- fue la respuesta de su camarada y Talchat'el la recibió para luego llevar su pensamiento hasta el planeta donde vio como unos minúsculos seres se reproducían y creaban vida mayor, penetró más en ellos y logró ver a sus congéneres allí en esas nuevas vidas. Entonces una satisfacción recorrió su cerebro y volvió a su cuerpo y sitio.

- Comprendo lo que dices, por lo que el plan de nuestro legado sigue en marcha, más el sitio que he elegido para las computadoras es en los polos, una en cada polo junto a muestras de nuestro avance tecnológico, en el polo superior pondréis todo lo relacionado con generar vida en zonas áridas y nuestras herramientas; en el inferior pondréis datos para las futuras naves y también dejaré una de nuestras naves escolta con todo intacto en su interior así que comenzaréis el traslado una vez estén listo los hangares que protegerá nuestras reliquias.-ordenó Talchat'el y miro nuevamente el planeta allí donde estaba el líquido azulado.

- Desea dejarles también nuestros últimos armamentos, aunque ciertamente nunca los usamos, ya que no teníamos competidores ni enemigos naturales a los que enfrentar- dijo una mente alojada en una de las otras naves, ciertamente esas armas podrían servirle a la nueva especie y Talchat'el lo sabía, pero en su mente albergaba la inquietud de que estos no fueran pacíficos y desearan la destrucción de sus hermanos de las estrellas en vez de convivir con ellos por lo que estuvo meditando hasta que tuvo una respuesta.

- Se los dejaremos, más no se los daremos con facilidad, quiero que conectéis las computadoras de los polos a una tercera que se aloje en la cámara del armamento, dicha deberá ser activada una vez sean abiertas las dos primeras y yo me encargaré de poner el código de la tercera en caso de que alguien llegue primero hasta ese hangar- declaró Talchat'el mirando el basto líquido que estaba dando vida al planeta luego volvió a su sitio de comando y miro la geografía del planeta notando una fosa particular en el suelo marino que abarcaba varios miles de kilómetros de profundidad.

Para infortunio o fortuna de Salvador nunca pudo ver la ubicación de esos hangares o puestos de avanzada pues la visión volvió a saltar, está vez los seres como Talchat'el ya habían abandonado la nave y volaban en derredor de esta mientras con sus mentes moldeaban la materia hasta que la nave dejo de ser eso para convertirse en una plataforma semi circular con una pequeña pared protectora de ella salió algo más transparente parecido al vidrio y creo una cúpula donde veinticinco de los Neurk, más Talchat'el, entraron para luego mirar a la tierra despidiéndose así de su pasado mientras la plataforma ahora manejada por aquellas supermentes unificadas abría una hendidura en la tela del espacio-tiempo y dimensión.

Para cuando Salvador volvió en sí lo primero que sintió fue un fuerte dolor de cabeza, sentía como aquellos recuerdos se habían mezclado con los suyos, se llevó las manos a esta y se apretó las sienes marcando un círculo para de esta manera aminorar el dolor con ese leve masaje. Mientras lo hacía busco con la mirada a la Neurk, que ahora sabía que se llamaba Talchat'el, pero no había señales de ella en todo el recinto, por lo que se levantó con cuidado y giró sobre sí mismo mirando si no se había escondido más eso era imposible porque no había objetos como para hacer tal cosa.

-Talchat'el ¿dónde estás? Debes explicarme algunas cosas- dijo Salvador en alto, pero no recibió respuesta alguna ni verbal ni telepáticamente y esto le extrañó, ya que por lo que tenía entendido ella no tenía otro lugar al que ir.

- Tú debes ser el nuevo ser que trajeron- dijo alguien de imprevisto haciendo que Salvador se sobresaltara y girará en redondo en dirección a la voz, más no había nada solamente paredes lisas y un tablero gigante que le mostraba un planeta elegido. 

-¿Quién eres? Muéstrate- dijo Salvador tratando de adivinar la procedencia de la voz y para su sorpresa antes sus ojos se hizo visible un humanoide.

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