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Todos los capítulos de Los enviados: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo 1
La muerte es solo el principio Argentina 15: 39 PM Año: 2010 —¡Ma! ¿¡Donde esta mi carpeta?! ¡La de dibujos que tenía guardada en mi escritorio! - Se oyó desde la habitación del segundo piso en donde se hallaba Salvador Adam un muchacho de veinticuatro años, de cabellos marrón claro, tez cobriza y ojos café claro; que buscaba en su habitación el objeto antes nombrado mientras mantenía su mochila pegada a su espalda con la mano izquierda a la vez que habría su armario y rebusca entre la ropa con la derecha. —¡Los dejes entre los dos colchones!- contestó en el mismo tono por lo que estaba lejos de él -¡Anoche te lo dije!- fue la respuesta de la madre mientras se acercaba a la escalera que subía a la habitación de Salvador para hacer lo que toda madre sabe que debe hacer, encontrar mágicamente lo que su hijo no, más previamente que subiera el primer escalón el teléfono sonó con estrépito haciendo sobresaltar a esta, ya que lo llevaba en el bolsillo de su delantal de cocina, por lo que
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Capítulo 2
¿Muerto pero vivo?-¡¿Pero qué demonios?!- espetó con sorpresa Salvador al ver que ya no podía volver y también por el hecho de que no hubiera abertura.-¿Y la puerta donde demonios se metió? ¿Acaso me volví loco y este sueño no es más que algo parte de mi locura?- se cuestionó para luego sacudir la cabeza negando que esa fuera una posibilidad. Seguro había una respuesta más acertada, pero no la sabía responder en ese momento por lo que dirigió su mirada al único lugar al que podría acceder, la puerta roja así que armándose de valor salió de su escondite y camino casi a paso normal hasta que estuvo frente a la piedra.- Bueno aquí vamos, si la que yo usé se abrió empujando entonces está debe de ser igual- dijo y apoyo sus manos contra la piedra más para su sorpresa sus manos se hundieron por lo que se terminó yendo hacia adelante cayendo al otro lado solamente para seguir cayendo por una escalera de cuatro peldaños. -¡Mierda de puerta! ¡Mierda de escaleras!- grito mientras se sentaba
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Capítulo 3:Ellos, los Neurk 
-¿A qué te refieres con que me trajeron? Hablaste como si hubiera más como tú, como si mi muerte hubiera sido planificada por ustedes-interrogó Salvador con algo de molestia, ya que si eso fuera lo que implicaba entonces algo malo había pasado y alguien le concedió una muerte prematura. Habían interrumpido lo que por derecho merecía, vivir.-De hecho es como has dicho, tu desplazamiento carnal o muerte como lo llaman ustedes, fue previsto y coordinado hace un buen tiempo.-- contestó la entidad sin miramientos y porque no tenía ojos no pudo ver como la cara de Salvador se contraía en una mueca de rabia pura, más si puedo sentir la ola de pensamientos agresivos emitidos por el cerebro de este.-¡Pero quien demonios les dio poder sobre mi vida! No son nadie, sus mierdas de evolución no son más que pretensiones si le quitan la vida a otros. Si pudiera vengarme lo haría y juro que los mataría si tuviera una forma- gritó con fuerza en su mente Salvador y recordando lo que dijo la entidad pu
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Capítulo 4: Neurk, la nueva vida
La visión continuó un tiempo mostrando a Salvador una continua degradación en la vista de Talchat'el mientras las naves mostraban cambios cada cierto tiempo, algunas incluso parecían fusionarse durante un periodo para luego de nuevo separarse y nuevamente su vista volvió a los planos planetarios, los planetas ya estaban lo suficiente frío como para que las naves pudieran aterrizar o lo estaban para ellos, ya que Salvador por lo que pudo identificar en aquellas masas planetarias era que aún rondaban los varios cientos de grados centígrados por lo que comenzaron a enviar naves no tripuladas a la superficie de los prospectos para que las máquinas dispusieran las bases para el aterrizaje de la nave central.Para cuando se finalizaron los trabajos de colonización Talchat'el ya había perdido su capacidad visual, ahora disponía de un espectro distinto de visión, ya que podía ver las corrientes gravitacionales, formas a través de las energías e incluso los microscópicos electrones que componí
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Capítulo 5: Los enviados
Ante sus ojos apareció un humanoide, sus rasgos eran idénticos a los humanos con la diferencia evidente de que el otro brillaba en una tonalidad azul y sus ojos sin pupilas parecían desbordar de energía, su vestimenta parecía querer resaltar su cuerpo, puesto que era una armadura dorada que cubría desde su hombro izquierdo para abajo dejando al descubierto su pectoral derecho y hombro mientras unos guanteletes cubrían sus manos, en estas el humanoide tenía una espada del mismo color que él junto a su funda en la otra mano, parecía como si hubiera estado listo para atacar a Salvador.Más no hubo movimiento alguno de su parte, sino que se quedó en su sitio esperando algo, más no sucedió nada por lo que finalmente hablo.-¿Cuál es tu nombre y de que dimensión provienes?- dijo el ser con una voz gruesa, pero con sonidos parecidos a un robot por lo que Salvador quedo sorprendido, ya que este ser podría ser un androide avanzado.-Mi nombre es Salvador, pero no sabría que responder a lo otro
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Capítulo 6: El primer viaje
Salvador no podía creer lo que su pensamiento captó, iba a hacer que una raza desconocida para él evolucionará y encima de ello le obligaban a tomar cualquier medida incluso si eso significaba asesinar. ¿Acaso era necesaria está evolución forzada? ¿Hace cuanto lo hacían? ¿Por qué lo hacían? Había tantas preguntas en su mente que pronto fueron reemplazados por el pensamiento de la neurkiana.- El primer traspaso siempre es vertiginoso, pero te acostumbrarás, no puedo decir lo mismo de la adaptación al planeta- dijo Talchat'el quién ahora se dirigía hasta atrás del tablero donde se formó un arco de piedra, dicho arco de imprevisto expulsó hacia el centro de sí mismo chorro de un líquido multicolor que formó al unirse una puerta.- Tu destino ya está listo, solamente hay una cosa más- dijo Talchat'el mirando a atrás, ya que Salvador la había seguido de lejos sumergido en sus pensamientos más aún así respondió.- ¿Qué es eso? ¿También me pedirá que me suicide una vez este listo el camino
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Capítulo 7:NO SUBESTIMES EL PODER DE UNA PLANTA.
Salvador siguió corriendo y tropezando, pero la criatura ya estaba más cerca al igual que los esclavistas así que se impulsó con sus brazos ganando unos segundos hasta que alcanzó a la criatura planta, allí la bestia se había vuelto a camuflar, pero Salvador logró verla antes que cerrará su boca por lo que siguió corriendo, al pasar por su lado golpeó el cuerpo de la bestia con una de sus manos derechas y dejo que actuará. Las lianas salieron disparadas rápidamente al objetivo más cercano por lo cual agarraron a dos jinetes y sus monturas, enredando a estos quienes se resistían más los otros dos que se salvaron siguieron la persecución, al parecer ya daban por muertos a sus compañeros. A Salvador le hubiera encantado ver como eran comidos aquellos negreros, pero no tenía tiempo para eso, ya que los jinetes ahora gritaban en su dirección y por la entonación dedujo que estaban furiosos.— ¡Que os den, no sé qué dicen, pero por las dudas que os den!- grito Salvador mirando de lado y los
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Capítulo 8: La ciudad sumergida
— "Levántate, el gran Lepak ya se ha ido"-Fue el pensamiento que recibió, este era suave y calmante no era como el de sus acompañantes, así que se empujó hacia arriba, lo que lo posicionó para ponerse derecho notando que su peso lo ponía casi rozando el lecho, frente a si estaba una criatura como él solo que más estilizada porque su cuerpo no era grueso y tosco como el suyo sino más delgado aunque se notaba que su pecho también era ancho por sus cuatro pulmones, está criatura era de tonalidad azul con unos ojos seductores aunque Salvador prefería los ojos humanos. Lentamente, ella, si es que era un ella, se puso a la altura de Salvador resultando que era más alta o quizás estaba flotando un poco más arriba.— "Me llamo Iskel, del clan estrella rota"- se presentó la alienígena, pero Salvador seguía preguntándose si era hembra o es que la penumbra no le dejaba ver bien.— "Forastero si vas a mirar a otro te recomendaría que cierres tu pensamiento"- agregó Iskel llamando la atención de
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Capítulo 9: LA LLEGADA DE ELLOS, LOS KRANITAS 
Los de la superficie habían llegado hace cincuenta años según la cronología del planeta, según los nativos estos llegaron en unas grandes islas flotantes, pero al cuarto año de su llegada comenzaron una guerra entre ellos; de las siete islas que moraban los cielos cuatro fueron las que sobrevivieron y se separaron yendo una a cada punto cardinal del planeta. Una vez las islas cayeron al piso y se asentaron en las aguas otras, la población de las islas comenzaron a salir en pequeñas barcazas metálicas que se movían a voluntad de ellos.Los que se asentaron cerca de donde se hallaba Salvador eran los que se habían presentado como kranitas, primeramente ofrecieron grandes magias que podían hacer prodigios más allá de los que en el santuario podía hacer e incluso curar enfermedades incurables. Pero esa aparente amabilidad lentamente comenzó a desaparecer al igual que los habitantes de la ciudad, los kranitas habían hallado en la superficie unas piedras de mucho valor para ellos y habían t
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Capítulo 10: Un lío mental
Salvador despertó muy adolorido y su cabeza le palpitaba terriblemente, pero aun así se sentó, estaba en una habitación desconocida con unas piedras luminiscentes iluminando levemente el lugar, fuera del cuarto logró ver a dos guardias apostados en la entrada uno de ellos le oyó moverse y miro hacia adentro. En su mirada había una acusación, pero no dijo nada sino que salió de su puesto y se alejó a toda prisa. Salvador por su parte intentaba recordar que había sucedido, recordaba que la anciana indagaba en su mente, pero luego de eso todo estaba blanco.— Al fin despiertas extranjero, es tiempo de que se te juzgue por tus pecados- dijo una mujer mientras entraba presurosa y airada a la habitación, luego de un momento Salvador logró reconocerla como la hija de la sacerdotisa y reina en el castillo.— ¿De qué me hablas? Yo no he cometido pecado alguno, ni sé donde estoy- repuso Salvador agarrándose la cabeza.— ¡¿Qué no has cometido pecado alguno?! La gran sacerdotisa ha estado muerta
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