Se acercaba la noche, y la Reina Giorgina esperaba con Doménico y Evan en el vestíbulo, junto a los sirvientes y los guardias. El vestíbulo era un espacio amplio, lleno de pinturas, esculturas, candelabros por todos lados, una alfombra roja, ventanales gigantes con cortinas y un gran candelabro central que guindaba del techo; habían colocado flores para decorar y música para deleitar la bienvenida. Además, al fondo, resaltaba en la pared el escudo real de Fabrizzia. Su interior era azul con rojo, y había dos espadas entrecruzadas; arriba una ‘F’ grande, y abajo, un árbol. Así mismo, el escudo era adornado con arabescos en sus puntas y una corona dorada; en lo alto llevaba escrito: “Regnum Fabrizzia” y en la parte inferior su lema: “Bene Semper Vincit”.Mi señor ¿Sabes por qué la princesa Angella aún no baja? Pregunta la Reina a su hijoNo tengo idea, madre Responde a secasEvan, hijo; te he dicho que te acomodes el cabello Le comenta la Reina al pequeño L
Ya eran cerca de las diez de la noche, todos estaban en sus recámaras, el castillo estaba a oscuras, iluminado sólo con la luz de la luna que brillaba en lo alto del cielo.De pronto, se abre una de las puertas de las recámaras, una sombra se veía caminar por uno de los pasillos que daban hacia la torre este; era Romina, que se dirigía sospechosa a la habitación del Rey Doménico. Una sombra extra, aguardaba detrás de ella siguiendo sus pasos.¡Maldición, los guardias! Se exclama Romina al ver que un guardia vigilaba el pasillo. Piensa un momento y sigue caminando hasta él.Buenas noches Saluda Romina al guardia con gentilezaBuenas noches, alteza ¿A dónde se dirige? ¿Necesita algo? Pregunta con amabilidad el guardia.Eh… si. Venía a entregarle un recado muy importante al Rey Doménico; pero me da vergüenza entrar a estas horas de la noche. Además, no sé si estará ya descansando… Explica ellaSi, el Rey Doménico ya ha de estar durmiendo, si quiere me deja e
A la mañana siguiente, después del desayuno, estaban situados todos en la sala central tomando vino. La princesa Angella se pernoctaba muy tensa, el Rey Doménico más serio de lo común, y la Reina seguía con buen temple; mientras que Romina y Alejandro, se hallaban como si nada hubiese pasado antes. El pequeño Lord se encontraba con la nodriza en los jardines.-Gracias- Agradece Romina cuando le entregan el vino -Huele muy bien-comenta-¿Y cómo pasaron la noche?- Le pregunta la Reina Giorgina a los invitados-Yo la pasé de maravilla- Responde Romina con impudor mientras tomaba un sorbo de vino Angella mira molesta a otro lado recordando el episodio de la noche anterior. Doménico ve a Romina frunciendo el ceño.-Que gusto. Fue una noche estupenda. Nuestro castillo es agradable y siempre tratamos de que nuestros visitantes se sientan cómodos- Comenta la Reina Giorginacon cortesía-Para mí fue una noche incómoda; no pude conciliar bien el sueño- Responde de pronto Domén
Mientras tanto, en el vestíbulo, los nobles ministros reales llegaban para la reunión; el mayordomo Norberto los recibía y los conducía hacia la habitación de reuniones, donde los aguardaba la Reina Romina y el Marqués Alejandro, ubicados en unos asientos especiales. A la reunión asistían el Duque Lorenzo, su hijo, el Barón Fallius, el General Basilio y el Marqués Gerónimo.-Ante ustedes, su alteza, la Reina Giorgina- Anuncia Norberto mientras hace su entrada la reina hasta su asiento. Todos se levantan.-¡Buen día tengan todos!- Saluda la Reina Giorgina -Pido me disculpen por la tardanza, terminaba algunas cosas pendientes--¡Buen día, alteza!- Respondieron todos con una reverencia-Bueno; empecemos, Barón Fallius- Ordena la Reina sentándose en la silla principal junto a la gran mesa en U. Un sirviente sentado a parte, tomaba nota de todo, mientras otro le abanicaba.-Alteza; y su majestad Doménico, ¿Acaso no estará?m- Pregunta el Duque Lorenzo con intriga-Eh
-Por favor, coman y tomen de lo que gusten. Tengan buen provecho- Dice con cortesía la Reina Giorgina en la mesa del Gran comedor Romina le echa un vistazo a Doménico; Él la observa con desprecio mientras come su sopa de garbanzos. En ese instante, le entran nauseas repentinas a Romina. -Pido disculpas; creo que de pronto me he sentido un poco mal- Dice Romina mientras se levanta rápido de la mesa -Norberto, por favor acompáñela a su recámara- Ordena Giorgina Norberto obedece y ayuda a la Reina Romina a subir a su recámara para que pudiera vomitar; quizás algo le habría caído mal en la comida. En la mesa, Doménico se encontraba impaciente, mientras la Reina le hacía señas. El Duque Lorenzo comía sin parar, su hijo Fallius, no dejaba de ver con lujuria a una de las sirvientas que servía la comida; y Lord Evan, miraba extrañado con atención al Marqués Gerónimo, quien le lanzaba miradas y sonrisas encantadoras a la Reina Giorgina haciéndola colorar. Romina, subía las es
Doménico, caía con fuerza en el agua, muy lejos de Fabrizzia; su cuerpo se sumergía en la profundidad del mar. Todo se caía en pedazos, ya no había luz; solo oscuridad y tinieblas. No podía respirar, el agua se adentraba en su cuerpo como la oscuridad aquel día; no había cómo respirar. Al parecer, ya no había vuelta atrás. Ya no tenía fuerzas, no tenía más opción que resignarse y perder la batalla; todo era sombras y sequedad, no había luz ni bondad… Estaba lejos de todo lo que amaba; lo había perdido todo. ¿Cómo recuperar tanto? ¿Cómo regresar y ganar la batalla? ¿Qué hacer?...*** Muchos años atrás… Los dos hermanos, se sentaron en el suelo para que su padre, sentado en el sillón, les leyera la historia. El hombre tomó el libro, lo abrió con parsimonia y leyó:“Cuenta la leyenda que, existió un ángel de luz que fue enviado del cielo para salvar a un pueblo de un terrible monstruo que se quería llevar a todos sus habitantes. Ese monstruo era un ángel oscuro
Muchos años después… Una mañana como cualquiera, el Rey Doménico se encontraba en una habitación,tirado en el suelo; despertándose, con los ojos hinchados y su ropa del día anterior.Luego, sale con parsimonia de la extraña habitación rodeada de libros, para alistarse ybajar al desayuno; era de estatura alta, ojos verde claro, barba, cabello negro largo,con cuerpo trabajado y sonrisa radiante. Doménico Esteban D’Luca Bacon, recibe subaño caliente en su tina por una sirvienta; con su mirada perdida, se viste y baja lasescaleras cuatro pisos hasta el Gran Comedor. Los mayordomos lo reciben con losbuenos días y una reverencia-como siempre-; pero con una especie de intranquilidaden sus miradas. Se notan algo nerviosos y tensos, como preparados a que acontezcaalgo. El gran comedor es un espacio amplio, con grandes ventanales y cortinas colgandode sus extremos, enormes candelabros cayendo del techo, decoraciones y pinturasrenacentistas, dando a parecer un museo de arte. Las pint
El Rey se hallaba en una habitación, iluminada solo por la luz solar de una ventana,llena de polvo y telarañas por todos lados; estaba llorando sin parar, histérico ylanzando cualquier cosa que encontrase a su paso. Se sentía mal, harto por la escenadel sirviente, harto con su madre y sus deseos absurdos de querer hacer que las cosasestén bien, impasible con su futura esposa que se pone en contra de sus decisiones,molesto consigo mismo porque siente que, aunque quiere hacer las cosas distintas, noes el mismo de antes cuando estaba su padre; y molesto con Dios, porque quisieraexplicaciones exactas de por qué su padre tuvo que marcharse tan pronto. El ReyDoménico lucha con sus demonios internos, esos que lo atormentan y no dejan quepiense con mente clara. Su madre, la Reina Giorgina, lo veía a escondidas por lapuerta; ella sabe del escondite que utiliza su hijo para desahogar sus tristezas y penas,y él no sabe que su madre siempre lo ve desde lejos, sintiendo calladamente tam