81. No puedo curarlo.

Había pasado solo un día desde el envenenamiento del rey y todo parecía peor a cada segundo, Maryam no sabía si habían hecho demasiado bien al decidir quedarse ahí y no trasladarse a palacio, donde el Rey tenía a su médico, experto en crear antídotos, tal vez si hubieran llegado a tiempo y ya habían perdido un día allí, pero se arriesgaban a no recibir ningún tipo de atención médica en el camino.

Pero Asad había mandado una carta tanto al médico real como a todos los pueblos de los alrededores. La carta de Asad llegó a todos los pueblos cercanos y varios galenos se acercaron al lugar donde estaba el Rey para intentar probar suerte y salvarlo, Asad, en sus cartas, prometía una recompensa cuantiosa a cualquier médico que salvar al rey.

Pero la búsqueda de un antídoto parecía tarea imposible, cada nuevo médico que llegaba era una nueva esperanza, pero luego llevarse otra decepción. Ninguno tenía la solución para hacerlo, ninguno tuvo en sus manos una cura para el misterioso veneno que es
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