— Les dije que estoy bien — aseguraba el rey al equipo de médicos que sorprendidos por su rápida recuperación, pretendían mantenerlo un tiempo más en observación.Por un lado, por precaución por si tenia algún tipo de recaída y por el otro por puro interés científico, querían analizar a través de su sangre y la de Maryam el mágico elixir que alargaba la vida.— No van a encontrar una explicación científica — Aseguró el rey entendiendo que era lo que sucedía — Porque es simplemente magia.Los médicos parecían no estar dispuestos a aceptar aquello, pero a él poco le importaba, él quería marcharse de allí e ir a asegurarse que sus hijos estaban con su madre, bien y a salvo en palacio.— Pero señor, no puede marcharse todavía.— Soy el rey y puedo hacer lo que yo quiera.Maryam esperaba fuera acompañada de Asad escuchando como el rey elevaba su voz para hacer constar su decisión y a penas unos segundos después la puerta se abrió y sin decir nada solo la observó, le dedicó una mirada cómpl
El rey apretó tan fuerte las manos alrededor de los muslos de la chica que estaba seguro de que los dedos le quedarían marcados durante al menos un par de días y ese simple pensamiento lo excitó tanto a que sus lamidas se incrementaron, intercaladas con succiones y suaves mordidas a medida que la chica se arqueaba y revolvía llenándolo todo con sus gemidos. Desde abajo podía observar cómo la mujer castigaba sus senos tal y como él había ordenado y eso solo hizo que quisiera sentir su orgasmo.Así que sin dejar de saborear, lamer, succionar y chupar entre sus piernas, llevó un dedo a su vagina, empapándolo bien con sus fluidos, sin llegar a penetrarla, tan solo llenándolo del producto de su placer mientras seguía llevándola al abismo y llevaba el dedo a su otra entrada, penetrándola con cuidado, lentamente, sintiendo como casi estuvo a punto de correrse por ese calor y presión, era tan estrecha que no podía casi aguantar en reclamarla, pero primero quería sentir como le daba su primer
Escucharla, decir que era suya era lo último que le faltaba al monarca para perder completamente el control de sus actos y ser incapaz de gestionar todo eso que parecía poseerlo y dirigirlo a querer tomar todo de ella, a consumirla en sus brazos y dejarse consumir también.Sentirla retorciéndose bajo su cuerpo hacía que la fuerza de sus empujes se incrementaraen busca de sofocar la exigencia muda que el otro cuerpo le imponía, necesitado de arrancar más de esos gemidos que eran la mejor música para sus oídos.—Si… más… — Mariam gimió echando su cabeza hacia atrás, mientras buscaba la forma de aferrarse al asiento y no caer a causa de los movimientos de él, a pesar de la incomodidad, no quería dejar de sentirlo.— Te daré más…— prometía él sin ser capaz de parar ni aminorar el ritmo de sus embestidas, acariciando las piernas que se habían enredado en sus caderas y que solo hacían encajar todavía más sus cuerpos, en un ritmo perfecto en el que él se hundía en ella y ella lo buscaba par
Después de un largo camino que se hizo más que placentero y entretenido para Maryam y el rey, por fin consiguieron llegar a palacio.Los cascos del caballo de Asad resonaban por el camino adoquinado de la entrada mientras uno de los mozos de cuadra se acercaba al primo del rey para tomar las riendas de su caballo mientras Asad descendía de este hasta el suelo.Unos segundos después, la carroza también entraba hasta la puerta del palacio.El chófer se bajó para acercarse a la puerta y les abrió para que pudieran salir.El primero que salió del vehículo fue el rey Darius III para luego girarse y tender la mano en dirección a su novia, quien se sostuvo de su mano para bajar los peldaños del carruaje.Cualquiera que hubiera visto aquella escena podía sentir la inmensa complicidad que había en esa pareja, la forma en que sus ojos parecían fijos en los de la otra persona, tal como si el mundo a su alrededor no existiera, o tal vez simplemente no les importara lo que sucediera fuera de la bu
Entonces la futura reina ya no lo dudó, cualquier malentendido qué hubiera sucedido entre ella y la reina madre era del pasado, no iba a guardarle rencor a una mujer que trataba con ese amor a sus hijos.Uno de los pequeños levantó la vista y sus ojos se abrieron muy grandes al darse cuenta quien los observaba desde la puerta, su cara era realmente de sorpresa, porque tras los ojos también se abrió su boca, aunque fue incapaz de hablar hasta después de un par de segundos.— ¡Mami!— Gritó el pequeño corriendo hasta llegar a su madre.Maryam se agachó para que el niño pudiera lanzarse a sus brazos y entonces ella lo abrazó con fuerza mientras los demás niños observaban la escena emocionados y la repetían.— ¡Mami, papá!— decían esas vocecitas infantiles abrazándose a ellos y llevándolos de besos y a su vez dejando que sus padres los besaran también.Les habían extrañado mucho y estaban muy preocupados por lo que pudiera sucederles o saber si volverían, aunque por suerte ahí había estado
Darius se levantó muy pronto aquella mañana, tenía muchos deberes reales atrasados que debía arreglar y otros tantos que debía tener terminados antes de la boda, porque obviamente después de esta se tomaría un tiempo para la luna de miel. No pensaba dejar pasar ese momento por obligaciones reales, no pensaba dejar pasar ningún momento con su familia en realidad.Estaba probándose su traje y sintiendo los nervios que obviamente también sentiría el día de la boda. Haría eso primero y así se olvidaría de ese detalle durante el resto del día para poder atender sus deberes como rey.Aunque el rey, a menudo, vestía de traje, no era lo mismo, estaba demasiado emocionado por al fin poder casarse con la mujer que amaba, de hecho Darius siempre creyó que se terminaría casando por conveniencia tal y como era normal para la gente noble, sobretodo para la realeza, tal vez con alguien que su madre decidiera o los consejeros reales, pero no, lo hacía completamente loco por su futura esposa.En reali
— ¿Mi vestido, hoy?— Preguntó la joven y su suegra se giró para mirarla y asintió.— ¿Cuándo esperabas hacerlo si no? Apenas quedan unos días para la boda y debe dar tiempo a confeccionarlo a tu gusto.Maryam sonrió pensando en qué tipo de traje de novia le sentaría bien y su suegra la observaba mientras se llenaba de ternura ante la expresión soñadora de la chica.Ciertamente, Maryam estuvo muy contenta con los trajes que se probaron los niños, todos a juego, en tonos color crema y con bordados azul oscuro en los niños y azul cielo en las niñas.—¡Mami, mírame, soy una princesa!— dijo una de las niñas captando su atención mientras rodaba y su falda volaba levemente en esa vuelta.— Están hermosas, mis pequeñas princesas — Maryam estaba tan feliz de ver a sus hijos contentos y saber que a partir de ahora todo iría bien.—¿Yo no quiero quitarme el vestido?— aseguró la otra niña — quiero estar vestida de princesa todo el día.La abuela que ya estaba consciente de que costaría mucho quit
Darius entendía el porque de la insistencia de su madre para que ellos no durmieran en la misma habitación ¿Pero tenía que ponerlos a cada uno en una ala del castillo distinta?— Hasta el día de la boda no quiero que se relacionen ¿Pueden esperar cuatro días, cierto?— les dijo y Darius observó con sorpresa como Maryam asentía a la demanda de su madre.Él no podía, ¿Como se creía con la suficiente autoridad como para negarle algo que llevaba tanto tiempo deseando? el cuerpo de su prometida y no era solo un tema sexual como a la necesitaba durmiendo contra su piel por las noches.Así que si madre podría decir lo que quisiera pero él seguiría habiendo lo que buenamente le apeteciera hacer.No tardó tanto como pensaba en llegar a la habitación de su prometida, por suerte no estaba cerrada desde adentro así que pido abrir la puerta con la suficiente delicadeza como para no despertarla y observarla unos segundos dormir, tan plácidamente y agusto en su cama, no, su cama estaba en la habitació