Llegué el edificio alto tarde, sin embargo, todavía había mucho movimiento en el lugar. La enorme estructura era imponente, se veía lujosa desde afuera, supongo que es normal, pues pertenece a una importante empresa legal. Entré lleno de seguridad, me acerqué a la recepción para notificar a quien iría a visitar, me enviaron al ascensor, llegué al piso indicado donde me encontré con una segunda recepción, más pequeña.— Buenas tardes. — Saludé a una señora morena y elegante que estaba sentada tras el escritorio.— Buenas tardes, ¿En qué le podemos ayudar?. — Respondió muy amablemente.— Vengo a ver al Señor Christopher Adams. Soy Leo, un amigo que no ve hace años. — Mentí. Iris, la hermana del idiota me dijo que decir para que me dejarán pasar sin problemas.— ¡Ah claro! Su hermana nos avisó. — “Gracias Iris” sonreí en mi interior. — Me da un momento, por favor, debo llamar a su secretaria para avisar…Cuando la mujer levanto la vista con el teléfono pegado al oído, yo ya iba caminand
Lo tomé por la chaqueta con fuerza, tratando de contenerme.— No la mereces. — Susurré en su cara. — Ella es demasiado para ti y algún día te vas a dar cuenta y te vas a arrepentir.Él sonrió con suficiencia.— ¿Te diste cuenta de lo arrepentido que estaba cuando me interrumpiste?. — Le apreté con más fuerza la chaqueta.— ¿Crees que no sé que también lo hacías aun cuando estabas con ella?. — Por un momento se puso serio, sin embargo, termino ladeando una sonrisa.— Los de nuestra clase nos reconocemos. — Esa afirmación me sorprendió, eran las mismas palabras que en algún momento yo dije. ¿Cómo era posible?.— Tú y yo no somos de la misma clase, yo jamás permitiría que Anabel sufriera cómo lo está haciendo. — Le solté el agarre, asqueado.— Solamente porque ella es la que te importa ahora, pero ¿Y las demás? ¿Aquellas que dejaste sin mirar atrás? ¿Sin pensar en sus sentimientos?.Quede perturbado por un momento. No sabía que decir a sus palabras y todo lo que rondaba en mi cabeza era:
Era su turno, le pasé el micrófono y tome asiento algo ansioso, ¿Con que canción me respondería? Si ella entendió mi indirecta, mejor dicho, prácticamente mi dedicatoria, entonces la canción que escogiera podría alentarme o desanimarme. Ella se tomó su tiempo, pareció revisar la selección con mucho cuidado y luego de un momento, ella escogió una canción para responder.Gitana de ShakiraNunca usé un antifaz. Voy de paso. Por este mundo fugaz. No pretendo parar. ¿Dime quién camina? Cuando se puede volar?.Mi destino es andar. Mis recuerdos. Son una estela en el mar.Lo que tengo, lo doy. Digo lo que pienso. Tómame como soy.Y va liviano. Mi corazón gitano. Que solo entiende de latir. A contramano.No intentes amarrarme. Ni dominarme. Yo soy quien elige. Como equivocarme.Aprovéchame. Que sí llegué ayer. Me puedo ir mañana. Que soy gitana. Que soy gitana.Sigo siendo aprendiz. En cada beso. Y con cada cicatriz. Algo pude entender. De tanto que tropiezo. Ya sé como caer.Y va livi
No nos fuimos por lo usual. Esta vez, decidimos visitar un nuevo bar con billar que habían inaugurado hacía poco. Era un sitio tranquilo, decoración country, con música variada a un buen nivel de volumen para conversar, una zona de baile cerca del sonido, variedad en bebidas y espacioso.Llegamos a nuestra mesa, pedimos varias rondas de tragos, al rato, pedimos una mesa de billar. Bel y César no quisieron jugar, pero si estuvieron acompañándonos y observando las partidas.Luego de varios juegos y muchas rondas de tragos, Bel y yo nos dirigimos nuevamente en nuestra mesa, mientras que los demás se fueron a bailar.Era el primer momento que teníamos a solas en mucho tiempo, relativamente a solas, en medio del bullicio y la gente. Me extrañó, que camino a nuestro asiento, Bel se apretó a mi brazo, pegándose mucho a mí. Pensé que quizás estaba mareada por el alcohol y trate de no darle mucha importancia, aunque no pude evitar que se acelerará mi corazón.— Leo, hay algo que… Te… Quería de
A pesar de todo el cambio que había hecho en mi vida, ¿Mi pasado siempre me perseguirá?. Quería decirle, quería explicarle que ya no era esa persona que solía ser, ese hombre mujeriego y frívolo que no pensaba en los sentimientos de los demás. No sé lo había dicho antes, porque no lo vi necesario, quería que mis acciones hablarán por mí, sin embargo, al parecer, ella no lo había notado.Ella continúo.— Es que… Es que… — Supongo que vio venir mi rechazo y pareció desesperarse. — Hacer lo que tú haces, es más difícil de lo que pensé. Es extraño para mí involucrarme con alguien más, me siento intimidada… Siempre he estado con Chris, nadie más que él. Y si tú me ayudarás a… Romper el hielo. Será solo una vez, solo sexo y mañana olvidaremos todo. — Me tomo por el brazo con fuerza, acercándose a mí.— No puedo creer que tú me digas todo esto. — Acerqué mi rostro a ella, hablé con amabilidad, sereno. — Bel, no tienes por qué hacer nada, ni sentirte presionada. Cuando sea el momento, el chic
Voltee la jugada. Ahora era yo quien estaba sobre ella.La había dejado tomar el control por bastante rato y entre los besos y caricias, estaba enloquecido. Deseaba más.Es retrospectiva, había tenido sexo con muchas mujeres en mi vida y con todas lo había disfrutado. Pero con Bel, no sé ni como comenzar a describirlo. Su olor, su suave y clara piel, cada toque de ella, emitía una especie de corriente por mi cuerpo. Sentía que la entrepierna me iba a explotar. Me metí entre sus carnosos muslos, apretándome a ella, restregándome una y otra vez. Y ella se estremecía con cada embestida, gimiendo, ronroneando. Esos sonidos me hacían vibrar y responder con mis propios gemidos. Nuevamente, la besé, pero de una forma un poco más desesperada, con más intensidad, mordisqueando sus pulposos labios, no podía controlar mi deseo, era mucho, era intenso.Anabel me amarró con las piernas, apretándome más a su cuerpo. Se soltó de mis labios y su lengua recorrió mi cuello hasta llegar al lóbulo de mi
— ¿Ocurre algo?. — Preguntó ella con la respiración agitada y la mirada llena de deseo, confundida al verme allí de pie, nada más observándola. Ella no se había dado cuenta de lo que había hecho ¿No es así?.La tomé por la mano y la llevé conmigo hasta la habitación. Bel estaba aturdida, aunque luego sonrió al ver que la llevaba hasta mi cuarto. Concluí que, en definitiva, no se había dado cuenta de lo que había hecho cuando nombró a su ex novio en mi oído, justo en el momento en que acabó. Ella tomó asiento en la orilla de la cama.— Necesito un momento. — Le expliqué.Fue todo lo que le dije, trate de emular una sonrisa tierna, aunque creo que no me salió bien. La dejé allí sentada y me fui al baño.Me detuve frente al espejo y una lucha conmigo mismo comenzó. “¿Qué rayos te pasa?”.“El soldado sigue en pie y más que dispuesto, ¿Por qué no puedes?”.“¡Es Anabel! La mujer que siempre has deseado, con la que siempre has soñado”.“¡Ella te espera afuera!”.“Está en pantis y deseosa,
Nuevamente, estaba de vacaciones. Llevaba varios días en casa de mis padres. Una noche, como cualquier otra, cenábamos en familia. Estaban mis padres y hermana en la mesa y charlábamos amenamente.Hablaba con mi hermana, Susana, sobre anécdotas de la universidad; ella comenzaba la carrera de Derecho y estaba muy entusiasmada. A diferencia de toda nuestra familia, Susana se había enfocado en una carrera que no tuviera nada que ver con la medicina, mis padres no estaban de acuerdo al principio, porque ellos querían que sus hijos trabajasen en el hospital del que algún día serían dueños.Sin embargo, mi hermana tiene un gran poder de convencimiento y luego de muchos ruegos, persuadió a nuestros padres de lo importante que podría ser una abogada en la cabeza de nuestros negocios familiares. Creo que más que por sus discursos, mis padres aceptaron que estudiara esa carrera por su determinación.En fin, la cena iba bien, hasta que, repentinamente, empezó una conversación algo incómoda. Mi