Por unos segundos, por primera vez, desde la ocasión en qué nos besamos con el juego de la botella, ella observó mis labios, paseo su mirada por ellos para volver a mis ojos. Ella sabía lo que pasaría. Yo supe lo que pasaría.Lentamente, acerqué mi rostro hacia ella, con el pulso a mil y sin importar su posible reacción. Por una parte, sabía que estaba mal, era obvio que el alcohol le había afectado, no obstante, ¿Podría ser posible que el alcohol sacará a relucir sus verdaderos sentimientos?. Si, para mí, era una posibilidad.Estaba a unos segundos de besarla, de darle un beso real. No uno por un tonto juego envuelto en súplicas. Era mi primera oportunidad real, aunque estuviese bebida. El sonido de la película quedó de fondo, no había nada más en ese espacio, que ella y yo, todo lo demás, era borroso, efímero.Unos segundos menos. Cada ver más cerca.BRRRRRRRRR.Un fuerte sonido me sorprendió.— ¿Lo ves? Frente a ti, puedo hacerlo. — Las palabras de Anabel me hicieron reaccionar.
Por primera vez en mucho tiempo, estábamos solos, sentados en una de las mesas del patio, esperábamos que las chicas salieran de clases. Estábamos charlando sobre fútbol, cuando Paul cambio el tema en un minuto.— ¿Cómo van las cosas con Anabel?.Sabía que esto pasaría, ya estaba preparado. Paul suele ser un chico muy discreto, no le gusta meterse en asuntos ajenos, su filosofía es “Cada quien hace con su vida lo que quiere”; sin embargo, desde muy jóvenes, hemos sido mejores amigos, así que, no me extrañó, ni molestó, que sacara el tema a colación. Seguramente él esperaba que yo se lo contara por voluntad propia y como no toqué el tema, decidió tomar la iniciativa.— Pues… Bien, normal, como siempre. — Respondí sin darle mucha importancia.— ¿Sabes? De verdad creí que habías olvidado el asunto de conquistarla. — Quise interrumpirlo, pero no me dejó, me detuvo con un movimiento de su mano. — Claro, obviamente sé que no te ha dejado de gustar, de hecho, podría apostar que estás pe
— Uffff. Estás hasta el cuello. — Declaró Paúl mirando el paisaje. Yo seguí su mirada y observé los alrededores, aliviado, como si hubiese soltado un peso, relajándome, pensando. — Escucha. — Con cierta duda en su tono, Paul interrumpió mi minuto de paz interior. — No debería decirte esto, pero eres mi mejor amigo.— ¿Qué dices?. — Lo observé fijamente, confundido.— Sabes que no me gusta meterme en estas cosas, no es mi asunto. Aun así, creo que debes saberlo. — Argumenta algo apresurado. — Anabel es muy reservada con su vida personal, sin embargo, ha llegado a considerar a Melissa como una gran amiga, así que, a veces, Anabel le cuenta cosas sobre su novio a Melissa… Mel es muy discreta, ocasionalmente me hace algunos comentarios, muchas veces vagos, sin embargo, hay ocasiones en qué, sin querer, escucho su conversación. Y no he podido evitar llegar a ciertas conclusiones y confirmaciones.— A ver Paúl, ve al grano. — Objete impaciente. Aunque Paúl hablaba rápido, me urgía que term
Miré el mapa en mi teléfono una vez más. Ya estaba cerca, a tan solo una manzana de la ubicación que Anabel me envió. Voy conduciendo despacio, no quiero perderme y sería una imprudencia conducir a mucha velocidad, con la resaca que traía y además observando el teléfono para guiarme.Veo a unos metros la silueta de una mujer que inmediatamente llamó mi atención. Ella estaba de espalda, las curvas que se le marcaban eran de infarto, tenía un tumbado en el caminar que se me hacía familiar, aunque su ropa me pareció algo vulgar.La chica llevaba unos tacones de aguja negros, con los que creo, se le hacía difícil caminar, porque se desplazaba lentamente, como si pensara bien en el siguiente paso que daría. Muestra unas piernas hermosas gracias a una minifalda de jean algo ajustada. Y para completar el conjunto, un top negro deja ver su esbelta cintura. Con el cabello castaño recogido en una coleta alta, exhibe un cuello estilizado y unos hermosos los hombros, además, lleva colgado un peq
Sí, había visto sus fotos, Anabel estaba con un grupo de amigas, en ninguna aparecía el novio o las acompañaba algún chico. Según pude ver, el grupo de chicas, pasó por varias discos y clubes.La llamé, varías veces. Le escribí, muchos mensajes. Quería saber dónde estaban. Quería verla, quería compartir con ella, divertirme, pero nunca contesto y a cada minuto me enojé más, pidiendo otro trago.— Gracias a ti, terminé volviéndome una cuba. — Le aseguré.— Auch… Que directo. Pero tienes razón, lo siento. — Se encogió de hombros, sin mirarme. — Era una noche de chicas y la verdad… Yo también estaba pasando mis propias rabias. — Explicó lentamente, mirando el vaso lleno de jugo, mientras lo meneaba de un lado a otro.— ¿Qué quieres decir?. — Indague.— Te… ¿Te puedo pedir tu opinión en algo?. — Finalmente, me vio a la cara, con el entrecejo fruncido. — Como chico. Quiero decir, no como un amigo, si no, como hombre. — Asentí serio. — Y por favor, sé completamente sincero. — Anabel entre
Pensé un buen rato lo que diría, lo que podía responder, sin herirla y sin aumentar sus expectativas. Suspiré.— Quizás. Es una posibilidad. Pero también hay muchas otras, Bel. – Vi un destello de esperanza en su mirada y me sentí aliviado por ella. — Chris y yo, bueno nosotros, hemos estado pasando por una situación difícil, tenemos muchos problemas y cada vez, lo siento más lejano, tiene menos tiempo para mí, ya casi nunca lo veo y yo… Yo no sé que hacer. — Agregó, y fue como un desahogo para ella.— Tranquila, los hombres solemos tener muchas actividades absorbentes aunque nada respetables, él podría andar de rumbas con amigos, clubes, bebidas, apuestas o algo más ¿Qué sé yo?. — Me encogí de hombros. — No necesariamente tiene que serte infiel. Te recomiendo, calmarte, pensar mejor y hablarlo con él.Vi un vestigio de su sonrisa, vi un suspiro de alivio, vi nuevamente el brillo en su mirada, supe que hice lo correcto, por lo menos para calmarla. Sin embargo, no sé que expresión us
El primer día de clases de nuestro sexto semestre, fue, como describirlo. Cómo un balde de agua fría.Todos habíamos llegamos temprano y nos extrañó que ya estaba a punto de iniciar la primera clase y Anabel no se había presentado.Cuando la vimos llegar, casi ni la reconocimos, estaba algo delgada y demacrada. Su ropa, bueno, parecía haberse puesto lo primero que consiguió, sin importarle en absoluto el aspecto. Su cabello amarrado en una cola simple, obviamente sin peinar, podría describirse como un nido de pájaros. Ella llegó algo aletargada, nos saludó como si nos fuera visto el día anterior, con un simple ‘hola’ de lejos, pasando de largo hacia la secretaría para retirar su horario. Todos nos observamos evidentemente sorprendidos, sin entender lo que ocurría.Anabel salió de la oficina y comenzó a caminar hacia el grupo, pero no la deje llegar, camine hacia ella y la intercepte. Viéndola más cerca, detalle su semblante pálido, con bolsas bajo sus ojos, la mirada cristalizada y l
No fue fácil, no sabía qué decirle. ¿Qué podía hacer o decir para hacerla sentir mejor?. No tenía ni idea.— Es horrible, Leo. No sabes cuánto duele. — El llanto sonó con más intensidad. La halé hacia mí, recostó su rostro en mi pecho. Podía sentir como se estremecía. — Tenias razón, siempre tuviste razón.— ¿En qué?.— Es mejor no enamorarse, ser como tú. El amor apesta y duele, es horrible. — Se agarró con fuerza de mi franela, sus manos temblaban y sus lágrimas no cesaban ni por un instante.— No, Bel. Tú nunca has estado equivocada, yo sí. — La apreté más a mí.— ¿Cómo puedes decir eso? Nunca te has enamorado, no te han roto el corazón. Por eso eres feliz, en cambio, mírame a mí. Soy una estúpida.— No digas eso, no eres una tonta, ni estúpida, ni nada de eso. Bel eres... — Suspiré. — Eres la chica más increíble y genial que he conocido. — Deslice mi mano por su barbilla y levanté su rostro, quería que me viera a la cara. — He visto el amor a través de ti y me has inspirado. — El