_ Bienvenida al Jump in Bastille de París. _ Con un ademán de presentación señaló la ostentosa edificación que se encontraba a unos metros de ellos._ Los Lancaster tienen estilo. _ Halagó Adeline, mirando a Gianluca con una sonrisa cómplice. _ No tanto como los Sonobe nena. _ Ofreciéndole su antebrazo, ambos empezaron a enfilar en dirección a la extensa fila de personas que aguardaban para ingresar al club.La presencia del menor de los Sonobe desvió la atención de los presentes hacia el discurso que Darius confería a la prensa.Los reflectores ya no apuntaban al joven Lancaster, sino, al dúo que se avecinaba con ímpetu por la prolongada alfombra roja.Las aglomeraciones se agruparon alrededor de la pareja, al igual que cada periodista junto a sus cámaras y micrófonos._ Joven Sonobe. ¿En donde están sus hermanos?. _ Preguntó un reportero con fervor, acercándole el transmisor._ Vengo en presentación de la familia. _ Sonrió lúdico a las cámaras._ Gianluca Sonobe. ¿Quién es la hermo
El Sr. Moriarty se desplazaba azorado por la sala de estar del penthouse, en donde la joven descansaba placidamente en un sofá de terciopelo.Hasta que un estruendo lo hizo detener su caminado incesante.La figura de Adeline yacía sobre la alfombra de polipropileno, adormilada aún por las sustancias ilicitas ingeridas bajo la tutela de Gianluca._ ¡Auch!. _ bramó, sujetando la cabeza adolorida._ Resiste mi hermosa musa, enseguida traerán tu té de jengibre. _ Con preocupación, Moriarty la volvió a posar sobre el sillón.Una críada se aproximó con una bandeja de plata que posicionó en la mesa frente a Adeline._ Esto te hará sentir mejor querida. _ dijo Moriarty con entonación suave, arrimando el té.Adeline comenzó a sollozar, abrazando al Sr. Moriarty._ Besé a Gianluca pensando que era su hermano y luego me encontré con el mayor de ellos. _ Llorando más fuerte, lo estrujó. _ Arty, mudemonos a otro país.El Sr. Moriarty la apartó con dulzura, limpió sus lágrimas con un pañuelo de seda
Los rayos del sol se colaban por las hendijas de las persianas, moldeando la figura de la joven en un encierro resplandeciente.Adeline frunció el ceño ante la desmesurada claridad que ingresaba al aposento. Abrió lentamente los ojos, reparando en la lejana familiaridad que percibía del sitio. Frotó con delicadeza sus párpados cayendo en cuenta sobre el suceso acontecido con Jean Pierre en la madrugada.Cubriendo su rostro con pudor, gruñó de frustración._ Conque hiciste memoria. _ La voz impasible del segundo hermano, hizo presencia en la estancia, atrapando al instante la atención de Adeline. _ Por cierto, eres increíblemente ruidosa. Estuve apunto de callarte con una mordaza. _ dijo impertérrito, llevando consigo una bandeja con desayuno hacia la cama._ Tú... y... yo... nos acostamos...?. _ Adeline señaló a ambos con nerviosismo._ Por supuesto que sí, dormí a tu lado. _ Con inocencia sonrió, sentándose en el borde de la cama.Adeline un tanto confundida, se rascó la nuca._ Sí,
Adeline aparcó el Tesla de Moriarty al lado de una agencia de coches.Introduciendo las manos en los bolsillos de su gabán, color bronze, se introdujo al sitio pletórito de vehículos suntuosos. Marcas predilectas, eran exhibidas ante numerosos clientes exclusivos propiamente de la compañía.Siendo el Lamborghini Terzo Millennio, el que cautivó su atención.Un subalterno se aproximaba a la joven, observándola desconcertado._ Ese tipo de modelos son para profesionales en el mundo automotriz, usted ni siquiera se le podría considerar principiante. _ mirándola de pies a cabeza, insinuó que Adeline no era más que una niña ricachona en busca de llamar la atención.Adeline lo encaró._ Posee cuatro motores en cada rueda que desarrollan un total de 1.940 CV y 2.300 Nm de par, batería de 120 kWH, aceleración de 0 a 100 km/h en 1,85 segundos, velocidad máxima de 412 km/h y cabe mencionar que la carrocería está hecha en fibra de carbono. Podemos seguir charlando de vehículos toda la tarde, pero
La lluvia caía con ferocidad sobre el pavimento, rayos efímeros resplandecían la noche antes de volver a desaparecer. El estruendo de los truenos retumbaba la mansión, ahogando en ella los incensantes disparos proferidos por los hombres del hijo mayor de los Sonobe.Cada hombre uniformado al mando de Adler, arriegaba la vida por su amo._ Debe irse ahora Sr. nosotros nos encargaremos. _ Vociferó Adler, protegiendo a Jean Paul de los disparos.Aturdido, Jean Paul corrió hacia la salida del lugar. No obstante, viró al escuchar un disparo a sus espaldas.El mayor de los Sonobe bramó al observar la figura ensagrentada de su siervo más leal esparrancada en la alfombra.Adler, su guardaespaldas, entregó su vida a cambio de la seguridad de Jean Paul. Dos guardias lo cargaron en dirección a un Pagani Utopia. Introdujendo a Jean Paul en el asiento del piloto junto al portafolio negro.El mayor de los Sonobe aceleró el coche, contemplando desde el retrovisor como los guardias que ayudaron en su
El Bugatti de Jean Pierre rebasó al Terzo Milleniano en una recta.La carretera se encontraba desolada por lo que se mantuvo al lado de ella.Bajando la ventana, vociferó._ ¡Adeline! Desacelera, el que llegues antes no garantiza su vida, además de muerta, claro. _ preocupado, Jean Pierre se mantiene a la misma velocidad elevada que Adeline.La joven no acató las preocupaciones de Jean Pierre, aceleró el coche hasta aparcarlo con fiereza al frente del hospital Sonobe. Bajándose del vehículo corrió hacia la entrada del lugar siendo seguida por Jean Pierre.Los guardias les concedieron el paso de inmediato al reparar en la presencia del segundo hijo Sonobe.Uno de los guardias le confirió el número de habitación en donde se hallaba hospedado Jean Paul.La joven prosiguió corriendo hasta llegar a la habitación tres.Lágrimas brotaban al contemplar a los paramédicos resucitando la demacrada figura de Jean Paul.Adeline ingresó sin autorización a la estancia, gritando su nombre. En un inte
Aquellos ojos de tormenta se abrieron aún somnolientos. Su esbelta figura se removía con inquietud en el asiento afelpado del coche de Jean Pierre._ ¿Por qué lo hiciste Jean Pierre? _ La joven lo miró alicaída, su entonación emanaba cierta desazón por haber desamparado a Jean Paul en el hospital. El hermano del medio tras escuchar su incógnita frenó fortuitamente el vehículo, obstaculizando la carretera principal.Sus manos trémulas acogían el volante con fuerza, la respiración incesante le perforaba los pulmones, el sudor gélido brotaba desde la frente hasta caer por el mentón, mientras su visión se entornaba cada vez más borrosa._ No quería verte sufrir. _ Musitó el joven trepidado.Adeline con preocupación accionó desabrochando su cinturón, situó su mano sobre la sudorosa nuca de Jean Pierre, en tanto su otro brazo tiraba de él. Posicionó su temblorosa figura en el asiento del copiloto.La joven rebuscó en su cartera hasta dar con los ansioliticos. Introdujo varios en la boca de
La ventisca del invierno azotaba la cabellera rubia de Adeline. Sus ojos grisáceos contemplaban las centellantes luces de la ciudad, mientras Jean Pierre conducía rumbo al Palais Royal._ Pronto nevará. _ anunció con preocupación, adhiriendo sus ojos dorados en el cielo nocturno.La joven lo miró, percibiendo el estado azorado de él, las manos tensas en el volante y su mirada ensimismada en la carretera delataban como Jean Pierre, repetidamente, era consumido por sus propios pensamientos._ Quiero saber más de ti. _ preguntó ella, rescatando al joven del oscuro abismo al que estaba apunto de resbalar. _ Desde pequeño, mis estudios los llevaba con distintos tutores desde casa, mis padres concordaron enseguida por mi hermética personalidad, sin embargo, para respaldar su decisión inventaron que sufría del espectro autista, solamente porque odiaba estar con otras personas. _riendo, la miró ladeando la cabeza.Adeline en respuesta hizo una mueca de desaprobación._ Eso es horrible Jean Pi