Yo solo comencé a llorar al escucharlo y Jesua me abrazó acariciando mi cabeza con delicadeza, — Dime Jesua, ¿sabes dónde está? — le pregunté en medio del llanto, — Si lo sé hermano. —Quiero verla— le digo sin dudar, pero él suspira antes de contestarme, — ¿Estás seguro?; Juno, ella está en un psiquiátrico, no sé cómo la vamos a encontrar. Yo despego mi cabeza de su pecho y lo miro a los ojos, —Prométeme que me llevarás contigo cuando vayas a verla— le pido tomando su mano en la mía, — Está bien, mañana mismo iremos juntos, te lo prometo— me dijo dándome alivio. Esa noche ninguno de los dos pudo dormir en absoluto, yo solo giré en mi cama, quedando con la vista clavada en la oscuridad, haciéndome mil preguntas, imaginándome muchos escenarios en mi mente, sé que Jesua estaba igual o peor que yo, al fin y al cabo, él si la conoció, si la recuerda perfectamente. Sé que no ha podido dormir porque ha pasado la noche atendiendo a mi sobrina e impidiendo que Luca se leva
Ya paso un mes desde que comencé a estudiar y las largas horas de estudio me tienen sin poder dormir bien. Hoy es el primer examen oficial y al leer las preguntas, ya sé que me irá de maravilla; puedo contestarlas todas correctamente sin problema. De la hora y media que tengo para hacerla me sobraron diez minutos, me levanto de mi pupitre satisfecha con lo que he hecho y luego de tomar mis cosas; camino hacia el profesor y le entrego mi examen. En ese momento y de repente un malestar y un mareo me invaden, caigo al suelo y lo único que escucho es a mi profesor hablarme antes de perder totalmente la conciencia. Llevo tiempo intentando no meterme en eso, pero esta situación ya me está hartando, ver como lo trata fuera del hospital todos los días me pone mal y cuando veo como le da una bofetada, no puedo quedarme callada, — ¡Luisa no crees que te estás pasando, tratándolo así! — le reclamo y ella me mira aún más molesta, — Disculpa Lupe, pero no te metas en nuestra discusión— m
Tomé mi teléfono de la cama y llamé a Lu, tenía que contarle a alguien todo lo que ocurría y quién mejor que ella, mi mejor amiga. Luego de sonar tres tonos; ella tomó la llamada, — Hola Fer, ¿cómo estás, amiga? —Hola Lu, por suerte bien— le dije con calma, — Qué bueno, por acá todo sigue igual— ella no perdió la oportunidad para contarme lo sucedido con Luisa y cuando le conté lo que me había dicho Steven, los insultos al otro lado de la línea fueron claros y fuertes, — No te lo puedo creer, lo trata horrible y encima lo engaña, es de lo peor. Ambas estábamos de acuerdo en eso, — Lu hay algo más que quiero contarte, pero promete que no se lo dirás a nadie— le dije luego de un breve silencio, — ¿Qué ocurre Fer?, me estás asustando. — Amiga, hoy descubrí que estoy embarazada— poder contárselo a ella me dio mucha calma, — ¡Quee!, qué emoción Fer— las felicitaciones y gritos de alegría casi me dejan sorda, — ¿Se lo vas a decir verdad? — suspiré al escucharla, —No
— Eh Matt, ¿y si en una de esas te enteras de algo turbio? — Dilan me toma el pelo mientras viene y se sienta con nosotros, — No bromees con eso— le digo frunciendo un poco el ceño, — Bueno, no es para que te lo tomes a mal, aparte de eso, ¿qué? Ni que ella pudiera engañarte, está loca; pero te ama— argumenta y las risotadas de Renata comienzan, — Que va loca no, lo que esta es totalmente insegura— añade y luego me pega un tate quieto en la cabeza, — Y tú, porque dejas que te trate así, ¿acaso ahora perdiste la hombría en alguna parte? — vuelve a decirme satisfecha, — ¿Era necesario el golpe mujer? —Obvio a ver si despabilas de una jodida vez— me aclara y no hago más que lamentarme y sonreír como un idiota por su franqueza. Estoy tan metida en mis estudios que ni siquiera me doy cuenta cuando William entro en el despacho dejando una charola a mi lado, — Tienes que descansar un poco hija y comer algo— levanto mis ojos del libro y le sonrió, — Tranquilo padre, estoy
Volví a ponerme de pie, la tomé por su cabello y la arrastré hasta el baño encerrándola ahí para no tener que verla, podía oír sus gritos de súplica, pero alguien pagaría con sangre la ira que me consumía. Caminé hacia la cama donde el sujeto, acalambrado de dolor; había logrado ponerse los pantalones, un puño seco en su perfil lo hizo caer al suelo dándose con el borde de la mesita de noche, — Tú no te salvarás— le dije con una vos ronca que me quemaba, él se puso de pie frente a mí y lo reconocí, — Eres tú; rata asquerosa— exclamé apretando los puños mientras él ponía una sonrisita de lado, — Sí, soy yo el que se gozó a tu mujer— me dijo con arrogancia y burla. Ese fue su peor error, pues; ahí perdí mi sentido común, me abalancé hacia Darek, dándole golpes y un rodillazo en la entrepierna lo hizo escupir sangre mientras caía al suelo de nuevo, — No te gozarás a más nadie— le dije endemoniado con una sonrisa aterradora en el rostro. Lo volteé de una patada, colocándome
Como el mensaje era claro, también me puse de pie y comencé a desabrochar los botones de mi vestido, quitándomelo y dejándolo en la punta del sillón. También solté mi pelo y me quede solo con el traje de baño gris y los lentes de sol, termine mi lata y saque dos más para llevarlas conmigo. Pasé a su lado y me fui sin decirle nada, luego me senté cómodamente al sol, en el borde donde la arena seca choca con la húmeda por las olas, corriendo mi cabello hacia mi espalda. Varios minutos después, mientras disfrutaba la lata fría, la vista y el sol en mi piel, él apareció; solo con su vaquero, descalzo y con el torso descubierto, sentándose a mi lado para robarme el refresco que había dejado enterrado en la arena fría. —Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos en la playa— sonreí al escucharlo y recordar ese momento, — La verdad que sí, la pasamos muy bien—le dije con nostalgia, — Cierto. El silencio volvía a hacerse presente. Matt dejó de perder su m
— ¿Qué tiene ahí abajo, doctor? — Lastimosamente, él tiene una fractura señora, no le garantizamos que después de la operación siga funcionando correctamente y llevara mucha, pero mucha rehabilitación y cuidados— sigo sin entender por qué está en este estado, — ¿Dígame, doctor, esto fue un accidente? — Seré franco con usted, el señor llegó luego de una llamada proveniente de un hotel, él y la dama que lo acompañaba llegaron juntos— la bronca se apodera de mí al escucharlo, no soy estúpida, este imbécil me estaba engañando… Por más que lo intenté, el doctor no me dijo el nombre de la mujer que había venido con él, pero era claro que no me quedaría de brazos cruzados; averiguaría a como dé lugar quién era esa m*****a que se había acostado con mi marido. La operación terminó bien, cuando el cirujano salió, la bronca que me consumía aumentaba, no solo me había puesto los tarros, sino que ahora ni siquiera podría funcionar bien en la intimidad y para colmo lo habían castrado.
Al llegar a casa, William estaba feliz de verme, — Hola hija mía, ¿cómo estuvo el viaje? — yo lo abracé y luego contesté, —Hola, papá; estuvo bien— le digo y él me observa, —A pesar de haber estado con él, te noto deprimida. Ambos entramos hacia la sala, — Es complicado William, pero bueno, no quiero hablar de eso ahora, tengo clases en un rato— excusándome de él, me fui a mi habitación para tomar mis cosas. Saque mi teléfono de la mochila y contemplé una vez más la última foto que le había sacado mientras dormía, después de soltar un pesado suspiro, continúe con mi vida como antes de haber ido de nuevo a su lado. Ya eran las siete de la tarde cuando me digne en volver a casa, apenas pise el estacionamiento, pude ver a Jesua y Dilan esperándome, — Hola chicos, ¿ocurre algo? — ambos se acercaron a mí con cara de disgusto, — Sí, pero no sé cómo te lo tomarás— apenas escuché eso, ya volví a ponerme tenso, — ¿Qué paso ahora? —Luisa. — ¿Luisa que Dilan? — les pr