En los años siguientes, los ciclos de cambio, comienzo y cierre trajeron nuevos problemas, distanciamientos y momentos inoportunos a la vida de esta pareja un poco dispareja. Dos mitades iguales; egocéntricas que encontraban en el otro el glamur de un amor superficial que ellos consideraban perfecto. Antuan siguió con los mismos pensamientos y metas que tenía en sus años de universidad, perdiendo algunos campeonatos por no ensuciar su adorado rostro; desconcentrándose con la belleza que reflejaba su móvil con la pantalla bloqueada, metiéndose en problemas ajenos como si fueran propios. Es que él era, de esa forma, un hombre con demasiado amor propio; un hombre al que solo le importaba el qué dirán, sujeto que encontró en el alma egoísta de Tiara a su alma gemela. Ella se había vuelto una mujer calculadora, morena; que te haría conocer el infierno si la provocabas, tarde se dio cuenta de que su amor por el dinero, las prendas caras y las joyas finas era mayor que el sacrificio de de
Andrea siempre se creyó superior a todas las personas y como no serlo si siempre tuvo todo a la mano. Su casamiento con Darek fue uno de esos momentos más felices de su vida, el chico número uno del equipo; el capitán, ese hombre que la volvía loca al grado de hacer el amor en alguna parte de la universidad. Planes prometedores no pasaron por alto en la planificación de su vida, estatus y seguridad social no faltaron, eran una pareja perfecta. Ella dedicaba su tiempo a verse como la realeza para él, cambiando ese enfoque en las noches, pues su deseo de que todo funcionara y de que ambos se sintieran completos no tenía límites, ni pudor. Las deliciosas guerras de sus sabanas, se llevaban la mitad de sus horas de sueño, pero eso no importaba. Por lo menos no para ella, Andrea era una feliz ama de casa con una vida muy cómoda. Sus únicas preocupaciones eran su apariencia y pensar en qué ordenarle a la cocinera para las comidas. Los problemas comenzaron cuando su hombre perdía más ho
Cuando la tempestad tuvo fin, Aurora permaneció en contacto con su hermano y más aún con su sobrino. Ella comenzó a estudiar nuevamente lo que realmente amaba, ser veterinaria, pero no de ciudad; ella amaba los animales de granja y quería dedicarse a ellos. Aunque sus padres esperaban verla superarse de una forma distinta, nada pudieron hacer para que ella desistiera de sus sueños. Los primeros años fueron difíciles, pero ella nunca perdió la paciencia, mucho menos el control de sus emociones. El momento de pasar de lo escrito a la práctica había llegado al fin, muchas pequeñas granjas, aceptaban a pasantes para trabajar, ya que no tenían que pagarles, solo enseñarles y permitir que vivieran en el lugar. El gobierno pagaba un bono a cada estudiante y también a la granja que los acogía como incentivo para que su formación fuera lo más eficiente posible. Mira si es grande el destino y nuestros pasos muy chicos, que de todas las pequeñas granjas que habían comenzado a funcionar no hac
Juno acompañaba a su madre a dar una vuelta por la granja, como hacía buen tiempo, valía la pena dar un pequeño paseo. Su madre, que lo conocía a la perfección, notó lo sombrío en sus palabras, — ¿Quieres contarle a mamá lo que ocupa tus pensamientos? — le preguntó sujeta a su brazo, — No me ocurre nada, madre —contestó, ocultando la verdad, Clara no era boba, sabía lo que ocurría hace ya varios meses en su hogar, así que; dando unos minutos de silencio, optó por darle un consejo, —Ella se irá mañana, Juno, si lo que tu corazón siente es real; no la dejes marchar sin decírselo, no debes temerle al amor. Su hijo la escuchó, más no dijo nada, solo detuvo sus pasos dejando un beso en la mejilla de ella, para continuar su paseo un poco más. La tarde se había vuelto calurosa, Aurora; que cuidaba de un animal enfermo, decidió buscar para el mismo un poco de ración, yendo hacia el granero, no pudo evitar sonrojarse al verlo a él, entrando los fardos con calma y la camisa totalmente des
Clara nació un año después que la guerra haya llegado a su fin, hija de una familia de ciudad, vivió sus años de infancia de manera tranquila, fue única hija de la pareja; su madre dedico su vida a su cuidado, siendo una ama de casa con mucho esmero, su padre trabajaba en una fábrica de textiles largas jornadas y amaba tocar el violín. Desde muy pequeña mostró su amor por la cocina, aprendiendo con su madre, cada receta y cada truco de familia que venía desde anteriores generaciones. A la edad de nueve años, por fin, sus padres lograron cumplir el sueño de sus vidas, la tan deseada casa propia, casa que cuando ellos faltasen sería de Clara. En sus años de juventud, Clara fue muy diferente a las demás chicas de su edad, ella no soñaba con un marido perfecto; al contrario, ella soñaba con conocer a alguien que fuese su par. Ambos trabajarían, ambos cuidarían del hogar, ambos soñarían con una familia muy numerosa. Al cumplir los dieciocho años, su padre falleció en un incendio ocurrid
Los días avanzaron con determinación, Aurora era una muy buena estudiante y aprendiz, todo lo que Juno le explicaba lo entendía a la perfección. Una tarde, un hombre que ella no conocía, llegó a la entrada y pidió ver al dueño de la casa a los gritos, Juno; que era el actual responsable por ambos hermanos, apresuró sus pasos para ver a aquel intruso. Llevándose una desagradable sorpresa al reconocer a uno de los hombres que tenían cautivo a su padre, desde la seguridad de la entrada de la casa, ella podía notar los movimientos nerviosos de este al escuchar las palabras del sujeto frente a él. Su preocupación solo fue en aumento al ver cómo Juno sacaba de la propiedad a aquel sujeto con amenazas. Uno de los trabajadores; se acercó a una distancia prudente del mismo con una escopeta en las manos, ese simple acto dejaba la hostilidad muy marcada en el ambiente. Ella caminó hacia él, que se mantuvo de pie en su sitio por un largo rato, apoyando su mano en su hombro con cautela, —
Un médico reconocido se enamoró de una bella mujer que llegó a su vida después de un accidente, ella era una arqueóloga de renombre; con una bondad enorme, para ella no había mal en el mundo; sino personas incomprendidas y malas decisiones. El amor entre ellos fue, a primera vista; amor que reflejo una unión que ni la muerte podría separar, misma que trajo a sus vidas el fruto más podrido de su preciosa historia, una bebé que sería el lado opuesto de todo lo que ellos representaban, una niña mala; egoísta, altanera; ventajosa, carente de humanidad; de bondad, a la que; de muy pequeña, dejaba notar el triste interés por lo material. Sus padres intentaron corregir su mal comportamiento con amor y comprensión; pues nunca quisieron comprender que la maldad en su interior era genuina, parte de su sistema, ella era el mismo mal encarnado en una mujer. Los problemas no demoraron en llegar, en la escuela había logrado fomentar el miedo en sus compañeros con su mera presencia, lo mismo ocu
Desde que tengo uso de razón, siempre viví con mi abuelo en un pequeño pueblo lejos de la ciudad. Él era la única persona que me amó y vivió cuidándome; haciéndome sentir querida y apreciada. Desgraciadamente mi felicidad con él, término cuando tenía 10 años; él falleció y tuve que mudarme con mi madre, mujer que nunca conocí y que sé que me odiaba. Ella vivía en una casa enorme en la gran ciudad con su esposo, un hombre con mucho poder y su hijastro, un niño malo hasta los huesos. —Entra— repitió mi madre Rebecca con mala cara haciéndome ingresar en un pequeño cuarto detrás de la gran casa, —Ponte cómoda. Este será tu nuevo hogar— fueron las únicas palabras que me dijo el día en que llegue a su vida de nuevo. Cerró la puerta dando un golpe y me dejó sola a mi suerte y con el corazón herido. — Abuelito que falta me haces, que aré ahora sola aquí sin ti… — repliqué esas palabras una y otra vez, llorando; tirada en la pequeña cama que había en ese lugar, hasta que el cansanc