Por fin llegó el día que estaba esperando semana tras semana y aunque quise venir solo, Matt no me lo permitió, prefirió acompañarme quedándose afuera, no intervendría a no ser que fuese necesario. Frente a la casa de mi padre entro sin más llamando su nombre a los gritos, — ¡Donde estás viejo, miserable! — repito una y otra vez buscándolo. De repente, al entrar en la cocina, una barra de hierro me recibe, me cubro con mis manos, pero el golpe me hace retroceder, cayendo encima de una pequeña mesa en el corredor, — ¡No te dije que aborrezco tu presencia en mi casa miserable mujercita! Camina hacia mí, con la barra de hierro apoyada en su hombro, su golpe entumeció mis brazos, pero eso no haría que me detenga, — ¡Por tu m*****a culpa murió Jairo y Juno pasó por un infierno, como te atreves a hacerle eso a tus hijos maldito viejo despreciable! — le reclamó, pero él escupe a mis pies, —Todos ustedes son una vergüenza para mí, todos son hijos de una mujerzuela— menciona con
A la mañana siguiente mi padre me despertó con el desayuno en la habitación como en el pasado, tomé asiento en la cama tomando la bandeja de sus manos, — Muchas gracias, William, todo se ve delicioso— él se sentó a mi lado alegre, y tomo una taza de café extra en la bandeja, — Dime, hija mía, ¿qué tienes pensado hacer ahora? — me preguntó con calma, — Sinceramente, no he pensado en eso aún— lo miré haciendo un gesto con mi rostro y levantando un poco los hombros, — Fer, ¿por qué no retomas tu carrera como médica? — sugirió repentinamente logrando que lo observase, — No lo sé padre, ha pasado tanto de eso. — Patrañas, tu hermano me contó como supiste desenvolverte en emergencias cuando se necesitó ayuda, estoy seguro de que, si te postulas en estudios especiales del país, dado a todo lo que te ocurrió, te recibirías en unos meses— al escucharle sabía que se había tomado el tiempo suficiente para informarse, — Sí, pero tú sabes que eso no es fácil— le comenté dándole
Yo solo comencé a llorar al escucharlo y Jesua me abrazó acariciando mi cabeza con delicadeza, — Dime Jesua, ¿sabes dónde está? — le pregunté en medio del llanto, — Si lo sé hermano. —Quiero verla— le digo sin dudar, pero él suspira antes de contestarme, — ¿Estás seguro?; Juno, ella está en un psiquiátrico, no sé cómo la vamos a encontrar. Yo despego mi cabeza de su pecho y lo miro a los ojos, —Prométeme que me llevarás contigo cuando vayas a verla— le pido tomando su mano en la mía, — Está bien, mañana mismo iremos juntos, te lo prometo— me dijo dándome alivio. Esa noche ninguno de los dos pudo dormir en absoluto, yo solo giré en mi cama, quedando con la vista clavada en la oscuridad, haciéndome mil preguntas, imaginándome muchos escenarios en mi mente, sé que Jesua estaba igual o peor que yo, al fin y al cabo, él si la conoció, si la recuerda perfectamente. Sé que no ha podido dormir porque ha pasado la noche atendiendo a mi sobrina e impidiendo que Luca se leva
Ya paso un mes desde que comencé a estudiar y las largas horas de estudio me tienen sin poder dormir bien. Hoy es el primer examen oficial y al leer las preguntas, ya sé que me irá de maravilla; puedo contestarlas todas correctamente sin problema. De la hora y media que tengo para hacerla me sobraron diez minutos, me levanto de mi pupitre satisfecha con lo que he hecho y luego de tomar mis cosas; camino hacia el profesor y le entrego mi examen. En ese momento y de repente un malestar y un mareo me invaden, caigo al suelo y lo único que escucho es a mi profesor hablarme antes de perder totalmente la conciencia. Llevo tiempo intentando no meterme en eso, pero esta situación ya me está hartando, ver como lo trata fuera del hospital todos los días me pone mal y cuando veo como le da una bofetada, no puedo quedarme callada, — ¡Luisa no crees que te estás pasando, tratándolo así! — le reclamo y ella me mira aún más molesta, — Disculpa Lupe, pero no te metas en nuestra discusión— m
Tomé mi teléfono de la cama y llamé a Lu, tenía que contarle a alguien todo lo que ocurría y quién mejor que ella, mi mejor amiga. Luego de sonar tres tonos; ella tomó la llamada, — Hola Fer, ¿cómo estás, amiga? —Hola Lu, por suerte bien— le dije con calma, — Qué bueno, por acá todo sigue igual— ella no perdió la oportunidad para contarme lo sucedido con Luisa y cuando le conté lo que me había dicho Steven, los insultos al otro lado de la línea fueron claros y fuertes, — No te lo puedo creer, lo trata horrible y encima lo engaña, es de lo peor. Ambas estábamos de acuerdo en eso, — Lu hay algo más que quiero contarte, pero promete que no se lo dirás a nadie— le dije luego de un breve silencio, — ¿Qué ocurre Fer?, me estás asustando. — Amiga, hoy descubrí que estoy embarazada— poder contárselo a ella me dio mucha calma, — ¡Quee!, qué emoción Fer— las felicitaciones y gritos de alegría casi me dejan sorda, — ¿Se lo vas a decir verdad? — suspiré al escucharla, —No
— Eh Matt, ¿y si en una de esas te enteras de algo turbio? — Dilan me toma el pelo mientras viene y se sienta con nosotros, — No bromees con eso— le digo frunciendo un poco el ceño, — Bueno, no es para que te lo tomes a mal, aparte de eso, ¿qué? Ni que ella pudiera engañarte, está loca; pero te ama— argumenta y las risotadas de Renata comienzan, — Que va loca no, lo que esta es totalmente insegura— añade y luego me pega un tate quieto en la cabeza, — Y tú, porque dejas que te trate así, ¿acaso ahora perdiste la hombría en alguna parte? — vuelve a decirme satisfecha, — ¿Era necesario el golpe mujer? —Obvio a ver si despabilas de una jodida vez— me aclara y no hago más que lamentarme y sonreír como un idiota por su franqueza. Estoy tan metida en mis estudios que ni siquiera me doy cuenta cuando William entro en el despacho dejando una charola a mi lado, — Tienes que descansar un poco hija y comer algo— levanto mis ojos del libro y le sonrió, — Tranquilo padre, estoy
Volví a ponerme de pie, la tomé por su cabello y la arrastré hasta el baño encerrándola ahí para no tener que verla, podía oír sus gritos de súplica, pero alguien pagaría con sangre la ira que me consumía. Caminé hacia la cama donde el sujeto, acalambrado de dolor; había logrado ponerse los pantalones, un puño seco en su perfil lo hizo caer al suelo dándose con el borde de la mesita de noche, — Tú no te salvarás— le dije con una vos ronca que me quemaba, él se puso de pie frente a mí y lo reconocí, — Eres tú; rata asquerosa— exclamé apretando los puños mientras él ponía una sonrisita de lado, — Sí, soy yo el que se gozó a tu mujer— me dijo con arrogancia y burla. Ese fue su peor error, pues; ahí perdí mi sentido común, me abalancé hacia Darek, dándole golpes y un rodillazo en la entrepierna lo hizo escupir sangre mientras caía al suelo de nuevo, — No te gozarás a más nadie— le dije endemoniado con una sonrisa aterradora en el rostro. Lo volteé de una patada, colocándome
Como el mensaje era claro, también me puse de pie y comencé a desabrochar los botones de mi vestido, quitándomelo y dejándolo en la punta del sillón. También solté mi pelo y me quede solo con el traje de baño gris y los lentes de sol, termine mi lata y saque dos más para llevarlas conmigo. Pasé a su lado y me fui sin decirle nada, luego me senté cómodamente al sol, en el borde donde la arena seca choca con la húmeda por las olas, corriendo mi cabello hacia mi espalda. Varios minutos después, mientras disfrutaba la lata fría, la vista y el sol en mi piel, él apareció; solo con su vaquero, descalzo y con el torso descubierto, sentándose a mi lado para robarme el refresco que había dejado enterrado en la arena fría. —Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos en la playa— sonreí al escucharlo y recordar ese momento, — La verdad que sí, la pasamos muy bien—le dije con nostalgia, — Cierto. El silencio volvía a hacerse presente. Matt dejó de perder su m