PRESENTE
EMMA
—Hemos llegado.
La voz de Dani me saca de mi ensimismamiento, miro alrededor, no recordaba que fuera un poco más elegante de lo que imaginaba, con las manos temblorosas como frías, bajo del auto y miro a mi alrededor.
—¿Quieres que te acompañe? —Dani, me sonríe a modo tranquilizador.
Niego con la cabeza.
—Necesito hacer esto sola —dejo claro y me doy la media vuelta.
A paso firme entro al enorme edificio y le pregunto a la recepcionista sobre él, doy su nombre y datos, la chica amable me sonríe y me dice que lo verficará en el ordenador, la espera se me hace larga, teclea y frunce el ceño.
—Lo siento señorita, me temo que no tenemos ningún inquilino con ese nombre, ¿sus datos están bien? ¿Le dieron bien el nombre?
Una bofetada más, asiento.
—Entiendo, volveré a verificar.
Espero un poco más, la chica revisa cinco minutos en los archivos y luego me lanza una mirada cargada de lástima.
—Lo siento, nunca hemos tenido un inquilino con ese nombre, pero la persona que me dice, rentó por un día una de las habitaciones amuebladas, luego se marchó y nunca regresó —confiesa con lentitud.
Siento que he olvidado respirar, mintió, todo este tiempo creí que…
—¿Se siente bien? ¿Quiere un vaso de agua?
No le respondo, la voz se me va, corro de ahí, salgo en busca del auto de Dani, entro sin poder evitar que los ojos se me llenen de lágrimas.
—Emma…
—Arranca.
—¿Qué ha pasado?
—¡Que arranques! —exclamo sintiéndome la chica más estúpida del planeta—. Solo quiero ir a casa.
En cuanto llegamos a mi apartamento le cuento todo lo ocurrido, como siempre es, me consuela, se molesta, comemos galletas hasta que se tiene que ir a trabajar, me manda constantes mensajes hasta que la noche vuelve a llegar, no he recibido ninguna llamada, mensaje, le sigo marcando queriendo una explicación, ni siquiera me he quitado el anillo que me dio.
Luego de pasar horas meditando lo ocurrido, llego a la conclusión de que tampoco quiero a un bebé de un tipo que me ha abandonado, ¿qué le voy a decir? ¿Qué su padre murió? Jamás, la gente habla, y en esta colonia son chismosos, ¿para qué traer al mundo a un ser inocente a que sufra?
—Lo siento —sollozo tomando mi móvil.
Marco el número de una clínica en la que me podrán ayudar, mientras más rápido termine con esto, mejor, hago una cita, preparo mis cosas, no le digo nada a Dani, solo se preocuparía e intentaría detenerme, es demasiado sentimental aunque sea un capillo la mayor parte del tiempo.
Cuando llega el momento, tomo el transporte público, en el trayecto sigo haciendo los mismos intentos por marcarle a Andrew, con la tonta esperanza de que atienda y que me diga que es una broma de mal gusto.
Pierdo todo al estar frente a la clínica, por lo que le dejo un último mensaje de voz, que para mí es un adiós definitivo, tomo una bocanada de aire viendo como varias chicas con enormes pancartas y palabras de aliento, pretenden hacer cambiar de opinión a las otras mujeres que entran con la esperanza de que no aborten.
La mano me tiembla, el aire se comprime en mis pulmones y la cabeza comienza a doler, aunque no tanto como mi lastimado corazón.
“Soy yo de nuevo, sabes, por un momento creí que eras diferente, al final resultaste ser como todos los patanes, me dejas sin una explicación clara, así que si has tomado esta decisión, la acepto, solo no quiero que me vuelvas a buscar nunca, no quiero saber nada de ti, y si en algún momento nos volvemos a encontrar, serás para siempre un desconocido para mí, abortaré a este bebé porque no quiero tener nada de ti, mucho menos un recordatorio constante del hombre que ha jugado con mi corazón, Adiós y buena suerte”
Cuelgo sintiendo un poco de liberación con mis palabras, me dirijo a la entrada, las chicas me miran con lástima, me gritan palabras como que el bebé no tiene la culpa de nada, que siempre hay una nueva oportunidad, incluso algunas me ofrecen la ayuda que rechazo al entrar a las instalaciones.
La recepcionista me da una hoja que tengo que llenar con mis datos, tomo asiento dentro de la sala de espera y comienzo cuando una pelota rebota hacia mis pies, levanto la mirada y una niña pequeña gatea hacia mí, mientras su madre está como idiota discutiendo con el que debe ser el padre, sin ponerle atención. Me remuevo inquieta, le doy la pelota a la niña y esta me mira con una sonrisa, es preciosa.
Entonces la vida me hace una mala jugada y comienzo a preguntarme como sería este bebé si naciera, ¿tendría mis ojos azules o los grises de su padre? ¿Será lindo? ¿Tendrá sueños? De pronto mi madre viene a mi mente, está enferma, y cuando muera en muchos años, me quedaré sola, tengo amigos y todos, sin embargo…
Los minutos comienzan a pasar, mi cabeza da muchas vueltas hasta que termino rompiendo la hoja y salgo del lugar, las chicas con las enormes pancartas comienzan a aplaudir, a gritarme que he tomado la mejor decisión, y espero que así sea, porque esto lo haré sola, sin ayuda de nadie. Para cuando llego a mi departamento, Dani sale de la cocina con una enorme tarta de pastel.
—Espero que no te moleste que haya usado mi lave de repuesto —dice serio.
—Fui a una clínica de abortos —confieso rápido sin darle tiempo a formular preguntas.
Dani tensa el cuerpo.
—Tú no te atreviste —entrecierra los ojos.
—No pude —mis ojos se llenan de lágrimas y toco mi vientre como si se me fuera la vida en ello—. Voy a tener a este bebé sola, sé que es mucha responsabilidad, también gastos, voy a buscar otro trabajo, haré horas extras de ser necesario, son muchos gastos.
Balbuceo y tomo otra bocanada de aire.
—Es una enorme responsabilidad, no tienes que decirme que es mala idea, pero…
Dani merma el espacio entre los dos, toma mi rostro con ambas manos y junta su frente con la mía, un acto que sin duda me relaja.
—Sé que podrás sola, eres una mujer fuerte y me hace feliz saber que no has abortado.
Su respiración choca contra la mía.
—Dani —intento alejarme de él cuando comienza a acercarse más.
Entonces abre los ojos y rodea mi cintura.
—Estoy enamorado de ti —enfatiza.
—Yo…
Levanta mi barbilla.
—No, yo me haré cargo de ese niño, ahora no es de Andrew, es mío.
Y diciendo esto, aplasta sus labios contra los míos.
EMMATRES AÑOS DESPUÉSHace un año que Dani se marchó a Inglaterra, luego de que le rechazara el beso y que no aceptara empezar una relación con él, intentamos llevar las cosas como siempre, al final no pudimos, yo no dejaba de verlo como amigo y él de desearme de un modo que me incomodaba. Desde ese día no responde mis llamadas, no contesta mis mensajes, es como si me hubiera sacado de su vida de la noche a la mañana, eso es lo que más me cabrea, pero no me quejo.Hace tres años que Andrew me dejó, jamás me buscó, ni una sola vez, una parte de mí quiso esperarlo, dos años hasta que con cada mes que avanzaba, dejé de esperar a que llamara a mi puerta y me diera una explicación, ahora las cosas son diferentes, tuve a mi bebé
EMMA La cabeza me da vueltas, son muchas cosas por procesar, en especial cuando me encuentro frente a una persona totalmente diferente a lo que creí, ahora ya vestida, sentada en una de las mesas al fondo porque el tipo así lo pidió, me retuerzo las manos tratando de que las piezas del rompecabezas encajen a la perfección. —¿Me estás escuchando? La voz masculina hace que salga de mi ensimismamiento. Espabilo y le doy un sorbo a mi vaso con agua. —Vale —tomo una enorme bocanada de aire—. Me estás diciendo que eres el hermano gemelo de Andrew, que son multimillonarios, que tuvo un accidente de auto, y que me has estado buscando desde hace tres años. Mi corazón palpita con fuerza. —En pocas palabras, todo lo que me dijo Andrew es una mentira —refuto—. Todo este tiempo quise creer que había algo en mí, pero no es así, Andrew es un maldito egoísta. —Era —Julian, como se llama el tipo, concentra su mirada en mí. —¿Qué quieres decir con eso? —trago grueso. Su gesto serio se suaviza
Me doy prisa por salir, ni siquiera me doy cuenta de lo que hago, hasta que un claxon me pita y un par de brazos fuertes me agarran evitando que me atropellen.—¡Idiota! —grita el conductor.Entonces sucede, suelto en llanto sin poder contener más lo que me carcome por dentro, como asquerosa larva que se aferra a mí. Viene a mí todo de golpe, la muerte de Andrew es la cereza del pastel, de pronto siento que me falta el aire y me alejo de Julian.—¿Te encuentras bien?—No puedo respirar —susurro.Comienzo a hiperventilar, estoy teniendo un maldito ataque de pánico y es Julian quien me lleva al otro lado de la acera, me mete a un carro lujoso, los brazos se me adormecen, las piernas me flaquean y enciende el motor pisando el acelerador.—¿Qué haces? —logro articular.—Te voy a llevar a un hospital.Comenzamos a adentrarnos en la carretera, no puedo ir al hospital, todos ahí me conocen, saben y pueden mencionar a Michael, intento tranquilizarme.—Para —pido agarrando con fuerza el asient
Mi hermana Marian, la princesa de nuestro padre, es más perra y letal que cualquier Carson en el planeta. Es la más cercana a los negocios de la mafia italiana. —Mañana. —Tiene que ser ahora —insiste. —¿Por qué? —Solo hazlo, y no tardes. Cuelga y suelto un suspiro cargado de exasperación. Tomo mis cosas, dejando la foto del hijo de Andrew en un lugar seguro, no solo tendré que protegerlo de la mafia Yakuza, sino, de su propia familia. Subo al auto, sin poder sacarme de la cabeza la imagen, la voz y el olor de aquella mujer, ¿en verdad Andrew la amaba? O solo jugó con ella. Lo que tengo claro es que no la dejó sola porque quiso, lo hizo porque le estaban persiguiendo, y ahora murió sin haber conocido a su hijo. Golpeo el volante con fuerza. Piso el acelerador hasta llegar a la casa en la que crecimos, la misma en la que nos criamos. Pongo un pie dentro y me dirijo a donde debe estar mi hermana menor, en el despacho principal, cuando padre no está, le gusta sentir que tiene e
EMMAMiro un punto fijo en el suelo cuando el doctor, que está delante de mí, me informa del estado en el que se encuentra mi madre. Los rayos del sol se filtran por la ventana.—Lo siento mucho, señorita Blacke —dice el hombre—. Su madre ha luchado todo lo que ha podido, pero su cuerpo ya no resiste el tratamiento.Me quedo callada, tratando de procesar cada una de las palabras del médico, sabía que este día iba a llegar, sinceramente nunca tan pronto, mis manos se han congelado, el miedo me invade y quisiera salir corriendo para refugiarme en mi soledad, pero no puedo hacerlo, que te digan que tu madre va a morir en cualquier momento, es un dolor que no le deseo a nadie.—Gracias —logro articular con esfuerzo—. Doctor.—Le recomiendo que tome el tiempo para poder despedirse —finaliza.El mundo se me viene encima una vez más, salgo de su oficina privada dentro del Hospital, y me dirijo a la sala de espera, donde debe estar Marina y Michael, con cada paso que soy, mi corazón palpita c
—Hemos llegado —anuncia el conductor.Levanto la mirada y trago grueso al ver el enorme edificio de azulejos, desborda elegancia y poder, hasta arriba hay una enorme “B” que me intimida.—Gracias —le pago la tarifa y salgo del auto.Agarro con fuerza la correa de mi bolso y camino hacia la entrada, me dirijo a la recepción tratando de encontrar las respuestas, son las ocho de la mañana, no he descansado, la noche ha sido larga y el hambre me avasalla.—Buenos días —le digo a la chica pelinegra que garabatea algo en una libreta mientras sostiene el teléfono con una mano.Ella me pone atención y me dedica una sonrisa, luego cuelga.—Bienvenida a las empresas Blackburn, ¿en qué podemos ayudarla?Su voz es demasiado melódica.—Busco al señor Anthony Blacke —respondo.—¿Tiene cita con él? —comienza a buscar algo en el ordenador.—Me temo que no —niego.—El señor Blacke solo recibe con cita, si gusta puedo darle una ficha, luego rellena un formulario exponiendo su caso y…—Es importante, se
Me quedo callado, ella me mira fijo, al final se rinde y me da el paso.—Gracias.—Que sea rápido, tengo que asistir a un funeral —dice con voz monótona.—Tu madre…—Murió, así que como puedes ver, no tengo tiempo para esto, no quiero que ningún Carson esté en la vida de mi hijo, mucho menos en la mía —aclara.—No puedes hacer eso, escucha, sé bien por el momento que atraviesas, así que te pido una oportunidad, no sé cómo fueron las cosas entre mi hermano y tú, pero te pido una oportunidad, te volveré a buscar hasta que…Mis palabras quedan suspendidas cuando veo que comienza a desvanecerse, le ayudo evitando que caiga al suelo, se ha desmayado y no sé que hacer, mucho menos cuando la intento cargar y su p**a toalla cae al suelo, dejando su cuerpo desnudo al descubierto, no quiero ver, no es lo correcto, Andrew no está, pero se siente mal ver a la que fue suya.No obstante, no puedo, mis ojos se clavan en sus perfectos pechos, firmes, turgentes, con pezones erectos de color rosado que
EMMAMe cuesta trabajo tratar de concentrarme en lo que me acaba de decir Julian, trago grueso al ver su mirada llena de lascivia, es igual a Andrew físicamente, pero en definitiva son dos polos opuestos, uno era más tierno y este es cruel, de mente oscura, no tiene reparo en lo que sale de su boca.—Fui a buscarte a la cafetería, me dijeron que habías dejado el trabajo —dice pasándose dos dedos por la barbilla—. Ahora veo por qué.No respondo, no tengo por qué hacerlo, en su lugar tomo asiento al otro extremo de la mesa, entre más lejos de él, mejor.—Bueno, tratemos el tema del terreno —me aclaro la garganta abriendo la carpeta que me dio mi tío y de la que me hizo memorizar los temas principales a tratar.De soslayo veo como se acerca, pongo mi atención a las letras sin sentido de las hojas, cuando se me acerca colocando las manos sobre los papeles, impidiendo que siga huyendo de lo que quiere.—Michael es un Carson, tiene mi sangre, es familia, lo más importante, hijo de Andrew, m