Capítulo 4

PRESENTE

EMMA

—Hemos llegado. 

La voz de Dani me saca de mi ensimismamiento, miro alrededor, no recordaba que fuera un poco más elegante de lo que imaginaba, con las manos temblorosas como frías, bajo del auto y miro a mi alrededor. 

—¿Quieres que te acompañe? —Dani, me sonríe a modo tranquilizador. 

Niego con la cabeza. 

—Necesito hacer esto sola —dejo claro y me doy la media vuelta. 

A paso firme entro al enorme edificio y le pregunto a la recepcionista sobre él, doy su nombre y datos, la chica amable me sonríe y me dice que lo verficará en el ordenador, la espera se me hace larga, teclea y frunce el ceño. 

—Lo siento señorita, me temo que no tenemos ningún inquilino con ese nombre, ¿sus datos están bien? ¿Le dieron bien el nombre? 

Una bofetada más, asiento. 

—Entiendo, volveré a verificar. 

Espero un poco más, la chica revisa cinco minutos en los archivos y luego me lanza una mirada cargada de lástima. 

—Lo siento, nunca hemos tenido un inquilino con ese nombre, pero la persona que me dice, rentó por un día una de las habitaciones amuebladas, luego se marchó y nunca regresó —confiesa con lentitud. 

Siento que he olvidado respirar, mintió, todo este tiempo creí que… 

—¿Se siente bien? ¿Quiere un vaso de agua? 

No le respondo, la voz se me va, corro de ahí, salgo en busca del auto de Dani, entro sin poder evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. 

—Emma…

—Arranca. 

—¿Qué ha pasado?

—¡Que arranques! —exclamo sintiéndome la chica más estúpida del planeta—. Solo quiero ir a casa. 

En cuanto llegamos a mi apartamento le cuento todo lo ocurrido, como siempre es, me consuela, se molesta, comemos galletas hasta que se tiene que ir a trabajar, me manda constantes mensajes hasta que la noche vuelve a llegar, no he recibido ninguna llamada, mensaje, le sigo marcando queriendo una explicación, ni siquiera me he quitado el anillo que me dio. 

Luego de pasar horas meditando lo ocurrido, llego a la conclusión de que tampoco quiero a un bebé de un tipo que me ha abandonado, ¿qué le voy a decir? ¿Qué su padre murió? Jamás, la gente habla, y en esta colonia son chismosos, ¿para qué traer al mundo a un ser inocente a que sufra? 

—Lo siento —sollozo tomando mi móvil. 

Marco el número de una clínica en la que me podrán ayudar, mientras más rápido termine con esto, mejor, hago una cita, preparo mis cosas, no le digo nada a Dani, solo se preocuparía e intentaría detenerme, es demasiado sentimental aunque sea un capillo la mayor parte del tiempo. 

Cuando llega el momento, tomo el transporte público, en el trayecto sigo haciendo los mismos intentos por marcarle a Andrew, con la tonta esperanza de que atienda y que me diga que es una broma de mal gusto. 

Pierdo todo al estar frente a la clínica, por lo que le dejo un último mensaje de voz, que para mí es un adiós definitivo, tomo una bocanada de aire viendo como varias chicas con enormes pancartas y palabras de aliento, pretenden hacer cambiar de opinión a las otras mujeres que entran con la esperanza de que no aborten. 

La mano me tiembla, el aire se comprime en mis pulmones y la cabeza comienza a doler, aunque no tanto como mi lastimado corazón. 

“Soy yo de nuevo, sabes, por un momento creí que eras diferente, al final resultaste ser como todos los patanes, me dejas sin una explicación clara, así que si has tomado esta decisión, la acepto, solo no quiero que me vuelvas a buscar nunca, no quiero saber nada de ti, y si en algún momento nos volvemos a encontrar, serás para siempre un desconocido para mí, abortaré a este bebé porque no quiero tener nada de ti, mucho menos un recordatorio constante del hombre que ha jugado con mi corazón, Adiós y buena suerte” 

Cuelgo sintiendo un poco de liberación con mis palabras, me dirijo a la entrada, las chicas me miran con lástima, me gritan palabras como que el bebé no tiene la culpa de nada, que siempre hay una nueva oportunidad, incluso algunas me ofrecen la ayuda que rechazo al entrar a las instalaciones. 

La recepcionista me da una hoja que tengo que llenar con mis datos, tomo asiento dentro de la sala de espera y comienzo cuando una pelota rebota hacia mis pies, levanto la mirada y una niña pequeña gatea hacia mí, mientras su madre está como idiota discutiendo con el que debe ser el padre, sin ponerle atención. Me remuevo inquieta, le doy la pelota a la niña y esta me mira con una sonrisa, es preciosa. 

Entonces la vida me hace una mala jugada y comienzo a preguntarme como sería este bebé si naciera, ¿tendría mis ojos azules o los grises de su padre? ¿Será lindo? ¿Tendrá sueños? De pronto mi madre viene a mi mente, está enferma, y cuando muera en muchos años, me quedaré sola, tengo amigos y todos, sin embargo… 

Los minutos comienzan a pasar, mi cabeza da muchas vueltas hasta que termino rompiendo la hoja y salgo del lugar, las chicas con las enormes pancartas comienzan a aplaudir, a gritarme que he tomado la mejor decisión, y espero que así sea, porque esto lo haré sola, sin ayuda de nadie. Para cuando llego a mi departamento, Dani sale de la cocina con una enorme tarta de pastel. 

—Espero que no te moleste que haya usado mi lave de repuesto —dice serio. 

—Fui a una clínica de abortos —confieso rápido sin darle tiempo a formular preguntas. 

Dani tensa el cuerpo. 

—Tú no te atreviste —entrecierra los ojos. 

—No pude —mis ojos se llenan de lágrimas y toco mi vientre como si se me fuera la vida en ello—. Voy a tener a este bebé sola, sé que es mucha responsabilidad, también gastos, voy a buscar otro trabajo, haré horas extras de ser necesario, son muchos gastos. 

Balbuceo y tomo otra bocanada de aire. 

—Es una enorme responsabilidad, no tienes que decirme que es mala idea, pero… 

Dani merma el espacio entre los dos, toma mi rostro con ambas manos y junta su frente con la mía, un acto que sin duda me relaja. 

—Sé que podrás sola, eres una mujer fuerte y me hace feliz saber que no has abortado. 

Su respiración choca contra la mía. 

—Dani —intento alejarme de él cuando comienza a acercarse más. 

Entonces abre los ojos y rodea mi cintura. 

—Estoy enamorado de ti —enfatiza. 

—Yo… 

Levanta mi barbilla. 

—No, yo me haré cargo de ese niño, ahora no es de Andrew, es mío. 

Y diciendo esto, aplasta sus labios contra los míos. 

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