Me doy prisa por salir, ni siquiera me doy cuenta de lo que hago, hasta que un claxon me pita y un par de brazos fuertes me agarran evitando que me atropellen.—¡Idiota! —grita el conductor.Entonces sucede, suelto en llanto sin poder contener más lo que me carcome por dentro, como asquerosa larva que se aferra a mí. Viene a mí todo de golpe, la muerte de Andrew es la cereza del pastel, de pronto siento que me falta el aire y me alejo de Julian.—¿Te encuentras bien?—No puedo respirar —susurro.Comienzo a hiperventilar, estoy teniendo un maldito ataque de pánico y es Julian quien me lleva al otro lado de la acera, me mete a un carro lujoso, los brazos se me adormecen, las piernas me flaquean y enciende el motor pisando el acelerador.—¿Qué haces? —logro articular.—Te voy a llevar a un hospital.Comenzamos a adentrarnos en la carretera, no puedo ir al hospital, todos ahí me conocen, saben y pueden mencionar a Michael, intento tranquilizarme.—Para —pido agarrando con fuerza el asient
Mi hermana Marian, la princesa de nuestro padre, es más perra y letal que cualquier Carson en el planeta. Es la más cercana a los negocios de la mafia italiana. —Mañana. —Tiene que ser ahora —insiste. —¿Por qué? —Solo hazlo, y no tardes. Cuelga y suelto un suspiro cargado de exasperación. Tomo mis cosas, dejando la foto del hijo de Andrew en un lugar seguro, no solo tendré que protegerlo de la mafia Yakuza, sino, de su propia familia. Subo al auto, sin poder sacarme de la cabeza la imagen, la voz y el olor de aquella mujer, ¿en verdad Andrew la amaba? O solo jugó con ella. Lo que tengo claro es que no la dejó sola porque quiso, lo hizo porque le estaban persiguiendo, y ahora murió sin haber conocido a su hijo. Golpeo el volante con fuerza. Piso el acelerador hasta llegar a la casa en la que crecimos, la misma en la que nos criamos. Pongo un pie dentro y me dirijo a donde debe estar mi hermana menor, en el despacho principal, cuando padre no está, le gusta sentir que tiene e
EMMAMiro un punto fijo en el suelo cuando el doctor, que está delante de mí, me informa del estado en el que se encuentra mi madre. Los rayos del sol se filtran por la ventana.—Lo siento mucho, señorita Blacke —dice el hombre—. Su madre ha luchado todo lo que ha podido, pero su cuerpo ya no resiste el tratamiento.Me quedo callada, tratando de procesar cada una de las palabras del médico, sabía que este día iba a llegar, sinceramente nunca tan pronto, mis manos se han congelado, el miedo me invade y quisiera salir corriendo para refugiarme en mi soledad, pero no puedo hacerlo, que te digan que tu madre va a morir en cualquier momento, es un dolor que no le deseo a nadie.—Gracias —logro articular con esfuerzo—. Doctor.—Le recomiendo que tome el tiempo para poder despedirse —finaliza.El mundo se me viene encima una vez más, salgo de su oficina privada dentro del Hospital, y me dirijo a la sala de espera, donde debe estar Marina y Michael, con cada paso que soy, mi corazón palpita c
—Hemos llegado —anuncia el conductor.Levanto la mirada y trago grueso al ver el enorme edificio de azulejos, desborda elegancia y poder, hasta arriba hay una enorme “B” que me intimida.—Gracias —le pago la tarifa y salgo del auto.Agarro con fuerza la correa de mi bolso y camino hacia la entrada, me dirijo a la recepción tratando de encontrar las respuestas, son las ocho de la mañana, no he descansado, la noche ha sido larga y el hambre me avasalla.—Buenos días —le digo a la chica pelinegra que garabatea algo en una libreta mientras sostiene el teléfono con una mano.Ella me pone atención y me dedica una sonrisa, luego cuelga.—Bienvenida a las empresas Blackburn, ¿en qué podemos ayudarla?Su voz es demasiado melódica.—Busco al señor Anthony Blacke —respondo.—¿Tiene cita con él? —comienza a buscar algo en el ordenador.—Me temo que no —niego.—El señor Blacke solo recibe con cita, si gusta puedo darle una ficha, luego rellena un formulario exponiendo su caso y…—Es importante, se
Me quedo callado, ella me mira fijo, al final se rinde y me da el paso.—Gracias.—Que sea rápido, tengo que asistir a un funeral —dice con voz monótona.—Tu madre…—Murió, así que como puedes ver, no tengo tiempo para esto, no quiero que ningún Carson esté en la vida de mi hijo, mucho menos en la mía —aclara.—No puedes hacer eso, escucha, sé bien por el momento que atraviesas, así que te pido una oportunidad, no sé cómo fueron las cosas entre mi hermano y tú, pero te pido una oportunidad, te volveré a buscar hasta que…Mis palabras quedan suspendidas cuando veo que comienza a desvanecerse, le ayudo evitando que caiga al suelo, se ha desmayado y no sé que hacer, mucho menos cuando la intento cargar y su p**a toalla cae al suelo, dejando su cuerpo desnudo al descubierto, no quiero ver, no es lo correcto, Andrew no está, pero se siente mal ver a la que fue suya.No obstante, no puedo, mis ojos se clavan en sus perfectos pechos, firmes, turgentes, con pezones erectos de color rosado que
EMMAMe cuesta trabajo tratar de concentrarme en lo que me acaba de decir Julian, trago grueso al ver su mirada llena de lascivia, es igual a Andrew físicamente, pero en definitiva son dos polos opuestos, uno era más tierno y este es cruel, de mente oscura, no tiene reparo en lo que sale de su boca.—Fui a buscarte a la cafetería, me dijeron que habías dejado el trabajo —dice pasándose dos dedos por la barbilla—. Ahora veo por qué.No respondo, no tengo por qué hacerlo, en su lugar tomo asiento al otro extremo de la mesa, entre más lejos de él, mejor.—Bueno, tratemos el tema del terreno —me aclaro la garganta abriendo la carpeta que me dio mi tío y de la que me hizo memorizar los temas principales a tratar.De soslayo veo como se acerca, pongo mi atención a las letras sin sentido de las hojas, cuando se me acerca colocando las manos sobre los papeles, impidiendo que siga huyendo de lo que quiere.—Michael es un Carson, tiene mi sangre, es familia, lo más importante, hijo de Andrew, m
—¿Acaso no piensas dejarme en paz? —manifiesto en tono glacial.—Ya te expuse el tema, perdí a mi hermano en manos de la mafia, no pienso perder a mi sobrino también —me detalla con la mirada en silencio.Me quedo callada, lo que leí acerca de la mafia no me agradó. Cierro los ojos y suspiro.—Muéstrame.—¿A qué te refieres? —sus ojos adquieren un color sombrío.—Dame una prueba de que todo lo que me dices es verdad, apenas y nos conocemos, Michael es tu sobrino, pero todo sigue siendo… —lo miro con una mezcla de desconfianza y desconcierto—. Alucinante.De pronto, sus ojos relucen con enojo y la desazón se mantiene latente en sus pupilas.—Bien, acompáñame —toma su saco—. Te mostraré.Camina hacia la salida y me muerdo el labio inferior, dudando.—No voy a lastimar a la mujer de mi hermano, si eso es lo que te preocupa —aclara mirándome por encima del hombro.—No soy su mujer, él está muerto, jamás nos casamos —esclarezco.—Pero te amaba.Sale de mi departamento y agarro las llaves,
No presta atención a mis palabras, por el contrario, me carga sobre sus hombros con gran facilidad y me lleva hasta el baño, entramos a la regadera y enciende haciendo que el agua caliente me empape más, pataleo y le araño la espalda hasta que me baja.—¡Idiota! —le pego en su pecho, luego le doy una bofetada.El mundo se paraliza al darme cuenta de lo que he hecho, me quedo quieta. El agua cae a chorros por mi rostro, su pecho sube y baja, por un momento creo que se ha enfadado, pero entonces sucede, merma el espacio que nos separa, toca mi rostro con una mano.—No lo hagas —susurro.No soy idiota, sé lo que quiere hacer, el problema es que quiero que lo haga, mis pensamientos no concuerdan con lo que siento que es correcto, se acerca lentamente, y estamos a nada de besarnos, cuando retrocedo llena de miedo.—No voy a besarte —niego viendo como se sigue acercando.—Está bien —traga grueso y rodea mi cuello—. Solo hay un problema.—Cuál —remojo mis labios.Su rostro está demasiado cer