Capítulo 12. Privilegios en la prisión La casa de alquiler de Praxis era enorme y estaba más alejada del pueblo, era solo una enorme casa en la parte más alta de la colina y con una hermosa playa al frente. Thalía casi podía apostar que el hotel que el griego quería construir sería en aquella parcela… aunque por lo que se comentaba en el pueblo, el griego quería hacer algo muy muy grande que ocupara casi la mitad de las tierras de Bibury.A la mayoría del mundo le parecería el paraíso, pero Thalía sabía que era su prisión.Praxis entró en la mansión, un despliegue de arquitectura, con espacios abiertos comunicados con el exterior. Desde todos los ángulos se veía el mar.Thalia lo siguió. ¿Qué podía hacer? ¿Volar hasta tierra firme?—He contratado a un equipo de seguridas —le informó él mientras entraban en un dormitorio que colgaba sobre el mar y la fulminaba con la mirada como si hacía cinco años ella se hubiese quedado embarazada a propósito. A Thalia se le ocurrió que seguramente
Capítulo 13. No me casaré contigoPara Praxis er la expresión estupefacta en el rostro de Thalia hizo que casi mereciera la pena casarse con ella en contra de su propia voluntad.Y mejor aún fue ese destello de ira que demostraba que no estaba tan tranquila como pretendía aparentar.Praxis estuvo a punto de mostrarle cuánto le agradaba esa reacción, pero se contuvo a tiempo. Thalia no se lo merecía, pero ¿por qué debería ser él la única persona temiendo lo inevitable? Ella era una West, había conspirado contra él junto con su abominable padre y hermano. Todo era culpa suya.Ignoró la vocecilla de su interior que le recordó que todas las conspiraciones habrían sido en vano si él no hubiera perdido la cabeza, tomándola sin protección.Le horrorizaba haber perdido el control de ese modo, cuando su padre había pasado largos años enseñándole cómo arrancar toda emoción de cada momento y situación. Incluso el sexo debía ser una liberación, nada más.Se esforzó por recuperar el control, como
Capítulo 14. Un día de playaThalia tenía su campo de visión bloqueado por la figura amenazante de Praxis Stratos. Él parecía más duro que un muro de piedra, sin embargo, ella no se amilanó y le hizo frente.—Tengo una vida más allá de ti, Praxis —le dijo con un tono de voz impersonal para que no el griego no se diera cuenta de lo mucho que le imponía su presencia— y un trabajo al que presentarme.—Ya no tienes trabajo. Ahora eres mía, tu único trabajo es cuidar de mis hijos y servirme como te pida.Ella se indignó ante la siguiente cucharada de realidad de lo que sería su vida al lado de semejante imbécil cuando fuera su mujer. No obstante, de momento, no lo era.—Todavía no soy tu esposa. Así que déjame en paz que bastante tengo con lo que me impones a la fuerza.Trató de pasar por su lado, pero Praxis la retuvo, la tomó con fuerza pegándola a su duro torso y apresándola contra el auto.—Tú me perteneces —decretó el griego enrabietado—. Lo hiciste en su día, lo haces ahora y lo hará
Capítulo 15. ¿Dónde está mi hija?Praxis y Thalia compartieron por primera vez en sus vidas, la sensación más desagradable que podían tener en común: miedo por haber perdido a un hijo.Los dos gritaban el nombre de su pequeña hija por toda la playa mientras Thalia llevaba en brazos a su hijo previendo el mismo incidente.Incluso llegaron a llamar a la policía que cuidaba el lugar, todo se había vuelto un caos a su alrededor y hasta el pequeño estaba asustado por su gemela. Los salvavidas buscaban en el mar y la situación no podía empeorar.—¿Dios mío dónde está mi hija? ¡Mi hijita! ¡Ha sido tu culpa! —le gritaba Thalia a Praxis—. Tú supuestamente los estabas cuidando y viniste a pelearte conmigo por una estupidez y ahora mi hija puede estar...Ni siquiera podía terminar la frase. Le dolía solo pensarlo y también sentía que su deber con su otro hijo iba más allá de ponerlo nervioso por la desaparición de su hermana.Todo se salía de control por segundos. Praxis no se atrevía a llevarle
Capítulo 16. Te quiero a tiEra su enemiga.Praxis tenía un millón de motivos para no desearla con tanta ansia, un ansia culpable de que estuviera en ese lío. Praxis se había ordenado mantener las manos quietas. Detenerse antes de empeorar la situación… pero me había resultado imposible.Él, que era capaz de contemplar a los hombres más poderosos del mundo y hacer que lamentaran haberle sostenido la mirada, apenas podía controlarse ante una mujer a la que debería despreciar.Era una locura. Cinco años no habían suavizado su reacción. ¿Cómo esperaba conseguirlo en los seis días que había estado fuera de ese pueblo maldit0?Lo cierto era que no había estado preparado para verla.El brillo que había visto al volver a encontrarla, y que había atribuido a la iluminación del sol de Bibury, había empeorado. O más bien mejorado. Thalia resplandecía y él no tenía ni idea de qué hacer.—Te quiero a ti, pequeña Wets. Quiero cada espacio de tu cuerpo, de tu piel, de tus deseos. Quiero morderte la
Capítulo 17. Acuerdo prenupcial En cuanto a Praxis no debería haber sentido esa ligera decepción de que ella no cayera en su provocación.—El hombre que me ha encerrado en su casa de muñecas no puede estar hablando de “alejarme de la realidad”.Y él, que siempre tenía respuesta para todo, no supo qué decir.Se quedó allí sentado, rabioso, mientras Thalia devolvía su atención al pollo asado y se servía más verduras… ignorándolo.A él.—Si te soy totalmente sincero…—Eso sí que sería nuevo —murmuró ella.Praxis ignoró el comentario y continuó con magnanimidad.—No estoy preocupado por ti, pequeña West. Es el comportamiento egoísta y traidor de tu padre y tu hermano lo que me preocupa más.—¿Te vas a casar conmigo o con mi padre y mi hermano?Praxis no pudo identificar el tono empleado por Thalia, pero sí la expresión en su rostro. No le gustó.—Con los tres.—Entiendo —continuó ella—. Me olvidé que no soy más que una herramienta que mi padre y mi hermano utilizan para sus propios e inf
Capítulo 18. Tienes colmillos —Mis padres, los dos, tenían aventuras —contestó Praxis al fin—. Era algo de mutuo acuerdo.Era cierto, aunque no describía bien su matrimonio. Mucho menos en lo que se convirtió.—Perdona que te lo diga de esta forma, pero Leonidas Stratos no tenía aventuras —le corrigió Thalia con calma—. Una aventura sugiere algún intento de mantener el comportamiento en secreto. Tu padre prefería pasearse en público con una mujer nueva colgada del brazo siempre que podía. Cuando tu madre respondió del mismo modo, se divorció de ella.—Gracias por resumir unos hechos de mi familia sobre los que no sabes nada — masculló Praxis.—No son mis hechos —ella sonrió con algo más de tensión de lo que sugería su voz—. Puede que Calixta me prohíba muchas cosas que tú le has ordenado, pero resulta que el ama de llaves conoce muchos hechos. Y está más que encantada de compartirlos.Praxis sacudió la cabeza y contuvo la urgencia de atacar. Thalia no era un viejo adversario. No era
Capítulo 19. Una boda de blanco Lo malo de jugar con la perspectiva de la gente, era no saber lo que tiene cada uno en su cabeza y por mucho que Praxis pensara que conocía a Thalia, desgraciadamente solo había visto la parte herida de la bella mujer.Solo conocía a la pantera en su interior. Cada vez que estaba con él era por obligación, ya fuera de su padre en su día, y ahora de él mismo. Ella nunca había tenido opción y cada ocasión que le dedicaba iba tintada de su propia humillación.Solo existía un instante en que Praxis había tenido entre sus manos a la verdadera Thalia y de ahí nació su pasión y sus pequeños gemelos pero eso él, no lo sabía ver.Su ira no le dejaba más que intentar vengarse y herirla mientras que ella se lamentaba consigo misma por ser tan débil en ese único momento a su lado.—He tenido la desgracia de llevar el apellido West desde que nací —replicó Thalia—. Podré apañármelas con el Stratos.—Solo me demuestras una vez más lo venenosa que eres —le reclamó el