Capítulo 15. ¿Dónde está mi hija?Praxis y Thalia compartieron por primera vez en sus vidas, la sensación más desagradable que podían tener en común: miedo por haber perdido a un hijo.Los dos gritaban el nombre de su pequeña hija por toda la playa mientras Thalia llevaba en brazos a su hijo previendo el mismo incidente.Incluso llegaron a llamar a la policía que cuidaba el lugar, todo se había vuelto un caos a su alrededor y hasta el pequeño estaba asustado por su gemela. Los salvavidas buscaban en el mar y la situación no podía empeorar.—¿Dios mío dónde está mi hija? ¡Mi hijita! ¡Ha sido tu culpa! —le gritaba Thalia a Praxis—. Tú supuestamente los estabas cuidando y viniste a pelearte conmigo por una estupidez y ahora mi hija puede estar...Ni siquiera podía terminar la frase. Le dolía solo pensarlo y también sentía que su deber con su otro hijo iba más allá de ponerlo nervioso por la desaparición de su hermana.Todo se salía de control por segundos. Praxis no se atrevía a llevarle
Capítulo 16. Te quiero a tiEra su enemiga.Praxis tenía un millón de motivos para no desearla con tanta ansia, un ansia culpable de que estuviera en ese lío. Praxis se había ordenado mantener las manos quietas. Detenerse antes de empeorar la situación… pero me había resultado imposible.Él, que era capaz de contemplar a los hombres más poderosos del mundo y hacer que lamentaran haberle sostenido la mirada, apenas podía controlarse ante una mujer a la que debería despreciar.Era una locura. Cinco años no habían suavizado su reacción. ¿Cómo esperaba conseguirlo en los seis días que había estado fuera de ese pueblo maldit0?Lo cierto era que no había estado preparado para verla.El brillo que había visto al volver a encontrarla, y que había atribuido a la iluminación del sol de Bibury, había empeorado. O más bien mejorado. Thalia resplandecía y él no tenía ni idea de qué hacer.—Te quiero a ti, pequeña Wets. Quiero cada espacio de tu cuerpo, de tu piel, de tus deseos. Quiero morderte la
Capítulo 17. Acuerdo prenupcial En cuanto a Praxis no debería haber sentido esa ligera decepción de que ella no cayera en su provocación.—El hombre que me ha encerrado en su casa de muñecas no puede estar hablando de “alejarme de la realidad”.Y él, que siempre tenía respuesta para todo, no supo qué decir.Se quedó allí sentado, rabioso, mientras Thalia devolvía su atención al pollo asado y se servía más verduras… ignorándolo.A él.—Si te soy totalmente sincero…—Eso sí que sería nuevo —murmuró ella.Praxis ignoró el comentario y continuó con magnanimidad.—No estoy preocupado por ti, pequeña West. Es el comportamiento egoísta y traidor de tu padre y tu hermano lo que me preocupa más.—¿Te vas a casar conmigo o con mi padre y mi hermano?Praxis no pudo identificar el tono empleado por Thalia, pero sí la expresión en su rostro. No le gustó.—Con los tres.—Entiendo —continuó ella—. Me olvidé que no soy más que una herramienta que mi padre y mi hermano utilizan para sus propios e inf
Capítulo 18. Tienes colmillos —Mis padres, los dos, tenían aventuras —contestó Praxis al fin—. Era algo de mutuo acuerdo.Era cierto, aunque no describía bien su matrimonio. Mucho menos en lo que se convirtió.—Perdona que te lo diga de esta forma, pero Leonidas Stratos no tenía aventuras —le corrigió Thalia con calma—. Una aventura sugiere algún intento de mantener el comportamiento en secreto. Tu padre prefería pasearse en público con una mujer nueva colgada del brazo siempre que podía. Cuando tu madre respondió del mismo modo, se divorció de ella.—Gracias por resumir unos hechos de mi familia sobre los que no sabes nada — masculló Praxis.—No son mis hechos —ella sonrió con algo más de tensión de lo que sugería su voz—. Puede que Calixta me prohíba muchas cosas que tú le has ordenado, pero resulta que el ama de llaves conoce muchos hechos. Y está más que encantada de compartirlos.Praxis sacudió la cabeza y contuvo la urgencia de atacar. Thalia no era un viejo adversario. No era
Capítulo 19. Una boda de blanco Lo malo de jugar con la perspectiva de la gente, era no saber lo que tiene cada uno en su cabeza y por mucho que Praxis pensara que conocía a Thalia, desgraciadamente solo había visto la parte herida de la bella mujer.Solo conocía a la pantera en su interior. Cada vez que estaba con él era por obligación, ya fuera de su padre en su día, y ahora de él mismo. Ella nunca había tenido opción y cada ocasión que le dedicaba iba tintada de su propia humillación.Solo existía un instante en que Praxis había tenido entre sus manos a la verdadera Thalia y de ahí nació su pasión y sus pequeños gemelos pero eso él, no lo sabía ver.Su ira no le dejaba más que intentar vengarse y herirla mientras que ella se lamentaba consigo misma por ser tan débil en ese único momento a su lado.—He tenido la desgracia de llevar el apellido West desde que nací —replicó Thalia—. Podré apañármelas con el Stratos.—Solo me demuestras una vez más lo venenosa que eres —le reclamó el
Capítulo 20. Todo gracias a ti No se suponía que fuera así… nada debía ser así. Eso pensaba Thalia mirando la fiesta a orillas del mar que había montado su recién estrenado marido.No sabía si era un evento espontáneo o algo premeditado pero en ambos casos ver a sus hijos bailando con su padre entre pueblerinos risueños parecía la escena final de una película romántica.Praxis llevaba el pantalón del traje demasiado ajustado a sus muslos fuertes, las mangas dobladas y blancas relucientes hasta los codos. La pajarita ya le colgaba a ambos lados de su cuello y aquel pelo húmedo y despeinado le estaban poniendo enferma.Ella por su parte bailaba con Samuel, que la ponía más nerviosa mientras le comentaba...—Ese hombre está loco por ti, amiga mía.—Cállate… Cállate —protestaba ella dando vueltas con su amigo con poco ritmo.—Lia, es que te mira de una forma que solo ustedes dos se creen este numerito. Ese tipo está tan loco por ti como tú por él. Ella le había contado un poco y bastan
Capítulo 21. ¿Un matrimonio abierto o convencional?Los niños estaban dormidos, la fiesta había terminado y era hora de tener la mágica noche de bodas…Lástima que aquella boda no era una convencional.Thalia estaba parada en la terraza, con la vista fija en el hermoso cielo estrellado, vestida con un hermoso traje, gardenias y almendras garrapiñadas… más sola que un perro. Negándose a prescindir de esa esperanza que no merecía y que la impregnaba como la brisa.Se acercó a la barandilla y contempló el mar profundamente azul.No sabría decir cuánto tiempo había permanecido allí, pero fue muy consciente de ello cuando Praxis se acercó a ella. Lo sintió. Esa sombría energía que la azotaba como si siempre lo acompañara su propia tormenta.—Lo admito —dijo ella sin volverse mientras él se detenía a su lado. Sin saber por qué no le había reclamado el haber entrado en su habitación sin permiso—, esperaba sentirme diferente.—Y deberías. Ya no eres una West —contestó él como siempre, como si
Capítulo 22. Necesito una desmotivación Thalia abrió la boca para contestar con frivolidad, pero algo se lo impidió. Sintió un nudo en la garganta y se dio cuenta de que Praxis se estaba controlando. Cierto que había desplegado todo su poder, pero había un brillo en esos oscuros ojos que le hicieron preguntarse…Algo se inflamó dentro de ella. Una especie de optimismo. La estúpida esperanza.‘Si lo que quieres es conexión o intimidad’, habló una vocecilla en su interior, ‘no puedes pedir que la vulnerabilidad vestida con armadura vaya hacia ti’.De repente Thalia vio toda su vida girar frente a ella como si estuviera encerrada en una bola de cristal. Había buscado la atención de su padre, la complicidad de su hermano, la aprobación de la sociedad londinense…En otras palabras, había buscado su amor.Se vio pensando en la sonrisa de sus dos maravillosos hijos y contempló al hombre que ya la había destrozado de mil maneras. La noche en la fiesta en la que lo había conocido. La noche en