Capítulo 20. Todo gracias a ti No se suponía que fuera así… nada debía ser así. Eso pensaba Thalia mirando la fiesta a orillas del mar que había montado su recién estrenado marido.No sabía si era un evento espontáneo o algo premeditado pero en ambos casos ver a sus hijos bailando con su padre entre pueblerinos risueños parecía la escena final de una película romántica.Praxis llevaba el pantalón del traje demasiado ajustado a sus muslos fuertes, las mangas dobladas y blancas relucientes hasta los codos. La pajarita ya le colgaba a ambos lados de su cuello y aquel pelo húmedo y despeinado le estaban poniendo enferma.Ella por su parte bailaba con Samuel, que la ponía más nerviosa mientras le comentaba...—Ese hombre está loco por ti, amiga mía.—Cállate… Cállate —protestaba ella dando vueltas con su amigo con poco ritmo.—Lia, es que te mira de una forma que solo ustedes dos se creen este numerito. Ese tipo está tan loco por ti como tú por él. Ella le había contado un poco y bastan
Capítulo 21. ¿Un matrimonio abierto o convencional?Los niños estaban dormidos, la fiesta había terminado y era hora de tener la mágica noche de bodas…Lástima que aquella boda no era una convencional.Thalia estaba parada en la terraza, con la vista fija en el hermoso cielo estrellado, vestida con un hermoso traje, gardenias y almendras garrapiñadas… más sola que un perro. Negándose a prescindir de esa esperanza que no merecía y que la impregnaba como la brisa.Se acercó a la barandilla y contempló el mar profundamente azul.No sabría decir cuánto tiempo había permanecido allí, pero fue muy consciente de ello cuando Praxis se acercó a ella. Lo sintió. Esa sombría energía que la azotaba como si siempre lo acompañara su propia tormenta.—Lo admito —dijo ella sin volverse mientras él se detenía a su lado. Sin saber por qué no le había reclamado el haber entrado en su habitación sin permiso—, esperaba sentirme diferente.—Y deberías. Ya no eres una West —contestó él como siempre, como si
Capítulo 22. Necesito una desmotivación Thalia abrió la boca para contestar con frivolidad, pero algo se lo impidió. Sintió un nudo en la garganta y se dio cuenta de que Praxis se estaba controlando. Cierto que había desplegado todo su poder, pero había un brillo en esos oscuros ojos que le hicieron preguntarse…Algo se inflamó dentro de ella. Una especie de optimismo. La estúpida esperanza.‘Si lo que quieres es conexión o intimidad’, habló una vocecilla en su interior, ‘no puedes pedir que la vulnerabilidad vestida con armadura vaya hacia ti’.De repente Thalia vio toda su vida girar frente a ella como si estuviera encerrada en una bola de cristal. Había buscado la atención de su padre, la complicidad de su hermano, la aprobación de la sociedad londinense…En otras palabras, había buscado su amor.Se vio pensando en la sonrisa de sus dos maravillosos hijos y contempló al hombre que ya la había destrozado de mil maneras. La noche en la fiesta en la que lo había conocido. La noche en
Capítulo 23. Demostración de poder ¿Desnudarse?Praxis no tenía intención de hacer tal cosa. Él daba las órdenes, no las seguía.No obstante, Thalia estaba sentada ante él, de blanco, con los cabellos besados por la luz de la luna. Tenía las mejillas sonrosadas, las pecas esparcidas tentadoras sobre la nariz y los hombros desnudos. Le hacía desear devorarla como un postre mucho más dulce que el creme brulee.Era azúcar y fuego, y era suya. Su esposa.No había esperado que esa palabra lo sobrecogiera como había hecho. Su significado lo sacudió casi insoportablemente. Culpó a la ancestral ceremonia, a las palabras que el viejo sacerdote había pronunciado. Culpó a los anillos que había deslizado en su dedo, al platino robando la luz y los diamantes tan brillantes que casi oscurecían al sol.Podía culpar a cualquier cosa y a todo. Lo que no entendía era cómo conseguía ella estar más hermosa por momentos, sobre todo cuando la boda debería haber sido un festival de venganza, no… lo que ell
Capítulo 24. Era virgen Todo parecía insignificante cuando Praxis tenía a Thalia en sus brazos, el vaporoso vestido envolviéndolos al moverse, como flecos de ese mismo sueño que siempre parecía tener cuando ella estaba cerca.No podía ser verdad. Aun así, lo atormentaba.Cuando había levantado la vista en el altar y visto a Thalia acercarse a él, de blanco entre las ruinas de la vieja capilla, con un ramo de flores en las manos y el sol por todo su rostro, ese mismo sueño que le despertaba a menudo en mitad de la noche lo había sacudido de nuevo.Praxis lo había ignorado, porque la otra opción era reconocer que había emitido algún sonido, o hecho un gesto que había revelado que no estaba tranquilo. Praxis se torturó con fantasías sobre la inocencia de Thalia.Nunca le habían preocupado esas cosas. Era esa mujer, solo esa, a la que no soportaba imaginarse con nadie más. Solo esa mujer a la que solo podía imaginarse con él.No debería haberlo torturado, pero lo atormentaba en sus sueño
Capítulo 25. Es demasiado tarde Durante largo rato Thalia pensó que quizás habían muerto. No había otra explicación para cómo se sentía, flotando y perfecta y hermosa. O para la desesperación que sintió cuando él se salió y se tumbó de espaldas.Le llevó algún tiempo darse cuenta de que el corazón seguía latiendo como un tambor. La respiración empezaba a normalizarse.También se dio cuenta de que Praxis se había sentado en el borde de la cama, de espaldas.Thalia pensó que debería hacer algo, pero no tenía fuerzas. Su cuerpo parecía hecho de arcilla blanda.—Quiero que te expliques —exigió Praxis muy serio—. Ahora mismo. Thalia sintió como si le hubiese lanzado un cubo de agua helada.Pero la sensación se mezcló con todas las demás y, tumbándose de lado, apoyada sobre un codo deseó, con una pasión nueva para ella, tener valor para acariciar esa fuerte espalda.Y se odió por no tenerlo. Se había casado con él, tenían dos hijos juntos y había descubierto las cosas maravillosas que se p
Capítulo 26. De vuelta a la capital Había llegado la hora de volver a la capital. A la vida normal que ellos habían asumido tener juntos cada cual por su propia razón.Para Praxis era la única forma de conservar a esa mujer y sus hijos bajo su ala dominante, además de marcar así el camino a su venganza… dato aún desconocido por Thalia. Sin embargo, para ella la razón era única e indispensable: mantener a sus hijos a su lado. A cualquier precio. Y menudo precio.Ella estaba pagando el precio de su libertad con tal de poder seguir siendo parte de la vida de sus gemelos pero, ese precio traía ciertos intereses y estaba a punto de pagarlos… ponerse de nuevo frente a su familia.El viaje en el avión privado de Praxis era toda una novedad para sus hijos. Era la primera vez, que los niños subían a un avión y además, en un vuelo privado. Estaban pletóricos y Praxis también lo estaba, solo verlos así de felices ya le valía la pena.—Mira, Olivia —gritaba el pequeño traviesos saltando de silló
Capítulo 27.La heredera universal Para Thalia volver a la casa de su familia era un duro golpe en el estómago. Los niños iban de la mano de sus padres, estaban más tranquilos que de costumbre y todos pensaban que podía ser la expectación de los nuevos familiares pero en el caso de su madre, en ese... todo era mucho más complicado.Praxis llevaba una sonrisa triunfante que su mujer le habría roto de un puñetazo si pudiera, pero como podía pagar esos precios...decidió dejar que la vida siguiera su curso y que fuera lo que tuviera que ser.—Señorita Thalia —el mayordomo la saludó con notable asombro.—Señora Stratos —corrigió su marido detrás suyo.Los ojos del hombre se salían de sus órbitas al notar la fila de personas que venían detrás de Thalia. Sobre todo, los más pequeñitos. —Hola, Conrad. ¿Está mi padre en casa?Llevaba cinco años sin verlos. Incluso para el mayordomo era una sorpresa. Se veía más que de una evidente forma que su padre no estaría menos impactado.—Ay, mi niña...