Dana.
Al principio del embarazo, cuando apenas nos enteramos que estaba embarazada, fue bonito.Hasta que empezaron los mareos, antojos y vómitos y ojo al dato que sí antes eran constantes, para ese momento era fácil verme de cabeza en el inodoro.—Que asco —dije a la par que me lavaba la cara, Peter quién me sostenía el cabello se asomó a ver mi vómito.—Wow, ¡hasta tu vómito es bonito! —dijo sin asco alguno mientras bajaba la cadena del inodoro.A pesar de todo, los vómitos no eran la peor parte. Para mí, ver a Peter preocupado era mi constante cadena.—¿Qué pensaba cuando te pedí un bebé? Maldición —maldije a la par que me sentaba en el suelo de la cocina.Mi esposo se sentó a mi lado mientras sonreía y me acercaba un pedazo de pizza a la cara.—¿Quieres un poco más? —. Su sonrisa me persuadió por poco, pero al sentir una arcada subir por mi garganta, me negué.—Nah, no tengo hambre, por ahora solo quiero refresco —dije jugando con la alfombra.Peter arrugó la nariz a la par que puso el plato de pizza en la mesa.—Bueno, pero solo por hoy —. Peter se acostó en el suelo donde estaba Bob y empezó a darle caricias—. ¿Sabes algo de tus papás?Me había levantado para tomar una lata de refresco así que cuando preguntó eso, fue inevitable para mis escupirlo.—No, no sé nada de ellos… desde lo que sucedió la última vez además de que no quiero que estén en la vida del bebé —dije rememorando viejos eventos.Me consideraba una persona algo resentida, en el sentido de que sí me hacías algo, podía actuar como que no me había dolido, pero nunca lo olvidaba y esperaba el momento menos esperado para vengarme: eran hábitos y cosas que quería dejar atrás.Desde que tenía memoria tuve que cumplir con los estándares que mis padres me fijaban. Sin quejarme, sin una mala mirada, tenía que hacer todo lo que me ordenaban, porque según ellos era mi deber como hija.—¿De verdad no quieres? —dijo jugando con Bob.—Recuerda que ni siquiera les contamos que nos casamos, imagina que lleguemos con el bebé en brazos, ¡se van a morir! —afirme segura.Nuestra boda había sido privada: ya que al no ser religiosos y sobre todo, Peter siendo una figura pública. Decidimos tomar una decisión rápida y sin complicaciones: casarnos por el civil.—Bueno, tienes razón —dijo tomando en brazos a Bob para luego irse a la sala de estar.Mis pies descalzos resonaban en el frío suelo se madera.Cuando se fue me sentí sola, así que fui detrás de él.Peter se había acostado en el sofá de la sala y estaba encendiendo el televisor.Arrugué la cara a la par que me crucé de brazos.—¿Me ibas a dejar solita? —dije tratando de no reírme.Anya saltó tal cual bala sobre Peter y provocó que el regordete gato de tallas anaranjadas emitiera un maullido de odio.—¡Basta! —dijo Peter entre risas desbordadas—. No peleen, su papá tiene amor para ambos.Por mi parte moría de la risa, desde la otra esquina del sofá: me daba tanta risa ver cómo, Peter saltaba a la par que evitaba que Bob le hiciera una marca a Anya como la de Scar del Rey León.Con un silbido hice que Anya enfocara su atención en mí y me llenara la cara de lamidas. Esta vez fue Peter quien se acercó y me cubrió con sus brazos y una sábana.Rápidamente me acurruqué en su pecho y me dediqué a escuchar su corazón.—¿Pusiste una película de terror? —pregunté cuando en la televisión apareció una chica pelirroja siendo atacada y rociada con algo que la dejó ciega.Peter negó y colocó la información del programa: el cual decía que era de drama.»Te apuesto a que soy mujer, a que está secuestrada —. Volví a hablar cuando note que algo raro pasaba.Mi esposo se encontraba concentrado en la película, tanto que ni siquiera hablaba, lo cual me tenía algo inquieta, porque sí algo hacia Peter era hablar y mucho.—Maldición… ¿cómo es que siempre sabes lo que pasará? —dijo con las manos en su cabello en un ataque de pánico—. ¡Es obvio que está secuestrada!Sonreí a la par que me relajaba por el ritmo de su pecho subiendo y bajando.—Nunca dudes de mi kuna en géminis y lo intuitiva que soy —dije en broma: ya que no creía en los astros y era igual de olvidadiza que él.Sus manos viajaron de un momento otro a mi vientre, tal vez tratando de darme calor porque hacía frío.—Counted all my mistakes and there’s only one. Standing out from the lits of the things i’ve done —Peter cantaba en inglés una canción de su amado One direction—. All the rest of my crimes don’t come close. To the look on your face when i let go.Un pequeño movimiento proveniente de mi vientre nos hizo saltar y mirarnos impactados.—¿Acaso eso fue una patada? —dije casi un murmullo asombrada—: ¡Sigue cantado! —. Anime a Peter con entusiasmo.Peter se acercó a mi vientre y empezó a cantar de nuevo.—So I building you home from a broken home and I wrote you song with the words you spoke —. Am sentir otra mini patada, Peter se emocionó, hasta pude ver cómo pequeñitas lagrimitas caían de sus ojos—. Yeah, it took so time but I figured out how to fix up a heart that I let dom.Peter estaba tan concentrado catando, que ni se había percatado que el bebé había dejado de moverse.»Now I’m searching every lonely place. Every corner calling out your name. Try to find you —. Sus ojos estaban cerrados, mientras se sumergía en la letra de la canción.Me tape la boca tratando de ahogar mi risa y lo acompañe en la canción:—But juts don’t now. Where broke hearts go? —. Cantamos al unísono mientras emocionados seguíamos la letra —. Yeah, the of your lips on tip my tongue. Is at top the lips of the things I want. Mind is running in circles of you and me. Anyone in between is the enemy.Peter se levantó mientras se metía aún más en el papel de la canción y empezó a actuar, y yo le seguí el juego.—Me voy a saltar esta parte para ir a mi parte favorita —. Aviso mientras se trataba de peinar como Harry—. Tell me now. Tell me now. Tell me where you go when feel afraid. Tell me now. Tell me now. Tell me, you ever love me again?. Love me again.Peter termino haciendo la nota alta de Harry y se arrodilló en el suelo dramáticamente, por mi parte le aplaudí y él hizo una reverencia.»¿Qué estábamos haciendo? —dijo sentándose a mi lado, sonriendo con la respiración agitada—: ¡El bebé, olvidé que se estaba moviendo!(…)Los pies de Claudia eran lo único que se podía apreciar en el cuadro de la llamada.—váyanse a la m****a —dijo Claudia apuntado la cámara a su rostro—. Chicos me fui hace una semana a Japón ¿y ya se mueve el bebé?Peter pintaba mis uñas mientras yo trataba de tejer una camisita.—Te perdiste todo el drama —dijo Ross tirándose en el sofá al lado de Claudia—: Y eso es raro con lo chismosa que eres.Los gemelos estaban muy callados y eso era muy raro (después de todo, esos eran como dos loros andantes). Así que me puse a revisar y sí, algo raro pasaba: estaban silenciados.—Alejandro eres un puto asco —. Insulto Ariadna casi de inmediato—. ¿Cómo puedes silenciar a tus hermanos mayores?Peter rodó los ojos y me miró con carita tierna para que volviera a silenciarlos.—Ni se te ocurra —. Atacó George mientras me apuntaba—. ¿Entoces dices que le cantó. Where do broke go? ¿y solo se movió?Asentí mientras veía como Peter se sonrojaba.—Eso fue muy hetero de tú parte —dijo Arianna cagandose de la risa.—¿Pero como la dejaste embarazada? —dijo Ross metiéndose en la conversación a la par que trataba de estar serio para seguro decir una estupidez—. Seguro pusiste la música esa de los Jonas Brother's para inspirarte y dijiste: Fea, espera busco inspiración para un bebé —dijo imitando a la perfección la voz de Peter.No voy a negar que no quería reírme… pero esa imitación de Peter había sido muy buena.Todos nos cagamos de la risa, pero Peter cansado de sus bromas: corto la videollamada.—No te rías —dijo con los ojos entrecerrados y poniendo sus manos como si fueran pistolas.Al ver que yo seguía riéndome, empezó a hacerme cosquillas cosa que me hizo retorcerme como gusano.—¡Paz! —grite esperando que se detuviera.No solo las palabras son importantes en una relación, la sensación de sentirse seguro es lo que más importa.Dana: Veintiséis años. Peter: Veinticinco años.Dos meses y medio de embarazo.Peter —¿Entoces... dices que no puedes? —dice Ross mientras me regala una mirada de mala muerte.No le tengo miedo al diablo, así que niego.—Ya te dije que no voy a hablar con ella —digo mientras apunto por el gran ventanal la tienda de computadoras.Ross intenta ponerme ojitos de cachorro.—¡Anda! ¿Qué te cuesta? —se queja mientras me quita el café en un intento de berrinche—: Solo tienes que echarle un poco de café a tú compu y verás como se hace la magia.Nada más escucharlo decir tal estupidez hace que me enfade. —¿Tienes tierra en el poco cerebro que tienes? No voy a dañar a mi bebé —digo con enfado.Ross se pasa una de sus manos por el pelo y entre cierra los ojos.—Ah, tranquilo. Aquí es cuando me doy cuenta que no eres mi verdadero mejor amigo —dice mientras me apunta.Suspiro contando hasta seis y tomo una de sus manos.—Te conozco, casi desde que saliste de las bolas de tú padre. Tus trucos de manipulación no sirven en mí —digo con una sonrisa en el rostro.Ross vuelve a a
Dana.—Y así fue que me di cuenta, que van todos los días a la misma hora —. Claudia habla con gran fascinación de un chico rubio.También ha descrito otras cosas, pero a decir verdad, me aburrí cuando comenzó a contar lo guapo y atractivo que era.La tienda de su hermano está vacía hoy, por esa razón estamos sentadas mientras hablamos un poco.Claudia viste su uniforme el cual acompaña con dos moñitos y mucha brillantina.Desde el verano pasado cuando su hermano pudo abrir esta tienda, Claudia viene a ayuda y por eso en ocaciones me paso por aquí y saludo, y aveces vengo a pasar el rato.Solo que hoy, hoy no me siento muy bien tampoco tengo ganas de escuchar la historia del chico rubio ni de tampoco como le sonrío ni nada de esas mierdas.—Solo diré dos cosas: ¿Cómo se te ocurrió, ponerte brillantina en el pelo? —. Sorbo lo último que queda de mi refresco y la apunto con obviedad—. Te va a costar quitártelo.Claudia se cruza de brazos, suspira y me devuelve una mirada que bien podría
Peter.—¿Qué haces? —. Veo a Dana saltar tratando de alcanzar una estantería.Dana es alta, pero la estantería lo es más. Me divierte ver cómo da pequeños saltos y aún así no logra llegar. Cuando se da cuenta que me estoy riendo de ella, deja de saltar y me mira con diversión.—¿Te acuerdas de ese libro que me prestaste hace tiempo? —. Dana responde mi pregunta con otra incógnita. La verdad no recuerdo de que libro habla.El pelo de Dana está suelto, siempre lo ha tenido corto, dice que es porque le da calor, pero aquí entre nosotros, es porque le da flojera peinarse. —La verdad, no recuerdo —. Termino de bajar las escaleras y me acerco a ella.Para de saltar y me mira con los brazos cruzados.—El de... ya sabes —niego, porque esa descripción solo me confundió más—. El de los animalitos, el que tenía varios animalitos —. Dana murmura como si estuviera planeando algo.—¡Ah! Estas hablando de Doki descubre —digo recordando cuando se lo preste. Ella me apunta y asiente varias veces.El
CoffeeMartina camina de un lado a otro mientras intenta que las personas le hagan caso.Hace mucho tiempo que vivimos por aquí, es aburrido tener que esperar a que termine su trabajo, pero eh encontrado la forma de distraerme.En el puesto de verduras del amigo de Martina hay muchos huecos donde cae agua de lluvia y cuando los autos pasan, hacen que el agua se mueva como si fueran olas como las de las playa, así que puedo imaginar que allí hay personas pequeñas nadando. Hace mucho frío, siento mis dientes castañear y mis manos se sienten raras.Hace algún tiempo que vivo con Martina, aunque siendo sincera era mucho mejor vivir con mi mamá.Por alguna razón no puedo recordarla, pero sí recuerdo su manera tan dulce de ser y sus cuentos.Me siento mal por no recordarla, debería al menos recordar su rostro... pero no puedo.Ni siquiera recuerdo mi nombre... o quién era cuando no vivía junto a Martina, pero en ocaciones suelo imaginarme a mi misma siendo como un príncipe de un cuento, ma
Dana.Corría por los pasillos del hospital, mis zapatos rechinaban con cada paso que daba y yo estaba con todas las alertas encendidas, hasta imaginé que había sucedió un accidente en cadena y por eso Peter estaba allí. Las manos me temblaban y sentía las piernas débiles.La recepcionista me había dado indicaciones de subir al tercer y allí estaba: más revuelta que había e' poceta.Después de tanto correr vi a Peter sentado en las bancas de espera. Se notaba preocupado, distante y nervioso. Tenía las manos entrelazas con el mentón apoyado en ellas, una de sus piernas temblaba con ansiedad y se mordía el labio con algo de fuerza.Al escuchar mis pasos volteo y al verme se levantó y corrió hacia mí, hasta que estuvo los suficientemente cerca de mí como para envolverme con sus brazos. Y no tengo idea de qué me pasó porque de repente las lágrimas empezaron a empañar mi visión y caer en su suéter una tras otra.—Fea, no llores, no soporto ver tu carita así —dijo Peter mientras me daba besit
Dana.Estábamos camino a casa. Peter conducía y yo estaba sentada en los asientos de atrás con la pequeña niña que dormía en mis brazos. Era de noche, en el hospital habíamos tenido que firmar unos cuantos papeles que nos atrasaron.Ya que se estaba haciendo tarde. Le habíamos pedido a los gemelos que fueran a buscar mi auto y así Peter, la pequeña y yo pudiéramos irnos juntos.Mi mirada estaba fija en la carita de la infante, a la cual detallaba con profundidad. Sus pestañas oscuras y largas llamaban mucho la atención, sus mejillas que casi todo el tiempo estaban rojizas parecían unas manzanas y su cabello se veía como el de Rapunzel.—Y...¿qué piensas? —preguntó Peter sacándome de mis pensamientos a la par que estacionaba el auto.Peine el cabello de la niña y le di un pequeño beso en la frente.—Al verla...me veo a mí misma, hace algunos años atrás. Débil, indefensa e inocente. Tengo la necesidad de cuidarla del mundo.Peter dió una vuelta y abrió la puerta.—Ella necesita un hogar,
Dana.Mina vive con nosotros hace ya un tiempo, desde que llegó a evolucionado mucho: ganando peso, aprendiendo las letras e incluso una que otra palabra en inglés.Pero sin dudas su mayor logro a sido ganarse el corazón de todos nuestros familiares y conocidos.En pocas palabras ya es una Blasty con todo y sus letras.Aunque aún falta adoptarla de forma legal: nuestra abogada esta en proceso de una adopción rápida, ya le han dado la autorización y solo le falta enviarnos los papeles.Veo a Mina jugar en su habitación: su cabello perdió por completo aquel color rubio y ahora es por completo azabache. Para mí sorpresa se parece mucho a Peter.Mina salta de un lado a otro emocionada por sus juguetes. Su habitación esta decorada tal cual ella quiso y no me sorprende que tenga tan buen gusto: supo mezclar azul y amarillo en perfectos tonos. —¡Mami! —dice con gran emoción mientras me jala para que me siente junto a ella—. ¿Podrías ponerle ese vestido a Rosi?, La tía Claudia va a venir y me
Dana El sol que atravesaba la cortina me despertó. Peter me estaba abrazando por lo cual lo primero que vi fue su hermoso rostro.El cabello le apuntaba a todos lados, sus labios estaban entre abiertos, su aliento rebotaba en mi rostro. Desde donde estaba, podía ver a la perfección su cicatriz en el mentón de cuando era tan solo un niño.Estaba enamorada es obvio, Peter solo existía y yo estaba allí: a sus pies.Íbamos a tener un bebé y teníamos una hermosa hija.Nuestras vidas estaban mejor nunca.Mina cada día más era más inteligente hasta la había escuchado decir palabras como: estetoscopio, dama, caballero. Entre otras. Estaba segura que cuando nuestra otra hija naciera se iba a llevar a la perfección con Mina. Hasta podía verlas a futuro saliendo y conociendo nuevas personas juntas. Unos toques en la puerta me sacaron de mis pensamientos: era obvio que Mina ya se había despertado, pero con lo respetuosa y modesta que era, no quería pasar sin antes avisar.—Sí eres mi hija, pued