Hermanos mayores

Frederick

Nos sentamos junto a Emma en las sillas rojas que se encontraban pegadas a las mesas de color amarillo, para ser completamente sincero, era la primera vez que estaba en un sitio como aquel. La música infantil estaba muy fuerte, pero amortiguada por los gritos de los niños que parecían salir de todas partes.

Entonces por un momento, miré a Leah que hablaba animadamente con Emma sobre el programa de la universidad que había elegido y me pregunté si así sería nuestra vida cuando hubiese cinco niños, jugando y corriendo por toda la casa. Tragué saliva lentamente.

Cuando los gemelos cumpliesen los tres, los trillizos tendrían nueve aproximadamente. No sabía nada sobre niños, aunque los libros que estaba leyendo ayudaban bastante, por desgracia no solo a informarme, si no a aumentar mi ansiedad. Banderas rojas como los terribles dos años, pre adolescencia me estaban atormentando últimamente y no solo eso, sino darme cuenta de lo efímero que era el tiempo.

A Collins con solo ci
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