Fueron dos cuerpos noctámbulos durante la primera madrugada de primavera, con la única diferencia que solo vagaron en el colchón y los variados rincones de la habitación, Andrake haciendo intensos clavados en su cuerpo.Angélica lo había hechizado, al despertar, la luz del día le molestó, despues la agradeció, ese cuerpo parecía brillar ante el resplandor que se colaba con atrevimiento por la línea del ventanal de madera, observo todo su cuerpo. La inigualable experiencia que habían compartido, en definitiva no podía renunciar a ella, tenía una idea en mente; tampoco podía darle la espalda a Sharon, las reglas de su manada eran sagradas, al ser la futura madre de su primogénito debía protegerla y convertirla en su luna, todos la aceptarían por ser loba, en cambio Angélica solo era un enigma, uno que empezaba adorar. Se levantó, debía recomponerse, le tocaba buscar a Sharon, en tanto debía comunicarse con su beta para que llevará Angélica al pueblo más cercano, aunque estaba atestado
El aroma a chocolates con un ligero toque a licor y algunas notas de café, estaba impregnado en su piel como una segunda capa, cuando abrió sus ojos no pudo evitar reírse al recordar su atrevimiento, no, aún no entendía cómo había sido capaz de entregárse con tanto abandono, más no se arrepentía, le fascinó esa sensación que acababa de experimentar, fue idílica. Rodo varias veces por la cama, el dolor que sentía entre sus piernas, las manchas de sangre no la espantaron, solo fueron las pruebas de que no había estado soñando "todo fue real". Se levantó, seguido fue a ducharse, después de terminar con su rutina de aseo y vestirse, decidió salir, cuando abrió la puerta se encontró sorpresivamente a doña Sofía parada frente a está con una bandeja de comida. —¡Hola primor!, te traje el desayuno.—Fue una hermosa sorpresa.—Gracias doña Sofía, no debió molestarse, ya pensaba bajar.—La señora era muy amable con ella, a veces sentía un poco de pena por sus atenciones, más siendo una simple r
—Su voz me resulta familiar.—Peco de malos modales, al no presentarse primero, la penetrante voz, la indujo a un ligero retroceso en el tiempo, pero aún sin coordenadas fijas.—Lo dudo jovencita, mí nombre es Bruna, un placer conocerte.—Le extendió la mano, le asustó ver sus uñas tan largas, disimulo su perturbación y recibió el saludo.—Angélica, disculpe por no haberla saludado antes, me correspondía como su invitada.El contacto no fue desagradable, sintió uno tibio regocijo. La mujer seguía mirándola con sobrada dulzura, como si fuera un tierno animalito exótico.—Hermana espero que cuides bien de ella, de antemano te pido tener buenas atenciones, mi jefe, el señor Andrake sabrá recompensar tu amabilidad.—A Bruna no le agrado esa sugerencia de doña Sofía, más cuando menciono el nombre de su amado.—Como lo desees hermanita.—Le hizo ademanes de dejadez molesta, con sus largas manos.—Tu bien portada, siempre vendré visitarte, no te preocupes es gruñona, pero al final es un pan dulc
Todo daba vueltas, leves punzadas de dolor en su pecho se repetían, flashback de imágenes que parecían vividas la atacaron.—¡No, basta!.—Coloco ambas manos en su cabeza. Para tratar de esquivar su tormento.—¿Princesa qué te pasa?.—Esa voz la empezó a calmar, a la vez por un sentimiento de familiaridad extraño. Trato de recuperar su compostura. Cuando volvió abrir sus ojos no solo Bruna la observaba, varias personas en el pueblo, sus caras parecían no tener ninguna idea agradable en mente, como si fueran bichos extraños y malditos se fueron a cercando.—Debemos irnos, hemos llamado mucho la atención, además no soy bien vista por estos lares.— Luego de la confesión de Bruma se irguió y la tomo de la mano. Por piedad del destino Bruna la sostenía cuando sintió algo tocar su espalda, dolió, tanto como la humillación que sentía, acrecentó su tristeza. La manzana rodó.Su cuerpo se volvió a resentir por más golpes, ¿dónde estaba la piedad?, una lágrima escapó de sus ojos, la tormenta en
Dos semanas sin ver Angélica parecían haber sido un total infierno, después de ir por Sharon y llevarla a su casa a vivir, como futura madre de su primogénito, tenía planeado escaparse para buscar su dulce monjita, la ausencia de su olor lo estaba desquiciando. Los planes no salieron como lo esperaban, su padre llegó de sorpresa, al igual que Shakman, Alpha de la manada "Luna dorada" hermano de Sharon, al parecer habían recibido un mensaje sobre el estado de embarazo de la loba. El rey Alpha Leus, llegó a sus dominio con una implacable petición, le sugirió desposar a Sharon en el próximo ritual de apareamiento y volverla la luna de su manada, no dudaba que ella hubiera mandado ese comunicado en complicidad con su hermano Shakman, sabían lo que significaba esa unión, el poder que tenia su padre en el mundo, el era su único heredero, de ella convertirse en su luna se volvería la reina luna. Debía reconocer que era una loba ambiciosa, con ese embarazo pensó haber sellado su triunfo.An
—Angélica, te necesito, ¡ven!.— Su imágen revoloteaba algo difuminada, incluso sintió un ligero toque de labios, los lamió, se frustro no percibir su sabor. Ajeno a la complacencia de su libido, solo ansiaba una cosa y no era la presencia de mujer que estaba a su lado.No era ella, abrió los ojos lentamente para optimizar, Sharon estaba frente a el con rostro de decepción. Tampoco debía hacerse la sufrida, conocía su estatus, nunca había sido una opción en su vida hasta quedar embarazada.—Es Sharon quien te cuida mi Alpha, la futura madre de tu hijo, la luna de esta manada.—Trago en seco ante esas palabras, odiaba su destino. Pero debía ver el lado amable, tendría pronto un hijo. Lo amaría independiente de quién sea la madre.—Necesito que me dejes a solas.—Su lobo estaba furioso en su interior, no entendía porqué le molestaba la presencia de Sharon, a diario debía luchar con ese demonio para que no se desatará y provocará una catástrofe.—¿Estas seguro?, puedo amanecer contigo, ya e
Toda la penumbra cayó sobre ella, apagó las luces de la habitación, arrimó su silueta cerca de la ventana, en los bordes aun percibía los agradables rastros de su aroma a chocolate, una estela exquisita, igual que las sensaciones indescriptibles en su pecho, contempló la inmensidad del bosque, desde esa perspectiva, no lo notaba tan misterioso como su súbito amor por Andrake. Antes del solsticio de primavera despertó una luz en su corazón, después un rotundo amor y necesidad que no lograba comprender.Inhaló el aire puro, invertido a la luna en cuarto menguante, paso varias horas en esa especie de ritual, hasta sentir como el sueño se empezaba apoderar de ella. Cerro la ventana y se acostó, tratando de poner su mente en blanco, sin resultados, en cada rincón diurno estaba el.Despertó cansada, más que dormir, le pareció que tuvo una lucha interna, toda la noche tuvo pesadillas, donde era atrapada por ese diablo, ya había tenido dos encuentros con el, seguro el subconciente le estaba h
No deseaba huir pero tampoco estar cerca de el, al ver sus ojos, percibió algo diferente, sus piernas no parecían ser lo suficientemente largas para acrecentar más la distancia al correr, lo sentía muy cerca, su mejor opción sería esconderse entre algún arbusto. Giro hacia la derecha había malezas y pequeños árboles frondosos. Se sintió un poco más segura, no sentía que el la seguía. Miro a los lados, a la vez despejo el agua que nublaba sus ojos, se agachó. Respiro profundo, deseando que todo pasará, cuando el alivio dió una señal, una presión la atrapó, unos fuertes brazos que la hacían sentir débil ante el contacto.—¡Te atrapé, eres mía pequeña bruja!.—Ya no lo soy, te ordeno que me liberes Andrake. ¡No vuelvas a llamarme así!.— Su petición no funcionó, la aprenso más, se sacudió fuerte, uso todas sus fuerzas para liberarse.—Eres fuerte, pero adivina, no más que yo Angélica...ahora te soltaré y cooperarás, solo necesito un poco de placer y podre estar bien.—Esta bien señor, ser